Misión federal
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Hacia una solución compartida en Cataluña

  1. 206 páginas
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Misión federal

Hacia una solución compartida en Cataluña

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Prologado por Miqel IcetaMisión Federal presenta una reflexión sobre la respuesta federalista que se ha dado al proceso independentista catalán. Narra en primera persona la división de la sociedad catalana y el surgimiento de la asociación Federalistes d'Esquerres. Explica el separatismo catalán como una confluencia de las viejas prácticas del pujolismo con los nuevos movimientos nacional-populistas. Y realiza propuestas para una solución acordada en Cataluña en el contexto del progreso hacia una democracia federal.Francesc Trillas es profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona y miembro de Federalistes d'Esquerres y del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC-PSOE).

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Información

Año
2020
ISBN
9788468539317
1. Participando en la organización
de una voz federalista
Después de seis años y medio entre Florencia (cuatro) y Londres (dos y medio: “no vuelvas”, me decía mi padre) volví a Barcelona en febrero de 2002. Colaboré en la elaboración del programa electoral del PSC en las elecciones de 2003 que, a diferencia de las de 1999, culminaron con la elección de Pasqual Maragall. En las de 1999 Maragall había sacado un resultado mejor y más votos que los rivales, pero no consiguió formar una mayoría de gobierno, aunque estuvo cerca incluso sin depender de los votos imprescindibles en el 2003, de ERC. Fue una lástima que Maragall no fuera presidente en 1999 y que entonces no se pudiera formar un gobierno estrictamente federalista con el PSC, ICV y otros (de Ciutadans pel Canvi, o sin afiliación).
Desde 2002 viví en Ciutat Vella, al lado de la Plaça de Sant Jaume, por pura casualidad, viendo pasar al tripartito y los últimos gobiernos municipales con alcalde socialista mientras me consolidaba profesionalmente. Hubiera sido estúpido no priorizarlo, teniendo en cuenta que tenía un doctorado en Economía por una Universidad extranjera y que había hecho una estancia posdoctoral (el día que la gané fue uno de los más felices de mi vida: quería decir vivir entre dos y tres años en una de las ciudades que más admiraba del mundo) en la London Business School, en el marco de una red europea de investigación. Cuando volví, me encontraba a menudo, por el barrio Gótico, con amistades que tenían responsabilidades de gobierno. No puedo decir que rechazara ningún cargo en especial, pero algunas aproximaciones del estilo de si podría colaborar más con algún encargo, no fructificaron. Esto no quiere decir que no estuviera activo políticamente, porque “estar en política” no es una variable dicotómica que se enciende y se apaga como una lámpara. Es algo multidimensional y continuo, si es que se puede medir, y en cada dimensión podemos graduar la intensidad. Participé en el grupo Nou Cicle, una plataforma entre grupo de opinión pública y corriente del PSC, que lideraba Raimon Obiols y donde también estaban, en aquella época, Joan Ignasi Elena y Antoni Castells, así como los hermanos Dani y Jordi Font. También contribuí, con Raimon Obiols y Jordi Serrano, a la fundación de la Universitat Progresista d’Estiu de Catalunya. Tras la primera edición dimití de la dirección de ésta porque no me entendía con su primer “rector”, Vicenç Navarro. Entre febrero y septiembre de 2008 estuve con Beatriz Silva y Beatriz Trillas Silva (que había nacido en noviembre de 2006) en Berkeley, porque había conseguido una ayuda para ir de Visiting Scholar a la Universidad de California. Esta estancia aún consolidó más mi carrera académica y, al año siguiente, pude ganar una plaza de profesor agregado en el Departamento de Economía Aplicada de la UAB, lo que implicaba algo impensable hacía un tiempo, cuando parecía que para mí la Universidad sólo era una distracción de la política: ser un académico con un contrato indefinido a tiempo completo. Desde que había vuelto de Londres, había colaborado como investigador con el centro de investigación sobre relaciones entre sector público y privado del IESE (que dirigieron primero Jordi Gual y después Xavier Vives) y con el Instituto de Economía de Barcelona (que dirigieron primero Antoni Castells y después Martí Parellada).
Recuerdo que en la campaña electoral de 2010 colaboré con Siscu Baiges en una correspondencia pública en el magazine digital L’Hora de Nou Cicle, donde, contra todas las modas del momento, defendíamos la candidatura de José Montilla a la presidencia de la Generalitat. Obviamente, lo que decíamos no tuvo ningún impacto y Artur Mas se convirtió en presidente de la Generalitat, poniendo punto final a los siete años de gobiernos de izquierdas en Cataluña. En julio de 2011 empecé el blog Progreso Real, escrito a veces en catalán, a veces en castellano; y también uno en inglés y donde había escritos de un carácter algo más académico. Desde entonces me acostumbré a colgar apuntes sobre política, economía e incluso sobre literatura, con una frecuencia media de dos veces por semana. En el capítulo 2, cuando hable de la división que se ha vivido en Cataluña, explicaré cómo evolucionó mi posición en la división que se produjo en el PSC a partir del otoño de 2011, coincidiendo con los primeros meses de vida del blog.
Supongo que los primeros apuntes sobre independentismo y federalismo los colgué cuando, en 2012, Artur Mas comenzó a alejarse del sentido común. Progresivamente, algunos de mis apuntes los iban divulgando o reproduciendo en las redes sociales y en las revistas digitales personas como Raimon Obiols o Miquel Iceta, cuando los consideraban de interés. Un “indepe hiperventilado” advirtió una vez a sus seguidores que yo era el brazo bloguero de Miquel Iceta. Contrariamente a lo que pretendía el sujeto, lo tomé como un elogio, aunque fuera falso. Ni Iceta necesita ningún brazo bloguero, ni yo he sido el títere de nadie, ni entero ni con las extremidades.
Al principio del otoño de aquel año recibí una llamada de Joaquim Coll que comenzó diciendo “No sé si te acuerdas de mí...”, y luego se refirió a algún escrito mío reciente donde había defendido el federalismo. ¿Cómo podía haberme olvidado de él? Nos afiliamos a las Juventudes Socialistas, si no el mismo día, casi seguro que la misma semana o, como máximo, el mismo mes, en el verano de 1982 (“Este es el tiempo del cambio”). Habían pasado muchos años, podía haberme olvidado de muchas cosas, pero no de la trayectoria conjunta que hicimos o que, como mínimo, iniciamos. Después, cuando a partir de 1983 yo fui secretario de organización, él estuvo en la oposición interna, pero la verdad es que no recuerdo demasiado los motivos (quizás él tenía razón, para mí aquello eran batallas casi de infancia); al menos por mi parte no había ninguna cuenta pendiente ni ningún rencor acumulado. En aquella llamada (me consta que durante aquellos días personas independientes como Antoni Sitges-Serra, médico cirujano y académico, y entonces colaborador del diario El Periódico, recibieron llamadas similares) Joaquim Coll me proponía unirme a una iniciativa para hacer un manifiesto y un acto asociado que reivindicara los valores de la Cataluña federalista y de izquierdas, para hacer frente a la campaña independentista impulsada por Artur Mas. Joaquím había estado, desde los tiempos de las Juventudes Socialistas, muy cercano a Dani Fernández (con quien había escrito un libro y que en 2012, si no me equivoco, todavía era secretario de organización del PSC) y a Carles Martí. Durante la etapa de Pere Navarro, que había sustituido a Montilla en diciembre de 2011 como primer secretario del PSC, Joaquim Coll mantenía un contacto muy directo con la máxima dirección del PSC, aunque tenía y tiene una personalidad que va mucho más allá de la disciplina de partido. Con los años había consolidado una trayectoria como historiador y como opinador en los medios de comunicación escritos. Había evolucionado desde posiciones muy cercanas al nacionalismo de izquierdas, incluso a ERC, hacia posiciones muy críticas con el nacionalismo catalán en general y también con los sectores supuestamente más catalanistas del PSC, con los que yo había colaborado pero con los que empezaba a tener ganas de distanciarme como explico en el capítulo 2. Los impulsores principales del manifiesto, que se convirtió en la Crida a la Catalunya federalista i d’esquerres, fueron el mismo Joaquim Coll y la profesora de la UB Ana Sanz, que tenía amistad con Joaquím parece que desde los tiempos en que ambos habían colaborado en el asociacionismo estudiantil. Ana Sanz consiguió muchas firmas de distintos ámbitos de la izquierda catalana y de personalidades de prestigio. El periodista Carlos Pastor, tristemente fallecido recientemente, hizo un gran trabajo para difundir la Crida entre las redacciones de los periódicos, incluso visitándolos personalmente. El prestigio de Pastor en estas redacciones hizo que el texto tuviera una acogida muy buena entre la prensa.
Creo que, con unas pocas iteraciones por correo electrónico, enseguida acordamos un texto, que se puede leer en la página web de Federalistes d’Esquerres. Nació así la Crida a la Catalunya federalista i d’esquerres, un manifiesto que en pocos días recogió más de 2.600 firmas de apoyo y que se presentó el 8 de noviembre de 2012 en un acto bastante masivo en el Teatro Goya de Barcelona. Algunas personas no pudieron entrar dado el éxito de la convocatoria. Activistas que hacía años que no se veían, se reencontraron en un ambiente de fraternidad, con una mezcla de alegría por avanzar juntos y de preocupación por los tiempos que se acercaban. Para muchos, buena parte de lo mejor que tiene Cataluña estaba en el Goya. El documento dejaba patente la preocupación por la salida en falso que suponía la opción soberanista impulsada irresponsablemente por Mas y la necesidad de una alternativa europeísta y federal a la crisis económica e institucional que se estaba viviendo.
En el acto hablamos una docena de los firmantes del manifiesto, entre ellos, además de Coll y Sanz, que presentaron el evento, Carlos Jiménez Villarejo, Albert Solé, Carme Valls, Antoni Sitges-Serra o el editor Daniel Fernández. Algunos tomaban una opción que sabían que les podía generar un coste en su vida profesional. Se hizo un poco largo pero fue emotivo. Había muchos corresponsales extranjeros que se sorprendían de no ver mucha prensa catalana pese a que había periodistas catalanes importantes que firmaban el manifiesto y que las redacciones habían recibido muy bien el documento. Yo hablé de la necesidad de vincular la difusión de las ideas federalistas al ideal de una Europa unida y sin fronteras, una noción sobre la que he insistido desde entonces hasta hacerme pesado. Creo que allí conocí a Carme Valls (en una broma que no le acaba de gustar le llamo la “decana del federalismo”), que había sido dirigente de Ciutadans pel Canvi, el partido que creó Pasqual Maragall en 1999 para ampliar la base social del PSC hacia sectores progresistas tradicionalmente alejados del partido. Valls se había dedicado en cuerpo y alma, desde Ciutadans pel Canvi (creo que anteriormente desde Catalunya Segle XXI), a promover las ideas federalistas en Cataluña y en toda España. Los dos hemos recordado varias veces la conversación que tuvimos, creo que justo antes del acto, sobre un amigo común que también había estado en Ciutadans pel Canvi, cuya trayectoria posterior ha confirmado las muecas que nos intercambiamos.
