El acontecimiento-feminicidio: interpelación bioética
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El acontecimiento-feminicidio: interpelación bioética

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¿Puede el feminicidio abordarse desde la bioética? Hasta ahora, este tema ha sido tratado por el feminismo como un delito de género. El presente trabajo reubica el concepto a partir de su significación, a fin de posibilitar su inclusión dentro del saber de la bioética. Para esto, construye una hipótesis que examina el término como acontecimiento y desarrolla una explicación a partir del método abductivo. Plantea tres momentos: un sitio acontecimal, unas categorías explicativas y la interpelación. El resultado es la postulación del término acontecimiento-feminicidio, lo cual permite efectuar la inclusión dentro del saber de la bioética y posibilitar la interpelación.

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CAPÍTULO I

EL SITIO-ACONTECIMAL, UN EJEMPLO: PRESENTACIÓN DE LA CATEGORÍA ACONTECIMIENTO-FEMINICIDIO

1. Consideraciones preliminares

Este primer capítulo trabaja la construcción de un sitio-acontecimal como un ejemplo paradigmático. Es un ejercicio de elaboración para situar y encontrar lo particular o lo singular de lo que está ocurriendo y develar la verdad que trae consigo. A este ejercicio se atribuye también, la presentación de la categoría acontecimiento-feminicidio. Cuando se piensa en la construcción de un concepto o de una categoría, la extensión determina la clase o los elementos de su composición. Aquí se trabaja con esta idea, pero acorde con los planteamientos sobre el acontecimiento, el sitio-acontecimal se construye a partir de la hipótesis explicativa, actúa como el múltiple que muestra la historicidad o la particularidad que señalan los hechos.
Para determinar la identidad de la categoría acontecimiento-feminicidio como acontecimiento, inicialmente se ha tomado de manera complementaria las visiones de Badiou (2004, 2007 y 2008) y Deleuze (1990). Del primero la idea de singularidad histórica, que encierra una verdad que insiste en aparecer en un sitio-acontecimal, que concentra la historicidad. Del segundo, su mirada sobre el sentido como una dimensión que escapa del lenguaje mismo y que obra como una dinámica, no capturada del todo en las proposiciones lingüísticas. Se completó esta visión del sentido con las teorías de Verón, sobre la semiosis social y de Austin sobre los actos de habla.
Las anteriores bases teóricas fundamentan la construcción del sitio-acontecimal, que se hace a partir de una descripción estadística encontrada en documentos Forensis del Instituto Nacional de Medicina Legal de Colombia en el periodo 2004-2011 para señalar los aspectos de ocurrencia, recurrencia e intensidad y se complementa tomando el documento Estudio sobre tolerancia social e institucional a la violencia basada en género en Colombia (Unifem, 2010) del Programa Integral contra Violencias de Género y el Fondo de las Naciones Unidas y España para el Cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, investigación que muestra la dinámica y el sentido de los hechos.

