Francisco de Asis

el más humano de todos los santos

Kuster, Niklaus

• Editorial: Herder Editorial
• Año: 2015
• ISBN:
  9788425431746
• Categoría: Teología y religión
• Categoría: Religión

Al "pobrecillo" de Asís (1182-1226) debe la espiritualidad cristiana una inspiración permanente, pues su agitada vida es tan fascinante como su mensaje expresado con imágenes poéticas, por ejemplo, en el Cántico del Hermano Sol. Comenzó siendo el ambicioso hijo de un mercader de Asís y terminó en la pobreza del Evangelio, convertida en su libertad espiritual. Niklaus Kuster relata la vida de un santo extremadamente humano: su origen privilegiado, las conmociones existenciales de su juventud, el cambio radical hasta colocarse al lado de los pobres, su grupo poco convencional de hermanos, Clara como compañera extraordinaria y la dolorosa consumación con la "Hermana Muerte"

II
ESPIRITUALIDAD

5.
UN PADRE EN EL CIELO Y SU MUNDO FRATERNAL

Siguiendo la huella de su búsqueda del sentido, el joven comerciante ora primero a un Dios en las alturas, hasta que los encuentros humanos en lo más bajo, en el mundo de Asís, le permiten descubrir poco a poco que es precisamente aquí donde actúa el Altísimo. «… el Señor mismo me condujo entre ellos [los leprosos]» (Test). El abrazo de un leproso prepara al buscador para el encuentro místico en San Damián. Dios se le aparece –como amigo de los humildes– a la altura de sus ojos. En el conflicto posterior con su padre biológico, el Crucifijo de San Damián le enseña a analizar el peor conflicto de Jesús con el hombre. Descubre así la mano de otro padre, que conduce a su hijo hacia la luz a través del rechazo, el odio y el sufrimiento. Pocas semanas después, Francisco reconocerá al Padre Jesús como a su propio padre: el Padre único en este mundo y sobre él. «… quiero desde ahora decir: Padre nuestro, que estás en los cielos, y no padre Pedro Bernardone» (TC 20).

«Uno es vuestro padre»

En el invierno de 1205-1206, las experiencias decisivas que ponen un umbral marcan un camino rico en descubrimientos en el plazo de unos pocos meses. El «Altísimo» conduce a los más humildes, responde a través del Hijo y será reconocido como el Padre de cada ser humano. El escrito más antiguo en el que Francisco alude a la paternidad divina de los seres humanos es la Forma de Vida para Santa Clara. Este documento, tan poético como extraordinario, describe un ideal de sinceras relaciones, o sea, la elección de vida de las hermanas (FVCl). Las líneas iniciales mencionan el origen de un nuevo camino y una primera relación básica:

Ya que por divina inspiración

os habéis hecho hijas y siervas

del altísimo y sumo Rey, el Padre celestial…

Las historias de Clara e Inés demuestran lo conflictiva que podía ser para las mujeres de entonces la salida de la casa paterna y de la familia: aun mucho más peligrosa que la ruptura del mercader con su padre Pedro. Más adelante, Francisco aclara lo que convierte al ser humano en hija o hijo de Dios. Para ello, la Carta a los Fieles retoma las palabras de Jesús en Cafarnaum y desea que la invitación llegue a todo ser humano:

Porque descansará sobre ellos el espíritu del Señor

y hará en ellos habitación y morada,

y son hijos del Padre celestial,

cuyas obras hacen… (CtaF 1).

En este sentido, los propios hermanos se tomarán a pecho más que nadie una alabanza (Mt 5, 9) que el Pobrecillo cita en un capítulo general:

Bienaventurados los pacíficos,

porque serán llamados hijos de Dios (Adm 15).

Para Francisco, los seres humanos se manifiestan activamente como hijas e hijos del Padre. Al hacer su voluntad, también pueden abandonarse por completo a su cuidado. La pobreza radical vive en su abandono material a partir de la confianza «quien alimenta las aves del cielo y viste los lirios del campo» (2 Priv). Al mismo tiempo, como solidaridad social, está arraigada en la propia práctica de Jesús, que reveló la dedicación del Padre a los más pequeños (Mt 11,25), así como en las experiencias primitivas de Francisco entre los leprosos (Test).

