Individuos, Grupos y Organizaciones Bajo La Superficie
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Individuos, Grupos y Organizaciones Bajo La Superficie

Una Introduccion

  1. 220 páginas
  2. Spanish
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Individuos, Grupos y Organizaciones Bajo La Superficie

Una Introduccion

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Índice
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Información del libro

This volume is an introductory text to the individual and organizational dynamics by an author with extensive experience in the field. It examines the unconscious processes of human behavior that affect all organizations and institutions. It is aimed at those who are currently employed as managers or consultants, management students, and others wit

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Información

Editorial
Routledge
Año
2019
ISBN
9780429515422
Edición
1
Categoría
Psicología

CAPÍTULO I


Las personas

Si fuéramos a adoptar un planteamiento más tradicional, bien podríamos pedir garantías de que mediante el desarrollo de estructuras, políticas y estrategias formales, y proporcionando una gestión de dirección para los miembros de la organización, nuestro éxito sería más que probable; o, dicho de otra manera, conseguiríamos hacerlo bien. Pero para la mayoría de nosotros nuestra experiencia consiste en que, a pesar de los muchos libros que hayamos leído, de los numerosos cursos a los que hayamos asistido y de los muchos cambios que hayamos realizado, las organizaciones de las que nos hemos ocupado, aún no han tenido éxito y algunas incluso han fracasado por completo. Incluso cuando hemos seleccionado las que nos parecían que contaban con el mejor personal y les hemos proporcionado los términos y condiciones atractivos y algunas de las mejores condiciones de trabajo, muchos de nosotros todavía no llegamos a alcanzar el éxito que habíamos previsto en las organizaciones de las que se trataba.
Para quienes tienen experiencia y para los gestores o profesionales cualificados esto puede resultar confuso y preocupante. En muchos casos, sus conocimientos y su aprendizaje puede que les haya ayudado a hacer frente a determinadas situaciones de una manera efectiva, pero ahora todo está saliendo mal. En esta etapa, voy a pediros que os planteéis la posibilidad de que haya otros fenómenos que inciden en estas organizaciones: aquellos que distan mucho de ser evidentes; más difíciles de entender; y que no están disponibles en los libros ni en cursos de gestión habituales. Quizás tampoco sea posible “hacerlo bien” en muchas circunstancias y que incluso hacerlo bien hasta cierto punto requiere que, además de los procedimientos formales, también requiramos un entendimiento de los fenómenos que hay bajo la superficie y que se producen en todos los grupos, organizaciones e instituciones. Cuando adoptamos este enfoque podemos descubrir que estos fenómenos que hay bajo la superficie son algunos de los motivos por los que las organizaciones no han llegado a tener un éxito completo.