1.1. El ejemplo paradigmático

El concepto de ejemplo con el cual queremos trabajar este acápite lo tomaremos de Aristóteles, en su libro Retórica. Para él se trata de un recurso para establecer una prueba; consiste en un tipo de inducción que va de la parte a la parte y de lo semejante a lo semejante –aclaramos que la inducción se caracteriza por ir de la parte al todo– tal semejanza se da entre dos casos, uno más conocido que el otro, por lo que el segundo lo cubre la regla general en que se involucra el primero (Racionero, 1990, p. 188). Por lo que el ejemplo es para Aristóteles una prueba dentro de los discursos probables.
Hay dos tipos de ejemplos, los que se refieren a los hechos que ocurren y su fuerza radica en su posibilidad de predicción, lo que sucederá o sucede tiene algo de lo ocurrido y, los que se hacen o se inventan, tales como las parábolas y las fábulas.
Nos interesa para este trabajo el primer tipo. Para aclarar la relación que implica el ejemplo: de la parte a la parte y de lo semejante a lo semejante, nos remitimos a algunas definiciones útiles del libro V de la Metafísica de Aristóteles. En primer lugar, varios sentidos puede tener el término parte: lo que se sustrae de la cantidad, lo que sirve de medida para la cosa, la relación entre la especie como parte del género, en lo que se divide el todo y lo que entra en el enunciado de qué se compone la cosa (Calvo, 1994, pp. 254-255). Asimismo, lo semejante pertenece a lo uno, así como también lo mismo y lo igual, se diferencian en que lo semejante no es lo mismo en sentido absoluto y tampoco es lo igual, así lo dice Aristóteles (Libro V, Cap. 9) en dos momentos diferentes que traemos aquí para completar la comprensión:
“Semejantes” se dice que son aquellas cosas cuyas afecciones son, en su totalidad las mismas, y también si las afecciones no son las mismas son más que las que son diversas, y aquellas cuya cualidad es una; y una cosa es semejante a otra si tiene la mayoría –o bien los más importantes– de los contrarios por los cuales ésta puede ser alterada. (p. 228)
Y en otra parte de la Metafísica (Libro X, Cap. 3) dice:
Semejantes son aquellas cosas que, aun no siendo lo mismo en sentido absoluto, y sin dejar de ser diferentes en su entidad compuesta, son lo mismo en cuanto su forma: así un cuadrilátero mayor es semejante a uno pequeño y son semejantes las líneas rectas desiguales: son, ciertamente, semejantes, pero no la misma línea en sentido absoluto. Y también aquellas cosas que teniendo la misma forma y admitiendo el más y el menos, no son ni más ni menos, la una de la otra. Y aquellas cosas que tienen una afección que es una y la misma específicamente, por ejemplo, la blancura, aunque la tengan en mayor o menor grado, también se dice que son semejantes, porque la especie de sus afecciones es una. Y aquellas, en fin, que tienen los mismos rasgos en mayor número que los diversos, ya sean esenciales, ya pertenezcan a la experiencia común: así, el estaño se parece a la plata –en tanto que blanco–, y el oro al fuego, en tanto que amarillo y rojo. (p. 403)
Para completar nuestro concepto de ejemplo, recurrimos al pensamiento de Agamben (2003), quien se refiere a la relación exclusión-inclusión como lo que estando fuera es incluido, cuya forma es la excepción; el ejemplo en cambio representa la otra parte de la relación, es su inverso, es decir, es una inclusión-exclusiva (pp. 35-36). El ejemplo muestra su pertenencia a una clase de una manera particular, no es en ella un caso normal que se encuentra dentro de la regla general pero, sí la exhibe, por ello su significado como paradigma que en sentido etimológico significa: lo que se muestra al lado. El ejemplo es un término singular que se caracteriza por quedar excluido del conjunto pero pertenece a él, es decir, es presentado pero se encuentra excluido porque necesita de su representación, esta idea la desarrolla Badiou (2007) en su concepto sobre el acontecimiento.
En un espacio completo –es decir, estatizado– de una situación, tenemos tres tipos fundamentales de términos –unos: los normales, que están presentados y representados; los singulares que están presentados y no representados; y las excrecencias, que están representadas y no presentadas– (…) Además, esos tipos estructuran lo esencial de lo que está en juego en una situación. Son los conceptos más primitivos de cualquier experiencia. (p. 118)
La singularidad que constituye el ejemplo se da debido a que es un tipo de múltiple o conjunto que pudiendo existir como parte de una situación, aún necesita de su representación para que pueda reunir las condiciones de un término normal. Son los casos que no pudiendo ser contados por la cuenta de uno, es decir por la característica o atributo que le es propio, tal como en un conjunto lo que sirve para hacer la inclusión de un elemento, determinar su pertenencia y formar parte de la composición del mismo necesita de una decisión para que se efectúe su representación y puedan ser incluidos finalmente en el estado de la situación.

