Comentario bíblico con aplicación NVI Romanos
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Comentario bíblico con aplicación NVI Romanos

Douglas J. Moo

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Comentario bíblico con aplicación NVI Romanos

Douglas J. Moo

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LA MAYORÍA DE LOS COMENTARIOS BÍBLICOS solo son un viaje de ida: nos llevan del siglo veintiuno al siglo primeo. Pero nos dejan allí, dando por sentado que de algún modo sabremos regresar por nosotros mismos. Dicho de otro modo, se centran en el significado original del pasaje, sin embargo, no se adentran en su aplicación a la vida contemporánea. La información que ofrecen es muy valiosa, pero resulta tan solo una ayuda a medias.LOS COMENTARIOS BÍBLICOS CON APLICCIÓN NVI nos ayudan con las dos partes de la tarea interpretativa, es decir, también nos ayudan a aplicar un mensaje otra época a nuestro contexto actual. Esta serie no solo nos explica lo que significo para los lectores originales, sino que nos demuestra que también hay un mensaje poderoso para la iglesia de hoy.Para lograrlo analiza cada pasaje en tres partes: 1)Sentido original.2)Construyendo puentes entre los contextos del autor bíblico y el nuestro.3)Significado contemporáneo.

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Information

Publisher
Vida
Year
2011
ISBN
9780829759402

Romanos 1:1–7

Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, apartado para anunciar el evangelio de Dios, 2 que por medio de sus profetas ya había prometido en las Sagradas Escrituras. 3 Este evangelio habla de su Hijo, que según la naturaleza humana era descendiente de David, 4 pero que según el Espíritu de santidad fue designado con poder Hijo de Dios por la resurrección. Él es Jesucristo nuestro Señor. 5 Por medio de él, y en honor a su nombre, recibimos el don apostólico para persuadir a todas las naciones que obedezcan a la fe. 6 Entre ellas están incluidos también ustedes, a quienes Jesucristo ha llamado. 7 Les escribo a todos ustedes, los amados de Dios que están en Roma, que han sido llamados a ser santos. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz.
Las cartas de la Antigüedad comenzaban generalmente con una simple identificación del remitente, los receptores y un saludo. Las epístolas del Nuevo Testamento siguen este esquema, pero a menudo son más detalladas y añaden matices característicamente cristianos. No hay ninguna carta del Nuevo Testamento que exprese tantos detalles como Romanos. Puede que se deba a que Pablo escribe a una iglesia que no conoce personalmente, y por ello emplea seis versículos para identificarse antes de mencionar a los receptores (v. 7a) y de extenderles un saludo (v. 7b).

Pablo (1:1)

Pablo se presenta a los cristianos romanos aludiendo a su Señor, su oficio y su propósito. (1) Es un “siervo de Cristo Jesús". Aunque revela con claridad el sentido de sumisión de Pablo a su Señor (el término “siervo” [doulos] puede también traducirse “esclavo”), este título sugiere también su posición. La expresión veterotestamentaria “siervo del Señor” se aplicaba especialmente a personajes de excepcional relevancia en la historia de Israel, como Moisés (p. ej., Jos 14:7) y David (p. ej., Sal 18:1).
(2) En el versículo 1 Pablo señala también su oficio y autoridad: es “llamado a ser apóstol”, uno de aquellos a quienes Jesús mismo había nombrado para representarle y poner el fundamento de su Iglesia (ver Ef 2:20).
(3) El asunto más importante que Pablo quiere expresar en este primer versículo tiene que ver con su propósito: “apartado para anunciar el Evangelio de Dios". Es posible que Dios hubiera apartado a Pablo para el ministerio del Evangelio ya desde la matriz (como había hecho con el profeta Jeremías [Jer 1:5]). Sin embargo, la “selección” a que hace referencia se produjo probablemente en el momento en que Dios le llamó en el camino de Damasco para que estableciera una relación personal con Cristo y le proclamara tanto a judíos como a gentiles (Hch 9:1–19, especialmente vv. 15–16; observemos el uso de este mismo verbo en 13:2). El “Evangelio” es el elemento central y unificador de Romanos, y Pablo indica su importancia mencionándolo otras veces en la introducción de la carta (vv. 9, 15, 16). Dios ha nombrado a Pablo para la especial tarea de proclamar y explicar las Buenas Nuevas de la intervención de Dios en Jesucristo.