Llegar a una posición desde donde podemos empezar a entender la influencia que los procesos que hay bajo la superficie tienen en los grupos, organizaciones e instituciones depende de cómo los veamos. Si sólo podemos ver las cosas como se nos presentan, lo que podríamos llamar su apariencia exterior, simplemente podemos ver personas a las que todo les cuesta y personas útiles; o podemos ver sólo estructuras y estrategias. Pero eso sería ignorar aquellos procesos que se expondrán en este libro. Si vemos a los grupos, organizaciones e instituciones como procesos del comportamiento humano, vemos otras cosas. Con esta información añadida ahora podemos empezar a tratar de entender por qué un individuo es aparentemente difícil o útil. O por qué lo que fue considerado por la alta dirección como una estructura racional, sensata y organizativa estaba siendo rechazado por los trabajadores, y por qué otros cambios previstos se enfrentaban a la hostilidad. Es esta forma de mirar en la que nos concentraremos en este libro.
En este capítulo, inicio el proceso exponiendo y estudiando la forma en que los procesos y dinámicas que hay bajo la superficie y que son relativos a los individuos tendrán importantes consecuencias en la dinámica del grupo, la organización y la institución. Soy de la opinión de que el individuo es el bloque de construcción principal en toda actividad humana y que no importa cuál sea la actividad, ya sea relativa a las relaciones o a los grupos, la comprensión de la persona debe estar en el centro de nuestro estudio. Comenzar por el individuo, como ocurre en la vida real, proporciona una base desde la cual podemos examinar las relaciones y los grupos. Yo sugeriría además que, sin un entendimiento de las actividades del individuo que hay bajo la superficie, no podríamos empezar a entender a los grupos, las organizaciones, o las instituciones.
Como seres humanos estamos constantemente implicados en el proceso de creación de significado —eso es lo que hacen los seres humanos. Visto a la luz de nuestros datos de los sentidos normales —vista, oído, olfato y tacto— generalmente podemos entender este concepto. Sabemos que diferentes personas a veces hacen diferentes interpretaciones del material que se les presenta. De hecho, podemos incluso ser generosos y aceptar que para la persona implicada “la percepción es la realidad”. Además, siempre podemos consultar con ellos cómo están viendo algunos determinados datos de los sentidos compartidos. Pero las cosas son más complicadas cuando nos detenemos a observar más detenidamente a un ser humano medio. Puede parecer un concepto extraño, pero es importante entender que no existe un individuo solo como tal. La verdad es que todos formamos parte de un grupo desde la más tierna infancia. En los primeros días la madre proporciona el contexto en el que se lleva a cabo el desarrollo, y desde el punto de vista del recién nacido, ella forma parte del propio yo. No existe un bebé como tal, tan solo un campo madre y bebé. De hecho, la sustancia del argumento de las relaciones de objeto en el psicoanálisis, que es algo que yo comparto, es que la característica dominante de la psicología humana es un impulso para formar relaciones —una orientación social. Desde la relación temprana de la madre y el niño en el entorno de sujeción materna, se desarrolla una relación a través de la capacidad de ambas partes de experimentar y ajustarse a la naturaleza de cada uno.
El individuo es el elemento dominante en el proceso de la creación de significado y él o ella desarrollan un cúmulo de conocimientos y sentimientos interiorizados que se compara con los datos de los sentidos en el entorno para producir significado. Los procesos que hay bajo la superficie que ayudan al individuo a darle sentido a su mundo y los que usamos para ayudarnos a hacer frente a los pensamientos y sentimientos insoportables, se vuelven parte de nuestro mundo interno. En todos los casos, estos procesos tendrán consecuencias importantes en la dinámica del grupo, la organización y la institución.