1.2. Introducción general al concepto de acontecimiento

El pensamiento del acontecimiento señala un desplazamiento de la lógica demostrativa aristotélica. La mirada de los estoicos en este sentido, consistió en sostener que el mundo está constituido por acontecimientos y plantear una modalidad lógica diferente a la proposición aristotélica, que entrelaza conceptos y conecta atributos, o sea, predicados a un sujeto. Por el contrario, las proposiciones estoicas son enunciados que se refieren a acontecimientos, entendiendo que solo existen individuos que se interrelacionan en el tiempo y así lo que entrelaza el antecedente y el consecuente son las relaciones entre ellos.
Según la obra de Brun (1962) los estoicos son una escuela filosófica que existió durante cinco siglos, del 300 a. C. al II d. C. y de la que se desconocen sus obras, pero nos llega su pensamiento a través de las críticas de sus adversarios, como Cicerón, Plutarco, Alejandro de Afrodisia, Sexto Empírico y sus compiladores como Diógenes Laercio y Estobeo. Entre sus representantes se encuentran Zenón de Citio (336 a. C.- 264 a. C.); Cleantes (330 a. C.- 232 a. C.); Crisipo (280 a. C.- 210 d. C.); Panecio (185 a. C. - 112 a. C.); Posidonio (135 a. C. - 51 a. C.); Séneca (4 a. C. - 65 d. C.); Epicteto (50 a. C. - 130 a. C.) Marco Aurelio (121 a. C. - 180 a. C.).
Inicialmente en el estudio de Brun, se establece la diferenciación con el pensamiento aristotélico que consiste fundamentalmente en que la concepción sobre el movimiento va de la potencia al acto y, el principio de identidad, no permite la transformación de un individuo en otro. De tal manera que toda proposición atribuye una cualidad sensible a un sujeto, lo que significa que el conocimiento corresponde a una clasificación que formula los caracteres comunes de cierto número de individuos. Los procedimientos de inducción y deducción sirven para la inclusión o exclusión, de tal manera que las aseveraciones generales constituyen la ciencia; sin embargo, los estoicos lo ven de otra manera.
Para los Estoicos el mundo es un ser viviente, al igual que Dios, con el cual se confunde. Tensión y simpatía presiden su estructura, y vivir es para el hombre, vivir en armonía con lo universal. Por ello, el empirismo estoico no es, como el de Aristóteles, un empirismo del mensaje cualitativo, sino un empirismo de la compenetración del hombre y el mundo: sentir es tener los sentidos y el alma modificados por los objetos exteriores (…) hablar de designar el empirismo estoico de un empirismo del ser (…) quizá pueda hacer visible la diferencia que lo separa del empirismo de la sustancia que encontramos en Aristóteles. (Brun, 1962, pp. 20-21)
Efectivamente, para los estoicos existe el destino que representa la ley o la fuerza que hay que descubrir, el ejercicio de la filosofía sirve a dicho objetivo como una técnica que permite la sabiduría o vivir de acuerdo con la naturaleza. De tal manera que física, lógica y ética, como partes de ella, conducen a este fin. El destino existe como fuerza y causa antecedente que somete a los acontecimientos que suceden, en los cuales se encuentra envuelto el ser humano que reacciona a ellos de acuerdo con su propia naturaleza. El mundo está compuesto de cuerpos que se interrelacionan, cada uno es un individuo diferente, diferenciado por la tensión que lo caracteriza, las relaciones permiten la interpenetración de unos y otros, afectándose. Existen también los incorporales, como meros afectos y son el tiempo, el vacío, el lugar y lo expresable. El alma es animal o humana. Está compuesta por la razón, las otras partes que son los cinco sentidos, el lenguaje y el poder generador, son reflejo de ella.
Los órdenes del pensamiento de los estoicos se mueven entre los índices que dan testimonio o prueba del destino, allí están los acontecimientos, que dan prueba que todo sucede por las causas antecedentes.

