Breve historia del siglo XXI
eBook - ePub

Breve historia del siglo XXI

Del 11-S a la toma de Kabul

José Enrique Ruiz-Domènec

Compartir libro
  1. 200 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Breve historia del siglo XXI

Del 11-S a la toma de Kabul

José Enrique Ruiz-Domènec

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

Los últimos veinte años han supuesto un giro radical respecto al siglo de las grandes guerras. Todo empezó con los atentados del 11-S, que desencadenaron la invasión de Afganistán, y se cierran irónicamente con los talibanes recuperando Kabul mientras Occidente se halla sumido en una pandemia inesperada. Dos décadas en que el mundo ha cambiado a una velocidad de vértigo.Solo la mano experta de un historiador como José Enrique Ruiz-Domènec puede guiarnos en lo más disruptivo de este siglo XXI, desde la inteligencia artificial hasta el peso de la propaganda o los populismos, sopesando el alcance de cada nueva realidad con criterio histórico y extrayendo lecciones de épocas pretéritas. Una síntesis breve, imprescindible y de fácil lectura que no deja indiferente."La historia enseña a no precipitarse en la toma de decisiones, ni a dejarse llevar por falsos testimonios. Es la guía de un proceder juicioso; la severa amiga del rigor y la moral basada en el análisis. Irónica, suspicaz y protectora. Guardiana de la verdad".

Preguntas frecuentes

¿Cómo cancelo mi suscripción?
Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
¿Cómo descargo los libros?
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
¿En qué se diferencian los planes de precios?
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
¿Qué es Perlego?
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
¿Perlego ofrece la función de texto a voz?
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¿Es Breve historia del siglo XXI un PDF/ePUB en línea?
Sí, puedes acceder a Breve historia del siglo XXI de José Enrique Ruiz-Domènec en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Historia y Teoría y crítica históricas. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2022
ISBN
9788418604119
1. La historia continúa

Este libro abarca veinte años de historia del siglo XXI, desde el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre del 2001 hasta la toma de Kabul en manos de los talibanes el 15 de agosto del 2021. Tiene como objetivo que el lector se haga una idea de lo que han supuesto estas dos décadas a escala mundial. Tengamos en cuenta que no se había producido con anterioridad una acumulación de cambios tan trascendentales y en un período de tiempo tan corto. El orden internacional se ha alterado por completo, la crisis de las instituciones es gradual, y la sociedad emite señales de incertidumbre ante lo que le deparará
el futuro.
El ojo del historiador analiza lo sucedido con el fin de predecir lo que puede llegar a suceder en el horizonte 2050, sabiendo que el azar es la noción fundamental del presente. Puede ocurrir cualquier cosa. Lo mejor y lo peor. Por tanto, la Fortuna mueve de nuevo la rueda, la ronda del tiempo. Es la danza de los elementos que sostienen la vida social. La economía va hacia la política, y la política hacía la economía en un vaivén que hace pensar en los poemas de Píndaro. Es después del 2008, o sea, después de la crisis financiera de Lehman Brothers, cuando el mundo reconoce que no ha llegado el fin de la historia, como se había profetizado sin demasiado acierto. Se inicia entonces una larga década de cambios bruscos, hasta el 2019. En esa fecha, llegan noticias de un brote epidémico en Wuhan, China. Hay ahí algo como una venganza ante el orgullo desmedido de Occidente. Para iluminar esos hechos atenderé una sugerencia de la escritora Zadie Smith: “No se puede aprender del pasado si se escribe a conveniencia”.
La covid ha hecho que la sociedad tome conciencia de la quiebra de la continuidad de la historia mundial. Mientras la vacuna se difunde, con notables resistencias, se llega a la conclusión de que la vida humana no se entiende solamente desde el horizonte de esperanza en un futuro prometedor; se entiende también desde la asimilación de lo desconcertante, ese rasgo de la realidad que la novela de Bretaña del siglo XII identificó con lo maravilloso. A partir de esa asimilación, más resignada que entusiasta, resulta fácil comprobar que la historia continúa.
El desafío del presente es la necesidad de recuperar el momento de contacto humano para hablar, sentir o razonar los conocimientos almacenados en las bases de datos de los modernos ordenadores como también la necesidad de abordar sus efectos en la educación y en la cultura. Nos apremia liberarnos del peso de la identidad y valorar la levedad, siguiendo el ejemplo del mito de Perseo, a la hora de promover soluciones que eviten la Medusa, encarnada hoy en la propaganda política.
No es la primera vez que se percibe un hecho así. Recuerdo la que Italo Calvino formuló en Seis propuestas para el próximo milenio (ese próximo milenio del que hablaba en Harvard en 1984 es el actual), cuando aconsejó que “con los mitos no hay que andar con prisa; es mejor dejar que se depositen en la memoria; detenerse a meditar los detalles, razonar sobre lo que dicen sin salir de su lenguaje de imágenes”. Y eso es lo que quiero hacer aquí para fijar el diseño de una historia del siglo XXI.

