Oriente próximo, israelíes, palestinos y el terrorismo yihadista
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Este libro ofrece una visión de los conflictos internacionales y la política estadounidense posterior a la Guerra Fría, estudiando los gobiernos desde entonces hasta la llegada de Barack Obama, su gestión en cooperación a la resolución del conflicto israelípalestino, su estrategia, ejecución y el fracaso en este tema. Analiza también el conflicto entre el Estado de Israel y la Autoridad Palestina por algunos territorios en disputa; también ofrece un Plan de Paz para el conflicto israelípalestino desde el método "Transcend" del sociólogo Johan Galtung. Finalmente, la obra aborda el terrorismo de los dos más grandes grupos, Al Qaeda y Daesh, su origen, actualidad y perspectivas a futuro.

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Información

Año
2017
ISBN
9789586319737

Plan de paz: transformar conflictos para buscar la paz

Puesto que no son pocos los desencuentros entre las partes del conflicto y los garantes, se propone la minimización de su participación en cuanto a la discusión de las pretensiones de las partes. Así, he optado por apoyar unas negociaciones que tengan como principio el diálogo directo (cara a cara) entre los implicados. ¿Por qué se propone esto? porque solo las partes conocen la realidad del surgimiento del conflicto, y solo ellas han sufrido durante décadas el desgarro socio-político de sus sociedades.
Se han edificado una serie de posibles escenarios de resolución del conflicto, al tiempo que se decidió construir un modelo, a largo plazo, en el que las partes negociarán de forma directa y con el acompañamiento de observadores de la ONU. Además se abre la posibilidad de la participación de garantes de la comunidad internacional (siendo esta propuesta decisión de las partes), los cuales no necesariamente tendrán que ver con la vida política, pues pueden ser personas ajenas a este aspecto.
Se construye un modelo que en todo caso propenda por la consecución de una paz negociada, basada en la situación real de la zona y que sea duradera y creíble en beneficio de ambas partes. De cualquier forma se aboga por la necesidad de la creación de un Estado para el pueblo palestino, al tiempo que se reconoce la imperante necesidad de que la consecución de la paz se ejecute bajo la garantía de una seguridad creíble y sólida para el Estado de Israel. Estos dos puntos son esenciales para que los dos pueblos vivan como vecinos pacíficos.
El modelo a largo plazo va en contraposición a aquellos planes de paz –que son la mayoría– que han sido diseñados teniendo como base una fecha de caducidad de las negociaciones. Mi crítica va dirigida a estos últimos, a los diferentes gobiernos estadounidenses que así los han diseñado, al Cuarteto para Oriente Próximo que también entró en la misma dinámica. Es de vital importancia generar unas negociaciones de paz sin presiones externas, sin fecha límite para su materialización; en cuyo caso la discusión de los puntos estructurales profundos debe ser la primera y no la última fase de las negociaciones, que es lo que ha venido ocurriendo desde el principio.
La solicitud de asistencia de observadores de la ONU responde al principio de neutralidad que estos –se supone– representan, pues es notorio que de parte de algunas agencias de este organismo existe una parcialización, por lo que también elevo una crítica al discurso que estigmatiza a las partes denominándolos como víctimas y victimarios. Esta crítica va encaminada a procurar no encasillar a las partes en un lado u otro, se propende en cambio por partir de un punto neutral donde ambas partes son iguales. Me acojo al marco conceptual que Jiménez Bautista denomina como paz neutra (Jiménez, 2009a y 2011), al ser esta una nueva forma de eliminar los extremos de las violencias culturales y simbólicas.
Para este modelo ambas partes son iguales, porque ambas han sufrido el rigor del conflicto. Las víctimas han sido de ambos lados y ambos han demostrado tener fortalezas en distintos aspectos, así como Israel tiene fortaleza militar para defender su seguridad, la AP tiene una inmensa influencia diplomática que ha logrado estigmatizar al Estado de Israel en sociedades occidentales. En ambos lados se libra una batalla desde distintos frentes. Los errores que desde 1948 se han sucedido no han sido pocos, aunque también en el modelo a largo plazo se reconocen las bondades de algunas propuestas. Algunas de dichas propuestas han sido materializadas con el consenso de las partes, otras serían muy útiles en las negociaciones de paz, pero por razones políticas y personalistas de las partes no se han discutido, aunque al ser aplicadas generarían un avance significativo al interior del conflicto.
Bajo este modelo, la paz entre israelíes y palestinos no admite invenciones vagas que pretendan la figuración de garantes ni observadores, esas mismas que en el pasado han existido; por el contrario se necesitan puntos que pueden ser traídos hoy a la mesa de diálogos y en eso hay que reafirmarse. Este modelo rescata propuestas creíbles que en su momento no fueron materializadas, también rescata el acuerdo Gaza-Jericó, hoy vigente con la firma de las partes, así como, propuestas sobre indemnizaciones a los refugiados que fueron diseñadas por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), el Organismo de Obras Públicas y Socorro (OOPS) y la Comisión Clapp en su momento.
