La narrativa como memoria del maltrato
eBook - ePub

La narrativa como memoria del maltrato

Violencia en México. De lo social a lo escolar

  1. Spanish
  2. ePUB (apto para móviles)
  3. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

La narrativa como memoria del maltrato

Violencia en México. De lo social a lo escolar

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

Este libro que el lector tiene en sus manos constituye un esfuerzo investigativo y narrativo de los autores por reconstruir cómo la violencia en México viene penetrando todas las estructuras de la sociedad y, especialmente, su impacto en la educación y directamente en la escuela, en tanto que allí se reflejan y emulan de manera directa los conflictos por los que atraviesa una sociedad. En otras palabras, es la reconstrucción de la memoria, una memoria viva que tiene como razón vital no olvidar los acontecimientos violentos que han marcado la historia de este país durante los últimos años.

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a La narrativa como memoria del maltrato de Mª Teresa, Prieto Quezada en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Social Sciences y Sociology. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2017
ISBN
9789586319782
Categoría
Social Sciences
Categoría
Sociology

Los “ninis”: jóvenes que no trabajan ni estudian en una colonia de Guadalajara Jalisco, México

He ido siempre con gente del barrio.
Amigos de pequeño.
Vas cambiando las amistades
pero tienes cuatro o cinco amigos fijos.
Donde van ellos vas tú
y donde vas tú van ellos…
CARLOS FEIXA
Con gran sorpresa de mi parte,
descubrí consultando diccionarios de afamados lexicógrafos,
que había palabras usadas por los “chavos-banda” que tenían un origen remoto
en la germanía y el caló gitano del Medioevo español,
lo cual me sugirió que el lenguaje marginal ha mantenido potencialmente sus características
a lo largo de toda la historia del español.
LAURA HERNÁNDEZ M.
Aproximadamente la colonia se fundó en el año de 1936,
con un total de 12 habitantes,
encontrándose en completo abandono por parte
de las autoridades de aquel tiempo.
Se menciona que eran parcelas con distintos árboles frutales,
había de mango, olmo, laurel, mezquite, pino, entre otros,
de ahí es de donde viene precisamente el nombre de Fresno,
debido a la gran variedad de flora existente en la colonia…
POST ANÓNIMO DE LA PÁGINA DE FACEBOOK DEL COMITÉ VECINAL DE LA COLONIA DEL FRESNO, FEBRERO DE 2013
Hay, por supuesto, alguien que falta,
y que deja vacíos los espacios que ocupaba,
rodeado de todos los adminículos que se han quedado
sin dueño, absurdos; el silencio ha crecido desde
entonces. Los que se quedan presentes, habitan
un ambiente que ha sido abandonado,
como las ruinas, y sus comportamientos se
acomodan a tal ambiente, como los fantasmas.
PABLO FERNÁNDEZ CHRISTLIEB
Para los que piensan que los pobres no tienen
cultura, el concepto de una cultura de la pobreza puede
parecer una contradicción. Ello parecería dar a la pobreza una cierta dignidad y una cierta posición.
Mi intención no es esa. En el uso antropológico
el término cultura supone, esencialmente, un patrón de vida
que pasa de generación en generación.
ÓSCAR LEWIS

