Cosificación en salud
  1. 118 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub
Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

La acción de reducir a la condición de cosa a una persona, simbolizada en la mitología griega con la alegoría de medusa, la gorgona con cabellos de serpiente que convertía en piedra a quien la mirara a los ojos, es el tema de este libro, en el que se postula que la cosificación de la relación paciente-familia-cuidadores, como una estrategia habitual para los colaboradores del sector salud, debe ser abordada, tanto para su diagnóstico como para su tratamiento, como una patología social, superando así los enfoques habituales de humanización que se han acostumbrado en clínicas, hospitales y demás entidades del sector.

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a Cosificación en salud de Aldemar Bautista Otero, Juan Carlos García Ubaque, Fred Gustavo Manrique Abril en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Medicina y Salud pública, administración y atención. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

CAPÍTULO 1

¿COSIFICACIÓN O DESHUMANIZACIÓN?

Giomar Herrera-Amaya,
Sirley Dayan Amazo-Arias
Paola Katerin Henao-Noy

INTRODUCCIÓN

La tesis central de este capítulo propone usar el vocablo cosificar (reify, que significa reificación en inglés) en vez del término deshumanizar (dehumanize en inglés) para referirse al trato como objeto que recibe una persona con ocasión del cuidado en salud. Esto se sustenta en tres razones: la primera, para adecuar el término a su real significado en el ámbito hispánico; la segunda, referente a la unidad de conceptos en diferentes lenguas, y la tercera, para centrar su abordaje desde el rol del cuidador. También se analiza en este capítulo la naturaleza filosófica de la cosificación a fin de fortalecer su tesis central.

COSIFICAR, NO DESHUMANIZAR

El Diccionario de la lengua española define cosificar como: «reducir a la condición de cosa a una persona» (Diccionario de la lengua española, 2018) y señala que deshumanizar es: «privar de caracteres humanos» (Diccionario de la lengua española, 2018). Si se acepta que la condición humana implica estar y actuar en el mundo y abarca todas sus experiencias y reacciones, entonces la condición humana le es inherente al ser humano y, por su naturaleza, no se puede separar de él. En consecuencia, el ser humano no puede ser privado de su condición humana. Cuando más, se le podría privar de algunos de los privilegios derivados de la misma, es decir que, semánticamente hablando, deshumanizar resulta un imposible en la práctica, aun cuando se utilice con frecuencia para significar fallas en la atención y el cuidado de salud del ser humano.
Al explorar el origen del término cosificar se encuentra que uno de los primeros en utilizarlo fue Karl Marx, quien recurrió en el idioma alemán a la palabra Verdinglichung, que se traduce como reificación o cosificación, para explicar la característica propia de las sociedades capitalistas de convertir todo y todos en un objeto de intercambio mercantil, es decir, transformar todo en una mercancía o cosa. En lengua inglesa existen dos términos para referirse al tema: reification y thingification. El primero ocurre cuando se piensa o trata algo abstracto como algo físico y cuando se cosifican las relaciones, mientras que thingification se refiere al hecho o proceso de convertir algo en una cosa. El término francés utilizado es réification; en italiano se usa la palabra reificazione y en portugués, reificação. En todos estos idiomas, las palabras tienen el sentido de cosificar.
Esto no quiere decir que el término deshumanización no exista en otras lenguas, sino que el término de uso común para referirse a este fenómeno es cosificación. Lo anterior, en el entendido de que, al ser humano no se le despoja de su condición humana, por el hecho de que alguien decida tratarlo como una cosa, limitar sus libertades o prohibir algún tipo de acciones; más aún, el mismo hecho de cosificar a la persona, de tratarla como objeto y pretender negarle su condición humana, solo reafirma dicha condición.

NATURALEZA FILOSÓFICA DE LA COSIFICACIÓN

En filosofía, una cosa es cualquier elemento o fenómeno en la naturaleza sobre la cual se puede expresar algo y que, en conjunción o unida a otra, forma una nueva. Esto quiere decir que la interacción de estas y la acción de una sobre la otra genera cambios en alguna o en ambas y dan como resultado una cosa diferente, que a la vez tiene inmersas algunas características de las que le dieron origen.
Para la filosofía, existen en la naturaleza los objetos materiales, los animales, los vegetales y el hombre como especie. Todos ellos son elementos que requieren ser estudiados. Dicho de otra manera, en el desarrollo histórico de la humanidad, las cosas que la rodeaban necesitaban ser entendidas y, por ende, empezaron a ser estudiadas con el fin esencial de entender cómo funcionan y en qué manera se relacionan entre ellas, incluyendo por supuesto al mismo ser humano en su condición individual y social.
Entonces, es el hombre quien comienza a cosificar su entorno para conocerlo y organizarlo, como lo manifestó de manera poética Gabriel García Márquez en Cien años de soledad: «el mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo» (1967, p. 3). En este sentido, la importancia del conocimiento y la comunicación conduce a la necesidad de manipular las cosas que rodean al hombre y a darles un nombre, no solo a los objetos que manipula, sino a los productos que surgen de dicho proceso, ya sean ideas, emociones, sentimientos o vivencias.
El hombre primitivo, quien no se establecía y cambiaba de territorio según las oportunidades de un ambiente de protección y una fuente alimento, tal vez comenzó a intentar explicar con sonidos o señas lo que había y sucedía a su alrededor. Pero con el lenguaje, adquirió la capacidad de comunicar lo que pensaba, sentía y percibía y empezó a explicar fenómenos del entorno—como el fuego, los rayos, la lluvia, las tormentas, etc.— y a transmitir los usos específicos que les daba a los objetos que ya conocía y manejaba; construyó viviendas y creó objetos nuevos, aprendió que un objeto en interacción con otro puede dar origen a uno nuevo y diferente, cuyos usos multiplican su potencial; quizás una roca dio origen a la rueda y el bloque. Este mismo fenómeno pudo ocurrir con los elementos para cazar y cultivar, los cuales seguramente iniciaron como una idea que luego se desarrolló en un objeto palpable, una «cosa». Este proceso nunca se detiene: cuando se crea algo nuevo, se quiere mejorarlo y, a partir de ello, volver a crear otra cosa nueva, entonces se recurre a una búsqueda «cosificadora» interminable, que permite al ser humano mejorar sus condiciones de vida, transformar su ambiente, evitar dolor y sufrimiento y subsistir.
Pérez Cardona reconoce dos tipos de objetos:
En primera medida están los objetos como instrumentos naturales los cuales permiten que el hombre aprenda, reconozca, apropie y conceptualice sobre sus tareas, sus estructuras, sus formas, pudiendo hacer analogías de estos, como referente para otros objetos creados por el ser humano, el segundo tipo corresponde a los objetos como instrumentos artificiales, los cuales admiten y posibilitan operaciones y relaciones entre los seres humanos[,] estos sirven como elemento de conexión entre los hombres y generan vínculos interpersonales, como ejemplo están los parques, los sistemas de transporte, etcétera. (2010, p. 44)
Según este autor, el ser humano cosifica su mundo y da soluciones a necesidades de diferentes tipos, en las que los objetos se originan en los procesos de transformación dados sobre la naturaleza física del mundo, donde el universo natural es referente por su variedad de formas, materiales y modelos.
Como se puede notar, desde el inicio es propio de la vivencia del ser humano atribuir significados diferentes a situaciones similares en contextos distintos y dar nombre a las cosas para otorgarles un significado mediado por la experiencia. De este modo, se puede concebir una cosa cuando se habla de un elemento inerte, un objeto inanimado. Se le otorga la denominación de inhumano cuando son seres vivos (animales, plantas, microorganismos) a los que resulta aceptable darles un trato de maneras diferentes a las que se les da a los categorizados como humanos, pues no se considera aceptable trasladar este trato inhumano a otra persona, por lo menos si es reconocida como miembro de su mismo grupo o clan.
Sin embargo, y por la necesidad de conocer, comienza a dársele trato de objeto a lo palpable de lo humano, es decir, al cuerpo. Por ende, este se vuelve una pieza manipulable, una cosa:
Cuando el cuerpo se convierte en objeto para el hombre, esta objetivación supone una pérdida de su identidad como sujeto y de su condición personal, como ya hemos advertido. Pero además, la vivencia del cuerpo como objeto, implica también la imposibilidad de ver al otro como un sujeto, porque no se le puede contemplar más que como una «máscara carnal» que se oculta ante «mi mirada». (Álvarez-Valdés, 2011, p. 363)
Este fenómeno es justamente el que siembra la semilla de la cosificación, ya que al tratar como objeto al cuerpo, se amenaza la unidad del sujeto, lo que puede conducir a la desintegración del yo y conllevar una degradación personal. Según Álvarez-Valdés (2011), lo anterior es evidente si se considera que lo humano va más allá del cuerpo como un objeto palpable y perceptible para los sentidos al que se le puede dar un uso. Este necesita cobrar sentido al interior de lo humano para no ser solo algo físico, sino pasar a ser un elemento del «todo humano» en interacción con otros. En esta relación entre humanos se producen espacios en los que existe intercambio de ideas expresadas a través del lenguaje verbal y no verbal y mediante el cual no solo se busca dar valor y reconocimiento como persona al otro, sino también recibirlo. Por esto, el carácter social e histórico de las personas y comunidades se convierte en objeto de estudio y controversia, ya que pued e tener múltiples simbolismos construidos a partir de diversas culturas y enfoques. Sin embargo, el proceso cosificador alcanza también esta esfera.

EVOLUCIÓN DEL HOMBRE COMO COSA

En la sociedad antigua, el hombre era percibido como máquina productora y reproductora, objeto de satisfacción sexual y diversión. Finalmente, un objeto consumible. El hombre era un animal domesticado, del cual y de cuya corporeidad otros se apropiaban para satisfacer sus necesidades de poder. De este modo, «la historia del mundo se convierte entonces en la historia de la apropiación de los cuerpos humanos por parte de otros sujetos» (Blanco Martín, 2003, p. 7). La apropiación, acumulación, uso y disfrute de los cuerpos humanos es una nota característica. Se describe entonces una relación parasitaria, en palabras del filósofo Kant, «los sujetos no eran tomados como tales, se volvían medios y no fines en sí mismos» (p. 116).
Según Carbayo López (2011):
[La] cosificación que se produce como consecuencia del fracaso de los ideales ilustrados y del uso y la intensificación de la razón instrumental, de acuerdo con la cual, el ser humano deja de ser entendido como un fin en sí mismo, pasando a convertirse en un medio, siendo valorado en términos de utilidad. (p. 17)
¿Ha cambiado esto? ¡No! Es la misma situación bajo otras circunstancias. La única diferencia es que en aquella época el fenómeno estaba encerrado en un cubo de cristal a la vista de todos. Nadie se avergonzaba de vender y comprar esclavos porque se consideraba algo natural y parte de la dinámica social. Quienes los adquirían no sentían pena alguna frente a la sociedad y todos sabían que pertenecer a alguien era despedirse de manera irremediable de su autonomía y ser un objeto totalmente manipulable. Quienes eran esclavizados y quienes nacían esclavos eran privados del desarrollo de su personalidad y la búsqueda y alcance de sus sueños. Nacían resignados.
En la actualidad, no se compran esclavos, pero se comercializa con el cuerpo y se vende en el mercado de la prostitución. También se hace con la capacidad del trabajo en el mundo laboral, en el que la mercantilización del sujeto humano, para la producción de bienes y servicios, lo cosifica. Según Carbayo López,
Esto se lleva a cabo administrando a los seres humanos para que operen de un modo productivo. Este tipo de razón es pensada y calculada para «burocratizar vidas», creando un proceso de esclavización al utilizar a los seres humanos como medios para la obtención de unos determinados fines. (2011, p. 43)
En este entorno, y como trabajadores y miembros de una sociedad que privilegia el consumo, sus objetivos individuales se terminan vinculando también a la eficiencia y la maximización de la productividad, propias de las organizaciones empresariales.

FENÓMENO COSIFICADOR E INDUSTRIALIZACIÓN

Otros autores exponen una relación directa entre el fenómeno cosificador y la industrialización durante la Edad Media (García, 2008) y presentan este momento histórico y el reemplazo del trabajo manual por la máquina como punto máximo de la concepción del hombre-cosa. Para Carbayo López (2011):
Este proceso comienza a desarrollarse en el ámbito laboral con la emergencia de la Revolución Industrial, cuya consecuencia más inmediata es la orientación educativa de los individuos para la ejecución de sus tareas a partir del modelo fabril, haciendo de cada uno un producto. (p. 17)
A su vez, según Blanco Martín (2003), esta relación se basa en «la alienación del obrero pegado a la máquina, sometido a ella, a riesgo de ser algún día sustituido por la monstruosa tecnología» (pp. 10-11). Adicionalmente, Blanco Martín señala que tanto los músculos como el cerebro del hombre se traducen en trabajo y este, en energía transformadora, la cual produce plusvalía al ingresar valorizada al mercado. La mayoría de los textos se refieren de manera específica al proletario cosificado, pero uno de ellos va más allá; Lukács, citado por Luliano (2010), difundió una idea más global del fenómeno: «no solo los proletarios habían sido alienados por el movimiento capitalista, también había una burguesía sucumbida ante la cosa» (p. 39).
Desde esta perspectiva, el burgués habitual podría sentir que ejercía el dominio sobre el proceso productivo y los hombres-máquinas que le «pertenecían», pero en ese mismo sentido iba perdiendo cada vez más dominio de sí. La necesidad de maximizar su capital económico y la carencia de todo sentido social en sus acciones crean una ruptura entre sus necesidades reales y las que le dictaba su entorno social. Por lo que esta cosificación se materializa en jornadas de trabajo demasiado largas, en condiciones poco o nada adecuadas y sin salarios que correspondan a las labores realizadas. Ya no se trata de hombres y máquinas, sino de máquinas vivientes y no vivientes. Según este autor, la cosificación es un fenómeno estrictamente moderno e inescindible del capitalismo en tanto implica la universalización de la forma mercancía y, por ende, de la relación mercantil.
Posteriormente, aparece un concepto económico y administrativo del término. Se define la cosificación como «el proceso de dar forma a nuestra experiencia produciendo objetos que la plasman en una cosa» (Perlo, 2006, p. 103). En ese orden de ideas, la cosificación puede hacer referencia a un proceso y un producto. La evolución de las comunidades implica la participación de nuevos miembros y la cosificación como una dualidad en el proceso de negociación de significados dentro de las comunidades de práctica. Lo anterior explica por qué el teórico del aprendizaje organizacional Karl Weick (1996) sostiene que «la relación entre aprendizaje y organización es incómoda por definición, ya que pone de manifiesto tensiones más que compatibilidades» (p. 440). Se puede inferir entonces, que el aprendizaje como proceso de constante crecimiento intelectual, social y cultural humano implica modificaciones de estructuras prestabl...

Índice

  1. Cubierta
  2. Portadilla
  3. Página legal
  4. Contenido
  5. Presentación
  6. Introducción
  7. Capítulo 1: ¿Cosificación o deshumanización?
  8. Capítulo 2: El abecé de la cosificación
  9. Capítulo 3: Devenir cosificante
  10. Capítulo 4: Cosificación en el siglo XXI
  11. Capítulo 5: Gestión y humanización en salud
  12. Capítulo 6: Cosificación oculta versus cosificación funcional
  13. Capítulo 7: Entre el romanticismo religioso y el apocalipsis filosófico
  14. Capítulo 8: Medir la cosificación
  15. Capítulo 9: Estrategias de anticosificación
  16. Índice analítico