Arquitectura. Libros I-V
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Arquitectura. Libros I-V

Vitrubio, Francisco Manzanero Cano

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Arquitectura. Libros I-V

Vitrubio, Francisco Manzanero Cano

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El tratado del arquitecto, ingeniero y tratadista Marco Vitruvio Polión es el texto de referencia para conocer de primera mano la teoría y las obras arquitectónicas grecolatinas.Con el De Architectura, Vitruvio (siglo I a.C.) deseaba ofrecer un corpus que condensara todos los conocimientos alcanzados por la teoría arquitectónica griega, cosa que no se había hecho hasta entonces, a decir del propio autor. Además de cuestiones específicamente arquitectónicas (órdenes, materiales, técnicas de construcción, tipos de edificios...), el libro informa también sobre pintura y escultura griegas y romanas, como artes auxiliares. El abundante contenido, unido a las innegables cualidades formales, otorga a esta obra una gran trascendencia y la convierte en fuente inestimable para el conocimiento de esta materia. En el Renacimiento fue un texto de primer orden para el acceso a la teoría y a las obras arquitectónicas grecolatinas. El presente volumen presenta una actualizada versión castellana de los cinco primeros libros –de los diez del original–, a la que precede una completa y documentada introducción.

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Información

Editorial
Gredos
Año
2016
ISBN
9788424937409

LIBRO I

PREFACIO 1

En tanto que la voluntad de tu espíritu divino 2 , mi general [1] César 3 , se enseñoreaba del mundo y que, derrotados ya los enemigos en su totalidad gracias a tu valor invicto, los ciudadanos se gloriaban de tu triunfo 4 y de tu victoria a la par que todas las naciones sometidas estaban pendientes de un ademán tuyo, y en tanto que el pueblo romano y el Senado, libres de temor 5 , estaban bajo el gobierno de tus brillantísimas reflexiones e iniciativas, no me atrevía, en vista de ocupaciones tan trascendentales 6 , a darte a conocer mis escritos sobre arquitectura —redactados también a costa de profundas reflexiones—, temeroso de que al interrumpirte a destiempo me expusiera a causar tu enojo.
[2] Sin embargo, al advertir que asumías personalmente la supervisión no solo de la convivencia general y la organización del Estado 7 , sino también de la política de obras públicas —lo uno para que con tu intervención el cuerpo ciudadano se viera fortalecido gracias a las provincias 8 , pero lo otro también para que la majestuosidad del Imperio se manifestara en los excepcionales testimonios de sus edificios públicos 9 —, pensé que no podía por menos de dedicarte a la primera ocasión mis escritos sobre estos temas, ya que me había dado a conocer primero a tu padre 10 en este terreno y había sido un admirador de su talento militar 11 . Mas, habiéndole consagrado la asamblea de los dioses celestes un puesto en los sitiales de la inmortalidad 12 y habiendo transferido ellos a tus manos el mando supremo de tu padre, mi adhesión, permaneciendo fiel al recuerdo de su persona, se decantó hacia ti. Así es que junto a Marco Aurelio, Publio Minidio y Gneo Cornelio 13 estuve encargado del mantenimiento y reparación de balistas y escorpiones 14 y demás máquinas de torsión; y a su lado obtuve recompensas 15 que, cuando en un principio me pasaste revista 16 , mantuviste por recomendación de tu hermana 17 .
Así pues, debiéndote agradecimiento por el privilegio de no [3] sufrir el temor a la pobreza de por vida 18 , empecé a escribir esta obra en tu honor, porque me paré a pensar que tú has promovido y sigues promoviendo muchas edificaciones, y que en el futuro asumirías igualmente la supervisión de las edificaciones, tanto públicas como privadas 19 , para que pasen a la posteridad reflejando la grandeza de tus hazañas. He consignado reglas concretas, de modo que, teniéndolas presentes, pudieras formarte idea por ti mismo de la calidad de las obras, tanto de las ya realizadas como de las que están en proyecto; y, a decir verdad, en estos volúmenes he sacado a la luz todos los principios de esta disciplina.