Despedida de los padres humanos

Al igual que el hijo de Pedro, las hermanas de San Damián se habían liberado del cuidado y el dominio de toda autoridad biológica paternal. Al reconocer a un Padre único, se suprime todo rol paternal humano sobre la tierra. Todos los seres humanos estarán unidos entre sí fraternalmente.

Ante el obispo, Francisco no sólo se despide de su herencia, su profesión y su oficio, sino también de los valores, el pensamiento y los planes de su padre. Cambia el lugar de su vivienda, sus relaciones principales y su orientación de manera radical: primero, en un vacío material, un espacio libre social y una franqueza espiritual. Inicia solo la búsqueda. Los dos años eremíticos le permiten conocer cuánta razón tenía el obispo cuando aconsejó al joven mercader durante el proceso público que devolviese el dinero: porque Dios mismo «te proporcionará con abundancia todo lo que necesites». Durante su período eremítico, el Pobrecillo desarrolla una confianza en la providencia del Padre único, que, de manera impresionante, le permite decir finalmente en su testamento: «… nadie me ensañaba qué debería hacer». «El Señor me dio de esta manera a mí, hermano Francisco, el comenzar a hacer penitencia […] Y el Señor mismo me condujo entre ellos [los leprosos] […] el Señor me dio y me da tanta fe […] el Señor me dio hermanos […] el Altísimo mismo me reveló que debería vivir según la forma del santo Evangelio. […] cuando no se nos dé el precio del trabajo, recurramos a la mesa del Señor» (Test 1-26).

Cuando se revisan los escritos del Pobrecillo, encontramos la palabra Pater exactamente cien veces y 97 menciones se refieren al Dios Padre. Los nombres divinos más frecuentes en las escrituras son «Señor» (Dominus: 410 veces), «Dios» (Deus: 258 veces), «Padre» (Pater: 100 veces), «Espíritu» (Spiritus: 87 veces); «Hijo» (Filius: 89 veces), «Hijo de Dios» (Filius Dei: 70 veces), «Cristo» (Christus: 83 veces) y «Jesús» ( Jesus: 81 veces).

Después de los dos nombres generales de Dios, el nombre del Padre está en primer lugar, lo que destaca su importancia en la espiritualidad del Pobrecillo. Rara vez aparece Pater solo: los escritos lo usan bien en la trinidad de Padre, Hijo y Espíritu o le incorporan complementos atributivos. En 44 lugares, se trata de citas bíblicas directas del Primero o del Segundo Testamento.

Sólo en tres ocasiones se refiere el Pobrecillo en sus escritos a los padres terrenales. Se trata de dos pasajes de la Regla, que reproducen a su vez citas bíblicas significativas: la primera Regla habla de abandonar y despreciar al propio padre para seguir las huellas de Jesús (Rnb 1,4). Exige a los hermanos después seguir la promesa y el mandamiento de Jesús a los discípulos: «Todo el que haya dejado padre o madre, hermanos o hermanas, mujer o hijos, casas o campos por mí, recibirá cien veces más y poseerá la vida eterna» (Rnb 1,5). «Todos vosotros sois hermanos. Así que no os dejéis llamar padre en la tierra, pues sólo uno es vuestro Padre que está en el cielo» (Rnb 22, 33-34). Este hallazgo evidencia que la orientación hacia un único «Padre en el cielo» no se explica, en definitiva, sencillamente a partir de una interpretación psicológica del propio conflicto paterno. Golpeado por la propia experiencia dolorosa, Francisco descubre más bien un rasgo característico de la...

Índice

• Cubierta
• Portada
• Créditos
• Índice
• PRÓLOGO
• I. APUNTES SOBRE SU VIDA
• II. ESPIRITUALIDAD
• III. ACTUALIDAD
• FUENTES
• BIBLIOGRAFÍA SELECTA
• GLOSARIO
• Información adicional