Cartas
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Información

Editorial
Linkgua
Año
2014
ISBN
9788498976441
Edición
1
Categoría
Literatura

Londres, agosto 1° de 1870. Mi querida vieja:

Un poquito de mal efecto me ha hecho tu carta del 30 de junio, por lo cortita. Perdono esta vez, pero dos no. Cuando todo el mundo se ha olvidado de mí, bien puede mi buena madre acordarse por todos.
Voy perdiendo el cariño a ciertas personas; mejor, así me iré acostumbrando a no ser tan ingenuo.
No me hablas una palabra de tu vida íntima, cómo te has arreglado, cómo vives y ve que eso me interesa un poco. Háblame de todo, que todo quiero saberlo. Todos andamos bien por aquí. Estamos aún en Londres, donde creo permanecerá el Manco hasta que Pepa salga de cuidado. Es imposible decirte el cariño con que me trata la buena Pepa y la amistad franca y profunda que nos une con el Manco. Las criaturas son dóciles y no incomodan absolutamente nada.
Por este paquete he escrito mucho y estoy fatigado: perdona si no soy tan largo como de costumbre.
¿Cómo sigue Lola? Mal efecto le habrá hecho a la pobrecita el funeral unido de Horacio y Florencio: pero considera tú la obligación de los hermanos. Dile a Bernabela que mientras esté en Europa y toda mi vida, seré un hermano mayor de Manuel y que le garanto que pasará vida agradable y más tranquila de lo que ella cree por aquí. Me he convencido que es necesario andar despacio en la senda de la vida y frías reflexiones atemperan el fuego de mis años. Me alegro en el alma que mi buen abuelo siga bien. Dios lo tenga eternamente sobre la tierra.
Adiós mi madre querida.
Recuerdos a todos y un fuerte abrazo de tu hijo
Miguel Cané
P. S. No te olvides mi encargo con Pascual Costa. ¿eh?
La quiero mucho.

Londres, agosto 12 de 1870. Mi querida vieja:

Buenos en toda la línea. Yo deseando recibir cartas, pues hace quince días que no tengo de aquellos recuerdos. A Dimet le he escrito ya y no he recibido ninguna de él. Yo debo quejarme y no él.
En fin, el mundo sigue dando vueltas, lo bueno es buscar el equilibrio.
Manuelito me escribió una carta el 24 del pasado de Lisboa, y nada más. Desde entonces, no sabemos ni dónde andan, ni qué hacen, etc. Son muy indolentes.
Muy a menudo me veo con mi tío Luis. Días pasados, el día del santo de Florencio, comí con ellos. Florencito, para aprovechar su estada en Londres, se ha metido en un colegio a estudiar inglés. Yo haría otro tanto si no me hubiera entregado al estudio de la anatomía femenina y a la música.
¡Qué quiere, mi madre! Mi padre no sabía hablar inglés, pero sabía hacer hijos, prueba esta monada que te escribe. A mí, aunque me da un poco por el romanticismo, tengo que dejarme llevar. Cada correspondencia que escribo me deja muerto, por eso no soy larguero. No te olvides de mi asuntito con Costa. Yo tengo esperanzas de ganar dinero con mi carrera en Buenos Aires. ¿Para qué me servirá, pues, la miseria que tengo en la testamentaría?
Si se arregla algo, realízame unos pesos y mándamelos. ¡Qué diablos! ¿Para qué demonios quiero esos puchos más tarde? Ahora vendrían de perilla. En fin, si se puede bien, si no también. Apenas te falte algo a ti, ya sabes: pídele a Pancho Wright, que después arreglaremos con el Manco. No vayas a carecer de nada, porque sería un remordimiento eterno en mi vida.
A Lola mis cariños, y a Pollo hacémele un regalito en mi nombre.
A la amiga Justa que muchas gracias por sus cartas, que me han llegado por vía de la China. Que me alegro que esté tan buena y que le agradezco el párrafo quinto de la segunda foja en el que me pregunta por mi salud. Es una monada de cariño la señora de Dimet. Si eso es amargo, que le eche azúcar.
Adiós, mi madre querida, un abrazo de tu hijo.
Miguel Cané
P. S. No voy a París hasta que se calme. Te mando esos pesos que tenía aquí para el regalito a Pollito.
Vale.

Londres, agosto 19 de 1810. Mi adorada madre:

