Los tlaxcaltecas
eBook - ePub

Los tlaxcaltecas

  1. 200 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub
Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

Basado en amplios y ricos testimonios que conservaban los ancianos portadores de la historia tlaxcalteca, en relaciones orales y en la tradición, Diego Muñoz historia el remoto origen de los tlaxcaltecas, su dilatada y penosa peregrinación -semejante a la del pueblo escogido por Jehová y a otros muchos pueblos en formación-, su asentamiento final y, además, la inmensa serie de señores que dirigieron a esos pueblos itinerantes. Todo ello lo hace con fresca seguridad y firme convicción de su veracidad.

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a Los tlaxcaltecas de Diego Muñoz Camargo, Ernesto de la Torre Villar en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de History y World History. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

ORIGEN Y COSTUMBRE DE LOS TLAXCALTECAS

Habiéndose poblado México y toda su comarca y redondez de la laguna, al cabo de tanto tiempo vinieron los olmecas, chalmecas y xicalancas, unos en seguimiento de otros. Y como hallasen toda la tierra ocupada y poblada, determinaron de pasar adelante a sus aventuras, y se encaminaron hacia la parte del volcán y faldas de la Sierra Nevada, donde se quedaron los chalmecas, que fueron los de la provincia de Chalco, porque quedaron en aquel lugar poblados. Y los olmecas y xicalancas pasaron adelante, atravesando los puertos y otros rodeándolos, hasta que vinieron a salir por Tochimilco, Atlixco, Calpan y Huexotzinco, hasta llegar a la provincia de Tlaxcala.
Aunque antes de llegar a ella vinieron tomando el tiento, reconociendo la disposición de la tierra, hasta que hicieron su asiento y fundación donde está ahora el pueblo de santa María de la Natividad, y en Huapalcalco junto a una ermita que llaman de Santa Cruz, que los naturales llaman Texóloc, y Mixco, y Xiloxochitla donde está la ermita de san Vicente, y el cerro de la Xochitécatl y Tenanyácac, donde están dos ermitas a poco trecho una de otra, que le llaman de san Miguel y de san Francisco, que por medio de estas ermitas pasa el río que viene de la sierra Nevada de Huexotzinco.
Y aquí en este sitio, hicieron los olmecas su principal asiento y poblazón, como el día de hoy nos lo manifiestan las ruinas de sus edificios, que según las muestras fueron grandes y fuertes; y así las fuerzas y barbacanas, albarradas, fosas y baluartes, muestran indicios de haber sido la cosa más fuerte del mundo, y ser obrada por mano de innumerables y gran copia de gentes la que vino a poblar, porque donde tuvieron su principal asiento y fortaleza, es un cerro o peñón que tiene casi dos leguas de circuito, y en torno de este peñón, por las entradas y subidas, antes de llegar a lo alto de él tiene cinco albarradas y otras tantas cavas o fosas de más de veinte pasos de ancho.
Y la tierra sacada de esta fosa servía de bastión o muralla de un terraplén muy fuerte, y la hondura de la dicha cava debía ser de gran profundidad, porque con estar como está arruinada de tanto tiempo atrás, tiene más de una pica en alto, porque yo he entrado dentro a caballo de algunas de ellas, y de industria las he medido, que un hombre a caballo y con una lanza aun no alcanza a lo alto en muchas partes, con haberse tornado a henchir de tierra con el tiempo y con las avenidas de aguas de más de 360 de esta parte. Las cuales fosas y albarradas ciñen toda la redondez del cerro, que no debió de ser poca fuerza ni menos reparo en aquellos tiempos.
Y en este dicho peñón hay muchos indios poblados hoy en día. En partes iba cavada por peña viva, y se aprovechaban de muchas cuevas en que vivían. En este cerro y en este fuerte tan antiguo, tan inexpugnable, en la cumbre de él y en la sierra de Tlaxcala, que llaman de Matlalcueye, y en lo alto y cumbre de Tepeticpac, se retiraron y guarecieron las mujeres y niños cuando el capitán Hernán Cortés y sus compañeros vinieron a la conquista de esta tierra y entraron por esta provincia de Tlaxcala, hasta que se entendió su paz y seguridad. Además de esta poblazón tan antigua, hubo otras en los llanos de San Felipe, que serán dos leguas adelante hacia la parte del poniente, en cuanto a nuestro centro, en parte llana y escombrada.
