Retirarse es la gran preocupación
¿Cuántas personas conoces que tienen resuelto su futuro financiero en el momento de cese de su vida laboral?
¿Cuántos, tras una extensa actividad profesional, pueden disfrutar en la recta final de su vida de la tranquilidad que representa tener el aspecto financiero resuelto?
Es decir, personas que vivan con «preocupación financiera cero». Exacto… muy pocos.
¿Se convertirá la pensión de retiro en un asunto del pasado, es decir, en un hermoso recuerdo? La perspectiva futura no es nada esperanzadora: o bien no cobrar ninguna pensión (si no se acometen las reformas del sistema) o cobrar un mínimo (pero muy mínimo, de subsistencia, si se reforma el sistema actual). En el momento de la redacción de este libro, la mayoría de estados de Europa están planteando diferentes reformas, España incluida. Algunos países europeos ya han hecho los deberes en este asunto, no así España, que se ha quedado rezagada.
Cualquiera que sea la reforma del sistema de pensiones elegida por los políticos, tras una vida entera de trabajo sólo podremos aspirar a un mínimo, tan menguado, que en el mejor de los casos cubrirá los gastos más básicos de subsistencia. En ningún caso suficiente para poder vivir de la pensión sin tener que recurrir a la dependencia familiar, y ya no digo igualar los ingresos previos al retiro. Imagino que tú no querrás verte así.
En una o dos décadas, debido al retiro de la generación del baby boom, una parte significativa de la población precisará ingresos extras para complementar su pensión proveniente de la Seguridad Social. Al margen de los planes de los gobiernos, me preocupan más los planes que cada ciudadano tiene, o no tiene, sobre su retiro.
El gran problema es: ¿qué se está haciendo a nivel particular para garantizar el nivel de vida después del retiro? Respuesta: poco o nada. No hay tal plan, ni bueno ni malo. Rezar. Millones de personas esperan una solución financiera que proceda del estado para la última etapa de sus vidas, pero casi nadie hace los deberes (diseñar su plan para el retiro). Todo el mundo desea una «retiro dorada», pero muy pocos tienen un plan ganador para conseguirla. Siguen soñando.
En los medios de comunicación se habla mucho del gran problema estructural de España, su elevado paro, pero nadie dice nada sobre reinventarse como profesional o trabajador. El síndrome del «parado compulsivo» –que vive del subsidio todo el tiempo que puede y más sin tan siquiera buscar trabajo – se contagia como una epidemia contagiosa que todos los gobiernos fumigarán tarde o temprano marcando un tope más estrecho.
Ahora mismo se subvencionan puestos de trabajo que están condenados a desaparecer en unos pocos años. Y las profesiones mejor pagadas son, en buena parte, ocupaciones que no existían hace cinco años. Alguien debería decirles al trabajador y al profesional que ciertos puestos de trabajo tienen los días contados, y que, por otro lado, hay muy buenas oportunidades si se deshacen de «lo suyo» o «lo de toda la vida», para abrazar nuevas ocupaciones.
España en concreto –y Europa en general– se enfrenta a una década de profunda reconversión laboral sin precedentes. La crisis no es más que el punto de partida para la reconversión a empleos de mayor cualificación para millones de puestos de trabajo de bajo valor añadido sin ningún futuro en la nueva economía global. El gran reto de la próxima década será reciclar a trabajadores con poca formación hacia trabajos de cualificación media o alta. España es uno de los países europeos con mayor necesidad de una reconversión laboral.
Un empleo de por vida, en un buen cargo bien pagado, se ha convertido en una idea absurda.
La buena noticia es que los nuevos empleos cualificados y de alto valor añadido compensarán los trabajos de bajo valor añadido que se perderán en algunos sectores como son: la construcción, la agricultura y la industria. Aunque el proceso se caracterizará por el paro estructural y endémico: el «pleno desempleo». Al final, ganarán en ocupación los servicios a las personas y empresas, y los trabajos creativos y todo lo que tenga que ver con las nuevas tecnologías y el talento aplicado. La profunda reconversión laboral que ha de afrontar España cambiará drásticamente el entorno laboral tal como lo conocemos hoy. Clases decadentes: productiva, agrícola.
Clases emergentes: creativa, servicios
La clase creativa (concepto acuñado por Richard Florida) está constituida por: directivos, técnicos, profesionales, innovadores, creativos, diseñadores, artistas, entretenimiento, informáticos, ingenieros, venta alta, autores e inventores… que utilizan la creatividad como materia prima en sus trabajos. Tendrán mucho trabajo, poca competencia y excelentes ingresos.
La clase servicios, también emergente: sanitarios, administrativos, funcionarios, venta baja, limpieza, vigilancia, mantenimiento, cuidados domésticos, servicios sociales y comunitarios, restauración… como infraestructura de apoyo a la clase y economía creativas, aunque no estarán ni de lejos tan bien remuneradas.
Finalmente, tanto la clase agricultura: ganadería y pesca, como la clase productiva : construcción, reparaciones, transporte, minería, fabricación… retrocederán como fuente de empleo en Occidente y su remuneración irá a la baja en dura competencia con los países emergentes. ¡Oh!
El declive de la antigua clase productiva es consecuencia del declive de la economía productiva o industrial en Occidente. La era industrial forma ya parte del pasado en Estados Unidos, Europa, Japón… al haber ingresado de pleno en la economía creativa o la era del conocimiento.
Los derechos y el estado de bienestar de los que gozamos los países de la Unión Europea son un evidente logro social que, en el caso particular de nuestro país, pueden representar una cara factura cuyo coste puede incluso poner en riesgo la solve...