El nervio periférico
  1. Spanish
  2. ePUB (apto para móviles)
  3. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub
Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

El nervio periférico es un elemento biológico fundamental que pone en contacto al sistema nervioso central con su medio ambiente y, por ello, su papel es clave en la supervivencia del individuo. Gracias a los nervios periféricos tenemos la capacidad de captar los estímulos sensoriales, tanto externos como internos y, también, podemos movernos voluntariamente o reaccionar de manera refleja para protegernos frente a las amenazas que nos rodean. Sin los nervios periféricos no podríamos experimentar el dolor, pero tampoco el placer; no podríamos tener movimientos reflejos protectores, ni movilizarnos voluntariamente. Seríamos unos prisioneros en el interior del cuerpo, sin capacidad de aprendizaje ni de adaptación para la supervivencia, condenados a la rápida desaparición de nuestra especie. Este texto presenta conceptos básicos de una manera clara, integrada y actualizada, aportando bases para comprender la forma, la función normal, la fisiopatología y los mecanismos de evaluación del nervio periférico. En cada uno de los capítulos se presentan gráficos que facilitan el seguimiento del texto y la consolidación de los conceptos clave presentados en el mismo.

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a El nervio periférico de Moreno Benavides, Carlos, Velásquez-Torres, Alejandro, Amador-Muñoz, Diana Patricia, López-Guzmán, Silvia en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Medicina y Anatomía. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2017
ISBN
9789587388060
Categoría
Medicina
Categoría
Anatomía

Capítulo 1
Aspectos históricos

 
 
CARLOS MORENO B.
 
 
 
 
 
A pesar de su importancia vital, los primeros estudiosos del cuerpo humano confundieron los nervios periféricos con los tendones y con los vasos sanguíneos, hasta los aportes de la Escuela de Alejandría en el siglo IV, antes de nuestra era, cuando el médico y anatomista Erasístrato de Quíos (310 a 250 a. de C.), uno de los primeros en disecar cadáveres humanos, distinguió tres canales importantes y diferentes en el organismo: arterias, venas y nervios. Estos últimos se podían distinguir claramente, porque se originaban en el cerebro y en la médula espinal. Erasístrato y otros miembros de la Escuela de Alejandría consideraron que las venas contenían el espíritu natural nutritivo y que las arterias no llevaban sangre, sino el espíritu vital procedente del aire atmosférico, que era transformado en los ventrículos laterales en pneuma psychiko, o espíritus animales. De allí, los espíritus animales pasaban al tercer y cuarto ventrículos, de donde se desplazaban hacia la médula espinal para penetrar en los nervios que eran considerados como unos tubos huecos (1). Las propuestas de la escuela de Alejandría sobre las ­características y funcionamiento de los nervios periféricos sufrieron pocas modificaciones durante los siguientes veinte siglos.
 Así, en el siglo XVII, Descartes (1596-1650), al referirse al cuerpo en su Tratado del hombre, afirmaba lo siguiente:
 
[…] si deseamos comprender cómo puede esta máquina ser excitada por los objetos que impresionan los órganos de los sentidos, de modo que mueva de otras mil formas todos sus miembros, debe pensarse que los pequeños filamentos que, como he explicado, provienen de la parte más interna del cerebro y componen la médula de sus nervios, están compuestos de tal manera en todas las partes que sirven como órgano de algún sentido, que pueden ser muy fácilmente movidos por los objetos de los sentidos; asimismo, aunque no sean movidos sino con una pequeña intensidad, tiran en ese instante de las partes del cerebro de donde provienen y, por el mismo medio, se provoca la abertura de las entradas de ciertos poros que están en la superficie interna de su cerebro. A través de los mismos, los espíritus animales situados en las concavidades del cerebro se ponen rápidamente en movimiento para dirigirse por esos poros hacia los nervios y los músculos, que sirven para realizar en esta máquina movimientos en todo iguales a los que nosotros estamos naturalmente inclinados cuando nuestros sentidos son estimulados de igual forma. (2)
 
