LOS SUEĂOS DE OLAV
Empieza a tomar la curva y, cuando la tome, podrĂĄ ver el fiordo, piensa Olav, porque ahora es Olav, no Asle, y ahora Alida no es Alida, sino Ă
sta, ahora son Ă
sta y Olav Vik, piensa Olav y piensa que hoy tenĂa que ir a BjĂžrgvin a hacer un recado y ya ha tomado la curva y entonces ve que el fiordo relumbra, hasta ahora no lo ha visto, pero hoy el fiordo relumbra, podĂa pasar que el fiordo relumbrara y, al hacerlo, reflejaba las montañas y, mĂĄs allĂĄ del reflejo, estaba sorprendentemente azul y el brillo azul del fiordo se fundĂa con el blanco y el azul del cielo, pensĂł Olav, y en ese momento descubre a un hombre por delante de Ă©l en el camino, bastante alejado, la verdad, pero quiĂ©n serĂĄ, lo conocerĂĄ de algo, quizĂĄ lo haya visto antes, podrĂa ser, habĂa algo en su manera de andar, como encorvado, aunque tampoco es que estuviera seguro de haberlo visto antes, pero por quĂ© andarĂa este hombre por aquĂ, por el camino de Barmen, por aquĂ nunca se veĂa a nadie y, sin embargo, de pronto habĂa aparecido este hombre que iba delante de Ă©l por el camino, un hombre que no era grande, mĂĄs bien era pequeño, e iba vestido de negro y andaba despacio, algo encorvado y lento, como pasito a paso, encogido iba, como si estuviera pensando, quizĂĄ, asĂ iba, y en la cabeza llevaba un gorro gris, pero por quĂ© irĂĄ tan despacio, se pregunta Olav, tiene que ir muy despacio porque, por lento que camine Olav, cada vez lo tiene mĂĄs cerca, y Olav no quiere ir despacio, quiere ir tan aprisa como pueda, quiere llegar a BjĂžrgvin y hacer allĂ su recado y volver a casa tan aprisa como pueda, volver junto a Ă
sta y el pequeño Sigvald, y la verdad es que podrĂa adelantar al hombre en cualquier momento, podrĂa y deberĂa hacerlo, piensa Olav y, a pesar de que camina tan despacio como puede, cada vez lo tiene mĂĄs cerca, pero por quĂ© estarĂa aquĂ ese hombre, aquĂ nunca venĂa nadie, desde que llegaron a Barmen nunca habĂa venido nadie, asĂ que por quĂ© irĂa ahora este hombre por delante de Ă©l en el camino, formando casi una barrera, porque si Olav fuera a su paso, a la velocidad a la que Ă©l suele ir, harĂa rato que lo habrĂa alcanzado y mĂĄs aĂșn si caminara como quiere, si caminara tan aprisa como puede, alcanzarĂa al hombre enseguida y entonces tendrĂa que adelantarlo, pero adelantarlo no querĂa, no le apetecĂa, porque entonces el hombre lo mirarĂa, tal vez incluso le hablara y quizĂĄ lo reconociera, porque podĂa ser que Olav conociera a ese hombre, o que hubiera coincidido con Ă©l alguna vez, podĂa ser, o quizĂĄ el hombre lo conociera a Ă©l, aunque Ă©l no conociera al hombre, el hombre podĂa conocerlo a Ă©l, claro, tal vez el hombre estuviera aquĂ precisamente por Ă©l, quizĂĄ hubiera venido para buscarlo, tal vez estuviera aquĂ para encontrarlo a Ă©l, quizĂĄ viniera de algĂșn lugar donde lo hubiera estado buscando y se dirigiera a algĂșn otro donde seguirĂa buscĂĄndolo, y de pronto da esa impresiĂłn, piensa Olav, da la impresiĂłn de que el hombre lo estĂĄ buscando a Ă©l, y por quĂ©, por quĂ© lo buscarĂĄ este hombre, quĂ© habrĂĄ pasado y por quĂ© irĂĄ tan despacio, se pregunta Olav y empieza a caminar aĂșn mĂĄs lento y mira el fiordo y lo ve azul y relumbrante, y por quĂ©, justamente el dĂa en que por fin relumbra el fiordo, tiene que aparecer este hombre, un hombre negro, un hombre pequeño, un hombre encorvado, un hombre con gorro gris, y quĂ© querrĂĄ este hombre de Ă©l, seguro que nada bueno, pero no puede ser, estĂĄ claro que el hombre no quiere nada de Ă©l, por quĂ© iba este hombre a buscarlo a Ă©l, por quĂ© piensa eso, en quĂ© estarĂĄ pensando, se pregunta Olav y sin embargo espera que el hombre no se vuelva y lo mire, lo Ășltimo que quiere es que el hombre se fije en Ă©l, pero es que va muy despacio, asĂ que Ă©l tambiĂ©n tiene que ir despacio, y en ese momento el hombre se para, y Olav tambiĂ©n se para, aunque no puede quedarse ahĂ parado, va camino de BjĂžrgvin y quiere llegar tan rĂĄpido como pueda, quiere hacer allĂ su recado y luego volver a casa, asĂ que no puede quedarse parado, mirando a un hombre que va por delante de Ă©l en el camino, mĂĄs bien deberĂa echar a correr, quizĂĄ deberĂa coger carrerilla y adelantarlo, y si el hombre le gritara, no contestarle, correr con todas sus fuerzas y pasar, adelantarlo, porque no podĂa seguir ahĂ parado, no podĂa seguir caminando tan despacio, Ă©l nunca caminaba asĂ, Ă©l siempre iba a buen paso, cuando no corrĂa, porque a veces tambiĂ©n corrĂa, aunque no muy a menudo, no, esto no puede ser, pensĂł Olav y empezĂł a caminar como suele, a buen paso, y cada vez tiene al hombre mĂĄs cerca y, cuando le da alcance, cuando estĂĄ justo a su lado, el hombre lo mira y Olav ve que es un viejo y el Viejo se para
Vaya, aquĂ estĂĄ este, dice el Viejo
y jadea
AquĂ estĂĄ este, sĂ, dice
y Olav sigue adelante porque el Viejo le sonaba, pero no recordaba dĂłnde podĂa haberlo visto antes, en Dylgja, quizĂĄ, o en BjĂžrgvin, aquĂ en Barmen no lo habĂa visto nunca, de eso estaba seguro, porque aquĂ nunca se veĂa a nadie, al menos Ă©l no habĂa visto a nadie hasta hoy
Este, sĂ, dice el Viejo
y Olav sigue adelante y no se vuelve porque el Viejo da la impresiĂłn de reconocerlo
No te acuerdas de mĂ, dice el Viejo
Oye, oye, Asle, dice
Quiero hablar contigo, dice
Tengo que preguntarte algo, dice
Casi podrĂa decirse que estoy aquĂ por ti, dice
Me conoces, verdad, dice
Asle, espera, dice
Para, Asle, dice
Seguro que te acuerdas de mĂ, dice
No recuerdas la Ășltima vez que nos vimos, dice
Seguro que te acuerdas de mĂ, dice
Claro que sĂ, dice
PĂĄrate a hablar conmigo, he venido para verte, dice
He venido a buscarte, a buscaros, a decir verdad, dice
HabĂa oĂdo que vivĂais por aquĂ, pero no he logrado encontrar la casa en la que estĂĄis, dice
Asle, Asle, para, dice
y Olav se esfuerza por recordar quién serå el Viejo, y por qué lo llamarå Asle, por qué dirå que ha venido a hablar con Asle, y Olav acelera lo que puede pensando que tiene que aleja...