1. Introducción: nunca solo un individuo—sino un individuo como bloque de construcción primario de toda actividad humana.

Sin reflexión, las personas pueden sentirse inclinadas a aceptar las explicaciones que se les presentan fácilmente para muchos aspectos de la experiencia humana. El hecho de que las explicaciones importantes sean identificadas con posterioridad como carentes de una buena base no parece detener a los seres humanos para que sigan procediendo de esta forma. Tal vez un ejemplo muy relevante podría hacer referencia al uso del psicoanálisis como ciencia social. Más de cien años han pasado desde que se presentó al mundo el psicoanálisis. Desde entonces, se han producido muchos avances y aclaraciones que han hecho que se convierta en una disciplina de enorme aceptación y que ha que demostrado su valor como teoría y práctica beneficiosa para la comprensión de la conducta humana. Sin embargo, muchas disciplinas sociales no se reflejan en su práctica al no poder reflexionar sobre su práctica a la vista de esa información y, en cambio, se basan en las explicaciones que se presentan con acceso fácil.
Otro ejemplo importante que podemos citar es el concepto al que se hace referencia arriba: no existe una cosa que sea “sólo un individuo”. En aras de la claridad, me permito de vez en cuando referirme a los individuos y a los grupos como si fueran susceptibles de análisis como individuos o grupos aislados, aunque esto claramente no sea así. Desde el momento de su nacimiento, nos encontramos en un estado constante de relacionalidad con otros individuos y grupos. De niños dependemos de nuestra madre para nuestra propia supervivencia y para nuestro bienestar psicológico. De hecho, nunca hay “sólo una madre”: ella está influenciada por su relacionalidad hacia el niño y responde a las necesidades tanto físicas como psicológicas del niño. Existe una influencia mutua entre madre e hijo y este proceso continúa con otras personas a lo largo de nuestras vidas.
Podemos relacionarnos con los demás en virtud de toda una serie de razones. Por ejemplo, podríamos estar relacionados como compañeros de profesión o colegas de trabajo o podríamos estar relacionados como miembros de una iglesia u otro grupo social. Se trata de unas formas bastante típicas y evidentes de relación social. Pero, al igual que ocurre con la madre y con su hijo, se da un estado de relacionalidad tanto en el nivel psicológico como en el social. Podemos describir útilmente la relacionalidad como los procesos de influencia mutua que se dan entre individuo e individuo, entre individuo y grupo, entre grupo y grupo, y entre grupo y organización. Más allá, podríamos considerar la relación que existe entre la organización y la sociedad en general. La relacionalidad social es importante, pero mucho más interesante para nuestros fines actuales es nuestra relacionalidad psicológica con otros individuos o grupos.
El proceso de influencia mutua que existe entre los individuos es un proceso continuo que tendrá consecuencias en casi todo lo que hacemos. Por ejemplo, los sentimientos y fantasías que tenemos acerca de otro individuo tendrán importantes consecuencias en la forma en que nos relacionamos con ese otro individuo. Por ejemplo, un cliente que era jefe de nivel intermedio se refirió a la jefa que tenía por encima de él diciendo: “No le gusto”. Cuando le pregunté por qué, me dijo que unas semanas antes había presentado un informe a la jefa que ella indudablemente pensó que era de mala calidad y, desde entonces, ella no le había dicho nada. Cuando indagué más en el tema con él, pensó que este punto de vista se basaba en sus sentimientos y fantasías y que tenía que hablar con la jefa para aclarar lo que había pasado. Cuando lo vi la siguiente vez, me dijo con alegría que a su jefa le había gustado bastante el informe y que no había hecho nada hasta la fecha por otros asuntos que podrían afectarlo. De hecho, tenían una muy buena relación.
No hay escape de la relacionalidad. Incluso si, como adultos, nos sentamos solos en el aislamiento de nuestras propias casas reflexionando sobre algún problema o asunto, nunca estamos solos en nuestras mentes. Todavía estamos unidos a muchas otras personas en un estado de relacionalidad y esto causará un efecto en nuestra reflexión. La noción de relacionalidad sirve para recordarnos que no podemos ignorar el hecho de que todo está integrado en el contexto social de la vida de los individuos, en particular en el grupo primario dominante, la familia. En cualquier situación dada en un grupo u organización nos encontramos en un estado de relacionalidad con los demás, y esto dará lugar a la influencia mutua entre individuos y grupos. Será útil para el lector reflexionar sobre la noción de relacionalidad que se presenta a lo largo del libro, a pesar de que puedo estar refiriéndome a la actividad del individuo o del grupo. Sin embargo, también tenemos que tener en cuenta la noción igualmente importante de que es sólo el funcionamiento de las mentes individuales lo que hace que el ser humano sea posible como colectivo. Sin la mente humana, ni el lenguaje, ni la cultura, ni las reglas podrían existir. En consecuencia, aunque nos estemos refiriendo a una psicología social, tenemos que entender un poco la forma en la que el individuo da sentido al significado.