Asimismo hubo otra de los propios olmecas, xicalancas y zacatecas, cuyo caudillo de ellos fue uno que llamaban Coxana tecuhtli, que según parece, estos primeros pobladores vinieron en tres legiones de las Siete Cuevas, que unos y otros eran de un lenguaje y de una misma disposición y traza, los cuales tuvieron poblada más de cuatro leguas de tierra en diversos lugares de esta provincia, cuyos edificios son conocidos aunque deshechos y arruinados. Y éstos se pueden tener por los primeros pobladores de esta provincia de Tlaxcala, que poblaron sin defensa ni resistencia alguna, porque hallaron estas tierras inhabitadas y despobladas.
Y estando en éstas sus poblaciones quietos y seguros mucho tiempo, continuando en su quieta paz sin imaginar cosa en contrario, llegaron los chichimecas sediciosos y crueles, con la sedienta ambición, últimos pobladores y conquistadores de esta provincia de Tlaxcala, cuyo principio y origen pondré copiosamente, según y de la manera que han venido prosiguiendo, hasta que se sujetaron estas tierras y habitadores de ellas, y hasta que las pusieron debajo de su dominio bien, y así y de la manera que lo tratan sus crónicas y cantares cifradas en suma según su modo, olvidados ya de la cuenta que tenían en los tiempos que estas cosas acaecieron y en qué edades, que hacen no pequeña falta para nuestra satisfacción, aunque no dejaremos de poner algunos números de su cuenta y edades que ellos seguían.
Habiendo, pues, de tratar de la venida de los chichimecas, que fueron los postreros y últimos habitadores de esta provincia de Tlaxcala, la cual fue muchedumbre de gentes, que asimismo tienen noticia de que puede hacer trescientos años poco más o menos, que vinieron con ejércitos formados a poblar y a buscar tierras en que habitar, como las demás gentes que antes habían venido. Y así estas gentes vinieron de las siete Cuevas en su demanda y busca de estas otras gentes que se habían adelantado, siguiéndoles el rastro que habían traído en su venida, maquinando por diversas partes del mundo, peregrinando por grandes desiertos, arcabucos y serranías y grandes y muy ásperas montañas, como referido tengo, en demanda y busca de los culhuas y tepanecas y aculhuaques, chalmecas, olmecas y xicalancas, deudos y parientes suyos, todos de una descendencia, linaje y lenguaje y frasís.
Aunque, en cada provincia tenían su diferente manera de hablar, tan solamente en la consonancia o sonsonete que le quisieron dar por diferenciarse en esto, mas en todo lo demás, todo es una cosa, aunque es tenida la lengua mexicana por materna y la tezcucana por más cortesana y pulida, y salidas de éstas, todas las demás lenguas son tenidas por groseras y toscas, y en esta forma se va entorpeciendo mientras más se van desviando las provincias de México. Presupuesto que todo sea una lengua y una cosa que se entienda, ésta es la que corre por toda esta Nueva España y la mayor parte del Nuevo Mundo, y adonde quiera en estas partes, prefiere a las demás lenguas, y extendida por todas las naciones de ellas.
Y así las otras lenguas son tenidas por bárbaras y extrañas, y entre este barbarismo la hablan comúnmente, y tienen intérpretes mexicanos que la dan a entender y se precian y estiman de saberla hablar. Es una lengua la más amplia y copiosa que se ha hallado, después de la latinidad, es suave y amorosa, y en sí muy señoril y de gran presunción, compendiosa, y fácil y dócil, que no se le halla fin ni cabo. Se puede con facilidad componer versos en la propia lengua con mensura y consonancia, con el modo descandir y componer.
