Memorias, historias y olvidos
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Memorias, historias y olvidos

Colonialismo, sociedad y política en San Andrés y Providencia

Raúl Román Romero, Antonino Vidal Ortega, Raúl Román Romero, Antonino Vidal Ortega

  1. 274 Seiten
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Colonialismo, sociedad y política en San Andrés y Providencia

Raúl Román Romero, Antonino Vidal Ortega, Raúl Román Romero, Antonino Vidal Ortega

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El libro explora el tema de la memoria y las múltiples formas como se elaboran los relatos del pásado en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, en él se analizan varias coyunturas históricas de trascendental importancia para el Caribe Colombiano.La primera tiene que ver con la recuperación del territorio por parte de España a finales del siglo XVIII, Y la importancia que se le otorga a las islas y costas adyacentes en este Caribe sur occidental para Los intereses de la corona española y posteriormente, para las fuerzas patrióticas que hacen de este archipiélago un fortín para la lucha por la independencia. La segunda, analiza la creación de la Intendencia NacionaL de San Andrés y Providencia con especial énfasis en la demanda de inconstitucionalidad de la ley por parte de los gobernantes de Cartagena. En esta parte, también se cuestiona la eficacia del modelo de la intendencia y las arbitrariedades que cometieron las autoridades con los pobladores nativos, así como la imposibilidad de lograr una soberanía en este territorio Insular por parte de Colombia. La tercera coyuntura se da en la segunda mitad del sigLo xx, cuando ocurre el incendio del edificio de la Intendencia Nacional y se queman Los documentos oficiaLes, hecho que ocasiona La pérdida de Las escrituras de las propiedades.Finalmente, más que una coyuntura, se expLoran las versiones de la historia y su incidencia en la cultura política y la identidad de los habitantes de las islas. Todas estas partes conforman un libro interesante que ayuda a entender La sociedad insular y caribeña de Colombia y los procesos centrales de la construcción de su pasado.

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Information

Jahr
2020
ISBN
9789587839395
Auflage
1
Thema
History

TERCERA PARTE

Memoria, archivos y literatura. La quema del palacio intendencial

Atizar un incendio. Contexto y vestigios del incendio de la casa Intendencial de San Andrés isla en 19651

Mónica María del Valle Idárraga
“La historia comienza con cuerpos y artefactos: cerebros vivos, fósiles, textos, construcciones”
Trouillot2

Introducción

El martes 19 de enero de 1965 se produjo un incendio devastador en las oficinas del poder público (y aledañas) de la Intendencia de San Andrés isla (Colombia). La quema de la oficina intendencial es de referencia obligada en todos los libros que se ocupan de la historia contemporánea de la isla, no solo porque con ese incendio desaparecieron documentos de tenencia de tierras y propiedades –lo que propició en lo sucesivo numerosísimas disputas privadas y medidas de control territorial de la isla por parte del Estado–, sino también porque en el meollo del incendio están la figura del puerto libre y el tipo de relaciones que entrañaba con Colombia.
Por esta relevancia, retuvo mi atención que no hubiera consenso en las fuentes escritas sobre el día (y a veces el año) del hecho: Parsons lo sitúa el 24 de enero de 1965 (Parsons 1985, 122); Petersen, quizás siguiendo a este último, da esta misma fecha (Petersen 2001, 273); Díaz Galindo lo ubica en mayo de 1964 (Díaz Galindo 1978, 83); y en adelante, el equívoco persiste en los investigadores recientes, que obligadamente recurren a estas fuentes escritas3.
Entiendo el descuido en la estabilización de esta fecha y la manera como el incendio se menciona en estas fuentes (subrayando su trascendencia, pero a la vez sin proporcionar más detalles, salvo por el tipo y la cantidad de oficinas consumidas) como forma del silenciamiento, en la dirección en que lo ha elaborado Michel-Rolph Trouillot (1995): como una estrategia del poder en la producción de la narración de la historia, donde ella misma se manifiesta. Y, si bien, “el silenciamiento es el modo como funciona la historia”, pues es inherente a “los procesos y condiciones de producción de las narrativas” (Trouillot 1995, 28)4, develar esos silenciamientos es una tarea intelectual y política necesaria, camino a evidenciar las intervenciones del poder en esa producción.
Entre tanto, en el complejo proceso de producción de narrativas históricas no participan solo los historiadores de profesión, sino también la gente del común; el recurso a las fuentes documentales puede realzar ese concierto vocal. Así mismo, y en vista de que “la historia cambia con el tiempo y el lugar, o, mejor dicho, la historia se revela a sí misma solo mediante la producción de narrativas específicas” (ibíd., p. 25)5, recuperar esas voces plasmadas en los periódicos permitirá contrastarlas con las voces que les hicieron coro en años posteriores, y así ayudar a ver cómo se ha producido la historia del incendio del archivo de San Andrés: quiénes escriben esa historia (en contraste con quienes la relatan oralmente), por qué lo hacen, cuándo, cómo y para qué. Un silenciamiento se hace audible concentrándose en esos procesos; evidenciarlo contribuye a “develar los modos en que los dos lados de la historicidad [—en nuestras palabras, lo que la gente hace y lo que piensa que hace, o en otra dimensión, lo que se cuenta y lo que se calla—] se entrelazan en un contexto particular” (ibíd., 27). Puesto que los silenciamientos son en sí maniobras de poder, con efectos sobre la vida de personas y pueblos concretos, se comprende que, a menudo, una revisión de esas narraciones forme parte de las estrategias de los pueblos en la movilización de sus propios intereses. Por esto, revisitar este hecho en sus fuentes documentales constituye, a mi modo de ver, un aporte a la historia del archipiélago y una oportunidad para la intelectualidad isleña de desentrañar una madeja que en las fuentes orales locales tiene mucha claridad, en profundo contraste con las fuentes escritas continentales y de la isla, donde está signada por el misterio.
En lo que sigue, rastreo el hecho dedicando atención a la narración de las causas y a las circunstancias que lo rodearon, entrelazando una visión continental (que prima en los periódicos consultados) con una mirada isleña (que se condensa en el periódico local del momento).

Noticia en un lado, catástrofe en el otro

Con el interés inicial de hallar en el cubrimiento de la noticia algunas representaciones de la isla desde el continente, esta pesquisa se concentra en los periódicos de mayor trayectoria y reconocimiento para la década de los sesenta del pasado siglo en dos ciudades capitales del interior (Medellín y Bogotá) y, para efectos de un posible contraste, Barranquilla. Esta elección estuvo condicionada por la inexistencia de fuentes periodísticas de la isla: el archivo público disponible del periódico que circulaba allí en el momento del incendio —el San Andrés Bilingüe— donado a la sede isleña de la Luis Ángel Arango, contiene los dos años anteriores, pero no los meses de enero a abril de 1965, ausencia que en sí es un rasgo interesante que se presta para algunas especulaciones, infundables por ahora.
Efectivamente, El Colombiano, en Medellín; el Diario del Caribe, en Barranquilla; El Tiempo, diario de la mañana y El Espectador, diario matinal, ambos en Bogotá, se ocuparon del incendio ocurrido en la madrugada de ese martes 19 de enero de 1965 con un despliegue de primera plana y un cubrimiento detallado por parte de fotógrafos y corresponsales enviados especialmente (salvo en el caso de El Colombiano). La noticia del incendio desplazó a segundo renglón otros hechos noticiosos de altísimo orden, como la amenaza de paro nacional por parte de los sindicatos obreros, un paro anunciado para el día 20 de enero, y noticias regionales importantes, como las relacionadas con los preparativos del Carnaval de Barranquilla. El tema siguió ocupando un lugar en primera plana, incluso de una forma llamativa y peculiar: a modo de ejemplo, en El Espectador del jueves 21, dos días después del incidente, en la parte inferior de la primera página aparecía una foto del incendio en pleno furor, sin titulares, sin texto, acompañada solamente de un pie de foto que remitía a las páginas interiores.
Y, si bien, debido al uso de la madera como material principal de las construcciones del momento, los incendios eran parte regular de los hechos trágicos en el país (El Tiempo 1964a; Diario del Caribe 1965a)6, el incendio de San Andrés era, como lo calificaron estas crónicas, “el peor de los registrados en el país en los últimos años”7. Las pérdidas, que los periódicos estimaron entre los 10 millones (Diario del Caribe) y los 25 millones de pesos (De Olier 1965, 3A) (El Espectador), sobrepasaron con creces las del otro incendio grande, el de la Fábrica de Aceites y Grasas Vegetales, en Barranquilla (Fagrave), que, aunque ocurrido unos meses después, el 23 de marzo de 1965, nos sirve de parámetro: las pérdidas en este caso fueron de dos millones y medio de pesos (Diario del Caribe 1965e, 1)8.
El espacio concedido en los periódicos al incendio en la Intendencia realza en la inmediatez del cubrimiento el plano económico. Tasando por lo bajo, Antonio J. Olier, desde Cartagena, el mismo 19 de enero, para El Espectador, cita a un informante isleño entrevistado en esa ciudad, para quien el edificio habría valido $800 000.00, y “partiendo de esta avaluación la cuantía total de lo destruido por el incendio ascendería a $6 000 000.00 [sic]”.
El Colombiano, que no envió corresponsal, centró su edición del miércoles 20 de enero en este tema con el titular “Doce millones de pérdidas en San Andrés por un incendio”. Sin embargo, en el Diario del Caribe, que envió fotógrafos y corresponsales, el anuncio es más ponderado. Aun incluyendo una cuantía aproximada de las pérdidas, y quizás siguiendo estos primeros reportajes, en los días siguientes los titulares de los demás periódicos se refinaron y se alinearon con los del Diario del Caribe para dar cuenta de otras dimensiones de la pérdida, más históricas y con consecuencias de más largo plazo para los isleños, en especial. No sobra anotar que esta capacidad para justipreciar la dimensión de las pérdidas en lo histórico puede relacionarse con la intimidad de los contactos políticos de la costa colombiana con San Andrés, que, en su calidad de territorio nacional, hasta hacía unos años había sido parte de la Gobernación de Bolívar.