La comida de Rancio

La botella de salsa Valentina se vacía hasta casi la tercera parte: es la de etiqueta negra, la más picosa y temida por quienes padecen úlcera gástrica. Rancio anega con ella su paquete grande de frituras de harina de papa, disolviéndolas, volviendo el contenido de la bolsa de botanas en una mezcla acuosa color ámbar. Antes, agregó el jugo de tres limones completos, sal de grano y generosas cucharadas de una salsa mexicana, típica del barrio, la cual contiene una mezcla explosiva de jitomate, cebolla, cilantro y repollo, finamente picados, amén de sendas rebanadas de chiles habaneros frescos, casi un veneno de tan enchilosos. Rancio anuda con destreza su bolsa de churritos de medio kilo, sellándola por fuera y luego perfora con sus grandes dientes amarillentos y deteriorados su lado opuesto, realizando un pequeño orificio por donde succionará la potente mezcla para ingerirla.
“¡Es mi comida de hoy…!”, dice a la comerciante, quien también ofrece papas caseras fritas, salchichas en forma de moluscos, nieves de hielo raspado con almíbares hechos en casa, platos de fruta picada con yogurt y crema, llamados biónicos, y otras botanas. Nadie le responde, algunos clientes y curiosos se le quedan mirando, sorprendidos con la cantidad de picante que utilizó.
“¡Es mi comida…!”, insiste Rancio, tratando de llamar la atención de los niños y adultos, quienes también consumen diversas sabrosuras en el puesto de botanas. Su voz aún es de niño, con algunos gallos desafinados que anuncian su próxima entrada a la pubertad. Tiene 13 años.
Cuando dice que la bolsa de botanas es su comida, no está mintiendo. Se refiere a que realmente será el único alimento que tome en toda la tarde. Quizá en la noche consiga que alguien le regale un par de tacos de suadero o un pan con una Coca-Cola. La solidaridad con indigentes y personas de la calle por parte de los vecinos y comerciantes no es rara en la colonia. La presencia del mercado en su centro y el tianguis permanente por la Avenida Fresno son garantía para los vagabundos y teporochos, de que las sobras de la venta de alimentos nunca faltarán para el necesitado. Pero también hay probabilidades de que Rancio no coma nada hasta el otro día.
Como no logra atraer toda la atención que quisiera, se aleja arrastrando sus pies, calzados en unos antiguos Nike de bota, desgastados y perforados de tal forma que sus dedos sin calcetines sobresalen, haciéndolos lucir más que tenis de basquetbolista como sandalias de playa.
Se tira en su esquina preferida de la calle Nogal y prosigue a succionar de la bolsa de plástico el contenido completo de su sopa de churritos con salsas y bastante limón.
A la falta de platos y cucharas, Rancio suele utilizar la misma técnica del succionado de bolsas perforadas para consumir diversos alimentos y estupefacientes. Con esta, puede comerse una torta ahogada entera, una vez que el birote salado y las carnitas y chicharrones de cerdo hayan sido suficientemente humedecidos en las salsas de jitomate y chile de árbol, como para convertirlas en un líquido tan maleable que puede atravesar sin problema el agujero de sus dientes frontales. Del mismo modo, es utilizada para inhalar el aroma mata neuronas de su “bolsazo”, también conocido como “mona”: algunos miligramos de solvente para muebles o resistol industrial, que son respirados con solemnidad dentro de la bolsa hasta inducir un estado de somnolencia y relajación prolongadas.
Cuando Rancio se encuentra inhalando su “mona”, parece el niño que todavía es, regresa a la época en que se chupaba el dedo o más atrás, quizá, cuando bebía leche materna del pecho de su mamá o biberón. Como si la droga fuera una forma en que el muchacho se aferrara a la ausencia de la madre, quien lo echó de su casa hace un par de años porque no le gustaba la escuela y tampoco quería trabajar.
Cerca de la noche se le ve jugando con una vieja pelota de frontón un partido contra sí mismo sobre el muro de su esquina predilecta. Aunque se junta con bastante gente y juega con variados y numerosos grupos de niños y jóvenes, no tiene muchos amigos en realidad. Sus lazos, del mismo modo que los de muchos ninis y jóvenes que abundan en esta colonia, no son en realidad demasiado profundos, sino que tienden a ser más bien superficiales. Sujetos a la conveniencia, a la oportunidad del momento, si alguien tiene algo de dinero, trae droga o algo para comer. Entonces, todos son amigos cuando hay tortillas que compartir, solvente, marihuana…, cuando no, ya no.
Los pelotazos se escuchan hasta la una de la mañana, más o menos. Los vecinos de las calles Lima, Primavera y Nogal están acostumbrados a dormirse arrullados por el agudo golpeteo de la pelota de Rancio sobre las bardas ralladas por los grafiteros.
Pocos saben que su verdadero nombre es Ramsés, pero como los vecinos desconocen el homónimo del emperador egipcio, sobre todo los niños lo bautizaron como Rancio, al fin y al cabo suenan parecido.
La madrugada se va tranquilizando, los motores y cláxones de los autos provenientes de las grandes avenidas cercanas: Washington, Lázaro Cárdenas, Colón, Roble, etc., se acallan paulatinamente. La pelota de frontón se queda igualmente quieta.
Rancio regresa a su esquina predilecta donde come, se droga y pernocta, extrae una gruesa chamarra donada por algún piadoso de debajo de una RAM Charger 91 abandonada. Como es en extremo delgado, la prenda se convierte para él en un casi perfecto sleeping bag. Se envuelve en ella, tapando también su rostro morenísimo con su cachucha de los Bulls de Chicago, se recuesta en la banqueta, protegido a medias por la antigua RAM y es devorado por un profundo sueño hasta la mañana siguiente.