Venidos, pues, en seguimiento como atrás dejamos dicho de sus deudos y parientes, de tierra en tierra y de provincia en provincia, hallaron la mayor parte de la tierra ocupada y poblada de sus propios deudos; y con la noticia de cómo adelante estaban las mayores poblazones, siempre fue su designio pasar adelante, como lo hicieron, y así de lance en lance y de tierra en tierra, llegaron a la provincia de Xilotepec de Hueypuchtlan, y a Tepotzotlán y Quauhtitlan, donde pararon y estuvieron algún tiempo, y de allí trataron de grandes y muchos partidos con los culhuas y tepanecas mexicanos, que tenían poblada la redondez de la laguna y toda su comarca y marisma.
Vista la multitud grande que allí había llegado de gentes chichimecas y la estrechura que había de tierras, procuraron de proseguir su viaje hacia la provincia de Tetzcuco donde era la cabeza y señorío de los aculhuaques tetzcucanos y como hubiesen llegado cerca de esta provincia, fueron muy bien recibidos por los señores de aquella tierra, sabiendo y entendiendo que eran todos unos y de una generación, deudos y parientes, y venidos de una patria y tierra, y viendo que no tenían tierras en qué poder poblar tantas gentes, los acomodaron y señalaron un sitio donde pudieron asentar su campo en el ínter que hallaban en qué poder poblar. Y así poblaron junto a la laguna de entre Tetzcuco y Chimalhuacan, arrimados a las faldas de la sierra y montaña de Tetzcuco, que los naturales llaman los llanos de Poyauhtlan, que hoy en día pretenden acción y derecho de estas tierras los naturales de Tlaxcala, porque en efecto fueron suyas por merced y donación que los señores y el rey de Tetzcuco les hicieron.
Y así poblados los chichimecas, que su principal asiento y poblazón fue donde es ahora el pueblo de Cohuatlichan, cerca de la laguna mexicana, sujeto de Tetzcuco. Fue el año de su fundación ome técpatl xihuitl, que llaman el año del dos pedernal. siempre estuvieron en continua arma y vela, porque aunque los naturales de aquellas provincias les habían dado tierras y hubiesen recibido de paz, hospedándolos y regalándolos con muchas mercedes y caricias, no se fiaban del todo de ellos, porque se temía no les hiciesen alguna traición ni cogiesen descuidados, como suele suceder en semejantes casos. Y estando como estuvieron tanto tiempo poblados en estos llanos de Poyauhtlan, se sustentaban de cazas, como chichimecas, por ser como eran muy grandes arqueros y cazadores de arcos y flechas, y aventajados con esta arma más que otras naciones.
Así que chichimecas, puramente quiere decir hombres salvajes, como atrás dejamos referido, aunque la derivación de este nombre procede de hombres que comían las carnes crudas, y se bebían y chupaban la sangre de los animales que mataban, porque chichiliztli es tenida en la lengua mexicana chichimeca techichinani. Y así los que proceden por mamar, y chichinaliztli por cosa que se chupa, y chichihualli es la teta o la ubre; por manera que como estas gentes, así como mataban y se bebían la sangre, era tenida por una gente muy cruel y feroz, de nombre espantable y horrible entre todas las naciones de estas partes, y por esta derivación de chupadores, que quiere decir en lengua mexicana chichimeca techichinani. Y así los que proceden de estos chichimecas son tenidos y estimados en mucho. Asimismo llaman a los perros chichime, porque lamen la sangre de los animales y la chupan.
Finalmente, que los que proceden de estos chichimecas por línea recta y derecha sucesión son muy estimados, y ha quedado este nombre de chichimecas el día de hoy ya arraigado tanto, que todos aquellos que viven como salvajes y se sustentan de cazas y monterías, y hacen crueles asaltos y matanzas a las gentes de paz, y aquellos que andan alzados con arcos y flechas como alarbes, son tenidos y llamados chichimecas. Especialmente en los tiempos de ahora son más crueles y espantosos que jamás lo fueron, porque en otros tiempos que ha menos de cuarenta años, no mataban sino cazas y animales fieros y silvestres, y ahora matan hombres y saltean caminos, y hacen grandes estragos, inauditas crueldades a los españoles y sus haciendas y estancias, que no se pueden averiguar con ellos.