La concreción de pretensiones creíbles que puedan ser realizables es la base del modelo a largo plazo. Este modelo critica de forma tajante el tratamiento del conflicto desde algunos países de Occidente, así como de las negociaciones desde la base de la emotividad como perspectiva de solución. En todo caso, este modelo parte de la igualdad de las partes y de la realidad sobre el terreno como bases fundamentales para la solución, de carácter regional, de algunos puntos estructurales profundos, pues terceros países de la zona están implicados en dicha solución, pero al mismo tiempo admite que la solución de este conflicto no resolverá otros en la región, porque no tienen la misma naturaleza.
Lo anterior hace referencia al punto de los asentamientos directamente. Este punto complementa el diseño de unas fronteras creíbles y sólidas, que no deben tener como base las anteriores a 1967, aunque de esa forma la AP reconozca tácitamente al Estado de Israel, sino la situación que las partes afrontan en la actualidad. Es decir, la vuelta a las fronteras de 1967, rechazada por una de las partes y defendida por la otra, encriptó el conflicto y congeló todo tipo de negociación desde hace décadas. Jerusalén en el modelo de acuerdo a largo plazo es el punto más sensible, pues en esa ciudad está presente la identidad de ambos pueblos, a lo que no están dispuestas a renunciar, como lo han demostrado en repetidas ocasiones. En consecuencia se sugiere el desarrollo de dos sistemas de administración posibles, sobre los cuales las partes pueden debatir la conveniencia de uno u otro, incluso desarrollar de mutuo acuerdo su propio modelo a partir de dichos sistemas.
Tal vez todos estemos de acuerdo con que para lograr la paz se necesitan dos y que, si la decisión de conseguirla es sincera, las partes deben adquirir sin fisuras dos aspectos básicos: compromiso y confianza. De lo contrario, todo esfuerzo que se haga en pro de la paz será estéril. Las partes deben asumir que ambas se verán abocadas a ceder en sus pretensiones y que esto, sin duda, será doloroso para las dos sociedades; lo que no se puede pretender es que una sola de ellas ceda, que es el caso actual, en el que solo al Estado de Israel se le exige que ceda parte del territorio en disputa.
Por último, debo hacer hincapié en nuestra crítica a cómo manejó el presidente Obama su proceso de paz, ¿o debemos decir a ningún plan de paz del presidente Obama? Hoy el proceso se encuentra en una congelación de más de dos años, en los que no se han promovido conversaciones, salvo las convocadas la primera semana de enero de 2012 por el Rey de Jordania, tendientes a destrabar las negociaciones, después de un inicio fallido hace tres años, en donde las partes fueron presionadas por el presidente de los Estados Unidos para asistir a las mismas. El resultado es el que hoy conocemos, el conflicto sigue y las negociaciones permanecen congeladas. A esto se suma el hecho de que la participación del segundo secretario de Estado del presidente Obama, John Kerry, no ha sido la mejor.
Ya en el segundo periodo del presiente Obama, las fisuras entre este y el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu han sido notorias y sin el menor interés por ocultarlo. Así, por ejemplo: la visita de Netanyahu al Congreso de los Estados Unidos, días previos a su reelección en 2015 como primer ministro; la intervención del presidente Obama en las elecciones israelíes de 2015, en contra del primer ministro Netanyahu, además del acuerdo con Irán y el grupo de los 5+1, dinamitaron cualquier posibilidad para que entre ambos se diera un acercamiento que pusiera en marcha un compromiso real de abrir nuevamente las conversaciones. De hecho, al final de su mandato, el presidente Obama abandonó totalmente la iniciativa y la cedió a Francia, que ha puesto sobre la mesa una propuesta que en principio consistió en amenazar al Estado de Israel con reconocer a los palestinos como Estado, si el primero no se sentaba en la mesa de negociaciones. Esta iniciativa fue promovida por el ex canciller francés, Laurent Fabius.
Pero no solo el congelamiento en la relación personal entre ambos líderes tuvo lugar hasta hoy, también el gobierno de François Hollande asumió hace unos pocos meses un inusitado entusiasmo por el proceso de paz: el presidente encargó a su dimitido ministro, Laurent Fabius, hacer todos los esfuerzos para restaurar el proceso. Fabius asumió el encargo haciendo toda clase de pronunciamientos, entre ellos presionó con reconocer los territorios palestinos como Estado, si el gobierno israelí no aceptaba volver a la mesa de negociaciones. En este sentido, «el ministro francés aseguró que París tratará en las próximas semanas de convocar una cumbre internacional para renovar el proceso de paz entre palestinos e israelíes y aseguró que, de fracasar el proyecto, Francia reconocerá formalmente el estado de Palestina» (EFE, 2016).