El árbol de fresno de la calle Fresno y el galán don Salomé

Don Salomé, un viudo septuagenario de oficio herrero, nativo del lugar, narró que a la Colonia del Fresno la nombraron de esa manera debido a un representativo árbol de fresno, el cual permaneció en pie hasta los años sesenta, muy cerca de lo que hoy es el mercado municipal, a partir de él se le dio ese nombre a toda la colonia. “Era un fresno casi gigante que salía de la banqueta, abarcando una parte de la calle. Cuando la ampliaron y pavimentaron, tumbaron el árbol. Ojalá lo hubieran dejado…”.
Don Salomé es muy alto, viste impecable y cuida mucho su aspecto físico, es un asiduo visitante del Templo de Nuestra Señora de Lourdes, la parroquia principal. No se pierde nunca la misa de las ocho de la mañana los domingos, la que es cantada por el Coro de la Tercera Edad, medio desafinado, acompañado por dos guitarristas de más de setenta años, igualmente fuera de tono y desafinados. Además de su ferviente catolicismo, uno de los principales intereses de don Salomé por las liturgias del domingo, por encima de todo lo demás, son las viudas y solteronas de más de cincuenta años que no salen de la iglesia: “Tengo tres novias…”. Confiesa en una ocasión, mientras sonreía discretamente, colocando sus finos y alargados dedos medio e índice de carpintero, sobre ambos labios sensuales. En ningún momento resultó vulgar a pesar del tono de su comentario.
Cuando estuve casado era muy derecho, nunca le fui infiel a mi señora, siempre nada más del trabajo a la casa y de la casa al trabajo o a misa… No es que ahora me aproveche de que murió mi esposa, pero la verdad es que siempre me porté demasiado bien y ya estaba cansado…
Yo nací aquí en la colonia, aquí me casé y he vivido en la misma casa desde niño, donde ahora tengo mi taller… Mis hijos también nacieron aquí y dos de ellos también viven en el Fresno…
Los casos de familias dentro de la colonia que nacen, tienen hijos, nietos e incluso bisnietos, quienes permanecen o procuran quedarse en ella, son frecuentes. Hay familias cuya totalidad de sus miembros viven en la misma casa, en la cuadra o relativamente cerca, pero dentro de la colonia. Don Salomé solo llega a los nietos en su descendencia, pero está el caso de don Cacho, de casi noventa años de edad, cuyos hijos se dedican a vender tortas ahogadas, hamburguesas y burritos, y además ya tiene bisnietos de dieciséis años y no tarda en contemplar la llegada de una generación más de su simiente, pues se encuentra bastante lúcido y entero físicamente.
En el Fresno, existen tesoros insustituibles dentro de la colonia. Personajes singulares que no se verían en otro lado: gente que vive exclusivamente de sus pequeños comercios informales y a pequeña escala, talleres improvisados dentro de las viviendas que fabrican las más inesperadas cosas: artesanos, pintores, escultores, chefs, trovadores y compositores, intelectuales de izquierda que elaboran muebles de madera, tapiceros autodidactas; criadores de perros de pelea y palomas mensajeras; gente que todavía prepara pan en hornos de leña hechizos, en su patio, que cocina elotes, cacahuates, garbanzos y prepara tamales en tambos de hierro hervidos en hogueras y estufas improvisadas; comida de todo tipo que vuelve a la colonia una de las más ricas en variedad y diversidad culinaria, es posible encontrar casi cualquier tipo de platillo o alimento en ella, bastante bien sazonado, por cierto. Hay muchos pequeños comerciantes independientes que elaboran y venden sus productos u ofrecen sus servicios dentro de sus casas, esforzándose por dar al Gobierno lo menos o, si es posible, nada de sus ganancias a través de impuestos que cada día son más altos y difíciles de eludir.

