1. Introducción: La naturaleza (no natural) de la gramática
Desde un cierto punto de vista, una gramática es una entidad mental, representada en la mente/cerebro de un individuo y que caracteriza su capacidad lingüística. La gramática emerge con la exposición a un entorno lingüístico que detona el desarrollo de ésta a partir de un estado inicial estructurado, común a la especie. Este estado inicial es la Gramática Universal, la parte del genotipo que es relevante para la emergencia de la gramática.
David Lightfoot
1.1. Una vindicación de la gramática como ciencia natural
En 1962 C. P. Snow publicó su conocido ensayo sobre la polarización entre las dos culturas (la humanística y la científica) y sobre el posible advenimiento de una «tercera cultura» que habría de establecer un puente entre los llamados intelectuales de letras (o, simplemente, intelectuales) y los científicos. Treinta y tres años después, John Brockman publicó una recopilación de ensayos de los que él denomina «los intelectuales de la tercera cultura». Claro que el objetivo de estos intelectuales (en su mayoría científicos en el sentido tradicional, esto es, físicos, matemáticos y biólogos) no es ya tender un puente entre las «ciencias» y las «letras», sino (como muchos de ellos expresan explícitamente) ocupar el lugar del intelectual (de letras) clásico en el papel de, en palabras de Brockman, «poner de manifiesto el sentido más profundo de nuestra vida, replanteándonos quiénes y qué somos (1995: 13)».
La Tercera Cultura de hoy no es, pues, un intento sistemático de reducir el abismo entre las dos culturas tradicionales, como sería deseable, sino fundamentalmente la tarea de divulgación (en el mejor sentido de la palabra, eso sí) que están llevando a cabo desde hace unos decenios algunos de los más importantes físicos, paleontólogos y biólogos del momento (Gell-Mann, Penrose, Gould, Dawkins, etc.).
Por supuesto que poner en términos comprensibles a quien no es un especialista cuáles son los últimos avatares, logros y dificultades del estudio del universo, de la inteligencia artificial, de la psique humana o de la evolución natural es un buen comienzo en el camino hacia esa Tercera Cultura.
El objetivo de este libro es semejante, aunque podría decirse que en la otra dirección. Lo que pretende es contribuir al proceso de unificación y (por qué no) reducción de ambas culturas, pero en este caso desde el lado tradicionalmente no científico, esto es, desde el lado «humanístico».
La disciplina desde la que este libro está planteado (la lingüística y, en particular, la teoría de la gramática) es, junto con las llamadas ciencias cognitivas, el ámbito natural y más propicio para el desarrollo y articulación de la Tercera Cultura en su interpretación más ambiciosa e irrenunciable.
Es precisamente en el terreno de la teoría de la gramática en el que el encuentro entre las dos culturas surge históricamente de forma natural y casi como una necesidad, y ello desde los dos puntos de vista más relevantes: la naturaleza del objeto de estudio y la metodología de la investigación.
Es importante notar que esto es así especialmente en el tipo de teoría gramatical que aquí vamos a considerar con más detalle, como es la llamada gramática generativa, y de nuevo por los dos puntos de vista mencionados: el objeto de estudio se desplaza al «mundo material» y la metodología de investigación y de argumentación se aproxima al modelo favorito de la ciencia moderna, el hipotético-deductivo.
Y de ahí el título de esta obra. Algunos consideran la Tercera Cultura como una nueva filosofía natural, y el gramático es, esencialmente en esta concepción, un filósofo de la naturaleza.
Pero ¿y el título de esta Introducción?
Es probable que el lector avisado haya observado que dicho título es un calco –casi un plagio– del de la obra de L. Wolpert The Unnatural Nature of Science (La naturaleza no natural de la ciencia). ¿¿ Considerando que la obra mencionada trata (desde un punto de vista divulgativo) de la naturaleza de la ciencia, puede inferirse correctamente que el presente libro tiene voluntad de divulgación con respecto a un tipo de ciencia: la gramática. Es más, tal y como indica el título de este apartado (haciendo innecesaria cualquier inferencia) también puede considerarse esta obra como una vindicación de la gramática como ciencia.
