El último Andakí
eBook - ePub

El último Andakí

  1. Spanish
  2. ePUB (apto para móviles)
  3. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub
Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

El libro esboza y traza la historia del mítico pueblo de los andaquíes, que vivió en las inhóspitas cordilleras que separan a los departamentos colombianos de Caquetá y Huila. Esta etnia indígena ejerció por más de 150 años una decidida resistencia a la conquista hispánica y se movió siempre entre los ecosistemas de los Andes, el piedemonte y el Amazonas.¿Cómo pervivieron los andakí?, ¿dónde están hoy sus descendientes?, ¿con qué otras comunidades hispánicas, indígenas y mestizas del sur del departamento del Huila?, ¿qué tejido de decisiones marcaron su devenir histórico?, son algunas de las preguntas que se intentan responder, explorando en detalle la etnohistoria de las comunidades ingas del bajo piedemonte amazónico, aquellas que habitan en Mocoa, Puerto Limón, Yunguillo, Condagua (Putumayo), en la Baja Bota Caucana (Cauca) y en el departamento del Caquetá.

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a El último Andakí de Juan Guillermo Buenaventura Amézquita en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Literatura y Colecciones literarias norteamericanas. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

image

Detalle del petroglifo de El Encanto (Florencia, Caquetá).
Fotografía de José Ignacio Giraldo Arango.

