"Que sepa coser, que sepa bordar, que sepa abrir la puerta para ir a la universidad"
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"Que sepa coser, que sepa bordar, que sepa abrir la puerta para ir a la universidad"

Las académicas de la Universidad de Buenos Aires en la primera mitad del siglo XX

María Fernanda Lorenzo

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Las académicas de la Universidad de Buenos Aires en la primera mitad del siglo XX

María Fernanda Lorenzo

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Información del libro

La incorporación de las mujeres a la vida académica ha seguido un proceso no exento de tensiones y dificultades. La decisión de muchas jóvenes de formar parte de los claustros universitarios fue cuestionada y resistida por considerarse innecesaria para cumplir con los roles socialmente definidos para las mujeres.Sin embargo, la participación de estudiantes, investigadoras y profesionales en el universo de los estudios superiores es en estos días una realidad incontrastable. En estas páginas, la autora indaga los diversos perfiles que ese proceso fue adquiriendo a lo largo de un periodo que abarca algo más de cincuenta años: desde la graduación de la primera profesional, a fines del siglo XIX, hasta un poco antes de la década del sesenta, cuando la matrícula femenina comienza a transformarse y diversificarse a otros ámbitos de estudio, diferentes de los que la caracterizaban hasta el momento. Mediante el uso de material de archivos y estadísticas, este trabajo no se dedica simplemente a describir el objeto que plantea, sino que interpreta y explica los datos en función de una perspectiva de género que, como acertadamente observa la autora, aún sigue condicionando la formación intelectual y la vida profesional y académica de las mujeres.