2. Acontecimiento según Alain Badiou

El acontecimiento son composiciones que se efectúan en la historia, singularidades intensivas que se encarnan en ella, aunque siempre hay algo que se escapa a su efectuación histórica. Significan una ruptura o quiebre en el campo del saber de una situación porque en él emerge una verdad. El saber de una situación es el modo como la simbolizamos, corresponde al conjunto de conocimientos que se encuentran establecidos y que pertenecen a lo que cuenta, es el decir de la misma. La situación responde a la dinámica del vacío y el exceso, el acontecimiento siempre señala el vacío de la misma, al presentarse como una ruptura. Por lo que cada situación del saber involucra un elemento que presente, no es incluido en ella.
El acontecimiento entonces es para Badiou (2004, 2007 y 2008), un concepto que representa la lectura interpretativa de un agente. Se establece a través de una decisión o hipótesis interpretativa, de la cual resulta una nueva simbolización que muestra elementos que existen en la realidad, pero de la cual no hay sino signos de un sujeto de verdad.
Este sujeto constituye lo trascendental de ese acontecimiento, es lo que liga a un estado de la situación al cual pertenece y le permite encontrar su lugar en ella, mediante la creación de su representación. El acontecimiento, se encuentra ligado a otros acontecimientos ya representados, necesita establecer su conexión con ellos y también tiene la capacidad de actuar como ente innovador y en este sentido, subvierte. La efectuación de este proceso de develamiento necesita del compromiso del agente interpretante con la situación y de la decisión o hipótesis interpretativa.
La mirada del acontecimiento la expresa Badiou en dos textos fundamentales: El ser y el acontecimiento, publicado en 1988 y traducido al español en 2007 y en Lógicas de los mundos: el ser y el acontecimiento 2” publicado en 2006 y traducido y publicado en español en 2008. En el primero enuncia la ciencia del ser, ontología o matemáticas y en el segundo, la lógica como ciencia del aparecer.
Su apuesta en Ser y acontecimiento es fundamentar la tesis de la identidad entre matemáticas y ontología como ciencias del ser. Sacar la ontología del campo de la filosofía y rescatar su identidad matemática formulada desde los griegos: “En consecuencia, nuestro objetivo, no es la presentación ontológica [matemática], es establecer la tesis meta-ontológica de que las matemáticas son la historicidad del discurso acerca del ser en tanto ser” (Badiou, 2007, p. 22). Su intención es apuntar a develar esta verdad recurriendo a los planteamientos de la teoría de conjuntos, para desde allí establecer el sitio que permite ver la presentación del ser, no su fundamentación que obedecería a una estructura meramente matemática. En su propuesta debe referirse al estudio del ser, pero también de su contrario, “el no ser en tanto ser”, no se refiere con ello a la nada, sino al suplemento.
Se deriva entonces un nuevo papel para la filosofía, en el que la tesis expuesta sobre la identificación entre ontología y matemáticas tiene como objetivo delimitar el espacio de la filosofía, que no es el del ser, del cual se ocupa la matemática, sino de “lo que no es el ser en tanto ser”, que a la luz de Badiou (2007) se centra al encontrar una nueva relación verdad-sujeto (pp. 22-23).
El vínculo entre la verdad y el sujeto puede parecer, por cierto antiguo, o, en todo caso sellar el destino de la primera modernidad filosófica, cuyo nombre inaugural es Descartes. Pretendo, sin embargo, que esos términos sean aquí reactivados desde una perspectiva diferente y que (…) funden una doctrina efectivamente poscartesiana, e incluso poslacaniana, de lo que para el pensamiento des-liga, a la vez, la conexión heideggeriana del ser y la verdad, e instituye al sujeto, no como soporte u origen,...

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  1. Portada
  2. Página de derechos reservados
  3. Título de la Página
  4. DEDICATORIA
  5. AGRADECIMIENTOS
  6. Tabla de Contenido
  7. Lista de figuras
  8. Lista de tablas
  9. PRESENTACIÓN
  10. INTRODUCCIÓN
  11. CAPÍTULO I: EL SITIO-ACONTECIMAL, UN EJEMPLO: PRESENTACIÓN DE LA CATEGORÍA ACONTECIMIENTO-FEMINICIDIO
  12. CAPÍTULO II: REPRESENTACIÓN DEL ACONTECIMIENTO-FEMINICIDIO
  13. CAPÍTULO III: EL ACONTECIMIENTO-FEMINICIDIO: INTERPELACIÓN BIOÉTICA
  14. EPÍLOGO
  15. ÍNDICE ONOMÁSTICO
  16. ÍNDICE ANALÍTICO
  17. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS