La situación de enfermería: fuente y contexto del conocimiento de enfermería: la narrativa como medio para comunicarla
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La situación de enfermería: fuente y contexto del conocimiento de enfermería: la narrativa como medio para comunicarla

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Información del libro

Este texto presenta unos cuadros reales de la práctica de enfermería como los escenarios donde los profesionales de la disciplina, muestran de qué está hecho el conocimiento que ellos despliegan cuando conscientes de su papel, se desempeñan con lo mejor de sí mismos para brindar cuidado. Las autoras aprovechan estas narrativas de situaciones de enfermería para mostrar las diversas formas como se origina y desarrolla este conocimiento. Se destaca la importancia de la situación de enfermería como fuente y contexto del conocimiento para la disciplina, se señala la posición de esta en el desarrollo de la ciencia de enfermería y sobre todo, su orientación como ciencia humana al enfatizar en la dignificación y la búsqueda del crecimiento de las personas a quienes cuida; logrando con ello su propio crecimiento personal y profesional.

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Información

Año
2011
ISBN
9789587617986
Categoría
Medicina
Categoría
Enfermería
LAS NARRATIVAS DE SITUACIONES DE ENFERMERÍA
COMO FUENTE DEL DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO
DE ENFERMERÍA

1.1 UBICACIÓN DE LA NARRATIVA EN EL DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO DE ENFERMERÍA

Para iniciar este texto, se formulan tres preguntas: ¿la filosofía se relaciona con la manera como vemos actualmente la enseñanza, la práctica y la investigación en enfermería? ¿Cuál es la posición de las narrativas de situaciones de enfermería dentro de la evolución de enfoques filosóficos para enfermería como una disciplina? ¿Qué son las narrativas de situaciones de enfermería?

1.2 IMPORTANCIA DE LA FILOSOFÍA PARA ENFERMERÍA

Hablar de filosofía para una disciplina práctica como enfermería puede parecer bien extraño. Se cree que el papel de los profesionales de enfermería, ante todo, es dar cuidado, conocer y satisfacer las necesidades de salud de sus pacientes o clientes y para ello cuentan con una base de conocimientos de fisiopatología, de psicología, de salud pública, de gestión, de liderazgo, de rehabilitación, de ética, de las políticas de salud y de otras fuentes que contribuyen a que enfermería cumpla su misión efectivamente. En este punto nos preguntamos qué tiene que ver la filosofía con todo esto. Rodgers,{31} 2005, sugiere que la filosofía tiene que ver con todo, ya que el pensamiento y la manera como actúan los profesionales de enfermería refleja una filosofía, y la filosofía de la sociedad en la que se desempeñan. “La filosofía influye en asuntos importantes que tienen que ver con la verdad, con el conocimiento, con la forma de indagar, la bondad, la dignidad, la salud y la vida. El practicante o el investigador, bien puede perder de vista de qué manera la filosofía subyace en cada cosa que los profesionales de enfermería hacen: cómo proponer metas, cómo interactuar con un paciente y su familia, cómo contribuir al desarrollo de comunidades, cómo influir en los escenarios de práctica y cómo afectar las políticas de salud”.
La filosofía, según esta misma autora, provee las bases y las habilidades para que los profesionales de enfermería se dispongan a dar forma al futuro, no solo anticipándose a este, sino preparándose para el mismo o estudiándolo una vez que este se haga realidad.