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Información

Editorial
Eudeba
Año
2017
ISBN
9789502327594
Categoría
History
Categoría
Social History
Capítulo VI.
Han recorrido un largo camino, muchachas. La participación femenina en la Universidad de Buenos Aires entre 1940 y 1965
Hemos llegado al momento actual, en que se hace necesario que las actividades femeninas, ya sean utilitarias o no, marchen sincronizadas con el progreso en que se desarrollan los demás órdenes de la existencia; se hace indispensable darle a la mujer una enseñanza técnica que le asegure un mejor bienestar técnico y social, a fin de que pueda mantener en cualquier momento su personalidad, cualquiera que sea la esfera social a la que pertenezca.
Elisa Bachofen (1932: 8).
Las palabras de la primera ingeniera argentina, Elisa Bachofen, son un claro alegato en favor de la educación femenina, especialmente en las especialidades técnicas. Nadie mejor que ella, que había obtenido su título en 1918, para expresar las necesidades de la mujeres en cuanto a su formación para incorporarse exitosamente a la vida extradoméstica, ya fuera en el terreno de los estudios superiores o en las múltiples actividades que la transformación económica y social del país posibilitaban.
En efecto, las ideas de Bachofen pueden ubicarse en un período histórico en el que se hacían evidentes las manifestaciones de cambio en diversos órdenes de la vida política, económica y social y que, sin lugar a dudas, impactaban sobre las conductas tanto de hombres como de mujeres. Teniendo en cuenta las transformaciones producidas en el período en este capítulo se analizarán el nivel, ritmo y características de las mutaciones que se operaron en la vida universitaria y que afectaron de modo particular la condición de las mujeres en la universidad.
Para tener una dimensión de las transformaciones que estaba experimentando la sociedad argentina y que interesaban particularmente a las mujeres, debemos señalar que este es el período en el que se produce la ampliación de derechos políticos para las mujeres con la llegada del peronismo. En el año 1947 se sancionó la Ley de Sufragio Femenino y en 1951 pudieron votar masivamente por primera vez. Producto de esta ampliación de derechos, el Congreso Nacional tuvo un 30% de representantes mujeres. Además, las reformas laborales impulsadas por el peronismo incluyeron reglamentaciones específicas sobre jubilaciones y pensiones para viudas, hijas, hijos y nietas como beneficiarias y el régimen de salarios mínimos que beneficiaba particularmente al personal femenino, por ejemplo en el sector de la salud. Por otro lado, la ampliación de la estructura del Estado, iniciada en este período, significó nuevas posibilidades de inserción laboral para muchas mujeres (Lobato, 2008: 60-61 y Barrancos, 2007: 206-207).
A su vez, los años 60 trajeron un clima de agitación política y de transformaciones de la sexualidad que llegaron de la mano de la aparición de la píldora anticonceptiva que hicieron aún más visibles e independientes a las mujeres en los ámbitos públicos, también comenzó a hacerse evidente que las familias empezaron a restringir el número de hijos, lo que permitió que en muchos hogares parte del salario se utilizara para obtener mayor confort y parte del mismo era la compra de electrodomésticos para aliviar las labores hogareñas realizadas por mujeres. También la existencia de una menor cantidad de hijos, impulsó a muchas mujeres a aventurarse en la puesta en práctica de la denominada “doble jornada”, es decir mantener el cuidado del hogar pero combinado con el trabajo fuera de la casa (Barrancos, 2008: 137-143). En este sentido, tal vez podemos hipotetizar que algunas de ellas, también se animaban a conjugar la vida matrimonial o la maternidad con los estudios universitarios y luego con una profesión.
Sin lugar a dudas, estas innovaciones tendrán algún grado de impacto en la vida universitaria. El objetivo de este capítulo es hacer una evaluación de la marca que han dejado estos cambios, es decir hasta dónde las relaciones entre hombres y mujeres fueron permeadas por el protagonismo que ellas fueron ganando en el plano político, económico y social y a la vez cómo la convulsionada política argentina de esos años tomó por asalto los claustros y generó nuevos eslabonamientos institucionales que afectarán las relaciones de género allí establecidas.
Algo está cambiando en la universidad
En la universidad de los años que se extienden entre 1940 y 1965 los registros estadísticos sobre participación femenina comienzan a tener una diversidad mayor de datos discriminados por sexo, lo cual permite establecer diferentes combinaciones de la información disponible para analizar el proceso de integración de las mujeres a la educación superior. Uno de los datos más novedosos es que comienza a verificarse una creciente feminización de la matrícula universitaria que se hará claramente visible en los años 70. No obstante la observación que se reitera y se convierte en un registro de la larga duración es el poco avance que las docentes universitarias logran tener en las estructuras de las cátedras.
Al desagregar estos 25 años del conjunto se puede observar que el cambio en la sociedad tiene su correlato en la vida académica. La creciente participación de las mujeres en la vida pública y la aceleración de las demandas por derechos que acompañaron los años 70 conviven con algunos rasgos más permanentes como la persistencia de la elección de determinadas carreras universitarias, tal como lo expresan las palabras de Bachofen al inicio del capítulo, o la escasa participación en cargos importantes dentro de las cátedras o en los espacios de decisión.
