Amadís de Gaula I
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Amadís de Gaula I

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Amadís de Gaula I

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Amadís de Gaula es una obra maestra de la literatura fantástica en castellano y el más famoso de los llamados libros de caballerías, que hicieron furor a lo largo del siglo XVI en España. A fines del siglo XV Garci Rodríguez de Montalvo preparó su versión definitiva, cuya edición más antigua conocida es la de Zaragoza 1508, con el nombre de Los cuatro libros de Amadís de Gaula, pero se trata de una obra muy anterior, que ya existía en tres libros desde el siglo XIV, según consta en obras del canciller Pero López de Ayala y Pero Ferrús. Montalvo confiesa haber enmendado los tres primeros libros y ser el autor del cuarto. Todo indica que la versión original de Amadis era portuguesa. Se ha atribuido a diversos autores: la Crónica portuguesa de Gomes Eanes de Azurara, escrita en 1454, menciona como su autor a a un tal Vasco de Lobeira que fue armado caballero en la batalla de Aljubarrota (1385). Otras fuentes dicen que el autor fue un tal João de Lobeira, y no el trovador Vasco de Lobeira. Amadis de Gaula is one of the most famous books of Chivalry called masterpiece of fantasy literature in Castilian and made furor throughout the sixteenth century in Spain. In the late XV century Garci Rodriguez de Montalvo prepeared his final vesion, whose oldest edition known is that of Zaragoza 1508, with the name of the four books of Amadis de Gaula, but it is a much earlier work, that already existed in three books from the fourteenth century, as stated in works of chancelor Pero Lopez de Ayala and Pero Ferrus. Montalvo confesses to have amended the first three books and the author of the fourth. Everything indicates that the original version of Amadis was Portuguese. It has been attributed to various authors: La Cronica portuguesa de Gomes Eanes de Azurara, written in 1454, mentions as the author Vasco de Lobeira who was knighted in the battle of Aljubarrota (1385). Other sources say that the author was a certain Joao de Lobeira and not the troubadour Vasco de Lobeira.

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Información

Editorial
Linkgua
Año
2014
ISBN
9788498977950
Edición
1
Categoría
Literatura
Categoría
Clásicos

Libro primero

Prólogo

Considerando los sabios antiguos que los grandes hechos de las armas en escrito dejaron, cuán breve fue aquello que en escrito de verdad en ellos pasó, así como las batallas de nuestro tiempo que por nos fueron vistas nos dieron clara experiencia y noticia, quisieron sobre algún cimiento de verdad componer tales y tan extrañas hazañas con que no solamente pensaron dejar en perpetua memoria a los que aficionados fueron, mas aquéllos por quien leídas fuesen en grande admiración, como por las antiguas historias de los griegos y troyanos y otros que batallaron, parece, por escrito. Así lo dice Salustio, que tanto los hechos de los de Atenas fueron grandes cuando los sus escritores lo quisieron creer y ensalzar. Pues si en el tiempo de estos oradores que más en las cosas de fama que de interés se ocupaban sus juicios y fatigaban sus espíritus, acaeciera aquella santa conquista que el nuestro muy esforzado y católico rey don Fernando hizo del reino de Granada, cuantas flores, cuantas rosas en ella por ellos fueron sembradas, así en lo tocante al esfuerzo de los caballeros en las revueltas, escaramuzas y peligrosos combates y en todas las otras cosas de afrentas y trabajos que para tal guerra se aparejaron, como en los esforzados razonamientos del gran rey a los sus altos hombres en las reales tiendas ayuntados y las obedientes respuestas por ellos dadas y, sobre todo, las grandes alabanzas y los crecidos loores que merece por haber emprendido y acabado jomada tan católica. Por cierto creo yo que así lo verdadero como lo fingido que por ellos fuera recontado en la fama de tan gran príncipe, con justa causa sobre tan ancho y verdadero cimiento pudiera en las nubes tocar, como se puede creer que por los sus sabios cronistas, si les fuera dado según la antigüedad de aquel estilo en memoria a los venideros por escrito dejaran, poniendo con justa causa en mayor grado de fama y alteza verdadera los sus grandes hechos que los de los otros emperadores que con más afición que con verdad que los nuestros rey y reina fueron loados, pues, que tanto más los merecen, cuanto es la diferencia de las leyes que tuvieron, que los primeros sirvieron al mundo que les dio tal galardón y los nuestros al Señor, el que con tan conocido amor y voluntad ayudar y favorecer los quiso, por los hallar tan dignos en poner en ejecución con mucho trabajo y gasto lo que tanto su servicio es. Y si por ventura algo acá en olvido quedare, no quedará ante la su real majestad, donde les tiene aparejado el galardón que por ello merecen.
Otra manera de más convenible crédito tuvo en la su historia aquel grande historiador Tito Livio para ensalzar la honra y fama de los sus romanos, que apartándolos de las fuerzas corporales les llegó al ardimiento y esfuerzo del corazón, porque si en lo primero alguna duda se halla, en lo segundo no se hallaría, que si él por muy extremado esfuerzo dejó memoria la osadía del que el brazo se quemó y de aquél que de su propia voluntad le lanzó en el peligroso lago, ya por nos fueron vistas otras semejantes cosas de aquéllos que, menospreciando las vidas, quisieron recibir la muerte por a otros la quitar, de guisa que por lo que vimos podemos creer lo suyo que leímos, aunque muy extraño nos parezca. Pero por cierto en toda la su grande historia no se hallara ninguno de aquellos golpes espantosos, ni encuentros milagrosos que en las otras historias se hallan, como de aquel fuerte Héctor se recuenta, y del famoso Aquiles, del esforzado Troylus y del valiente Ajas Talemón, y otros muchos de que gran memoria se hace, según la afición de aquéllos que por el escrito los dejaron, así éstas como otras más cercanas a nos de aquel señalado duque Godofredo de Bullón en el golpe de espada que en la puente de Antíoco dio, y del turco armado, que casi dos pedazos hizo siendo ya rey de Jerusalén. Bien se puede y debe creer haber habido Troya y ser cercada y destruida por los griegos y asimismo ser conquistada Jerusalén, con otros muchos lugares, por este duque y sus compañeros, mas semejantes golpes que éstos atribuyamos, los más a los escritores, como ya dije, que haber en efecto de verdad pasado.
Otros hubo de más baja suerte que escribieron, que no solamente no edificaron sus obras sobre algún cimiento de verdad mas ni sobre el rastro de ella. Estos son los que compusieron las historias fingidas en que se hallan las cosas admirables fuera de la orden de natura, que más por nombre de patrañas que de crónicas, con mucha razón deben ser tenidas y llamadas. Pues vemos ahora si las afrentas de las armas que acaecen son semejantes a aquéllas que casi cada día vemos y pasamos y aún por la mayor parte desviadas de la virtud y buena conciencia y aquéllas que muy extrañas y graves nos parecen, sepamos ser compuestas y fingidas, ¿qué tomaremos de las unas y otras que algún fruto provechoso nos acarreen? Por cierto, a mi ver, otra cosa no, salvo los buenos ejemplos y doctrinas que más a la salvación nuestra se allegaren, porque siendo permitido de ser imprimida en nuestros corazones la gracia del muy alto Señor para ella nos allegar, tomemos por alas con que nuestras ánimas suban a la alteza de la gloria para donde fueron criadas.
Y yo esto considerando, deseando que de mí alguna sombra de memoria quedase, no me atreviendo a poner en mi flaco ingenio en aquello que los más cuerdos sabios se ocuparon, quísele juntar con estos postrimeros que las cosas más livianas y de menor sustancia escribieron por ser a él según su flaqueza más conformes, corrigiendo estos tres libros del Amadís que por falta de los malos escritores o componedores muy corruptos o viciosos se leían y trasladando y enmendando el libro cuarto con las Sergas de Esplandián, su hijo, que hasta aquí no es memoria de ninguno ser visto que por gran dicha pareció en una tumba de piedra que debajo de la tierra en una ermita cerca de Constantinopla fue hallada y traído por un húngaro, mercader a estas partes de España, en la letra y pergamino tan antiguo que con mucho trabajo se pudo leer por aquéllos que la lengua sabían, en los cuales cinco libros, comoquiera que hasta aquí más por patrañas que por crónicas eran tenidos, son con tales enmiendas acompañados de tales ejemplos y doctrinas que con justa causa se podrán comparar a los livianos y febles saleros de corcho que con tiras de oro y de plata son encarcelados y guarnecidos, porque así los caballeros mancebos como los más ancianos hallen en ellos lo que a cada uno conviene. Y si por ventura en esta mal ordenada obra algún yerro pareciere de aquéllos que en lo divino y humano son prohibidos, demando humildemente de ello perdón, pues que teniendo, y creyendo yo firmemente, todo lo que la Santa Madre Iglesia tiene y manda, más simple discreción que la obra fue de ello causa.

Los cuatro libros del invencible caballero Amadís de Gaula en que se tratan sus muy altos hechos de armas y apacibles caballerías

AQUÍ COMIENZA EL PRIMER LIBRO DEL ESFORZADO CABALLERO AMADÍS
HIJO DEL REY PERIÓN DE GAULA Y DE LA REINA ELISENA
El cual fue corregido y enmendado por el honrado y virtuoso caballero GARCI RODRÍGUEZ DE MONTALVO, regidor de la villa de Medina del Campo, y corrigióle de los antiguos originales que estaban corruptos y mal compuestos en antiguo estilo por falta de los diferentes y malos escritores, quitando muchas palabras superfluas, y poniendo otras de más pulido y elegante estilo tocantes a la caballería y actos de ella.
No muchos años después de la Pasión de nuestro Redentor y Salvador Jesucristo, fue un rey muy cristiano en la pequeña Bretaña, por nombre llamado Garinter, el cual, siendo en la ley de la verdad de mucha devoción y buenas ma...

Índice

  1. Créditos
  2. Presentación
  3. Libro primero
  4. Libros a la carta