La historia del siglo XXI se ha desarrollado primero por el efecto traumático del 11 de septiembre del 2001, luego por las dudas ante el proceso de civilización suscitadas por la guerra preventiva contra el terrorismo que redimía viejos esquemas de conflictos religiosos; en paralelo al ajuste de la revolución digital y al poder del algoritmo; más tarde por los efectos de una ceñuda crisis financiera que en el 2008 dio una lección (gélidamente pragmática) sobre la fragilidad del sistema económico mundial; luego por el culto al populismo en las formas de gobierno; a lo que siguió la inclinación por el soft power del que habla Joseph Nye y por el utilitarismo proyectado en el ocio vacacional; por la geopolítica forjada alrededor de la expansión de China; y, finalmente, por el miedo a la epidemia y por la explosión emotiva ante el retorno a la normalidad. Así, durante veinte años, una sucesión de acontecimientos se trabó en la vida de la gente hasta el punto de que hoy, entrados en los años veinte, se puede decir que la historia está más viva que nunca.
Vayamos ahora al principio, al punto de partida del brusco giro en el curso de los acontecimientos que dio lugar al siglo XXI, a ese lugar donde un día cualquiera se convirtió en ese momento de no retorno donde tantas veces el azar ha conducido a la humanidad.
Es una propuesta. Una guía de perplejos.
2. El atentado a
las Torres Gemelas
El 11 de septiembre del 2001 se produjo un atentado a las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York por parte de una célula de Al Qaeda que seguía las directrices de Osama bin Laden. Este acontecimiento marcó el curso de la historia mundial para las siguientes dos décadas; por eso la lectura del ataque es una invitación al debate. Escribió al respecto Rafael L. Bardají: “La visión de un mundo rico, democrático y liberal, a salvo de la violencia e inestabilidades que sacudían a los países pobres y dictatoriales, se quebró a medida que se hacían pedazos los edificios emblemáticos del poder financiero y militar del mundo occidental. El mundo se adentraba en una nueva era de la vulnerabilidad y el terror”.
La convicción de estar ante una brecha en la historia mundial consolidó el argumento de que se abría una nueva época, al menos en las relaciones internacionales. El terrorismo, que hasta ese momento se había considerado un inconveniente irritante y ocasional, se convirtió en un argumento clave en la agenda política de los gobiernos de todo el mundo. Las severas medidas de control en los aeropuertos cambiaron el concepto del viaje aéreo; lo hicieron incómodo, desagradable. Los expertos en geopolítica interpretaron las reacciones emotivas ante el atentado para salir al paso de extravagantes conjeturas, incluidas las del complot de los servicios secretos estadounidenses. Poco a poco se forjaron las condiciones para justificar una guerra en nombre de la justicia.
Reputados teóricos como Robert D. Kaplan llegaron a la conclusión de que la civilización occidental se podía diluir en caso de una respuesta suave o desacertada. Los análisis del ataque no se reducían a verlo como un atentado al orden jurídico internacional, sino como un desafío a Occidente, en particular a su sentido de la justicia y de la democracia. Así se expresó el presidente George W. Bush en el discurso ante el Congreso de Estados Unidos, que buscaba emular al Discurso de la infamia pronunciado por el presidente Franklin D. Roosevelt el 8 de diciembre de 1941 tras el ataque de la flota japonesa a Pearl Harbor, el mayor acontecimiento de la cultura americana contemporánea por su perdurable memoria sobre el sufrimiento de un pueblo.
El ataque a las Torres Gemelas se vio como una brecha en la continuidad de la civilización que es (o era) la nuestra. La pregunta ¿qué había pasado para que un hecho así pudiera producirse? halló respuesta, pues se consideró que Osama bin Laden tenía como primer objetivo la destrucción del orden democrático liberal, y abundaron las respuestas que postulaban la profecía sobre el choque de civilizaciones, promovida entre otros por el profesor Samuel P. Huntington, para confirmarla o sencillamente para negarla.
Desde ese momento germinal, en septiembre del 2001, la historia del siglo XXI se parafrasea con facilidad como un juego de estrategia entre diversas concepciones del mundo, rivales entre sí.