EL PROBLEMA DE LA COMPLEJIDAD SOCIAL EN LA AMAZONIA PREHISPÁNICA

¿Cómo estaban organizadas las sociedades indígenas del piedemonte amazónico colombiano antes de la llegada de los españoles al continente americano, a finales del siglo XV? La respuesta clásica a esta pregunta, para el conjunto del Amazonas y el piedemonte, es que las sociedades amazónicas eran “sociedades de selva tropical”; es decir, eran sociedades basadas en pequeños núcleos familiares y en cacicazgos aislados e individuales. Las sociedades de selva tropical del Amazonas serían, según autores como Fernando Santos (s. f.), A. C. Taylor (1988), F. M. Renard-Casevitz y Th. Saignes (1988), colectividades de bajo perfil tecnológico y productivo, que nunca habrían alcanzado la jerarquización compleja de los cacicazgos que ya existían en las cordilleras andinas, desde hacía varios siglos. La selva amazónica, al momento del contacto, sería igual a la selva del siglo XIX: un gran espacio de flora y fauna sin sociedad o con una sociedad dispersa, pequeña y fragmentada.
Todos los autores citados en el anterior párrafo, e incluyendo a los estudiosos del piedemonte colombiano, María Clemencia Ramírez, Carlos Pinzón, Rosa Suárez y Gloria Garay, concuerdan que, en todo caso, el piedemonte era una zona vital de relación entre la Amazonia y los Andes. Según estos historiadores, en la zona existía un marco regional basado en un flujo intenso de personas, productos y símbolos que tenía la peculiaridad de ser “bisagra” de la relación social, comercial y cultural entre Amazonia y Andes.
Normalmente, las dos nociones, sociedad de selva tropical y el carácter bisagra del piedemonte, han convivido en las discusiones académicas. Sin embargo, una mirada atenta al asunto puede llevarnos a pensar que se trata de una contradicción: la existencia de un sofisticado flujo demográfico, comercial y simbólico, ¿no evidenciaría una mayor complejidad social de la que normalmente se acepta? ¿Un flujo intenso de ideas, comunicación, personas y productos no se fundamentaría en unas relaciones sociales mucho más complejas?
Supondremos que las respuestas a estas dos preguntas son afirmativas. Como trataremos de argumentar más adelante, creemos que el marco regional del piedemonte estaba cohesionado por una estructura jerarquizada de cacicazgos, propios de una sociedad compleja y que, o bien giraban alrededor de la figura del chamán o bien estaban respaldados por linajes de chamanes. Como ocurre hoy en día con el chamanismo tukano-occidental del Vaupés, muy seguramente esta jerarquía de chamanes incluía a caciques-chamanes de filiación étnica y lingüística diversa: inga, andakí, mocoa/quillacinga, kofán, siona, coreguaje, tama y macaguaje, entre muchas otras etnias de las que probablemente nunca tengamos información. Jerarquía que funcionaba en relaciones de enfrentamiento/alianza de poder y en el control que los chamanes ejercían sobre el territorio. Las sociedades del piedemonte amazónico eran, de alguna manera, “cristalizaciones” de esa estructura de relaciones entre chamanes.
No existe evidencia alguna para suponer que estas estructuras de cacicazgos constituían relaciones dispersas y de bajo perfil político; es decir, que se ubicaban en la noción mencionada de las “sociedades de selva tropical”. Por el contrario, creemos —siguiendo lo que es ya casi un consenso académico generalizado— que en el piedemonte amazónico se constituyeron plenamente “sociedades complejas”. El historiador del medioambiente, Charles Clement, y su grupo de trabajo, cuestionan esta imagen de “sociedades de selva tropical”:
The word ‘Amazonia’ conjures images of dense rainforests, painted and feathered natives, exotic fauna and flora, as well as rampant deforestation, biodiversity extinction, and climate change. These fragmentary images seldom coalesce into robust understanding of this vast area, which is partially a legacy of eighteenth to nineteenth century descriptions with already decimated human populations. (Clement et al. 2015, 1)
Más adelante, los autores también afirman que:
The current consensus among historical ecologists suggests that Amazonia is a complex mosaic of coupled human-natural systems, typical of anthropogenic biomes or anthromes globally, refuting earlier claims of uniform environmental limitations. […]
Most commentators agree that Amazonia was occupied by societies with different levels of complexity and each had different impacts on their landscapes. There were dense populations along some resource-rich sections of major rivers, less dense populations along minor rivers and sparse populations between rivers. Given the antiquity and intensity of these impacts, few—if any—pristine landscapes remained in 1492. There were anthropogenic forests throughout the basin, and an overall population and landscape footprint far greater than argued recently. (Clement et al. 2015, 1-2)
Las sociedades complejas, según otros estudiosos, surgen en el Amazonas en el periodo del Horizonte Tardío (0-1530 d. C.). Algunos antropólogos, incluso, usan el concepto de “sociedades de cacicazgos”. Anna Roosevelt, por ejemplo, cuestiona también, a partir de un cuerpo creciente de evidencias empíricas, aquella imagen que sostiene que el Amazonas era un conjunto disperso de familias y poblaciones pequeñas:
A pesar de que, por su naturaleza, los recuentos etnohistóricos no constituyen una evidencia definitiva de la organización social o política, o una información cuantitativa fiable acerca de la subsistencia demográfica, las fuentes para la gran Amazonia contienen evidencias ciertas de sociedades pobladas y de gran escala comparables a los cacicazgos y a los pequeños Estados conocidos en otras partes del mundo. (1999, 236 y 329)
Así, hace aproximadamente 2000 años se iniciaron los cambios culturales y demográficos que evidenciarían este desarrollo, en especial entre las comunidades ribereñas: se complejizaron los diseños cerámicos y los ritos funerarios, a la par que se densificó la población en el Amazonas. Después, hacia el año 1000 d. C., se habría generalizado una economía basada en el maíz, cultivo agrícola que permitiría sostener grandes conjuntos poblacionales. Con base en una densidad demográfica amplia, en la existencia de obras públicas, de poblados diferenciados, de un arte ceremonial complejo, del comercio a gran distancia y de un simbolismo elitista, se puede concluir que estas sociedades eran cacicazgos complejos, como incluso pudieron observar algunos de los cronistas europeos que entraron a la zona (Roosevelt 1994, 7-8).
En el Amazonas, los arqueólogos suelen identificar la existencia de una sociedad compleja por la presencia de “montículos”, entre otros elementos. Roosevelt señala que algunos de los montículos excavados pueden tener una profundidad de entre 10 y 20 metros y una extensión de entre 5 y 20 hectáreas. Algunos de los montículos más tardíos constituyen, en realidad, complejos sistemas que, en algunos casos, pueden tener un área de 12 kilómetros cuadrados. Según Anna Roosevelt, esta complejidad, que incluiría tanto a las sociedades de los ríos Amazonas y Orinoco, como a las del piedemonte, implicaba la existencia de cobro de tributo, agricultura intensiva, comercio y ocupaciones urbanas extensas, en el contexto de una red de cacicazgos (1994, 7-8).
Resumiendo varios estudios locales, Neil Whitehead (citado por Roosevelt 1994, 36-38) sostiene que las economías amerindias del Amazonas prehispánico producían un superávit alimenticio lo suficientemente grande como para sostener mercados y sistemas de intercambio en carne de pescado y harina de mandioca, así como sistemas de criaderos extensos de tortugas e iguanas. Existen evidencias de que algunas comunidades construyeron diques y sistemas de irrigación para controlar inundaciones, tanto en el Orinoco como en el Amazonas. Whitehead ha propuesto que la especialización productiva o comercial pudo haber sido extensa. Finalmente, este autor sugiere que la sofisticación económica no se limitó a las zonas agrícolamente ricas de las várzeas sino que también se encuentran casos de sistemas interfluviales que cumplían precisamente la función de lugares de paso entre zonas de río. Así, los cacicazgos, normalmente relacionados con la presencia de cierta economía de escala, fueron propios tanto de las zonas de río como de las interfluviales, de los cuales Whitehead cita varios ejemplos. Según este autor, el papel del chamanismo en estos cacicazgos está todavía por determinar, pero supone que fue intenso1.
Las economías de estas sociedades eran de gran escala. Existía una agricultura, tanto por semilla como por estaca, de poli y monocultivo, además de caza, pesca, procesamiento de alimentos y almacenamiento de largo plazo. Las comunidades invirtieron mucha energía en la construcción de una infraestructura productiva como los estanques para tortugas y pesca, los huertos y los campos agrícolas permanentes. En algunos cacicazgos, la fuente principal de alimentos era el maíz, no la yuca. El cultivo de maíz parece haber sido el resultado de la complejidad social y no su prerrequisito, puesto que la yuca todavía era la fuente principal de alimento de los primeros cacicazgos hasta la consolidación del maíz alrededor del año 1000 d. C., como muestran las investigaciones arqueobotánicas y los estudios de la química ósea humana (Roosevelt 1999, 328-329).
Por supuesto, el surgimiento de sociedades complejas en el Amazonas es tardío en comparación con el mismo proceso en los Andes. Sin embargo, no se podría sostener que los cacicazgos amazónicos surgen por influencia andina. De hecho, uno de los cacicazgos más antiguos, el de los marajoara, surge precisamente en el extremo oriental de la cuenca amazónica (Roosevelt 1999, 325).
Igualmente, durante el primer milenio después de Cristo, se produce una complejización de los lugares de ocupación humana. Contrario a la noción de que la Amazonía era un lugar fundamentalmente rural y forestal, se han encontrado excavaciones extensas y complejas que pueden ocupar varios kilómetros cuadrados que demuestran especialización de oficios. Algunos de estos lugares podían albergar cientos e, incluso, miles de personas (Roosevelt 1999, 325).
El estilo cerámico más extendido durante el primer milenio, el Horizonte Policromo, parece haber estado relacionado con las transformaciones sociales mencionadas. Ejemplos del Horizonte Policromo lo constituyen Marajoara, Guarita y Ariste (Brasil); Caimito (Perú); Napo (Ecuador;) y Araracuara en Colombia. Roosevelt ha estudiado en detalle la cultura marajoara, en donde aparece con claridad el Horizonte Policromo. Esta cultura, que floreció por más de 700 años, según se desprende de las fechas obtenidas (400-1100 d. C.), construyó un sistema de montículos. El promedio del tamaño de los montículos de marajoara es de dos hectáreas de extensión y cinco metros de altura, con un total de volumen de tierra de 100 000 metros cúbicos; se calcula que había un promedio de 500 personas por montículo y, como resultado, los sistemas de montículos podían sostener a varios miles de personas (Roosevelt 1999, 332-335).
Un segundo horizonte cerámico, que recorre el Amazonas a partir del inicio del segundo milenio, es el llamado Horizonte Inciso y Punteado, asociado a complejos como el de Santarém de la baja Amazonía; Faldas de Sangay en Ecuador; los amoruco y arauquin en el Orinoco; y Valencia, en la costa caribe venezolana. Faldas de Sangay, que existió entre el año 1000 y el 1500 d. C., es una excavación de tierra interfluvial de la alta amazonia ecuatoriana con gran presencia de montículos, unos suelos muy ricos y evidencias de cultivo de maíz. La excavación ocupa cinco kilómetros, aun cuando el complejo total puede tener unos doce kilómetros cuadrados (Roosevelt 1999, 338-342)2.
Se ha cuestionado la interpretación dada a Faldas de Sangay por parte de su primer arqueólogo, el padre Porras. Ernesto Salazar prefiere echar para atrás las dataciones y ubica a esta cultura entre los años 500 a. C. y 600 d. C. Salazar cree que los montículos, de uso predominantemente habitacional, evidencian jerarquización social, alta densidad demográfica y sociedades de cacicazgo. Afirma Salazar que no se conocen en el Ecuador otros sitios no incas que exhiban el grado de planificación necesario para construir estos montículos del alto río Upano, donde se ubica Faldas de Sangay. Afirma Salazar:
La tradición de los montículos, si no originariamente amazónica, es al menos de desarrollo de las tierras bajas, con difusión notoriamente tardía a la sierra ecuatoriana. Sin embargo, el patrón semiurbano altamente planificado del Alto Upano, aparece por el momento ser netamente amazónico. (1998, 186)
Es ya claro que el conjunto del piedemonte amazónico y orinoquense, durante el Horizonte Tardío, desde Bolivia y hasta Venezuela, estaba compuesto de muchas rutas de comercio intenso entre los Andes y las tierras bajas. La información etnohistórica y arqueológica ha sido exhaustiva en este punto. Para el caso colombiano, Carl Langebaek ha identificado el eje de comercio, superpuesto con estructuras de cacicazgos Laches-Tunebos, de la Sierra Nevada del Cocuy en su relación con el piedemonte llanero y los Llanos Orientales mismos. Este antropólogo ha sugerido que el predominio de los sacerdotes-chamanes-caciques de Sogamoso, en el mundo muisca, podría deberse a su ubicación estratégica como lugar de comercio entre los Llanos y la altiplanicie (1998).
Por la cercanía con el periodo histórico, la información arqueológica de los cacicazgos puede confrontarse con la información etnohistórica. Así, un primer cacicazgo amazónico sobre el cual tenemos información es aquel que los españoles denominaron “Aparia”, normalmente relacionado con los omagua. Según ciertas fuentes, la extensión de este cacicazgo iba desde el bajo río Napo hasta la región de São Paulo de Olivena, entre las desembocaduras de los ríos Javari y Ia, en la Amazonia brasilera. A lo largo de unos 700 kilómetros existían unas veinte aldeas que contenían cada una de cincuenta a sesenta malocas, sin mencionar aldeas menores. Algunas de estas aldeas podían contener hasta unas 8000 personas, como es el caso documentado de una aldea omagua del Napo. La aldea principal, la Gran Aparia, se localizaba a cierta distancia de la actual frontera colombo-brasilera. Otra estructura de cacicazgo conocida era la de los machiparos, o aisuarí, que se extendía unos 200 kilómetros desde Tefé hasta Coarí, o los de Solimões o Yurimaguas3.
Clement et al. han reunido información exhaustiva acerca de la domesticación de especies vegetales como indicador de la actividad humana en un ecosistema y de la complejidad social que dichas intervenciones implicaban:
Amazonia is a major world center of plant domestication, where selection began in the Late Pleistocene to Early Holocene in peripheral parts of the basin. By European contact, at least 83 native species were domesticated to some degree, including manioc, sweet potato, cacao, tobacco, pineapple and hot peppers, as well as numerous fruit trees and palms, and at least another 55 imported neotropical species were cultivated. Plant domestication is a long-term process in which natural selection interacts with human selection driving changes that improve usefulness to humans and adaptations to domesticated landscapes. Hence, there is a contin...