¿Por qué no me has escrito por el paquete inglés del 15 de julio? ¡Cuánto lo he sentido! Hacía quince días que no recibía carta alguna y todas mis esperanzas se han frustrado. ¿No ves, mi buena viejita, que a tanta distancia uno piensa siempre lo peor y que me he creído estuvieras enferma? No me dejes de escribir. De mí no tienes que quejarte. Dime si mis cartas corresponden o no al cariño de un buen hijo. Esta noche, a las 8 y 45 me embarco para Spa, precioso pueblito de baños en la frontera de Bélgica y Francia. Me voy con don Juan José Méndez, que me ha tomado mucho cariño y quiere que lo acompañe a todas partes. Aunque estoy muy bien de salud, tomaré unos cuantos días de baños en Spa, lo que no me hará poco bien que digamos; de allí, Méndez pasa a Viena, Venecia, Suiza y cae luego en París. Yo sigo de Spa a París, donde he sabido que están Juan Cruz y Manuel, no por ellos que ni nos han escrito ni nos han enviado las cartas, sino por Harbals que me ha escrito una carta muy afectuosa en la que me dice que ha sabido que el niño que conoció en compañía del bueno y malogrado Horacio, se ha convertido en un hombre y en un hombre de provecho. No se me hinche, mi vieja.
¿De Manco, qué te diré? Él y Pepa cada día tienen más cariño hacia mí. El Manco es mi amigo verdadero que me confía todas sus cosas y a quien yo pido consejo hasta para enamorar una de estas mujeres, aunque no he conseguido aún hacerlo pecar. ¡Lo que puede el cariño! ¡Figúrate yo Miguel Cané doblegado como una mujer amante y afectuosa a la más mínima palabra de ese hombre adorable cuyas palabras y actos son cariño y siempre cariño! El Manco emplea a cada momento frases delicadas para ofrecerme dinero y más dinero. Como lo dejo en Londres, donde ha resuelto que para su buena Pepa, una mujer angelical, mi madre, por la bondad de su carácter, que vale más que todas esos plumones de sus concuñadas, excepto mi hermana Lola, como él se queda aquí, repito, me ha querido dar carta blanca para Europa. En fin, es el hombre a quien más amo en el mundo. Digno hermano de mi pobre y querido Horacio, cuyo recuerdo es para mí sagrado.
Feliz cuánto se puede ser, sin faltarme nada, viviendo con un hombre que sabe que yo también lo soy, con amplia libertad, con una madre querida que piensa siempre en mí al otro lado del mar, con una hermana a quien adoro y que sé que es feliz ¿qué más puedo desear? ¿Qué me falta? ¡Oh! que este reflejo de mi situación te haga feliz a ti también mi buena madre.
Esta guerra sigue bárbara como no ha habido otra desde el principio del mundo. En la última batalla quedaron cuarenta mil hombres muertos, tres generales, un príncipe, y tres generales heridos. Es un sacudimiento universal. Si la Francia vence se acaban las guerras; si la Prusia, la era de la barbarie de la edad media empieza y la raza latina, es decir la nuestra, desaparece, ante el empuje de los bárbaros teutones, como desaparece una ciudad ante el desborde del océano. ¡Quiera el cielo proteger las armas de la civilización! Paz en la tumba de los soldados y consuelo al corazón de esas madres desgraciadas.
París está ahora tranquilo y no ofrece peligro la permanencia en él.
Con mi pasaporte en regla, mi baulito y mis esterlinas me largo a visitar las t...

Índice

  1. Créditos
  2. Presentación
  3. Rada de Montevideo, mayo 16 de 1870. Querida vieja:
  4. Río de Janeiro, mayo 22 de 1870. Mi querida madre:
  5. Rada de Bahía, mayo 27 de 1870. Mi querida madre:
  6. Lisboa, junio 10 de 1870. Mi querida vieja:
  7. Londres, junio 18 de 1870. Mi vieja querida:
  8. Londres, junio 22 de 1870. Mi madre adorada:
  9. Londres, julio 8 de 1870. Mi querida viejita:
  10. Londres, julio 12 de 1870. Mi madre adorada:
  11. Londres, julio 19 de 1870. Mi buena y adorada madre:
  12. Londres, agosto 1° de 1870. Mi querida vieja:
  13. Londres, agosto 12 de 1870. Mi querida vieja:
  14. Londres, agosto 19 de 1810. Mi adorada madre:
  15. París, agosto 23 de 1870. Mi querida madre:
  16. Bruselas, septiembre 6 de 1870. Mi adorada madre:
  17. Spa, septiembre 12 de 1870. Mi querida madre:
  18. Londres, septiembre 28 de 1870. Madre de mi alma:
  19. Londres, septiembre 28 de 1870. Mi querida vieja:
  20. Londres, octubre 1° de 1870. Querida madre:
  21. Londres, octubre 12 de 1870. Mi querida madre
  22. Londres, octubre 19 de 1870. Señora Eufemia C. de Cané. Buenos Aires
  23. Londres, octubre 28 de 1870. Mi adorada madre:
  24. Londres, noviembre 8 de 1870. Señora Eufemia C. de Cané. Buenos Aires
  25. Londres, noviembre 28 de 1870. Mi adorada madre:
  26. Glasgow, noviembre 28 de 1870. Mi querida vieja:
  27. París, agosto 1° de 1874. Mi buena y querida madre:
  28. París, agosto 4 de 1874. Mi querida vieja:
  29. París, agosto 31 de 1874. Mi adorada madre:
  30. Divonne - 7 septiembre 15 de 1874. Mi queridísima madre:
  31. Florencia, octubre 11 de 1874. Mi muy querida madre:
  32. Londres, diciembre 8 de 1874. Querida madre de mi alma:
  33. Mis queridas madre y hermana:
  34. Lisboa, julio 2 de 1874. Mis queridas madre y hermana:
  35. Burdeos, julio 8 de 1874. Mis queridas madre y hermana:
  36. Agosto 16 de 1874. Mis queridas madre y hermana
  37. París, agosto 1° de 1874. Mi queridísima hermana:
  38. Londres, septiembre 28 de 1870. Querido hermano:
  39. Libros a la carta