Resolución, gestión y transformación del conflicto

La solución negociada hacia la paz entre israelíes y palestinos, desde sus inicios, ha dejado en el camino toda una maqueta de planes fallidos, bien sea por razones políticas de ambas partes, por falta de confianza, por oportunismo (mayormente de países europeos), o por la incapacidad de dar continuidad a tan solo uno de los diversos planes de paz que se han diseñado para la zona; en resumidas cuentas, todos los planes han sido destrozados por ambas partes. Tal vez uno de los que mayor credibilidad generó fue Oslo; sin embargo tanto israelíes como palestinos han dado al traste con dicho Plan. Realmente este se llevó a cabo, más para sembrar las bases de lo que sería el acuerdo de paz, que para conseguir la paz concretamente.
Quizá los acuerdos de paz de Oslo fueron, en su momento, los que mayor expectativa generaron. Antes de estos no se había llegado tan lejos en un diálogo directo entre las partes, pues este fue un compromiso asumido de forma bilateral, que se vio sólido y creíble. Generalmente cuando se habla de la resolución del conflicto y la búsqueda de la paz, sendos son los estudios y análisis que parten desde la perspectiva de Oslo. Sin embargo, los acuerdos de Oslo fueron poco a poco deshilachados por ambos actores del conflicto, si tenemos en cuenta que sus dos pilares básicos fueron: 1) libertad de movimiento de los individuos y 2) medidas de confianza y reconstrucción.
En cuanto al primero, la construcción del muro de seguridad israelí tiró por tierra este principio; no obstante, adicional a esto, en 2005 Israel concreta la desconexión de Gaza, es decir, da y quita al mismo tiempo. Con respecto al segundo pilar, en ese momento era prácticamente imposible hablar de confianza cuando la II Intifada causó sendos atentados terroristas dentro de Israel. Podemos afirmar que la desconfianza y el miedo son concretamente los padres de la no solución del conflicto israelí-palestino. Esto sin descartar el creciente terrorismo de Hamas que día a día cobra más víctimas israelíes y que tiene que ver con la mutación de su terrorismo para sacar ventaja de él.
En la historia moderna no han sido pocas las veces que se ha escrito, analizado y debatido un posible plan de paz para este conflicto. La estadística de los personajes de alto nivel que han escrito y analizado este tema es extensa: Simón Peres, Edward Said, junto a sectores militares israelíes, universidades, políticos, estudiantes, diversos colectivos, entre otros, han investigado sobre el núcleo mismo del conflicto. El mundo ha aceptado la complejidad de este conflicto, así como de otros, pero si otros se han resuelto, aun con las dificultades propias de cada circunstancia, el conflicto israelí-palestino también se puede resolver, sobre todo si se reduce la intervención de terceros países, denominados El Cuarteto. La iniciativa europea ha sido, a través de la historia, dañina para la resolución de este conflicto y hoy lo es aún más. Los altos índices de antisemitismo creciente en Europa no pasan desapercibidos por la sociedad israelí, y sin duda la figura de Barack Obama hoy tampoco goza de mayor aceptación entre esta sociedad.
El mundo ha visto el final del conflicto entre comunismo y capitalismo –que creíamos eterno–, hemos visto acabar con el apartheid en Suráfrica, pero ¿por qué no hemos visto avances sólidos y contundentes en la búsqueda de la paz entre israelíes y palestinos? Hay un punto en común entre ambos actores, que hace que este conflicto, en lugar de transformarse y dar pasos hacia delante, continué suspendido en el tiempo. Están las razones geopolíticas políticas y de seguridad, por parte de Israel, y las territoriales y religiosas para los palestinos, pero ambos confluyen en un tema común, Jerusalén, ciudad con la que se identifican las dos civilizaciones.

