Modesto Armijo Lozano
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Modesto Armijo Lozano

Diario dedicado a su esposa, Carmenza Mejía Aráuz (octubre de 1926-julio de 1927)

  1. 411 páginas
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Modesto Armijo Lozano

Diario dedicado a su esposa, Carmenza Mejía Aráuz (octubre de 1926-julio de 1927)

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Pocas veces se puede contar con un documento que hable de las interioridades de un conflicto, sin prejuicios, agendas e intereses ocultos, como el documento que legó Modesto Armijo Lozano. En él, Armijo compartió todas las vicisitudes del gobierno liberal en resistencia que se instaló en 1926 en la ciudad de Puerto Cabezas, en la Costa Atlántica nicaragüense, durante la llamada Guerra Constitucionalista. Ahí escribió su Diario, pensado como un documento exclusivo para su compañera de vida de quien entonces, por la misma coyuntura política del país, se encontraba alejado. Entre las expresiones de amor a Carmenza, su esposa y madre de sus cinco hijos, Armijo ofrece una visión privilegiada de los personajes y los hechos de ese momento, lo que hace de su Diario un documento histórico único para comprender mejor esos hechos. Con honestidad y transparencia pocas veces vista, quizás porque pensó que nadie más que su amada Carmenza leería su Diario ni conocería sus más hondos pensamientos, Armijo da cuenta de las debilidades y pequeñeces de quienes tomaron parte, desde el bando liberal, en los hechos históricos en cuestión. Los retrata en su justa dimensión humana, con sus vanidades, ambiciones y rencores. El insigne maestro comenta las contradicciones y desconfianzas que minaban el entorno del Juan Bautista Sacasa, el presidente constitucional. Destaca también la poca convicción, las vacilaciones y los temores de enfrentar a los interventores estadunidenses, que acusaban muchos de los personajes que se lanzaron a la aventura de tratar de reinstaurar el honor y la dignidad nicaragüenses, elementos que junto a la agresión estadunidense explican, en nuestra opinión, el fracaso de la rebelión liberal.

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Información

Año
2017
ISBN
9786079475536
Categoría
History
Categoría
World History

1927

1 de enero

Año Nuevo terrible. El país, víctima de la brutalidad internacional. La guerra civil asolando nuestros campos. Ausente de mi casa, de mi amado hogar, ni siquiera puedo consolar mi pena refugiándome en el seno de los míos. Ningún Año Nuevo más triste para mí y sin embargo no desespero del porvenir de mi patria. Para mi compañera Carmenza y para Leonorcita, Mireya, Jorge y Modestito, mis besos afectuosos. Para el desconocido, fruto de nuestro amor, que no vi venir al mundo, mis bendiciones.
El simpático amigo Webster me envía de Cabo Gracias una afectuosa carta y un presente de año nuevo. Yanqui por los cuatro costados, su obsequio lo retrata: un billete de diez dólares oro, only for Black and White. Viene en momentos oportunísimos, cuando en mi bolsillo yacen solamente dos centavos. He distribuido esos benditos dollars así: un dólar for Black and White, 5 dólares pagados a Toño Flores y el resto para atender urgentes necesidades.
El comandante de los marinos yanquis ha ofrecido devolver las armas y municiones incautadas. Se ha entendido con Moncada, pues a Sacasa no le reconocen estos diablos ni la condición de jefe revolucionario.
Se han acabado las atenciones de los yanquis de aquí. Nos ven de capa caída y, como buenos banqueros, han dispuesto cobrar la cuenta de radiogramas que pasa de 4 000 dólares oro. Quieren que les paguen por quincenas de hoy en adelante. Se equivocan si creen que vamos a disponer de los fondos existentes para pagarles. Ellos saben que cualquier que sea el resultado de la lucha, la cuenta les será pagada, pero serviles por naturaleza, están viendo a dónde se inclina la balanza para adoptar una norma de conducta. No así los ingleses. El radiografista Mr. Jones y Mr. Angus, por ejemplo, son siempre los mismos gentiles caballeros para con nosotros. El vicegerente de la Bragman’s Bluff, Mr. Cahil, personalmente es fino, pero no como lo fuera si creyera que Sacasa va en camino del triunfo.

2 de enero

Urcuyo informa que las fuerzas de Díaz han sido batidas en Telica, perdiendo cuatro ametralladoras. Vaca Seydel confirma la noticia agregando que es inminente un combate en Chinandega y que el Departamento de Estado ha sido derrotado en su política. Pregunta además si la censura de radio ha sido levantada, pues la prensa pide informes al respecto.
Nos perdemos en conjeturas respecto a cómo han podido armarse los compatriotas del interior. Cartas de León dicen que la columna de occidente llega a 400 hombres al mando de Francisco Parajón.1 Milagros del patriotismo. La expedición del Pacífico no se ha efectuado y por lo tanto esas armas son quitadas a las mismas fuerzas chamorristas. La protesta se desarrolla por doquiera y de manera fecunda. Ya comprenderá Díaz que el país lo rechaza unánimemente.
Relaciones Exteriores dio cuenta en su oportunidad al gobierno del Soviet del establecimiento del de Sacasa. Hasta hoy, por una conversación incidental, se ha dado cuenta de la cosa el presidente. Mayúscula sorpresa, como que el Soviet es el otro elefante blanco que nos acompaña. Se comenta la cosa como una ocurrencia de Ramírez Brown y ya muchos veían a Mediz Bolio2 en unión de Alejandra Kolontai, apersonándose en esta improvisada capital. Y mientras el doctor Sacasa se preocupa de veras, nosotros reímos de la feliz ocurrencia del simpático Chombo.

3 de enero

Como Sandoval y Baca han ido a Prinzapolka a conferenciar con Moncada, se ha encargado al coronel Flores la Subsecretaría de Guerra y Marina. ¡Donosa ocurrencia! No tenemos el derecho de guardar siquiera nuestras armas en casa y no puede quedar en acefalía la cartera de Guerra y Marina. Nos pasamos de listos. Dominados por una tendencia formulista, entramos en los predios del ridículo con una facilidad pasmosa.
Otro golpe ha recibido Díaz en el interior. Los periódicos que llegan de Estados Unidos registran un cable de Managua, anunciando que 50 chamorristas fueron copados por 300 liberales en el lugar El Puente, a ocho leguas de Chinandega.
El comandante de Cabo Gracias, coronel Aguilar, avisa que tiene 100 hombres listos para el ejército. Ni siquiera podemos enviar por ellos. Los yanquis ordenaron al capitán de la goleta Albert que desocupara el puerto, dejándonos sin el único medio de comunicación con que contábamos. Esa es la neutralidad que observan esas bestias.
Continúan las hostilidades de parte de Latimer. Moncada pide gasolina y el bellaco contralmirante se opone a que nos venda la compañía. Han descollado la diplomacia de Espinosa y la nerviosidad de Paco Sánchez. Mientras nosotros hacíamos cuenta del valor del combustible, el pirata se enteraba del asunto dejándonos con un palmo de narices.
En medio de nuestras tristezas hemos tenido un rato de alegría. Raúl Peñalba, el artista de la comitiva, y otros, han entonado endechas en la casa presidencial. Y no faltó Chombo con sus bufonadas.

4 de enero

Al fin nos devuelven las armas y las municiones incautadas aquí, pero robándose los gringos ocho rifles. La cuestión es demostrar sus virtudes. Hay que llevar esos elementos fuera de la zona neutral y encargar al general Sánchez de tan delicada comisión. Trabajo arduo ha sido embarcar 139 000 tiros en la goleta Resolute, que pertenece a un capitán con quien Sánchez ha hecho amistad desde El Cabo. A media labor se emberrinchó la marina y el capitán tuvo que acudir a la diplomacia de Sánchez para someterla. Al fin concluye el embarque y a las 10:30 p. m. despedimos en el muelle a Sánchez, Luis Castro y otros que van a Wawa River, no sin consumir antes una botella de whisky con el capitán yanqui y sus dos soldados que vigilan el muelle. Sánchez ha sido el alma de la operación.
En la misma goleta va el doctor Hildebrando A. Castellón, quien se dirige a Laguna de Perlas a atender los heridos. Se nos va Hildebrando, que ha estado encargado del hospital de sangre de aquí, ejerciendo una dictadura horrible. No lo recordarán los pacientes. Hildebrando es hombre que todo lo arregla con su maquiavélica sonrisa. Fue inmisericorde con los infortunados que se le encomendaron, sin considerar los sacrificios que hacen por la salud de la patria. En días pasados, dejó transcurrir 48 horas sin atender a un herido y ante el cargo que se le hiciera, contestó con una carcajada. Otra vez se fingió médico del puerto y cobró honorarios a dos vapores que visitó en su fingido carácter. De puro vivo, se va Hildebrando, según dicen. No le arriendo la ganancia si cae en garras del doctor Julio Selva, cirujano mayor del ejército, y quien se encuentra en Laguna.
Recomiendo a Sánchez que investigue qué ha sido de Benjamín, a quien envío una camisa de seda. Con Pedro, auxiliar del doctor Castellón, le envío además un pantalón y una pipa.