Zozobras del puerto libre

Sucesos de meses antes del incendio permiten comprender que el episodio no se tomó como un hecho aislado y azaroso, sino que se entretejió con una dificilísima y debatida situación económica que vivía Colombia y de la que algunas instancias culparon en parte, y con insistencia, al Estatuto de la isla. Se entretejió con una resistencia de la isla a medidas de control que la afectaban y con una lucha intestina que tenía su propia historia también por incluir o excluir a la isla de una noción de patria que la uniera al país y que excediera la imagen popular (y controvertida) de la isla en el lado continental como un terreno lejano, empobrecido, dependiente y que ocasionaba perjuicios. Por su condición de puerto libre, naturalmente el incendio afectó de manera directa numerosos intereses de comerciantes continentales y locales también, nativos y extranjeros, como los sirio-libaneses, si tenían mercancía almacenada en las bodegas calcinadas. Esa era una cara de la moneda. La otra tocaba tramas locales delicadas, transacciones de poder entre clases sociales y sujetos nativos y continentales, y, en tanto, las oficinas intendenciales que se consumieron albergaban documentos decisorios para los isleños en particular, este hecho los implicó a todos en una dimensión a la vez legal, política y socioeconómica.
El San Andrés Bilingüe, semanario de línea liberal, fue fundado el 6 de enero de 1962. Presidido por Alfredo Ballesteros Rotter y editado por Luis Guerra Zaldumbide, se proclamaba explícitamente como semanario bilingüe al servicio del archipiélago, y con más elocuencia en su versión en inglés: “A weekly newspaper for the defense of the islands’ interest”9. En coherencia con ese propósito, y sin perder de vista el papel casi exclusivo de San Andrés en el ensamble nacional como puerto libre10, no causa extrañeza que el San Andrés Bilingüe dedicara una primera página o, en su defecto, un editorial, en casi todas sus ediciones de los años 1963 y 1964 al candente tema del puerto libre. No cuenta poco, de seguro, en esta vocería del periódico, el hecho de que Ballesteros Rotter fuera el presidente de la Cámara de Comercio de San Andrés isla11 y que hubiera sido socio fundador del Club Náutico de la isla12. De hecho, Ballesteros Rotter, capitán de navío, fue intendente de 1957 a 196013, y al parecer gozó de cierta popularidad como gobernante, por su actitud hacia la población local, si seguimos las afirmaciones de Petersen:
Intendant Captain Ballesteros […] governs without much difficulty, and is seen as one of the best island governors of modern times; few criticize him. Everyone it seems salutes him. He has no body-guard. He becomes the wedge who manages to tighten the two sides of our culture; there is no serious friction, nor are there cultural clashes. It seems as if at last the islands have a governor who understands the people, and the people overlook his mistakes. He seeks the collaboration of native islanders through his administrative experience and is able to govern without pressure from the politicians who are just beginning to hatch. (Petersen 2001, 256)
Sobre este telón, el San Andrés Bilingüe fue la palestra de la isla cuando esta empezó a recibir embates directos o velados en los medios del país y en sus esferas políticas a raíz del papel del puerto libre en la economía de Colombia. La razón sistemáticamente invocada en esos ataques fue que el puerto libre era responsable del mayor porcentaje de contrabando del país. Para hacer valer este argumento, se le atribuyeron al contrabando consecuencias de tipo ético sobre la ciudadanía, para así invoca...

Inhaltsverzeichnis

  1. Cubierta
  2. Portadilla
  3. Página legal
  4. Contenido
  5. Presentación
  6. PRIMERA PARTE: Las islas entre imperios. La formación social del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina
  7. SEGUNDA PARTE: La creación de la Intendencia Nacional: limitaciones, fracasos y soberanía
  8. TERCERA PARTE: Memoria, archivos y literatura. La quema del palacio intendencial
  9. CUARTA PARTE: Narrativas, visiones y discursos del pasado. Ciudadanía e historia en el Archipiélago
  10. Autores
  11. Cubierta posterior
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[author missing]. (2020) 2020. Memorias, Historias y Olvidos. 1st ed. Universidad Nacional de Colombia. https://www.perlego.com/book/1915463/memorias-historias-y-olvidos-colonialismo-sociedad-y-poltica-en-san-andrs-y-providencia-pdf.

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[author missing] (2020) Memorias, historias y olvidos. 1st edn. Universidad Nacional de Colombia. Available at: https://www.perlego.com/book/1915463/memorias-historias-y-olvidos-colonialismo-sociedad-y-poltica-en-san-andrs-y-providencia-pdf (Accessed: 15 October 2022).

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[author missing]. Memorias, Historias y Olvidos. 1st ed. Universidad Nacional de Colombia, 2020. Web. 15 Oct. 2022.