Entre los estudiantes de ciencias sociales siempre ha habido quienes han admitido el hecho de que un poco de conocimiento de la mente humana y de sus modos de funcionamiento es una parte esencial de su equipo, y que el exitoso desarrollo de las ciencias sociales debe ser dependiente de dicho conocimiento. Como se ha podido deducir del Prefacio, yo comparto en gran medida este punto de vista. Por lo tanto, continuaré a partir de la noción de que el yo es la función organizadora que existe dentro del individuo y la función mediante la cual un ser humano puede relacionarse con otro. No importa cuáles sean las circunstancias, nosotros como individuos desempeñamos un papel central a la hora de dar sentido a nuestras experiencias.
La noción de que constituimos la realidad en lugar de que sea algo que sucede de algún modo puede parecer extraña a las personas no reflexivas que estén más dispuestas a contentarse con simples respuestas a las preguntas que se dan en torno a la experiencia. Como ya hemos dicho, en el mundo no reflexivo juzgar las cosas por sus apariencias puede dar como resultado que veamos únicamente estructuras, políticas y estrategias formales, o personas difíciles y útiles, como si fueran hechos existentes. Pero cuando reflexionamos sobre los procesos que se siguen hasta llegar a la conclusión de que alguien es difícil, nos damos cuenta de que esto puede no ser así. Como ejemplo, vamos a suponer que a “Peter”, que podría ser médico en un hospital o encargado en una fábrica, se le considera difícil. Como explicaremos detalladamente más adelante, como individuos no disfrutamos simplemente de todos los datos de los sentidos de que somos conscientes. Nuestros procesos perceptivos actúan como un filtro que deja pasar algunos datos de los sentidos y hace caso omiso de otros. En pocas palabras, en el caso de “Peter” podemos estar tan molestos por las actividades que entendemos como difíciles que filtramos el resto de la información, parte de la cual puede representar a Peter de forma positiva. De este modo, estamos totalmente sumidos en el proceso de creación de significado y desde un aspecto del comportamiento, etiquetamos a “Peter” como alguien difícil.
Por decirlo de un modo más preciso, no se trata de una situación en la que una persona crea el significado; más bien, la actividad de ser una persona es la actividad de creación del significado. Si reflexionamos atentamente sobre el proceso, podemos entender que no hay sentimiento, ni experiencia, ni pensamiento, ni percepción que sea independiente de un contexto de creación de significado en el que se convierte en un sentimiento, una experiencia, un pensamiento, una percepción, porque los seres humanos somos el contexto para la creación de significado. Sin la actividad humana, estos fenómenos simplemente no existirían. Si nosotros, como seres humanos, no absorbiéramos nuestras diversas sensaciones y las tradujéramos en algo, estas no serían lo que son. Por lo tanto, podemos decir que el ser humano es una actividad. No se trata de que el ser humano haga cosas por el hecho de hacerlas, se trata de que las haga por el hecho de ser.
También podemos decir que, como seres humanos, estamos participando constantemente en el proceso de creación de significado y que la personalidad es un proceso dinámico. Esto hace referencia a todo tipo de conocimientos, incluido el conocimiento cognitivo y el conocimiento experiencial tales como la concepción, las emociones y el inconsciente, todos ellos tienen sus orígenes en el mundo privado (interior) de un individuo humano. Por lo tanto, volviendo a Peter, si somos los creadores de significado en el proceso de verle a él como una persona “difícil”, puede que suceda que sea nuestra experiencia la que influya en la decisión y no tanto la conducta de Peter. Es este un nivel importante de investigación y comprensión, no sólo debido a la función básica de la creación de significado del individuo, sino también porque afecta a procesos y dinámicas individuales, especialmente a los que se producen bajo la superficie, que tienen consecuencias considerables en las relaciones y en los grupos.
Antes de proceder a dar una explicación de los diversos procesos quenos ayudarán a llegar a un entendimiento más profundo del individuo, puede resultar útil tener en cuenta las características de la personalidad. En resumen, podemos decir que la “personalidad” se puede caracterizar por lo siguiente:
1. Es un proceso psico-social.
2. Se manifiesta por la uniformidad y la continuidad.
3. Recibe la influencia de los procesos conscientes e inconscientes.
4. Es única para cada individuo.
5. Se trata de un proceso dinámico.
6. Se manifiesta de tal modo que el individuo producirá formas de comportamiento que serán psicológicamente ventajosas para él o ella en las condiciones impuestas por el entorno.
Estas características pueden resultar útiles cuando nos ocupemos en detalle de las investigaciones de los diferentes conceptos.
En los siguientes apartados examinaré algunos de los aspectos importantesdel mundo que hay bajo la superficie y que tendrán consecuencias en nuestra creación de significado. Estos pueden ser categorizadosconvenientemente como algo que nos ayuda a dar sentido a nuestro mundo; y los que usamos para ayudarnos a hacer frente a pensamientosy sentimientos insoportables. Voy a empezar por una actividad muy básica, la de clasificación y conceptualización de la realidad. Setrata de una actividad tan frecuente, que incluso podríamos decir que se trata de una actividad continua, sobre la que rara vez se reflexiona. Sin embargo, como se demostrará más adelante, es un proceso enormemente subjetivo que tiene consecuencias considerables en todo lo que hacemos.
Dar sentido a nuestro mundo.