Breve historia sobre los planes de paz

Los diversos planes de paz que han pasado por el camino del conflicto israelí-palestino –desde las negociaciones entre las partes y el mediador (Los Estados Unidos), pasando por Camp David I, Sharm El Sheikh y sus posteriores fracasos–, han permitido que desde otros espacios civiles, sociales o académicos, este tema tenga una vigencia constante. Un estudio y su debate intrínseco casi de desgaste, tanto como el conflicto mismo, han generado que el análisis de la búsqueda de la paz sea constante; de hecho se puede afirmar que se convierte en un desafío para los investigadores de la paz, quienes deben asumirlo con la misma entereza y continuar con su análisis.
Durante el periodo del presidente Obama, las negociaciones han sido un total fracaso, entre otros motivos porque prácticamente se obligó a las partes a iniciar los diálogos, primero con Hillary Clinton como secretaria de Estado, situación que no cambió cuando asumió John Kerry. Si no había compromiso para iniciarlos, es evidente que tampoco lo había para el consenso. Dos razones claras para dicho fracaso fueron:
a. Ninguna de las partes, individual o conjuntamente, se fijó metas claras o intereses durante la negociación, en muchos niveles, por lo que las negociaciones en su mayoría fueron a escondidas y el objetivo del programa estaba en contradicción absoluta con los propósitos declarados del proceso político.
b. Ambas partes mantuvieron negociaciones sin tomar una decisión estratégica, en términos de la decisión histórica, en cuanto a la resolución del conflicto, mientras que aceptaron llegar a un acuerdo con los compromisos que se requieren de cada parte (Peres, 2010).
Visto lo anterior, es claro que no era posible llegar a un acuerdo de paz en el 2009 y tampoco hoy en 2016. Las dos razones anteriores justifican mi argumentación, pues no es posible presionar a las partes para que se reúnan, y ese fue y seguirá siendo el error cometido. La búsqueda de la p...

Índice

  1. Cubierta
  2. Portadilla
  3. Página legal
  4. Tabla de contenido
  5. PRÓLOGO
  6. LOS CONFLICTOS INTERNACIONALES
  7. EL PAPEL DE LOS ESTADOS UNIDOS DENTRO DEL CONFLICTO: INICIOS DEL SIGLO XXI
  8. LA BÚSQUEDA DE SOLUCIONES
  9. PLAN DE PAZ: TRANSFORMAR CONFLICTOS PARA BUSCAR LA PAZ
  10. LA GLOBALIZACIÓN DEL TERROR ISLAMISTA: DE AL QAEDA AL ESTADO ISLÁMICO
  11. DAESH
  12. REFERENCIAS
  13. Cubierta posterior