Tras el éxito del acto del Teatro Goya abrimos un periodo de reflexión sobre si había que seguir con el esfuerzo federalista y cómo hacerlo. Esta reflexión tuvo diferentes escenarios, desde una reunión en la cervecería Moritz, hasta varias cenas en el piso de Poblenou de Toni Sitges y Meritxell Girvés, un encuentro en Can Coll, y otra cena en Can Silva, donde participaban, entre otros y aparte de los anfitriones (cuando nos encontrábamos en Poblenou), Manuel Cruz, Joaquim Coll, Carlos Pastor, Beatriz Silva, Ana Sanz, Domènec Benet y Xavier Roig, además de un servidor. No sé si todo el mundo vino a todos los encuentros, pero éste era básicamente el núcleo inicial. Todos teníamos en común que éramos profesionales comprometidos con las izquierdas de maneras muy diferentes, pero en la mayoría de los casos muy alejados de las cúpulas de los partidos.
El sábado 23 de febrero de 2013 los impulsores de la Crida a la Catalunya federalista i d’esquerres convocaron una reunión de intelectuales en el Ateneo. Toni Sitges ha guardado una valiosa acta, según la cual asistieron Joaquim Coll (que hacía de moderador), Manuel Cruz, Ana Sanz, Toni Sitges, Joan Botella, Juanjo López-Burniol, Domènec Benet, Lluís Foix, Francesc de Carreras, Xavier Roig, Pere Vilanova, Héctor Silveira, Xavier Martínez, Max Arias, Félix Ovejero, Valentí Puig y yo mismo. Algunos de ellos participaron después en la constitución de Federalistes d’Esquerres como asociación y otros no. Según el registro que ha guardado Toni Sitges: “Abre la sesión J. Coll para explicar el sentido de la convocatoria propiciada por los miembros de la Crida Federalista d’Esquerres. Se trata de reunir opiniones de destacados intelectuales y periodistas para analizar y debatir la situación política creada en Cataluña tras las últimas elecciones, y formular propuestas no soberanistas para avanzar políticamente de cara a la consulta y más allá. Expresa su deseo de converger con otras corrientes federalistas del Estado y en particular con las que parece se van estructurando en Madrid. Francesc Trillas añade que se trata de avanzar hacia propuestas positivas y mayoritarias que puedan estructurarse como contrapeso al movimiento soberanista”. En la misma reunión, Joan Botella insistió en “la vocación hispánica de Cataluña y remarcó que nunca ha habido una reforma profunda en España sin participación social catalana. Por otro lado da la razón a Burniol y afirma que hay ‘desatascar’ la cuestión del derecho a decidir porque de lo contrario no vamos a ningún sitio”. Según las notas de Toni, esta idea de lastre del referéndum también recibió el apoyo de otros asistentes que creían que no había que tener miedo a la consulta y que teníamos que “pasar página de una vez por todas”. Si el acta recoge fielmente lo que se dijo, ilustra cómo en aquella época “la consulta” (uno de los eufemismos de la neolengua que empezaba a abrirse paso en España) era una idea bastante extensamente aceptada, aunque fuera como algo inevitable, entre los asistentes a la reunión incluso por algunos no especialmente de izquierdas, aunque las notas de Sitges no especifican quién exactamente simpatizaba con ello. Yo no lo veía muy claro, y con el tiempo articulé mi oposición a “resolver” el tema catalán con una consulta o un referéndum, como explicaré más adelante. Creo que ahora hay mucha más gente que comparte mi oposición o que al menos, tiene dudas, especialmente después de la experiencia desastrosa del referéndum del Brexit. Si esta experiencia plebiscitaria que tuvo lugar en el Reino Unido en junio de 2016, junto con el referéndum de Escocia de septiembre de 2014, demuestran algo, más allá de argumentos positivos con los que se pueden defender, es que los referendos soberanistas no permiten “pasar página de una vez por todas”.
Según el acta de Toni Sitges, “J. Coll ci...

Índice

  1. Prólogo de Miquel Iceta
  2. Introducción
  3. 1. Participando en la organización de una voz federalista
  4. 2. Del pujolismo a la división por el “procés”
  5. 3. Superar el otoño de 2017
  6. 4. Un federalismo para el resto del siglo XXI
  7. Reflexiones finales
  8. Epílogo a la edición en castellano (Enero de 2020)