5 de enero

Ham y Lindberg telegrafían a Sacasa participándole que 160 marinos estadounidenses llegarán a Managua para constituir la guardia de la legación y pidiéndole, como corresponsales de la Prensa Unida y de la Prensa Asociada, que haga una declaración sobre el particular. El imbécil de Díaz, en su impotencia para sofocar la protesta colectiva, mendiga las cadenas para su patria. Ham y Lindberg, instrumentos de Díaz, colaboran con éste en la tarea de esclavizar al pueblo nicaragüense. No podemos exigir a los extranjeros que amen a nuestra tierra que tan generosamente los recibe y protege; ellos son nada más que comerciantes que adhieren al que mejor les paga, pero están obligados a corresponder siquiera no causándonos mal, a la hospitalidad que se les brinda. Con todo, me explico su conducta. Lo que no se explica, ni el más pervertido podrá justificar, es la conducta de hombres como Díaz, que han hecho del traicionar un oficio, hombres-reptiles que nacieron para vivir en el fango. La justicia reinará, sin embargo, pese al pesimismo. ¡Y ay de los canallas cuando el pueblo despierte!

6 de enero

Por confidencias del doctor Espinosa R., sé que la nueva expedición del Pacífico se quedará en proyecto. Parece que el mismo de quien depende fundamentalmente, se ha enfriado. Nada se me había dicho y aunque comprendo que es obra del descuido, ya que se me da conocimiento de los más graves asuntos, me molesta la omisión por aquello de la incapacidad para opinar cuando no se está en autos de antecedentes. Así se explica que varios salgan a veces con disparates garrafales, con sorpresa de los que estamos enterados de las cosas íntimas. De lo que ocurre en relación con la expedición del Pacífico, no poca culpa tenemos nosotros. Zepeda ha querido imponer los jefes. Avisó al general Sandoval que la expedición estaba lista y que faltaban los jefes. Irregularidad censurable la de Zepeda, siendo Sacasa el representante de nuestra causa. Las desatentadas pasiones por la maldita presidencia son el origen de tamañas temeridades, que han debido causar pésima impresión en el ánimo del general Calles. Y mientras eso sucede, Crisanto Sacasa permanece inactivo en Guatemala, filosofando sobre las causas del fracaso de la primera expedición.
Anoche regresaron los doctores Baca y Sandoval después de conferenciar en Prinzapolka con el general Moncada. Parte del viaje de ida y vuelta lo efectuaron a pie, para ponerse a cubierto de algún atentado salvaje de parte de los yanquis. Resaltan los horribles detalles de la batalla de Laguna de Perlas y me confirman la trágica muerte de mi querido Benjamín. Golpe rudo para mí la desaparición de un hermano que hizo veces de mi padre cuando ya los años lo imposibilitaban para la lucha. Sin Benjamín, que tomó a su cargo los gastos de la casa, mi padre no hubiera podido soportar las erogaciones que imponían mis estudios. Sólo me consuelan las referencias que de mi infortunado hermano hacen sus compañeros de lucha. No se cansan de comentar sus rasgos de generosidad, dignos de la santa mujer que nos diera el ser; su amor a la patria, herencia del justo varón que nos trajo al mundo; su actividad y su valor que salvaban los límites de lo ordinario. Murió como bueno y como bravo en una de las luchas más justas que se han librado en Centro América. Mi odio a la guerra se recrudece. Como yo, hay en este momento centenas de compatriotas mordidos por el más cruel de los dolores. ¿Cómo será el de nuestra madre cuando sepa la infausta nueva?, ¿cómo el de sus niñitos Pinita y Minchito, que quedarían en tremendo desamparo si no hiciera yo el juramento de que velaré por ellos y cuidaré de su porvenir a despecho de mi situación pecuniaria? ¡Descansa en paz, adorado hermano mío, y confía en que los seres queridos de tu corazón tendrán un padre en tu hermano que te llora inconsolable!