Pablo y el Evangelio (1:2–4)

El apóstol elabora ahora su breve introducción, describiendo el “Evangelio” en los versículos 2–4 y su llamamiento apostólico en 5–6. Lo primero que Pablo afirma sobre el Evangelio (v. 2) refleja otro tema clave de Romanos. A lo largo de la carta, el apóstol se esfuerza en demostrar que las buenas nuevas sobre Jesucristo están firmemente arraigadas en el terreno del Antiguo Testamento. Los “profetas” a los que se refiere no son únicamente los famosos oráculos que consignaron sus profecías por escrito, y cuyos libros forman ahora parte del Antiguo Testamento, sino los autores veterotestamentarios en general. Como dijera Lutero, para Pablo, “la Escritura es totalmente profética". Los versículos 3–4 describen el contenido del Evangelio: el propio Jesucristo. En dos afirmaciones paralelas, Pablo resume sucintamente la misión de Cristo:
Respecto a su Hijo,
versículo 3 versículo 4
que según la naturaleza humana que según el Espíritu de santidad
era descendiente de David fue designado Hijo de Dios con poder
por la resurrección de entre los muertos:
Jesucristo, nuestro Señor
La traducción de la NVI sugiere que Pablo está contrastando las dos “naturalezas” de Cristo. Él es completamente humano, descendiente de David, y completamente divino, que por medio de su resurrección demostró ser el Hijo de Dios. Sin embargo, esto es probablemente incorrecto. Una mejor traducción del término que en el versículo 4 se traduce como “declarado” (horizo), es “nombrado".1 Por ello, este versículo no significa que la resurrección dejara claro lo que Jesús ya era, sino más bien que ésta le llevó a alcanzar un posición completamente nueva. No obstante, esto no quiere decir que Jesús se convirtiera en Hijo de Dios en el momento de su resurrección; siempre lo fue. Pero sí llegó a ser “Hijo de Dios con poder".2 En su vida terrenal, Jesús fue ciertamente el Mesías, descendiente de David, y Pablo no minimiza la importancia de esta posición. Sin embargo, la resurrección de Jesús, que concluía y daba validez a la tarea mesiánica de la redención, le dio un nuevo poder para dispensar la salvación a todos aquellos que creen en él (ver especialmente v. 16).
Por decirlo de otro modo, los versículos 3–4 no describen dos naturalezas de Cristo, sino dos etapas de su existencia. Esto se confirma por medio de otro contraste clave. La palabra que se traduce en la NVI como “naturaleza humana” es sarx (lit. carne). La NVI ha puesto correctamente en mayúsculas el término “espíritu” en la expresión “Espíritu de santidad” (ver, no obstante, la nota al respecto) que indica una referencia al Espíritu Santo. En Pablo, el contraste carne/Espíritu es un aspecto fundamental de su teología y aparecerá constantemente en Romanos. Lo clave en este texto es que, por regla general, el contraste en los escritos de Pablo es de carácter salvífico-histórico. “Carne” representa la antigua era que está próxima a su desaparición; “Espíritu” denota el nuevo periodo inaugurado por la obra redentora de Cristo y caracterizado por la nueva y poderosa obra del Espíritu de Dios.3
Las relativamente pocas alusiones específicas a la Cristología en el cuerpo de Romanos no significan que la persona de Cristo no sea importante para el Evangelio. Los versículos 3–4, que fácilmente se pasan por alto en el tema de la carta, introducen a Cristo como contenido del Evangelio. Al citar una tradición sobre Jesús que probablemente circulaba ya en la Iglesia primitiva (ver la sección “Construyendo puentes”), Pablo pone el fundamento para el Evangelio que irá explicando a lo largo de la carta y establece un terreno común con los cristianos romanos.

El ministerio apostólico de Pablo (1: 5–6)

En los versículos 5–6, Pablo da algunos detalles relativos a su posición apostólica. Ha recibido este “don apostólico” (con lo que se vincula estrechamente los términos “gracia” y “apostolado”) para llevar a cabo dos propósitos. (1) Una de las tareas encomendadas es “persuadir a todas las naciones que obedezcan a la fe". Desde el tiempo de su conversión (ver Hechos 9:15), el Señor le dejó claro a Pablo que su misión principal sería llevar a los gentiles a la fe en Jesús. Sin embargo, en lugar de hacer una escueta referencia a la “fe", Pablo utiliza una expresión, que significa literalmente “la obediencia de la fe". La NVI, siguiendo a muchos comentaristas, considera que la “fe” (pistis) es la base para la obediencia: el compromiso con Cristo en la fe conduce a la obediencia en la vida.4 Pero el término pistis puede también identificar a la obediencia que Pablo tiene en mente: “la obediencia que es fe". Pablo describe en ocasiones la fe en términos de obediencia, como cuando habla de personas que “obedecen” al Evangelio (Ro 10:16 NRSV).5
Ninguna de estas alternativas hace justicia a la interacción entre la fe y la obediencia características de Pablo. La primera puede implicar que la fe es la primera etapa de la experiencia cristiana, que va acompañada por la obediencia. Pero la fe es un elemento central en todas las etapas de la vida cristiana. En la segunda, la obediencia se desploma erróneamente dentro de la fe, mientras que en Pablo éstas son, por regla general, dos ideas bien diferenciadas. La mejor alternativa es, por tanto, utilizar la sencilla —aunque ambigua— expresión, “la obediencia de la fe", y explicar las palabras de esta frase como interpretándose mutuamente: la fe, cuando es genuina, siempre resulta en obediencia; la obediencia, para que agrade a Dios, siempre ha de ir acompañada por la fe (se dan más detalles al respecto en la sección “Significado contemporáneo”).
Es probable que Pablo utilice esta desusada formulación como una respuesta deliberada a la expresión judía “obras de la Ley". Lo que caracteriza al pueblo de Dios no son ya ciertas obras hechas en obediencia a la Ley, sino una obediencia que surge de la fe, acompañándola y expresándola. De forma significativa, Pablo termina esta carta en el mismo tono, haciendo de nuevo referencia en la doxología a “la obediencia de la fe” (16:26; la NVI consigna “para que todas las naciones obedezcan a la fe”). Si uno de los propósitos del ministerio apostólico de Pablo es horizontal, el segundo y final es vertical: Pablo sirve “en honor a su nombre". Dar gloria a Dios ha de ser siempre el propósito preeminente de todo ministerio.
(2) Los cristianos de Roma, afirma Pablo en el versículo 6, forman parte de los gentiles que se mencionan. Una de las preocupaciones de Pablo en esta larga fórmula es establecer su derecho a dirigirse a un grupo de cristianos a quienes no conoce personalmente. Por ello, el apóstol deja claro que los romanos pertenecen a la esfera de ministerio que Dios le ha asignado. Dios encomendó a Pablo la tarea de llamar a “gentes de entre todos los gentiles” a que obedezcan a la fe. Esta interpretación descansa en una traducción alternativa a la que encontramos en la NVI. Esta versión sugiere que la palabra “también” debería vincularse a “llamado”: Igual que Pablo (cf. v. 1), los cristianos de Roma han sido también llamados. Pero, teniendo en cuenta el versículo 5, lo más probable es que Pablo esté afirmando que los romanos están “también” entre los gentiles a quienes él ha sido enviado a proclamar el mensaje de “obediencia a la fe”.6

Los cristianos romanos (1:7)