Pero a pesar de la existencia de mejores análisis estadísticos, que para los años anteriores eran muy escasos, los mismos siguen presentando algunas deficiencias. Una de ellas es que, gran parte de la información no llega a cubrir los 25 años que dura este período. Por lo tanto, el trabajo estadístico se caracterizará por el entrecruzamiento de diferentes variables como titulación, matriculación, egreso, cantidad de tesis, etcétera, que en algunos casos cubren esta etapa y en otros lo hace parcialmente. La información discriminada por sexos contiene datos generales sobre universidades nacionales y otros sobre la universidad de Buenos Aires lo que constituye una dificultad adicional pero como ya he señalado el peso que tiene la UBA, por el número de estudiantes dentro del conjunto de las universidades nacionales, permite subsanar los problemas del carácter fragmentario de la información.
Uno de los datos mejor relevados para explorar la participación femenina en la universidad está vinculado al registro de la entrega de títulos realizado por la Oficina Nacional de la Mujer (1970: 90 y Palermo, 2000: 6). La Oficina era una dependencia del Ministerio de Trabajo y la existencia de relevamientos estadísticos tan extensos y exhaustivos sobre las mujeres profesionales son una señal de la importancia que ellas estaban ganando tanto en las universidades como en el mercado de trabajo. Esta es una fuente estadística completa dedicada al análisis de la evolución de la mujer en la universidad, desde inicios del siglo hasta el año 1965, y desgrana la información tanto a nivel de las universidades nacionales como dentro de la UBA.
El gráfico sobre títulos entregados a mujeres en las universidades nacionales abarca todo el período de estudio de este trabajo e incluye los años 1940 y 1965 que son el foco de este capítulo. Esto nos permite observar que no hay ninguna duda de que se ha verificado un importante aumento y un despegue contundente de la titulación femenina en este período. En el gráfico podemos ver que durante las tres primeras décadas del siglo XX las mujeres no superaban el 10% en cuanto a su participación en la obtención de títulos universitarios pero, para el quinquenio que se inicia en 1941, ellas representarán el 15% de los titulados y para el final del período analizado pasarán a conformar el 28% en esa distribución de títulos (véase gráfico N°15).
Gráfico Nº 15
Fuente: “Evolución de las mujeres en las profesiones liberales en la Argentina (1900-1965)”, Oficina Nacional de la Mujer, 1970: 90.
Es decir que en el largo plazo que va desde 1900 a 1965, la titulación femenina, demuestra ser sensiblemente menor a la de los hombres, pero a partir de la década de 1940, paulatinamente, esta brecha empieza a revertirse y al final del período las mujeres van a representar casi un tercio de los títulos obtenidos en el plano nacional. Tendencia que a partir de los años 70 se acelerará. (1)
Este trabajo de la Oficina Nacional de la Mujer (1970: 27), también posee un detalle sobre los títulos otorgados, discriminados por sexo, en la Universidad de Buenos Aires, que es la institución que mayor cantidad de títulos entregó entre 1900 y 1965, con 104.199 diplomas. De todos ellos las mujeres han recibido 19.433 títulos, es decir un 18% del total. Pero lo más interesante es el sensible aumento que se produce en la entrega de títulos a mujeres que hasta 1920 habían sido 373, ya para el año 1950 esa cifra había trepado aceleradamente a 3.189 diplomas. El dato más llamativo es que en el decenio que va de 1950 a 1960 representó un incremento del 48,62% frente al anterior, mientras que entre los hombres ese crecimiento fue de 38,38%. Esta magnitud del aumento en la entrega de títulos se repite luego en el quinquenio que va desde 1961-1965.
Esta tendencia también puede rastrearse en la evolución seguida por las cifras de egresados de la Universidad de Buenos Aires, entre 1961 y 1969. En ese decenio las mujeres pasaron de representar el 24% al 35% de los egresos. Nuevamente se puede observar un crecimiento paulatino de la participación femenina en la universidad, a la vez que la tendencia seguida por la UBA se asemeja en los porcentajes a lo sucedido en las universidades nacionales.
Pero las cifras de distribución de títulos solo son una fotografía que muestra claramente que los años 40 marcan una aceleración del ingreso femenino a los estudios universitarios. No obstante, estas cifras pueden ponerse en diálogo con las que nos informan sobre la inscripción de alumnos y matriculación. Estas últimas nos permiten indagar no solo acerca de la incorporación de hombres y mujeres a la universidad, sino también ver cómo se distribuyeron dentro de las carreras universitarias, ya que estos datos nos otorgan información para reflexionar sobre la forma en que los patrones de género operan en torno a la elección de las carreras universitarias. Pero además, los datos de inscripción y matriculación confrontados con las cifras de títulos entregados, nos proporcionará alguna idea acerca de la permanencia de las mujeres dentro de las carreras universitarias.
Las estadísticas sobre matriculación e inscripciones presentan algunas dificultades vinculadas a la falta de series de datos que cubran por entero el período analizado. La referencia más temprana en el tiempo acerca de la inscripción de alumnos en la Universidad de Buenos Aires se encuentra en un relevamiento realizado por el Ministerio de Educación, que se ve reflejado en el gráfico Nº 16. La elaboración de datos se inicia en el año 1939 y llega hasta 1948 y detalla los alumnos inscriptos ...

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