En el mismo siglo XVII, Thomas Willis (1621-1675) postuló que los espíritus animales eran llevados ya no dentro de los tubos huecos de los nervios, sino sobre sus lados, gracias a un fluido viscoso, y agregó como otro mecanismo la propagación de ondas por los capilares para transmitir impulsos rápidos sensitivos y motores (3).
Giovanni Alphonso Borelli (1608-1679), físico y matemático italiano, profesor de la Universidad de Pisa, afirmó que las fibras nerviosas eran túbulos esponjosos que llevaban en su interior una sustancia que llamó succus nerveus, y a la que consideró como el agente nervioso activo, mientras que en los espacios entre las fibras se hallaba otro fluido diferente a los espíritus animales, con funciones nutritivas: el succus nerveus nutritivus.
Unos años más tarde, Isaac Newton (1642-1727), al proponer su teoría del éter, una sustancia hipotética que llenaba todo el espacio, también la aplicó al funcionamiento de los nervios, al suponer que la acción de estos era producida por las vibraciones del éter sobre los filamentos nerviosos que consideraba sólidos: “[…] todas las sensaciones [son] excitadas y los miembros de los cuerpos animales se mueven bajo al comando de la voluntad, es decir, por las vibraciones de este espíritu mutuamente propagado a lo largo del filamento sólido del nervio […]” (4).
Sin embargo, Albrecht von Haller (1708-1777), anatomista, botánico y médico suizo, considerado por algunos como el padre de la fisiología moderna, pronto se opuso al planteamiento newtoniano. En su obra Primae Lineae Physiologiae (5) postuló que los nervios carecían de toda elasticidad, como se había demostrado experimentalmente al cortarlos, pues las dos mitades se alargaban dada su “laxitud” y expelían su contenido en forma de una protuberancia. Luego, si un movimiento vibratorio no era el causante de la acción de los nervios, no había otra posibilidad, sino la del desplazamiento del fluido nervioso dentro de las fibras nerviosas huecas. Para Von Haller, ese fluido nervioso era de naturaleza acuosa y albuminosa, similar a los demás “jugos” del cuerpo, y era eliminado, probablemente, mediante los nervios cutáneos (1). De esta manera, se mantenía el paradigma mecánico cartesiano que consideraba los nervios como unos pequeños tubos huecos que permitían el paso de unos “espíritus” o fluidos que ocasionaban tanto la actividad muscular —es decir, el movimiento—, como las sensaciones y percepciones mediadas por los órganos de los sentidos.
Una explicación alternativa para la excitabilidad de los nervios surgió con el descubrimiento de la llamada electricidad animal, por Luigi Galvani (1737-1798). Son bien conocidos sus experimentos con sapos, y el hallazgo —en 1780— de que junto con la producción de chispas generadas por una máquina eléctrica se desencadenaba la contracción de los músculos de la pata del animal cuando esta se tocaba con un bisturí. Posteriormente, Galvani observó contracciones similares cuando se generaba un “puente metálico” entre unas pinzas que tocaban el nervio y una baranda metálica donde se encontraba la preparación, sostenida mediante un gancho. Por esa época no se sabía aún qué era la electricidad, así que Galvani pensó que el fluido eléctrico era la forma real de los “espíritus” que habían sido postulados previamente:
 
Creemos, así mismo, que el fluido eléctrico es producido por la actividad del cerebro, que es extraído (allí) con toda probabilidad de la sangre, y que entra a los nervios y circula dentro de ellos en el caso de que sean huecos y vacíos, o, que como parece más posible, sean llevados por una linfa muy fina u otro fluido similarmente sutil que es secretado de la sustancia cortical del cerebro, como muchos creen. Si este es el caso, quizás por fin, la naturaleza de los espíritus animales que ha sido ocultada y buscada vanamente durante mucho tiempo, salga a la luz con claridad. (6)
 
Posteriormente, Leopoldi Nobili (1784-1845), físico y notable inventor italiano, construyó un galvanómetro con el que, junto con Carlos Matteucci (1811-1868), su discípulo, pudo encontrar una diferencia de potencial eléctrico entre dos porciones de músculo, una sana y otra lesionada (7). Sin embargo, no pudieron registrar directamente del nervio una actividad eléctrica propagada. Pocos años después, Emil du Bois-Reymond (1818-1896), médico alemán, profesor y rector de la Universidad de Berlín, estimuló el nervio es una preparación nervio-músculo de sapo, primero cerca al músculo y luego a mayor distancia. De ese modo, al medir la latencia de las contracciones en ambos casos con un galvanómetro sensible, calculó que la velocidad de conducción del nervio era de entre 30 y 40 metros por segundo. Julius Bernstein (1839-1917), fisiólogo alemán y alumno de Du Bois-Reymond, propuso que la membrana de las células excitables era permeable a los iones de potasio durante el estado de reposo, de tal forma que el potencial de reposo se debe a la difusión de iones entre el citoplasma y el líquido extracelular, desde el sitio de mayor concentración hacia el de menor concentración. Además, determinó experimentalmente en sapos que el impulso nervioso constaba de una onda negativa que se desplazaba con una velocidad de 0,7 metros por segundo (1).
A partir de la identificación de los potenciales de acción y de su conducción a lo largo de las fibras nerviosas, los avances en los estudios electrofisiológicos se fueron enriqueciendo con el conocimiento de las bases iónicas de los potenciales de membrana, especialmente el papel que desempeñan las corrientes de sodio y de potasio, el desarrollo de técnicas de registro con microelectrodos y la implementación, más reciente, de la técnica del patch-clamp.
Por otra parte, las primeras descripciones anatómicas macroscópicas de los nervios periféricos se complementaron, de manera significativa, con el invento del microscopio. Con este, el holandés Antony van Leeuwenhoek (1632-1723) logró observar 1.717 fibras nerviosas aisladas en secciones transversales de nervios ópticos de bovinos, que luego describió como pequeñas estructuras circulares con un interior claro y una cubierta exterior. También, registró la aparición, dentro de las fibras, de una sustancia aperlada que al parecer ejercía presión sobre las paredes de los nervios y les daba así su forma cilíndrica (1).
Con el desarrollo de lentes acromáticas, en la primera mitad del siglo XIX, fue posible obtener una mejor resolución y una mayor capacidad de amplificación, lo que permitió conocer mejor las envolturas de los nervios, las células de Schwann y la formación de la cubierta de mielina.
El desarrollo del microscopio electrónico en el siglo XX y, más recientemente, del microscopio confocal, junto con los avances en las técnicas de biología molecular, han permitido conocer detalladamente la ultraestructura de los nervios periféricos y su aplicación al diagnóstico de neuropatías en el humano, como en el caso de las biopsias de piel por punción, para el estudio de neuropatías de fibras delgadas, especialmente.
 