Estados Unidos tiene un objetivo rural y suburbano a la vez, el de hallar una identidad nacional en la inmensa diversidad de razas, lenguas, estilos de vida y valores que forman su inquebrantable unión, según quedó fijado en la elección de Donald Trump en el 2016.
Rusia busca la conexión con su pasado inmediato, cuando era la URSS, a través de la idea de un imperio, que explica la invasión de Georgia en el 2008, de Ucrania en el 2013 y de Crimea en el 2014.
China, con su presidente Xi Jinping, plantea la recuperación de la ruta de la seda para ajustar el mapa geoestratégico de Asia Central; al fin y al cabo, ya ha empezado a hacerlo pues las compañías chinas son propietarias de una cuarta parte de la producción petrolera de Kazajistán y más de la mitad de las exportaciones de gas de Turkmenistán.
La UE, por su parte, desea y sueña con muchas cosas, algunas posibles, como el control del gasto por el Banco Central, otras imposibles, como atajar el nacionalismo y el populismo que crece sin parar en sus países miembros. En todo caso, la UE no tiene en cuenta las fronteras exteriores, ni lo que ocurre en los conflictivos bordes sudoccidental y sudoriental, donde se erigen grandes pasillos para los procesos migratorios en medio de guerras más o menos declaradas. Así se parece cada vez más al Sacro Imperio Romano Germánico, es decir, a una estructura de poder ingobernable.
La visión misteriosa y contenida que ofrece Irán de un desafío no consumado tiene que ver con la naturaleza cauta de la riqueza del subsuelo en el golfo Pérsico. No es que los iraníes, espoleados aún por la revolución islámica de 1979, no aspiren a forjar una gran potencia en su territorio como en tiempos de la dinastía safávida. Es más bien que, a diferencia de sus vecinos, rusos, turcos o sirios, no están dispuestos a renunciar fácilmente al chiismo a cambio del sueño imperial persa. Son reacios a desechar la memoria de Fátima, la hija del Profeta, por un lugar en el dominio de Oriente Próximo, por mucha presión que reciban de Hizbulah desde el Líbano. No renunciarán a la realidad de su revolución por el sueño de limitar la expansión suní de hachemíes y saudíes.
Un habitante de lo que ha quedado reducida Bagdad en el siglo XXI calificaría la situación de altamente tensa respecto al futuro del gas natural y los hidrocarburos de la región. La guerra de Irak ofreció una hipótesis distinta: la posibilidad de mantener desestabilizada la región como garantía de sostener la extracción de materias primas sin necesidad del capital chino. Mantener el caos para que el nuevo orden mundial se parezca al antiguo. Como deseo para el futuro, nada podría ser peor. Esta es la parte de la historia del siglo XXI que aparece en las primeras páginas de los periódicos, la historia que se ve; pero hay también una importante historia que no se ve.
La historia que no describe lo sucedido, sino que añade algo a la sociedad al estudiar un evento traumático como el 11 de septiembre en Nueva York. La misión del historiador consiste en ponerse ante el presente para enseñarnos lo que no aparece a simple vista, superando así la lectura up to the date. Así conseguimos iluminar el debate que se creó a partir de la guerra emprendida contra el terrorismo internacional en el contexto de una cadena de hechos que venían de muy atrás, y vemos así que los argumentos ofrecidos por la administración Bush a la hora de enviar tropas a Afganistán crearon una atmósfera próxima a las guerras de religión del siglo XVII que precedieron el nacimiento del Leviatán de Thomas Hobbes y la creación del Estado moderno.
Quien se contenta con acumular datos sobre lo sucedido tras el ataque a las Torres Gemelas jamás podrá hacer una idea del efecto en el curso de la historia. A lo más aceptará o rechazará la tesis de Samuel P. Huntington sobre el choque de civilizaciones con el que comenzó el siglo XXI. Pues no se trata de conocer al detalle todo lo sucedido sino de ver lo que está oculto en los acontecimientos, es decir, la trama con la que se inauguró un nuevo período de la historia. Esa tierra olvidada a menudo en los reportajes de televisión.
La historia no había terminado en 1991 con el colapso de la Unión Soviética, al contrario, se intensificó en los días sucesivos al ataque del 11 de septiembre. Los problemas de injusticia social o de desgaste institucional se agravaron a medida que la democr...

Índice