Aproximación al territorio estudiado | |
1.1. ORINOQUIA
Allende los flancos orientales de la Cordillera Oriental de Colombia se encuentran los territorios conocidos genéricamente como Amazonia y Orinoquia, dos grandes áreas que en la actualidad cubren una extensión de unos 713.000 km2, correspondiente aproximadamente al 62% del territorio del país (35% amazónico y 27% orinoquense). En el mapa actual de la República de Colombia estas áreas se componen de los departamentos de Meta, Vichada, Casanare y Arauca (Orinoquia), y Caquetá, Putumayo, Guaviare, Amazonas, Vaupés y Guainía (Amazonia).
Caracterizar estos territorios debe partir, necesariamente, de entender que en su interior existe un conjunto de subregiones que desdicen de la aparente homogeneidad que cada uno de estos dos nombres encierra, y que está constituido por diversidad de formaciones vegetales, animales y humanas.
En el continente, la gran selva suramericana “se extiende desde las bocas del Amazonas hasta el pie de la Cordillera de los Andes”, abarcando “las selvas húmedas de las cuencas del Amazonas, Orinoco y parte de los ríos guayaneses que drenan directamente al Océano Atlántico”, la cual está atravesada por dos grandes macizos, el Escudo de las Guayanas al norte y el Macizo Central brasileño al sur. A nivel del país y dentro de este conjunto, puede reducirse la mirada a la denominada selva oriental colombiana, que de sur a norte se extiende desde el límite nacional marcado por el río Amazonas, hasta el río Vichada, afluente del Orinoco, que se constituye, a su vez, en “el límite sur hasta donde llegan las sabanas de gramíneas conocidas como ‘los Llanos’ de Colombia y Venezuela”.{54} La “distribución prolongada de una alta precipitación durante el año, acompañada de una alta temperatura de promedios constantes” es en la selva oriental colombiana un fenómeno que da lugar a varios espacios diferenciados: la zona norte, la zona ecuatorial y el Trapecio amazónico.{55}
Esta selva es recorrida por varios ríos, constitutivos de dos grandes cuencas hidrográficas (amazónica y orinoquense): los ríos Orinoco, Guainía, Negro, Casiquiare, Mataveni, Atabapo e Isana corresponden a los llamados ríos negros,{56} mientras que el conjunto de ríos blancos{57} está conformado por los ríos Guaviare, Caquetá y Putumayo. Existe, sin embargo, una gama de coloraciones intermedias de los ríos, en lo que tiene que ver, entre otras cosas, que ríos de una coloración sean afluentes de ríos de coloración opuesta, como en el caso de los ríos Apaporis o Vaupés, que cambian de coloración en el transcurso de su recorrido, bien sea por el recibo de otras aguas o por el entrecruzamiento de corrientes.{58}
De las tres subregiones mencionadas (zona norte, zona ecuatorial y Trapecio amazónico), resulta de mayor interés para este trabajo la zona norte, selva de la parte norte o selva transicional que, debido a la influencia del clima, “marca la frontera entre las sabanas herbáceas y la selva oriental”.{59} Esta selva transicional comprende, en términos generales, el territorio demarcado en su parte norte por el río Vichada, extendiéndose al sur hasta el río Guaviare, aunque algunos autores la llevan hasta el Río Negro; por el occidente, esta zona limita con el piedemonte andino y al oriente con el río Orinoco.
Los ríos Vichada, Guaviare y Atabapo forman parte de la gran cuenca del Orinoco, donde vierten sus aguas tras un largo recorrido en el que recogen las aguas de otros importantes ríos, como el Inírida y el Uvá, en el caso del Guaviare, y el Guainía, río bastante importante, pero que estaría por fuera de esta área y que tras haber recibido el brazo Casiquiare proveniente del Orinoco y haber obtenido el nombre de Río Negro, desemboca en el Amazonas, poniendo así en comunicación los dos grandes ríos.
En cuanto al territorio de los Llanos que se extienden hacia el oriente no sólo de Colombia sino del norte de Sudamérica entre la Cordillera Oriental y el Océano Atlántico, limitando al norte “por la cadena montañosa costanera y al sur por el río Orinoco y su afluente el Guaviare”, puede decirse que ocupa aproximadamente unos 310.000 km2 del actual territorio colombiano y unos 300.000 km2 del territorio venezolano y que se encuentra atravesado, en la parte colombiana, por numerosos ríos entre los que sobresalen el Arauca, el Apure y el Meta, cuyos lechos se ven bordeados por bosques espesos que forman una fisonomía particular en medio de un territorio caracterizado por la existencia de “pastos ásperos, matorrales y palmas dispersas”.7 Este territorio, al igual que el de la selva oriental, no es homogéneo.