CAPÍTULO 1

De la formación del arquitecto

[1] La formación del arquitecto 20 está complementada por disciplinas numerosas y estudios diversos, y bajo su criterio se juzgan todas las obras que producen las demás artes 21 . Esta formación proviene de la práctica y de la teoría 22 . La práctica es la realización de una actividad continua y rutinaria que se ejecuta con las manos, empleando un material de cualquier tipo que sea menester, conforme a un proyecto 23 representado en un plano. Pero es la teoría la que puede demostrar y explicar las obras realizadas conforme a la maestría y los recursos. Por eso, los arquitectos que se habían empeñado en adiestrarse [2] con la actividad manual 24 , prescindiendo de los textos, no fueron capaces de alcanzar un prestigio equiparable a sus esfuerzos; a su vez, los que confiaron únicamente en teorías y textos, dan la impresión de haber perseguido no un objeto, sino su sombra 25 . Pero, en cambio, quienes han llegado a dominar totalmente ambos aspectos, pertrechados como están con todas las armas, bien pronto han logrado con pleno derecho, el objetivo que se propusieron.
[3] En todos los campos —y especialmente en el de la arquitectura— se halla implícita esta dualidad: lo que se expresa y lo que sirve para expresarlo 26 . Se expresa una determinada idea sobre la que se está hablando, pero sirve para expresarla un comentario descriptivo 27 , desarrollado según los procedimientos de cada ciencia. Por lo cual, resulta evidente que quien se declare arquitecto 28 debe haberse adiestrado en ambas facetas. Y desde luego que le conviene poseer talento y buena disposición para el estudio, pues ni el talento sin el estudio ni el estudio sin el talento pueden formar a un maestro consumado. Conviene asimismo que sea capaz de redactar 29 , competente con el grafio 30 y entendido en geometría, que conozca muchas historias, que escuche con atención a los filósofos 31 , que sepa de música, que no sea lego en medicina, que esté familiarizado con los dictámenes de los jurisconsultos 32 y que tenga nociones de astrologia y de las leyes del cielo.
[4] He aquí las razones por las que se le exigen tales requisitos. Es menester que el arquitecto sepa redactar bien para que pueda dejar un recuerdo más duradero con sus comentarios 33 . Aparte, debe tener manejo del grafio para ser capaz de representar más fácilmente cualquier proyección 34 de la obra con modelos delineados. La geometría, por otro lado, presta muchos servicios a la arquitectura y, empezando por los polígonos 35 , enseña el uso del compás 36 , gracias al cual se ejecutan con la mayor facilidad sobre el terreno los planos de los edificios, así como las alineaciones a escuadra, a nivel y a cuerda 37 . Igualmente, por medio de la óptica 38 se abren correctamente las luces 39 en los edificios por el punto cardinal preciso. Por lo que respecta a la aritmética, con ella se calculan los presupuestos de los edificios a la par que se explican las relaciones entre sus medidas, y los complicados problemas que plantean sus simetrías se solucionan aplicando cálculos y métodos geométricos.
Que sepa muchas historias también es conveniente, ya que a [5] menudo los arquitectos diseñan muchos elementos ornamentales sobre cuya temática, si se les pregunta por qué la han representado, deben dar razón. Por ejemplo, si uno en su obra pone, en vez de columnas, estatuas de mármol de mujeres ataviadas con estola 40 —las denominadas cariátides— 41 y les coloca encima mútulos 42 y cornisas, a los curiosos les dará una explicación del siguiente tenor. Caria 43 , una ciudad peloponesia, conspiró con el enemigo persa en contra de Grecia 44 . Más tarde, liberados ya de la guerra con una gloriosa victoria, los griegos se la declararon de común acuerdo a los cariates 45 . Así fue que, después de haber conquistado la plaza, asesinado a sus hombres y destruido la ciudad, redujeron a la esclavitud a sus matronas, y no consintieron que se quitaran las estolas y los atavíos matronales, no con idea de exhibirlas a la vez en el desfile triunfal, sino para dejar patente que, marcadas por el peso del oprobio eterno, expiaban las culpas de su ciudad con el castigo de la esclavitud. Por eso, los arquitectos de entonces representaron en los edificios públicos sus figuras en actitud de soportar una carga, para que el notorio escarmiento de la falta que cometieron los cariates pasara a la posteridad.
No menos cierto es que los lacedemonios bajo el mando de [6] Pausanias, hijo de Agesilao 46 , habiendo derrotado con un puñado de hombres al infinito número de efectivos del ejército persa en la batalla de Platea 47 , después de celebrar pomposamente el desfile triunfal de los despojos y del botín, con el producto de su venta levantaron el Pórtico Persa 48 como testimonio del mérito y valor de sus ciudadanos, para que sirviera de monumento conmemorativo de su victoria ante la posteridad. Y allí colocaron como sustentación de la techumbre estatuas de cautivos ataviadas con su bárbara indumentaria, castigando así su soberbia con el merecido oprobio, no solo para que los enemigos escarmentaran por temor a sufrir las consecuencias de la bravura lacedemonia, sino también para que los ciudadanos, al contemplar un ejemplo tal de valor, estimulados por el deseo de gloria, estuviesen prestos a defender la libertad. Por eso, desde entonces muchos han colocado estatuas de persas como sustentación de los arquitrabes y de su ornamento; y así, con ese precedente, dieron pie a egregias variaciones en las obras. Hay también otras historias por el estilo, de las que es menester que los arquitectos estén al corriente.
[7] La filosofía 49 , por otra parte, termina de formar a un arquitecto magnánimo y hace que no sea arrogante, sino, muy al contrario, afable, ecuánime y leal —sin avaricia, que es lo más importante 50 —, pues, a decir verdad, ninguna obra puede llevarse a cabo sin lealtad y honradez. No será codicioso ni tendrá el ánimo obsesionado con recibir recompensas, sino que velará muy seriamente por su dignidad personal manteniendo una buena reputación; y es que la filosofía también enseña esos preceptos. De la naturaleza 51 se ocupa, además, la rama de la filosofía que en griego se llama physiología 52 ; es imprescindible conocerla en profundidad porque abarca múltiples y diversos problemas relativos a la física, como los que se dan en los acueductos 53 . Efectivamente, en las pendientes así como en los rodeos y en los remontes por una superficie nivelada, se forman de un modo u otro l...

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