Finalmente, Pablo elude la identificación de los receptores de la carta. Son todos los cristianos de Roma, “amados de Dios […] llamados a ser santos". Ambas descripciones reflejan el lenguaje veterotestamentario acerca de Israel. Como parte importante de sus propósitos en esta carta, Pablo da a entender que los cristianos romanos, aunque en su mayoría gentiles, han heredado los privilegios y promesas concedidos al pueblo veterotestamentario de Dios. El término “santos” traduce la palabra griega hagioi. Los cristianos romanos, como los israelitas de antaño, son “santos” porque Dios les ha apartado para que sean su pueblo. Estas palabras introductorias concluyen con el típico deseo de Gracia y paz. “Gracia” (charis) procede de la palabra (chairein), que a menudo aparece en las cartas griegas como un saludo (cf., p. ej. Santiago 1:1). El término “paz", por el contrario, es un reflejo del mundo semítico, un eco del shalom veterotestamentario que alude al bienestar de los justos.
Para poder apreciar la enseñanza de Pablo en estos siete primeros versículos —y a lo largo de toda la carta— hemos de discernir lo que el lenguaje que utiliza Pablo podría haber significado para los primeros lectores del documento. Las palabras tienen siempre un contexto, y solo cuando lo entendemos sustancialmente podemos apreciar su verdadero sentido. Hay dos cuestiones de carácter contextual de las que podemos no ser muy conscientes y que nos ayudarán a entender de un modo más completo las palabras de Pablo en estos siete primeros versículos.
Enseñanza cristiana temprana. Pablo refleja una enseñanza cristiana incipiente sobre Jesús y su relevancia. Esto es especialmente cierto en los versículos 3–4, en los que la mayoría de los intérpretes piensan que Pablo está citando palabras de un himno o credo sobre Jesús que circulaba ampliamente entre los primeros cristianos. Como hemos observado anteriormente, estos versículos pueden disponerse en dos “estrofas” con líneas aproximadamente paralelas. El paralelismo es más sorprendente en griego que en español, y consiste en la clase de analogía que cabe esperar de un himno. Además, estos versículos contienen un tipo de lenguaje, como por ejemplo “Espíritu de santidad", que Pablo no utiliza en ningún otro lugar, y ciertas ideas, como la descendencia davídica de Jesús, que no se destacan de manera especial en su enseñanza. Cuando a esto añadimos las consideraciones de un deseo natural por parte de Pablo de establecer un terreno común con los cristianos romanos, a quienes no conoce personalmente, la conclusión de que en estos versículos está citando palabras de otra fuente parece bien cimentada.
Por supuesto, hemos de ser prudentes con respecto a esta conclusión y a cualquier inferencia que de ella podamos derivar. Algunos intérpretes no creen que se trate en absoluto de una cita. Pablo podría haberse servido de ciertas palabras e ideas tradicionales al formular su afirmación cristológica semi-poética. Por otra parte, aunque creamos que se trata de una cita, hemos de reconocer que no tenemos suficiente información para justificar algunas de las conclusiones exegéticas a que han llegado los eruditos. Algunos, por ejemplo, distinguen entre la forma original de la cita y las añadiduras o modificaciones que hizo Pablo. Éstos sugieren que la “redacción” del apóstol delata su verdadero propósito al utilizar la cita, y dirige nuestra atención a aquellas partes con las que está de acuerdo y a aquellas otras que quizá rechaza. No obstante, hemos de interpretar las palabras en el contexto en que aparecen ahora.7
Aun así, creemos probable que Pablo esté citando un himno o un credo, y tal procedimiento es efectivo desde un punto de vista retórico, e inobjetable desde una óptica teológica. Un buen comunicador siempre intentará construir un puente con sus receptores utilizando palabras e ideas con las que éstos estén familiarizados. Igual que el predicador cita la estrofa de un himno popular para remachar una de las ideas que quiere transmitir, bien podría también Pablo citar algunas líneas de un antiguo y conocido himno cristiano para comunicar la verdad de Cristo a los cristianos romanos. Sin embargo, con frecuencia, las citas hacen mucho más que simplemente ilustrar un punto; una cita puede aclarar una idea de un modo que no podrá conseguirse con una simple afirmación en prosa. Teniendo en cuenta que se trata de una importante cuestión para la comprensión de Romanos, invertiremos un poco de tiempo para explicarlo.
Quiero comenzar con un ejemplo. Cuando mis hijos estaban creciendo, a menudo jugaba con ellos a baloncesto en la parte delantera de nuestra casa. Ahora que son adultos, me sigo aferrando vehemente a la tradición. No hace mucho tiempo, estaba jugando un mano a mano con Lucas, mi tercer hijo, que mide más de dos metros, pesa 108 kilos y juega en la liga universitaria de baloncesto. En tono jocoso le decía: “ten cuidado, Lucas, voy a entrar a canasta". Su respuesta fue: “Adelante, papá. ¡Alégrame el dia!” Por supuesto, estas son las conocidas palabras que Clint Eastwood pronunciaba en la película Harry el Sucio. Lucas podría haberme dicho simplemente, “por mucho que lo intentes, papá, no vas a conseguirlo". Sin embargo, al utilizar esta frase en particular, trajo a nuestra situación el sentido de amenaza y acerada determinación características del contexto cinematográfico original.
En otras palabras, las citas y alusiones tienen en general la capacidad de traer a la memoria del lector algo del contexto del que proceden las palabras en cuestión. El matiz exacto es a menudo difícil de precisar, teniendo en cuenta que una buena parte del significado puede ser de carácter emocional. (Sé que las palabras de Lucas despertaron en mí ciertas emociones, en particular sentimientos que me llevaron a replantear mi intención de entrar a canasta). Hemos de reconocer que, con sus citas y alusiones, Pablo consigue frecuentemente atraer a sus lectores a su argumento de un modo que sus propias palabras no habrían nunca logrado.
El Antiguo Testamento. Puesto que no tenemos un conocimiento independiente de la tradición cristiana que Pablo podría estar citando en los versículos 3–4, no es posible determinar el efecto exact...

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