La historiadora Jane Rausch ha dividido los Llanos Orientales de Colombia desde dos perspectivas: una fisiográfica, que los divide en Llanos arriba y Llanos abajo,8 y una geohistórica, que extiende entre el momento del descubrimiento por parte de los europeos y los inicios del siglo XX, de acuerdo con la cual aquéllos se componen de tres grandes subregiones: 1) los Llanos de Arauca, extendidos entre los ríos Arauca al norte y Casanare al sur, territorio de colonización venezolana con pocos vínculos con Bogotá, Tunja o Pore; 2) los Llanos de Casanare, “área de forma triangular de una extensión de 67.000 kilómetros cuadrados y confinada por la Cordillera Oriental y los ríos Meta y Casanare”, poblada por indígenas, españoles y misioneros, y permanentemente vinculada con Boyacá, que para la autora constituía el núcleo de la frontera oriental; y 3) los Llanos de San Martín, extendidos “desde la Cordillera Oriental hacia el oriente hasta el Orinoco, y hacia el sur hasta el río Guaviare” y que, salvo por la presencia de algunas misiones franciscanas y pese a sus constantes vínculos con Bogotá, “permaneció en gran parte inexplorado y carente de pobladores blancos hasta avanzado el siglo XIX”.{60}
De estas tres subregiones, correspondería al mayor interés de este trabajo la de los Llanos de San Martín o Territorio del Meta.
Por otro lado, un estudio que da cuenta del territorio del Alto Orinoco{61}-Río Negro, tras confirmar la gran diversidad ecológica de dicha zona, la divide en cuatro subzonas que presentan condiciones físicas y bióticas determinadas: 1) la zona guayanesa, conformada por el territorio que recorren los ríos afluentes del Alto Orinoco oriental (Parguaza, Cataniapo, Sipapo, Ventuari, Padamo y Ocamo); 2) la zona norte del Andén orinoqués, que se extiende entre los ríos Meta y Tuparro; 3) la zona transicional sabana-selva que va desde el río Tuparro hasta el Guaviare, desde donde “se modifica progresivamente el sistema de ‘sabana tropical contrastada’ hasta tomar contacto con el de selva tropical húmeda”, aunque desde la margen derecha del río Vichada “empieza prácticamente el dominio del bosque amazónico, pero el paisaje todavía presenta algunas sabanas [...] encerradas por la vegetación arbórea, que son llamadas ‘sabanas incluidas’ o ‘campiñas cerradas’”, y 4) el complejo selvático Orinoco-Río Negro, que comprende la mitad oriental del actual departamento de Guainía, y el sector abarcado desde las desembocaduras del Guaviare-Atabapo y el Ventuari, hasta las cabeceras del Orinoco en su ribera izquierda.{62}
Esta caracterización ecológica del Alto Orinoco-Río Negro es complementada por Mariano Useche con los procesos históricos determinantes de su conformación, entre los siglos XVI y XVIII: 1) la zona guayanesa, ocupada por indígenas caribes, piaroas, maquiritares, banivas, maipures, manetivitanes, atures y parecas, si bien fue explorada desde fines del siglo XVI, sólo empezó a ser ocupada por los españoles a mediados del XVIII; 2) la zona norte del Andén orinoqués fue la primera zona de asiento español a partir de las aldeas misioneras de los jesuitas que, en este sector, fueron de corta duración; 3) la lona transicional sabana-selva sólo fue alcanzada por la colonización española a mediados del siglo XVIII, aunque fue explorada en 1701 por una avanzada jesuita y antes de ello, en 1584-1587 por Antonio de Berrío; 4) el complejo selvático Orinoco-Río Negro, que fue zona del tráfico portugués de esclavos desde inicios del siglo XVIII y donde la ocupación española se inició hacia 1 758.{63} Para los intereses de este trabajo, se precisaría un acercamiento a la segunda y tercera zona señalada por Useche.
Como se ve en estas caracterizaciones, en el territorio que aquí se estudia se combinan elementos andinos (piedemonte cordillerano), sabaneros (llanuras orientales) y selváticos (selva transicional o zona transicional sabana-selva y el complejo selvático Orinoco-Río Negro).