7 de enero

Augusto Sandino,3 a quien sus compañeros llaman general, se encuentra aquí desde hace varias semanas, pidiendo que le den armas para irrupcionar en Nueva Segovia. No le ven muchos seriedad a Sandino, pero yo le veo cara de hombre de arrestos y eso basta y sobra. He sostenido que cuatro pelotones de 80 a 100 hombres obrando como les venga en gana hacen más que un ejército. Los demás no creen lo mismo porque no han estado en contacto igual con nuestro pueblo y Sandino estaba que rabiaba ante su fracaso. Los acontecimientos vinieron en su ayuda y, contra el parecer de Moncada, el subsecretario Baca le ha dado 55 rifles. Bien hecho. ¿Por qué Sandino no podrá manifestarse como Francisco Parajón y Crisanto Zapata? Esperemos. En estos momentos quizá ha empezado a remontar la corriente del Río Coco.
Impacientes estábamos por el silencio de Costa Rica, después de siete días de haber aceptado Sacasa la mediación de don Ricardo Jiménez. Pero ahora manifiesta Urcuyo que don Ricardo quiere de previo sondear la opinión del Departamento de Estado, en cuanto a la actitud que adoptaría ante lo que se resolviera en la conferencia. Don Ricardo es alma noble para desear la paz de Nicaragua, pero tiene meollo y narices y no quiere ponerse en ridículo arando en el mar. Ha planteado la cuestión seriamente: paz a base de concesiones recíprocas. Ya saben Sacasa y Díaz que la aceptación implica renuncia de la presidencia, y Sacasa ha aceptado. Nada sabemos del bellaco Díaz. Quizá la base en referencia pudiera acarrear la benevolencia del yanqui, ya que la paz no implicaría el triunfo del pensar de México. Con todo, el patriota Jiménez aconseja que avancemos.
The New York Times pide a Sacasa una declaración por radio de 1 000 palabras, poco más o menos, explicando su situación y sus intenciones en el presente y en el futuro con respecto a Estados Unidos. Díaz, viendo que se está gastando el recurso de propaganda inicial –México y el bolsheviquismo– trae a cuenta la ominosa convención canalera. Me imagino cómo estará de interesada en nuestro problema la opinión americana, cuando un rotativo tan respetable paga un radio de 1 000 palabras. Encomiendan a Argüello la redacción de la respuesta. Sacasa me dice también a mí que le haga un proyecto. Lo haré, aunque sé que no se aceptará o que lo harán pedazos. Mejor lo primero, para ganar tiempo.
Los doctores Francisco Paniagua Prado, Enoc Aguado, Modesto Valle y Carlos Brenes Jarquín, comunican una insinuación personal de don Adán Cárdenas, general Fernando Elizondo, doctor Francisco Torres Fuentes y Enrique Caldera para que se inicien conferencias de paz, y Sacasa nombra inmediatamente representantes, estimando los insinuadores que Díaz hará igual cosa. Comentarios del diablo ocasiona el radio. Como no digan dueñas ponen a los tres primeros firmantes. No llaman presidente a Sacasa, dicen, por cobardía. Opinan algunos que les conteste Cordero Reyes, como secretario privado, esto es, tratarlos cual si fueran “pinches”. Un apache piensa que para economizar palabras, la dirección se exprese con el término “paniaguados”.
El general Sánchez regresó de su arriesgada expedición. Le fue cual el diablo. La tempestad se cebó sobre los tripulantes de la Resolute de manera cruel. No pudieron desembarcar en Wawa River y fueron a dar de narices en Prinzapolka. Exponiendo la vida y por medio de un remolcador pudieron desembarcar las municiones y rifles en Prinzapolka, pero la barra estaba tan peligrosa, que apenas Sánchez, Francisco González, Hildebrando y su auxiliar pudieron saltar de la goleta al remolcador y desembarcar. La goleta reventó las amarras y quedó a merced del viento llevándose a los demás pasajeros, la mayor parte abnegadas mujeres que iban a cuidar los heridos de Laguna de Perlas. Se cree que se refugiaron en Los Cayos. Paco no pudo transbordar su valija y por poco se queda en cueros.
Mayor vaina esperaba a Paco aquí. Los rubios se oponen a que de­sem­barque. Lo creen hombre de actividades, y aunque dudan de su categoría de general, por haberlo visto acarreando cajas de municiones como un peón, los brutos están tercos en no permitir que ponga pie en la capital. En verdad, el frontispicio de Paco no es de hombre pacífico, pero a la postre se logra que salte a tierra.
Avisa Urcuyo que Parajón ha dado otro golpe a los conservadores en Las Grietas del departamento de Chinandega. Este Parajón es pájaro que no se anda con chiquitas. Escogió al mejor estratega chamorrista –el general Alfredo Noguera Gómez– para tragárselo de un picotazo como un grano de maíz. En polvorosa puso pies don Alfredo, pero como urgía aliviar la impedimenta, le dejó a Parajón 300 rifles, seis ametralladoras, 70 000 tiros, siete carretadas de víveres y algunos importantes prisioneros. ¡Parece mentira tal parajonada! Y atando cabos, el deseo de paz de los conservadores puede tener origen en las faltas de respeto de este Pajarón endemoniado.