1.3 EL CONOCIMIENTO DE ENFERMERÍA Y LA CIENCIA HUMANA

De forma general, se puede reconocer cómo históricamente el pensamiento de Occidente se enfocó inicialmente en la búsqueda del conocimiento por sí mismo; luego, en el siglo XX cambió para tener su enfoque en la ciencia y más adelante evolucionó para hacer énfasis en las acciones humanas y en las estructuras sociales como elementos determinantes en la creación de conocimiento.
Mitchell y Cody, 1992{32} formulan una distinción que debe hacerse entre la filosofía humanista de la ciencia y la ciencia humana. De acuerdo con Webster (1985) “el humanismo conlleva un rechazo a lo sobrenatural” y reafirma “la dignidad esencial y el valor del hombre y sus capacidades para alcanzar su propia realización a través del uso de la razón y del método científico”. De este modo, el humanismo lleva al reconocimiento de los valores humanos y de sus potencialidades sin que se requiera una crítica del “método científico”. La ciencia humana, por el contrario, rechaza inequívocamente el método de las ciencias naturales (Deltey 1976-1977 a 1988, y Georgi 1985, referidos por Mitchell y Cody 2006), y afirma que la experiencia vivida, el mundo tal como se experimenta, el significado y el entendimiento son todos aspectos de un proceso unitario de la vida humana que no puede describirse, explicarse o analizarse adecuadamente a través de la objetivización, la medida o la reducción.
Adicionalmente, Mitchell y Cody{33} señalan que “si las enfermeras abrazan el paradigma de las ciencias humanas, las actividades para desarrollar teoría, hacer investigación y la práctica van a cambiar de modo que se refleje una nueva perspectiva filosófica”. Estos autores comentan que “un examen al cuerpo de conocimientos filosóficos y teóricos de enfermería en la literatura revela que este cambio comenzó en las dos décadas pasadas”. Con el fin de explorar hasta qué punto los profesionales de enfermería han incorporado sus creencias acerca del paradigma de la ciencia humana en la teoría, la investigación y la práctica, los autores han propuesto examinar los marcos de referencia de enfermería de cuatro estudiosas de enfermería: Paterson y Zdera’s, 1988; la enfermería humanística, el modelo de salud como expansión de la conciencia, de Newman, 1986-1990; la ciencia humana y el cuidado humano de Watson, y la teoría de volverse humano de Parse, 1981-1987-1990.
En estos marcos de referencia, las teóricas antes mencionadas reclaman una conceptualización unitaria de los seres humanos evidenciando, por lo tanto, algún grado de conexión o de interfaz con las perspectivas de las ciencias humanas y han renunciado públicamente al método científico de las ciencias naturales, exigiendo un método “nuevo y diferente, que sea más congruente con los fundamentos filosóficos de enfermería”. Cualquiera de los principios y desarrollos teóricos que se utilizan para estructurar una teoría, necesitan incorporar estos valores y creencias. También serían esenciales los métodos que ven las experiencias vividas de los individuos como el foco de la práctica y de la investigación, y honrando las experiencias vividas por las personas como realidades. Investigadores y practicantes serían considerados copartícipes con las personas en la indagación y en la práctica, dentro de este paradigma de las ciencias humanas. Esta argumentación permite entender de qué manera enfermería en estos últimos tiempos considera a las ciencias humanas como un marco de referencia filosófico que aporta al desarrollo de su propio conocimiento.