Wolpert emplea la expresión no natural en el sentido crucial de que la ciencia no se rige por los principios del sentido común, esto es, de lo que nos resulta «natural». Así, decir que la gramática no es natural quiere decir que la gramática es una ciencia como las demás. Pero además La naturaleza (no natural) de la gramática incluye aún un sentido adicional, puesto que otro de los objetivos centrales del libro que el lector tiene entre las manos es proporcionarle una visión fundamentada de la gramática considerada como módulo mental autónomo e independiente en buena medida de otras capacidades cognitivas y comunicativas de los seres humanos y de otras especies. Por ello, puede también entenderse «no natural» como equivalente de «no motivada extragramaticalmente», y también de «no evolucionada adaptativamente». Por supuesto, en contra de lo que algunos sugieren, este sentido de «no natural» no es equivalente a «antinatural», puesto que vamos a defender, precisamente, que la gramática es un objeto natural que es estudiado por una ciencia natural.
Ahora bien, antes de considerar asuntos internos a la teoría gramatical cabe hacerse dos preguntas: ¿por qué vindicar la gramática? y, sobre todo, ¿ante quién o ante qué vindicarla?
Permítaseme comenzar con la respuesta a la segunda pregunta, ya que eso permitirá al lector calibrar si debe o no seguir leyendo. Es obvio que cuando alguien dedicado profesionalmente a la lingüística teórica decide incluir en la introducción a un libro la palabra vindicación tiene la percepción de que existe la necesidad de defender por escrito algo que se encuentra injusta o inadecuadamente tratado.
Cuando además se incluye dicho término en una obra con voluntad de divulgación, se hace evidente también que la vindicación no va dirigida exclusivamente al gremio de los lingüistas y estudiosos del lenguaje (que serán, no obstante, su público natural), sino que se extiende al lector culto medio (esa entelequia a la que se dirigen los ensayistas anglosajones) que siente curiosidad por el estudio del lenguaje, de la mente y, en última instancia, de la naturaleza humana.
Pero no sólo el tipo de gramática que inspira este trabajo, la gramática generativa, está necesitado de vindicación. También lo está la propia gramática a secas, y no sólo ante el resto de la comunidad científica, sino incluso dentro del contexto de las ciencias que estudian el lenguaje y la mente humanos.
En pocas palabras se puede decir que la gramática necesita ser vindicada porque, en general, tanto en los programas de investigación como en los proyectos docentes y en la bibliografía lingüística, la atención que se le presta y la relevancia que se le atribuye son cada vez menores. En menos palabras aún, que la gramática no está de moda.
Nada tendría esto de grave si el abandono de la gramática (en cualquiera de sus concepciones) a favor de otras dimensiones en el estudio del lenguaje (léanse, por ejemplo, la pragmática, el análisis del discurso o la etnografía del habla, la psicolingüística o la neurolingüística) representara un evidente progreso científico. Más aún, nada tendría de grave, sino todo lo contrario, si se diera el caso de que la gramática es un obstáculo para el conocimiento del lenguaje humano. No creo que sea así, y buena parte de esta obra pretende evidenciarlo, además de mostrar que renunciar a la gramática es renunciar a un ámbito privilegiado para esa conexión vital entre las dos culturas.
Admítase (de momento al menos) que hay un cierta necesidad, dentro del panorama de la actual ciencia del lenguaje, de vindicar la gramática.
¿Qué significa esto realmente?
Es bien sabido, incluso fuera del cerrado ámbito de los lingüistas, que hay hoy diversos puntos de vista en la concepción de la gramática y, por tanto, del lenguaje humano.
Así, en dependencia del punto de vista adoptado, la vindicación variará en su objetivo e, incluso, en su intensidad. Como queda dicho, la vindicación de la gramática que aquí se presenta se lleva a cabo desde el punto de vista de la gramática generativa. En términos más simples –y por evitar equívocos–, desde el punto de vista de la concepción de la gramática, del lenguaje y de la mente desarrollada por Noam Chomsky y otros autores en los últimos cuarenta años.
La elección de este punto de vista implica crucialmente que esta vindicación se asienta también en la visión de la gramática como un rama de la ciencia natural y, por tanto, se implica la necesidad de justificar tal naturaleza científica de la gramática.
De hecho, la pretensión de la gramática generativa de integrarse en las ciencias naturales, con todas las consecuencias que ello implica, ha levantado desde su surgimiento en los años cincuenta una gran ola de crítica e incomprensión que (a veces por méritos propios) hace de esta teoría aún hoy un modelo minoritario.
1.2. Lingüística y ciencia
En muchos ámbitos de la ciencia y en muchos departamentos universitarios una discusión epistemológica y metodológica como la que aquí vamos a ver planteada no tendría mucho sentido, ya que ni los físicos ni los químicos o los biólogos encuentran prioritario discutir el carácter científico de sus disciplinas. Sí lo hacen algunos científicos y, por supuesto, los llamados filósofos de la ciencia, pero ést...