Una agujero sellado herméticamente

La Colonia del Fresno posee particularidades que la vuelven única. Surgió en los años treinta, cuando el concepto de barrio era predominante en muchos lugares de Guadalajara y Ciudad de México. Existen algunos registros no oficiales por parte del Comité Vecinal que indican que su fundación data de 1936. Fue construida en un inicio en medio de huertas que antaño albergaron a miles de árboles: frutales y de ornamento, de donde viene su nombre “Fresno”. En la memoria de los vecinos de la tercera edad, se mantiene todavía el recuerdo de cuando la colonia era muy rica en flora, con abundantes predios que contenían grandes cantidades de árboles frutales.
La colonia fue fundada cerca de las vías del tren por empleados del ferrocarril y obreros de algunas industrias construidas en la zona, quienes quisieron quedarse a vivir cerca de la estación de trenes. El Fresno es una colonia obrera y ferrocarrilera desde sus orígenes.
Los terrenos con huertas y árboles desaparecieron conforme la colonia aumentó sus calles, casas y comercios, al punto de que las áreas verdes son prácticamente inexistentes; actualmente, esto representa uno de sus mayores problemas. Del árbol del fresno y otros que algún día existieron en la colonia solo sobreviven hoy en día los nombres en sus calles: Primavera, Olmo, Nogal, Naranjo, Plátano, Pino, Roble, Mandarina, Limón, etc.
El pavimento llegó por fin en los años sesenta. La proximidad del Fresno con el ferrocarril fue al inicio una de sus cualidades e incluso ventajas, pero con el tiempo se volvió una de sus limitantes.
Las vías de trenes fueron el principio de su aislamiento. Luego surgieron avenidas muy grandes que la fueron cercando y cerrando herméticamente: Lázaro Cárdenas, por la parte sur; Mariano Otero en el lado occidente, y, para rematar, el Tren Ligero y Avenida Colón, en el límite oriente de la colonia. Fresno quedó aislada por sus cuatro costados, por medio del ferrocarril y las grandes avenidas, encerrándola, convirtiéndola en un agujero de ratas y sabandijas, con solo dos o tres accesos limitados para entrar o salir de ella. De manera que pueden suceder muchas cosas dentro de Fresno sin que nadie que no viva dentro de ella lo sepa.
El mismo aislamiento brinda a sus habitantes una mentalidad muy particular; a pesar de sus problemas, la mayoría de ellos no quieren irse de la colonia. Hay familias que permanecen por generaciones y que siguen queriendo vivir en ella. Mucha gente nace en la colonia, trabaja dentro de ella, se casa con personas de aquí mismo, elabora y vende sus cosas en el mismo lugar. Dado que es posible encontrar todos los servicios y productos dentro, si alguien se lo propone, no necesitaría salir prácticamente del Fresno jamás.
La sensación de un espacio cerrado, casi hermético, cuyos patrones culturales siguen repitiéndose a lo largo de décadas, vuelve al Fresno un campo de estudio rico y fascinante para cualquier estudioso. Personajes como Rancio, don Salomé y don Cacho, entre muchos otros, son sujetos interesantísimos a los cuales seguir la pista.
También, lo son la cantidad de jóvenes, ligados y prisioneros de estos patrones, que abandonaron la escuela; incluso algunos de ellos como Rancio no saben leer ni escribir. Tampoco trabajan y no hacen otra cosa más que pasar las tardes inhalando sustancias, fumando hierba, navegando en sus teléfonos celulares y mirando pa...

Índice

  1. Cubierta
  2. Portadilla
  3. Página legal
  4. Tabla de contenido
  5. PRESENTACIÓN
  6. EL TRASFONDO DE LA VIOLENCIA: RAÍCES PROFUNDAS DE LA VIOLENCIA EN MÉXICO
  7. LA VIOLENCIA COMO MEDIO ÚNICO DE SOBREVIVENCIA EN MÉXICO: EL CASO DE IGUALA, GUERRERO
  8. SIN OPCIONES CONTRA LA VIOLENCIA: LOS JÓVENES COMO CARNE DE CAÑÓN DE LOS INTERESES DE IDEOLOGÍAS ENCONTRADAS Y DEL CRIMEN ORGANIZADO
  9. “ME GUSTARÍA VIVIR EN UN PAÍS SIN VIOLENCIA…”: EL DISCURSO DE LOS JÓVENES UNIVERSITARIOS ACERCA DE LA SITUACIÓN ACTUAL DE SU PAÍS
  10. “QUIERO SER EL CHAPITO…”: NARRATIVAS DE VIOLENCIA EN NIÑOS Y ADOLESCENTES DEL OCCIDENTE DE MÉXICO
  11. “ME PERSIGUIÓ DESDE LA PREPA…”: VIOLENCIA Y ACOSO POR PARTE DE PROFESORES
  12. “¿PEDIR DISCULPAS?, “¿¡POR QUÉ!?”. DEL BULLYING AL MOVING: VIOLENCIA DESDE LA CASA HACIA LA ESCUELA Y EL TRABAJO
  13. “EL AIRE OLÍA A PÓLVORA Y A CARNE CHAMUSCADA…”: RECURRENCIA DE MASACRES Y DESAPARICIONES EN MÉXICO EN LOS ÚLTIMOS AÑOS
  14. PROFESORES DE TIEMPO BAILABLE: VIOLENCIA INSTITUCIONAL Y FALTA DE SEGURIDAD LABORAL PARA LOS DOCENTES
  15. LOS “NINIS”: JÓVENES QUE NO TRABAJAN NI ESTUDIAN EN UNA COLONIA DE GUADALAJARA JALISCO, MÉXICO
  16. “ME MOLESTABAN TANTO COMO ME DESEABAN…”: JÓVENES GAIS EN EL SALÓN DE CLASES