1.4. POSICIÓN DE LA NARRATIVA EN EL CAMBIO PARADIGMÁTICO DE LA CIENCIA DE ENFERMERÍA

La respuesta a la segunda pregunta sugerida al iniciar este capítulo, tiene que ver con la preocupación de las autoras por entender dónde podríamos hallar un lugar para justificar la inclusión de la narrativa como elemento útil para desarrollar conocimiento de enfermería, dados los cambios y evolución del pensamiento filosófico que ha tenido lugar en las disciplinas existentes y que ha impactado también a enfermería.
La pregunta que los profesionales de enfermería nos hacemos continuamente se dirige hacia qué hacemos diferente de lo que hacen otras disciplinas de la salud. No es posible tener una respuesta que capte efectivamente lo que las enfermeras hacen. Se puede intentar hacer una lista de actividades, y existen taxonomías que reflejan todo tipo de intervenciones de enfermería, que facilitan las bases para investigar y medir resultados. El público en general y personas que no son enfermeras, posiblemente pueden entender sin dificultad todas estas acciones; sin embargo, buena parte de lo que las enfermeras descubren que es lo más importante de su trabajo, incluye actividades que para los que no son enfermeros, no significan mucho o no las entienden.
Aun cuando esas descripciones sean valiosas, hay componentes subyacentes más valiosos a los que los profesionales de enfermería deben dar atención. Lo que hay de valioso en la enfermería no es únicamente lo que sus practicantes hacen, sino el conocimiento que apoya sus acciones; esto es lo que distingue a enfermería de otros proveedores de atención de salud y del público común.
De acuerdo con Rodgers 2005,{34} “enfermería debe entender y ser capaz de describir lo que sabe y para ello se requiere de algo más que de una capacidad de enlistar áreas de contenido para un programa educativo. La discusión de la base de conocimientos de enfermería requiere, también, algo más que la capacidad para describir la forma como se toman decisiones en la práctica diaria; tienen que ser capaces de cuestionar su propio conocimiento, identificar supuestos y sesgos y reconocer que hay formas alternativas de pensamiento en varias situaciones. Las enfermeras también deben ser críticas y tener discernimiento sobre lo que es su base de conocimiento para que se pueda promover un desarrollo continuo y reconocer áreas que requieren posterior indagación. Para ello es esencial entender algunas de las tradiciones filosóficas y la manera como han influido en tal desarrollo”.
El conocimiento en enfermería, de acuerdo con Newman, Smith y Jones, 2008{35} se ha desarrollado desde un método científico tradicional que evolucionó hacia un medio interactivo multidimensional para llegar a una perspectiva unitaria. “La perspectiva unitaria representa un cambio, desde un punto donde el todo se considera suma de partes, a la posición más reciente donde el todo es lo principal; desde un punto donde se resuelven problemas a la posición actual donde se busca conocer el patrón; de abrazar un método causal de acción-reacción a la posición de darnos cuenta de la mutualidad del proceso rítmico que evoluciona y mediante el cual surge el discernimiento y la acción”.
En la actualidad, se plantea que en enfermería ha sucedido un cambio paradigmático que ofrece una forma diferente de estudiar y entender los fenómenos de interés de la disciplina. El paradigma anterior, que se conoce como el paradigma empiricista, esto es, una visión fraccionadora y reduccionista, llevó por mucho tiempo a realizar la valoración en enfermería a través de métodos rígidos como el examen físico, casos clínicos y patrones funcionales de salud (M. Gordon 1982); la idea era dividir el ser humano y fraccionarlo por partes para conocer las “partes”, sin tener una visión “total” como muestra el cambio paradigmático ocurrido en enfermería, es decir, con un enfoque hacia la reciprocidad y la unitariedad que lleva a los profesionales de enfermería a utilizar otros sistemas para entender la “totalidad del ser”, convirtiéndose en una metodología que tiene como centro las narrativas de enfermería, y más concretamente las “narrativas de Situaciones de Enfermería”.
En el viejo paradigma quedaba incompleta la intervención de enfermería, porque la forma tradicional de valorar, diagnosticar y evaluar era un proceso dispendioso y aún así, la interacción entre la enfermera y el paciente y sus allegados no se percibía ni se destacaba, siendo justamente la interacción el aspecto más importante en enfermería para transformar, para producir resultados terapéuticos y para mostrar la humanidad de las dos personas que interactúan. Al reconocer este cambio paradigmático en el desarrollo del conocimiento de enfermería, tanto para la práctica como para la investigación, surge en la época posmoderna un reconocimiento a las ciencias humanas que no es algo nuevo, pero que ha sido retomado para darles cabida a cambios muy significativos en los métodos para indagar los fenómenos de enfermería.
El surgimiento del posmodernismo en filosofía trajo consigo un número de nuevas tradiciones en indagación. La preeminencia de la narrativa y la posibilidad de la deconstrucción fueron solo dos desarrollos asociados con este movimiento. A la ideología posestructuralista también la acompañó el surgimiento del movimiento posmoderno, que fue un cambio de la aplicación de los “principios científicos” al estudio de los seres humanos y de su organización social. En general, el posmodernismo exige abandonar la idea de la objetividad absoluta y, por lo menos, tener un enfoque pluralista de la indagación.
Para el desarrollo de las teorías de enfermería sustentadas por las ciencias humanas, sería crítico el reconocimiento de los seres humanos como totalidades individuales situadas en el mundo y reconocidas como personas intencionadas y con libre voluntad.
Continuando con los planteamientos de Rodgers 2005,{36} “el desarrollo del conocimiento de enfermería requiere del entendimiento de la singularidad de cada persona y de sus experiencias individuales. En la era empiricista la ‘experiencia’ se aplicaba únicamente a ‘las experiencias sensoriales’. Quizá siguiendo las ideas de Kant, los fenomenologistas y más recientemente los posmodernos, ven la experiencia humana en un sentido más amplio, con la consideración de la persona total; en otras palabras, como una totalidad de emociones, sentimientos, sensaciones y cambios de vida relacionados con alguna situación”.
Así mismo, Rodgers{37} considera que “en las últimas décadas del siglo XX y primera del XXI, enfermería ha querido utilizar métodos que puedan captar las experiencias de las personas, generándose controversias entre quienes sostienen las nociones tradicionales de la ciencia frente a una nueva preocupación y un interés más general por el conocimiento y por ello ha mostrado interés en el uso de medios cualitativos para captar las experiencias individuales en un esfuerzo por encontrar ese nuevo conocimiento”.
Por eso concluye que las experiencias personales constituyen un componente importante que las enfermeras deben considerar al trabajar con los individuos. Los métodos tradicionales que consideran estadísticas de resultados con respecto a tratamientos, no proveen un cuadro completo de la situación individual ya que los individuos tienen formas diferentes de responder y de funcionar frente a su enfermedad y frente a la terapéutica con que se encara la enfermedad, cuando se toman decisiones con respecto al tratamiento o al cuidado.
Las experiencias humanas frente a las situaciones de salud no siempre tienen posibilidades de ser medidas, y estas experiencias no necesariamente son medibles, sino que se aprecian por su significado. Por esto, se han suscitado algunos cambios en la filosofía e ideas con respecto a la ciencia, observaciones que han ayudado a crear un contexto donde deben buscarse métodos diferentes a los tradicionales, para entenderlos y tratar de incorporarlos a la ciencia, mediante metodologías de indagación diferentes.
Continuando con las ideas de Rodgers,{38} “la narrativa, las historias y los discursos son instrumentos importantes en el interés de entender las experien...

