[Parte II]
3. El modelo educativo universitario: Universidad de Antioquia, años sesenta
La segunda mitad del siglo XX abre para las instituciones de educación superior en Colombia un período de tránsito de una universidad tradicional y de élite a una moderna y de masas. Nuevas corrientes de pensamiento extranjeras aparecen en el contexto nacional cuestionando la antigua estructura universitaria. La necesidad de articulación de las dinámicas internas con los parámetros fijados por el desarrollo y la modernización de preferencia capitalista, generaron demandas educativas, entre ellas, la búsqueda de otras formas de organizar y administrar la educación superior. Aspectos como la diversificación de los saberes, la implementación de la perspectiva científica, la búsqueda de acuerdos interuniversitarios, el establecimiento del modelo departamentalizado de las disciplinas y la vinculación laboral de tiempo completo constituyeron las bases en las que se proyectaría la universidad moderna.
La creación de institutos de Estudios Generales en universidades colombianas, en busca de la optimización de recursos económicos y humanos, y la dirección vocacional de sus estudiantes, fue la prioridad. Universidades como la Universidad del Valle, la Universidad de los Andes y la Universidad de Antioquia implementaron este modelo, no sin algunas dificultades administrativas internas. Escasez de personal capacitado para la dirección y subdirección del nuevo Instituto en la Universidad de Antioquia y ausencia de docentes especializados para el desarrollo de los programas ofertados se convirtieron en los principales retos.
Esta transformación de la universidad pública tuvo como referente un amplio marco de cambio social, enmarcado en la visión bipolar que se extendía alrededor del mundo. La paz pública y la superación de la violencia eran las condiciones necesarias para asumir los ideales del desarrollo y la modernización, frentes en los que se enfocaría el trabajo internacional de fundaciones privadas norteamericanas, como la Fundación Ford. “La importancia de las misiones internacionales para el país radicaba más que en sus recomendaciones puntuales o en sus planes de desarrollo indicativos, en el hecho de haber difundido sobre todo entre las nuevas élites el ideal de modernización”. En el caso particular de la Universidad de Antioquia, la presencia de representantes de la Ford estuvo marcada por la asesoría de una comisión de expertos norteamericanos, a fin de iniciar el proceso de reforma institucional. Buena parte de las sugerencias fueron implementadas en la Universidad de Antioquia y configuraron la fisonomía académica y administrativa durante los años sesenta.
En atención a dos aspectos nodales en los cuales intervino la Fundación Ford en la Universidad de Antioquia, se profundizará, en primer lugar, en la reestructuración administrativa a través de las divisiones de cargos y la función de cada uno para un manejo de los recursos económicos y humanos y, en segundo lugar, en la creación del Instituto de Estudios Generales y su modelo de departamentalización a partir del cual se rastrea el proceso de institucionalización de Ciencias Sociales y Humanas.
La apertura hacia una universidad moderna
En agosto 18 de 1962, como respuesta a la petición del Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia, liderado por su rector Jaime Sanín Echeverri, y en cumplimiento de una función de asesoría académica y técnica, llegó a la Universidad de Antioquia una misión de la Fundación Ford integrada por los expertos Harvie Branscomb, Francis T. Bonner, Richard M. Morse y John E. Stecklein.
Bajo el título “Misión del más alto nivel universitario asesora la Universidad de Antioquia”, la Revista Universidad de Antioquia reportó este hecho como algo trascendental para las reformas modernizadoras de este centro educativo: “Un grupo de cuatro personalidades estadounidenses, vinculadas a otras tantas universidades, está cumpliendo una labor de asesoría en la Universidad de Antioquia, por solicitud de esta última y en desarrollo de un plan de ayuda financiera de la Fundación Ford. Dirige la misión el rector de la Universidad de Vanderbilt en Nashville, Tennessee, doctor Harvie Branscomb, y hacen parte de ella el profesor de Química Francis Bonner de la Universidad del Estado de Nueva York, el profesor de Historia Richard Morse, de Yale, y el profesor John Stecklein, vinculado a investigación de instituciones en la Universidad de Minnesota”.
Y continúa: “Entre los proyectos que el Consejo Directivo tiene en estudio y para los cuales ha solicitado la asesoría, vale destacar la reforma administrativa, la contratación de un conmutador electrónico, la ampliación del Departamento de lenguas con un laboratorio de fonética, la fundación del Instituto Universitario de Estudios Generales, la del Instituto Textil de Medellín y la del Instituto Veterinario en los cuales se podría cursar varias nuevas carreras como las de Médico Veterinario, Ingeniero Textil, Químico Textil, Contador Público, Periodista, Sicólogo, Sociólogo, Geógrafo, etc”.
Diversas fueron las sugerencias radicadas por este grupo de asesores a partir de 1962. Reforma administrativa, reforma educativa de acuerdo al modelo de departamentalización (fundación del Instituto de Estudios Generales), difusión de herramientas para proporcionar conocimientos de cultura general en los estudiantes —independiente de su profesión—, establecimiento de redes de comunicación con otras universidades nacionales e internacionales (intercambios académicos/becas), aumento de profesores de tiempo completo y construcción de una Ciudad Universitaria (que integrara facultades, escuelas y dependencias).
Llevar a cabo estas recomendaciones suponía la apertura a un sistema educativo que, aunque seguía funcionando de modo vertical, ofrecía nuevos espacios donde las necesidades contextuales empezaban a tenerse en cuenta. Apertura de distintos cursos, un sistema de admisiones diferente, adquisición de equipos técnicos, construcción de plantas físicas, representaban un logro en la apuesta por el desarrollo económico y social de Antioquia. Dichas recomendaciones, transformadas luego en solicitudes por parte de los directivos de la Universidad, se elaboraron año tras año hasta 1968, momento en que los representantes de la Fundación Ford, instigados por los cambios ideológicos provenientes de la influencia marxista, fueron presionados a desistir de su labor de asistencia financiera, académica y técnica al interior del claustro. No obstante, los registros de las transformaciones en que los representantes de esta Fundación tuvieron presencia directa pueden estudiarse detalladamente.
El planteamiento que ocupa este capítulo tiene que ver...