Referencias

 
1. Ochs S. A History of nerve functions. From animal spirits to molecular mechanisms. Cambridge, UK: Cambridge University Press; 2004.
2. Descartes R. Tratado del hombre. Madrid: Editora Nacional; 1980.
3. Willis T. The anatomy of the brain. Tuckahoe, NY: USV Pharmaceutical; 1971.
4. Newton I. Optiks; or, a treatise of the reflections, refractions, inflections & colours of light. [Basado en la 4th ed., Londres, 1730]. New York: Dover; 1952.
5. Von Haller A. First lines of physiology. [Traducido de la edición original, 1786]. New York: Jonhson Reprint Coorporation; 1966.
6. Galvani AL. Commentary on the effects of electricity on muscular motion. [Traducido del original en latín, de 1791]. Norfolk: Burndy Library; 1953.
7. Matteucci C. Traité des phénomènes électro-physiologiques des animaux. Paris: Fortin, Masson et Cie; 1844.
8. Hughes RA. Peripheral neuropathy. BMJ. 2002;324:466-9.

Capítulo 2
Morfología de los nervios periféricos

ALEJANDRO VELÁSQUEZ-TORRES
El sistema nervioso periférico está compuesto por neuronas y nervios periféricos. Los nervios se clasifican de acuerdo con sus orígenes anatómicos (craneales y raquídeos). Aunque algunos nervios tienen características particulares, se puede considerar que en general los nervios tienen una estructura básica: una división en tres compartimentos (el epineuro, el perineuro y el endoneuro), cada uno con estructuras y funciones específicas. También, la zona que limita el sistema nervioso central del periférico posee características peculiares. El riego vascular de los nervios se encuentra dispuesto de forma diferente en cada uno de los compartimentos nerviosos, y en la interacción de estos se genera una estructura funcional: la interface sangre-nervio. Cada uno de los compartimentos nerviosos y las dinámicas que se generan entre ellos otorgan al nervio ciertas propiedades mecánicas.

Sistema nervioso periférico

La principal forma de dividir el sistema nervioso es en dos porciones: sistema nervioso central (SNC) y sistema nervioso periférico (SNP). El SNC está compuesto por la médula espinal y el encéfalo. El SNP está compuesto por los nervios craneales, los nervios espinales con sus raíces y ganglios sensitivos; y los nervios y ganglios del sistema autónomo o vegetativo (1).
Los nervios se clasifican en dos grandes grupos: los nervios craneales y los raquídeos, que pueden ser somáticos y autónomos. Los nervios craneales son pares de nervios que emergen de estructuras encefálicas y se clasifican con un número y con un nombre. Son doce (aunque en realidad son catorce, si se considera la ex...

Índice

  1. Portada
  2. Resumen
  3. Portadilla
  4. Página legal
  5. Autores
  6. Lista de figuras
  7. Capítulo 1 Aspectos históricos
  8. Capítulo 2 Morfología de los nervios periféricos
  9. Capítulo 3 Ultraestructura del axón
  10. Capítulo 4 Células de Schwann y mielina
  11. Capítulo 5 Desarrollo del nervio periférico
  12. Capítulo 6 Conducción nerviosa
  13. Capítulo 7 Transporte axónico
  14. Capítulo 8 Degeneración axónica
  15. Capítulo 9 Regeneración axónica