Índice

  1. Cubierta
  2. Portadilla
  3. Página legal
  4. Dedicación
  5. Contenido
  6. INTRODUCCIÓN
  7. CAPÍTULO 1 LAS SOCIEDADES COMPLEJAS EN EL PIEDEMONTE AMAZÓNICO PREHISPÁNICO COLOMBIANO
  8. CAPÍTULO 2 LA CONQUISTA HISPÁNICA DE LOS ANDAKÍES (1535-1599)
  9. CAPÍTULO 3 LA GUERRA DEL ANDAKÍ (1599-1744)
  10. CAPÍTULO 4 LA PAZ ANDAKÍ (1745-1809)
  11. CAPÍTULO 5 LA ETNOGÉNESIS INGA Y ANDAKÍ (1744-1809)
  12. CAPÍTULO 6 FIN DE LA SOCIEDAD COLONIAL Y LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL DEL TERRITORIO ANDAKÍ (1809-1810)
  13. CAPÍTULO 7 LOS INGAS Y LOS ANDAKÍES DURANTE EL SIGLO XIX: FRAGMENTACIÓN DEL ESTADO NACIONAL Y CONSOLIDACIÓN ÉTNICA
  14. CAPÍTULO 8 LOS SIGLOS XX Y XXI: CONTINUACIÓN E INICIO DE UN VIAJE
  15. ALGUNAS CONCLUSIONES
  16. REFERENCIAS
  17. ANEXOS
  18. Cubierta Posterior