Debe aclararse, sin embargo, que no todos los estudios realizados sobre el oriente colombiano señalan un mismo punto geográfico para establecer el límite entre las llanuras orientales y la selva amazónica. Así, por ejemplo, Camilo Domínguez define el río Vichada como “el extremo norte hasta donde se extiende la selva, y el límite sur hasta donde llegan las sabanas de gramíneas conocidas como ‘los Llanos’ de Colombia y Venezuela”;{64} por su parte, Jane Rausch establece, como límite sur de los Llanos de Colombia, el río Guaviare.{65} Ambas visiones pueden encontrarse en distintos estudios del mundo amazónico y orinoquense, lo que en ocasiones tiende a dificultar la comprensión de áreas determinadas. De hecho, es particularmente significativo que, para citar un ejemplo reciente, en los consejos regionales de planificación económica y social (CORPES), creados mediante la Ley 76 del 8 de octubre de 1985, estos límites fuesen aún más expandidos o contraídos: mientras el CORPES de la Orinoquia reconocía como departamentos constitutivos de tal región los correspondientes a los actuales Arauca, Casanare, Meta, Vichada, Guainía, Guaviare y Vaupés, el CORPES de la Amazonia reconocía, bajo su jurisdicción, los de Caquetá, Putumayo y Amazonas.
Teniendo en cuenta las anotaciones anteriores, las reflexiones de este trabajo se realizan siguiendo la posición de quienes establecen los límites de los Llanos Orientales colombianos entre los ríos Arauca y Guaviare al norte y sur respectivamente, y la Cordillera Oriental y el río Orinoco, área que, desde una perspectiva biogeográfica o de la distribución de los seres vivos, es una de las cinco subregiones que componen la Orinoquia colombiana, ya que, como lo explica Joaquín Molano, ésta, “considerada como una región geográfica, unificada en torno a la cuenca hidrográfica del río Orinoco”, está conformada por cinco paisajes o subunidades que, a su vez, se componen de subunidades menores: 1) la subregión andino orinoquense; 2) la subregión de los Llanos Orientales; 3) la subregión del Andén orinoqués; 4) la subregión transicional Orinoquia-Amazonia y 5) la Sierra de la Macarena.{66} Sin embargo, si así es lícito plantearlo, el único de estos paisajes que no se relaciona directamente con los intereses de este trabajo, es el de la Sierra de la Macarena y, por tanto, los estudios que de él han dado cuenta y los procesos históricos de su configuración como un caso particular dentro de la macrorregión orinoquense no se abordan aquí.
Con miras a una explicación más amplia del área de estudio y teniendo en mente que sobre ella coinciden distintas subunidades, es pertinente ofrecer una síntesis de la clasificación propuesta por el ecólogo tropical Joaquín Molano. Con respecto a la subregión andino-orinoquense, que “comprende los amplios flancos que ofrece la Cordillera Oriental colombiana”, el autor analiza su composición en tres biomas o zonas de vida: los páramos, las selvas de vertiente llamadas andinas o subandinas y el piedemonte de influencia andina, siendo que en éste, lo mismo que en las sabanas, es posible hallar ecosistemas selváticos de condiciones bastante favorables para la vida vegetal. Por su parte, la subregión transicional Orinoquia-Amazonia “abarca una franja de extensos ecotonos entre sabanas y selvas [...] al sur del río Vichada, que comprende las cuencas de los ríos Uvá, Guayabero, Ariari, Guaviare, Inírida, Papunaua y Alto Vaupés”, mientras que la subregión del Andén orinoqués abarca la margen del río Orinoco en territorio colombiano, desde Puerto Inírida hasta Puerto Carreño, donde “la vegetación intercala sabanas arboladas con [...] selvas ralas o transicionales de poco desarrollo, [lo que] marca otro ecotono nuevo con transición hacia los tipos de sabanas de origen guayanés y selvas ralas sobre interfluvios o dunas sobre los aluviones de los ríos”.{67}
Finalmente, la subregión de los Llanos Orientales, que “comprende la porción de sabanas septentrionales de Sudamérica, las cuales a manera de cuña hacen presencia en el territorio colombiano, desde los ríos Arauca, Capanaparo y Meta en el noreste, hasta el Guayabero y el Guaviare en el suroeste”, est...