Índice

  1. PORTADA
  2. PORTADILLA
  3. PÁGINA LEGAL
  4. PREFACIO
  5. AGRADECIMIENTO
  6. INTRODUCCIÓN
  7. INVENTARIO DE DEFINICIONES Y CONCEPTUALIZACIONES CONTENIDAS EN EL TEXTO
  8. CAPÍTULO 1 LAS NARRATIVAS DE SITUACIONES DE ENFERMERÍA COMO FUENTE DEL DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO DE ENFERMERÍA
  9. CAPÍTULO 2 LAS NARRATIVAS DE SITUACIONES DE ENFERMERÍA COMO ESCENARIO PARA ILUSTRAR DIVERSOS COMPONENTES EPISTEMOLÓGICOS DE LA CIENCIA DE ENFERMERÍA
  10. CAPÍTULO 3 USO DE UNA NARRATIVA DE SITUACIÓN DE ENFERMERÍA PARA IDENTIFICAR ELEMENTOS DE UNA FILOSOFÍA DE ENFERMERÍA Y UNA TEORÍA DEL CUIDADO
  11. CAPÍTULO 4 USO DE LA NARRATIVA COMO FUENTE DE IDEAS PARA INVESTIGAR EN EL CAMPO DEL CUIDADO
  12. BIBLIOGRAFÍA
  13. PÁGINA INSTITUCIONAL
  14. CRÉDITOS