2. Clasificación y conceptualización de la realidad.

Una reflexión rápida sobre nuestra experiencia de cada momento decada día nos permitirá entender lo polifacética y extensa que es. Para ponerlo aún más difícil, cada momento y cada experiencia son únicose irrepetibles. Esto significa que a menos que seamos capaces de clasificar nuestra experiencia conforme a alguna similitud no podremosdarle sentido a esa experiencia. Sin algún tipo de categorización estaríamos encarcelados en la singularidad del aquí y ahora. La reducciónde la experiencia en alguna forma familiar de categorías es, por lo tanto, fundamental.
A través del proceso de clasificación y denominación de este mundo de infinita variabilidad estamos en condiciones de garantizar cierta continuidad y, por lo tanto, obtiene sentido a partir de la gran complejidad de esta experiencia. Pero, por supuesto, este es un proceso enormemente selectivo. No vivimos en un mundo donde discriminamos entre todos los posibles estímulos sensoriales de nuestro entorno, ni tampoco reaccionamos ante cada estímulo como si fuera nuevo y extraño. En efecto, optamos por ignorar muchas de las diferencias de percepción que hacen que cada objeto sea único. El sistema por el que optamos principalmente es la denominación.
A partir de ahí entenderemos que los objetos de nuestro mundo se nos presentan ante nosotros sin clasificar. Las categorías en las que se dividen son categorías en las que nosotros los dividimos. Dicho de otra manera, como seres humanos estamos constantemente comprometidos en el proceso de creación de significado, que es lo que hacen los humanos. Cuando distinguimos una clase de cosas o acciones de otra estamos creando fronteras artificiales en un campo que es, de manera natural, continuo. En principio estos límites creados no tienen dimensiones, sin embargo, todos nosotros los consideramos como si fueran reales.
Como explicación, podríamos poner el sencillo ejemplo de los perros. En los dos extremos las personas ven a los perros, o bien como animales encantadores, tiernos y adorables a quienes se les considera “el mejor amigo del hombre”; o bien como criaturas desagradables, maliciosas y temibles a las que deberíamos evitar. En función de nuestras propias experiencias únicas y particulares, categorizaremos a los perros en algún lugar de la escala que va desde el mejor amigo del hombre hasta una criatura temible. El hecho de que el perro en concreto que se esté experimentando en el momento no muestre ninguna de las características que se le atribuyen resulta totalmente irrelevante para nuestro proceso de creación de significado. Las categorías creadas en las que hemos dividido a los perros y que luego seguimos usando son lo que consideramos reales. Y esta, por supuesto, es precisamente la manera en la que determinamos y categorizamos a Peter como alguien “difícil”.
El mundo al que respondemos, el mundo hacia el que se dirige nuestro comportamiento, es el mundo tal como lo simbolizamos, o tal y como nos lo representamos a nosotros mismos. Los cambios en el mundo real deben ir seguidos por cambios en nuestra representación del mismo si tiene que afectar a nuestras expectativas y, por lo tanto, a nuestro comportamiento subsiguiente. Nos fijamos en el mundo según lo que hemos aprendido a esperar de nuestra experie...

Índice

  1. Cover
  2. Half Title
  3. Title Page
  4. Copyright Page
  5. Table of Contents
  6. Acerca Del Autor
  7. Prefacio
  8. Capítulo I Las personas
  9. Capítulo II Las relaciones
  10. Capítulo III Los grupos
  11. Epílogo
  12. Bibliografía Recomendada
  13. Organizaciones Que Proporcionan Aprendizaje Sobre Las Relaciones Grupales (En Orden AlfabÉtico Por Países)
  14. Acerca de Opus
  15. Acerca de Ispso