8 de enero

Se ha confirmado la noticia de que las hordas de Latimer arrojaron a la boca del río Grande, cerca o más de dos millones de cartuchos nuestros. No tiene nombre la bestialidad de esta gente. Ya lo hicieron, según parece, desde el 23, al iniciarse la batalla de Laguna de Perlas, obedeciendo al plan preconcebido de hacernos perder la batalla, para después acabar con los dispersos. Se equivocaron, logrando sólo aumentar el número de crímenes del imperialismo. El bucanero Coolidge4 ha fracasado dos veces en su propósito de imponer al rufián de Díaz, primero en Corinto, ahora en esta costa. Pretendían aprovechar las vacaciones de Navidad del Senado para hacer de las suyas en Nicaragua, pero obstáculos no esperados les salieron al encuentro. Los asustó Sacasa con su pasiva resistencia y los asustó Moncada con su coraje irresistible y, primitivos como son, no pudieron combinar otro plan que, salvando las apariencias, les permitiera solidificar al traidor antes del 3 del actual.
No obstante, Moncada no está de acuerdo con la actitud de protesta del ejecutivo. Ha dicho a Sandoval que no fue oportuna la exposición al Departamento de Estado e insiste en que se proceda de manera diferente. Craso error el de Moncada. No podemos enfrentarnos al coloso, cierto, pero va mucho de reconocer nuestra impotencia a guardar silencio ante sus atentados. El mismo Moncada ha reprimido su indignación al saber el hundimiento de nuestras municiones. Comprendo que Moncada tiene distinto modo de apreciar nuestros problemas; por camino semejante va el doctor Sandoval y lo más raro del caso, el doctor Arturo Baca, ha venido con las mismas ideas del ministro de Guerra. En pocas horas de plática lo hizo cambiar de opinión, hasta el grado de oponerse a que se protestara por la destrucción de las municiones. ¿Qué hombres son éstos que no tienen ideas definidas sobre nuestro problema por excelencia?
Borah, el eminente senador yanqui que tan bravamente tremola la bandera de la justicia, ha dicho que “Díaz se sostiene en el poder por la fuerza, contra la constitución y el tratado de Washington y que el legítimo presidente de Nicaragua es el doctor Juan B. Sacasa”. Hermosa declaración que no decide el conflicto, pero que nos coloca en plano diferente ante la opinión. Satisface que preocupe siquiera nuestra situación a los pensadores yanquis. Poco a poco, vamos avanzando. Coolidge estudia personalmente el asunto, sentando un precedente que nadie concebía, dada nuestra pequeñez. Así lo informa un radio de Toribio Tijerino, quien confía en el espíritu de justicia de Coolidge. Buen olfato tiene don Toribio, pero no me resulta su pensar de que nos pongamos en manos del presidente de Estados Unidos.
Monkey Rich y Fruta de Pan, dos lugares de la margen del río Escondido, en el camino para El Rama, cayeron en nuestro poder. Se espera que dentro de pocos días, el general Daniel Mena ocupará El Rama.

9 de enero

El bravo Crisanto Zapata ha caído sobre Nandaime. Debe ser una “hombrada” de las que gustan al caudillo invencible, pero que pondrá los pelos de punta a los señores de la intervención. El incendio se propaga rápidamente amenazando las propias guaridas de los leaders de la opresión. Por un lado, Zapata amenaza a Granada; por otro, Parajón hace morder el polvo a Noguera Gómez. Tras Zapata y Parajón seguirán otros y no quedará otro camino a los traidores que abandonar el campo o jugar la vida. Dicen que ya se efectuó la primer intentona para ajusticiar a Díaz. Allá él si no abre los ojos a tiempo.
Se fue el radio para The New York Times. Lo formuló Argüello y me parece correcto. Yo hice un proyecto que yace en el archivo de Sacasa y que celebro no se haya discutido, porque hubiera sido la de no acabar. En el radio hace Sacasa declaraciones concretas respecto a la convención del canal.
Otro atentado han comet...

Índice

  1. Portada
  2. Portadilla
  3. Legal
  4. Índice
  5. Nota preliminar
  6. Estudio introductorio
  7. Diario de Modesto Armijo Lozano
  8. 1926
  9. 1927
  10. Índice onomástico
  11. Colofón
  12. Contraportada