Por manera que el nombre de chichimecas, que solía ser la cosa más noble que entre los naturales había, ha venido a ser y a parar, que los que llaman el día de hoy chichimecas se han de entender por hombres salteadores y robadores de caminos. Y todos aquellos que son indomésticos y que habitan las tierras remotas de la Florida, y la demás tierra que está por ganar y por conquistar, todos tienen este nombre de chichimecas, y esto se entiende en la lengua mexicana culhua de la Nueva España y de estos chichimecas se podría tratar de sus hechos y hazañas muy espantosas cosas muy temerarias, y de muy gran encarecimiento de sus ánimos y acometimientos que no se puede tratar en breve suma, porque han sido sus hechos temerarios tan grandes y tan espantosos, que casi han tenido rendida toda la tierra con harta costa de los nuestros y de su majestad con presidios y escoltas que tiene por aquella tierra de chichimecas y así no han podido ser sujetados.
Poseen grandes tierras y muy ricas de metales de plata, que en algún tiempo será servido se labren y descubran, y otras tierras y gentes de otras naciones, porque hay gran noticia de ellas, que son las tierras de donde vinieron los mexicanos; finalmente, que con estos chichimecas se han señalado muchos capitanes famosos de nuestros españoles, y muerto los más de ellos continuando la milicia más cruel y brava que ha habido en el mundo, con arco y flecha, y desnudos en carnes sin ningún otro reparo ni defensa.
Tornando a nuestro principal propósito, aquellos sinceros y antiguos chichimecas que vinieron a las poblazones y en seguimiento de sus parientes y amigos, trajeron por ídolo y adoraban por dios a Camaxtle, los cuales eran grandes cultores de él y de los demás dioses e ídolos, que los veneraban y adoraban con mucha reverencia e inviolablemente quebrantaban sus preceptos e instituciones y promesas que les hacían. Este ídolo Camaxtle no pudo ser sino el mismo demonio, porque hablaba con ellos y les decía y revelaba lo que habría de suceder, y lo que habrían de hacer, y en qué partes y lugares habrían de poblar y permanecer. Eran asimismo estos chichimecas grandes hechiceros e nigrománticos, que usaban del arte mágica con que se hacían temer y así eran temidos, por cuya causa no los osaban enojar las gentes vecinas y comarcanas; y con esto se sustentaron muchos tiempos en Poyauhtlan, donde tuvieron su habitación algunos tiempos.
Es visto por los comarcanos que iban ocupando muchas tierras, y que grandemente se iban apoderando de ellas y a señorear, les tuvieron recelo y temor de que en algún tiempo no prevaleciesen tanto, que de huéspedes viniesen a ser señores y que los viniesen a sujetar, y asimismo porque estos chichimecas comenzaban a hacerles mala vecindad y algunos malos tratamientos, por quererse ensanchar y extender, de cuya causa los tepanecas y culhuas mexicanos, que estaban muy conformes y confederados, trataron de desviarlos y echar de Poyauhtlan, y que se fueran a poblar a otras partes, por lo cual les movieron guerra de parte de estos tepanecas culhuas mexicanos, reinando en México Huitzilihuitzin el año que ellos llamaban ce tochtli xihuitl, año de un conejo.
Para cuya guerra se juntaron grandes huestes por la laguna y por tierra, y vinieron a dar sobre los chichimecas de Poyauhtlan, los cuales, como fuesen gente belicosa y feroz, y a la continua estuviesen sobre el aviso, no estaban tan descuidados y les salieron al encuentro con gran furia a defender y resistir su partido, defendiéndose con esfuerzo y ánimo terrible, y de tal suerte y manera que dicen sus historias y antigüedades, que desde donde está el pueblo de Cohuatlichan hasta el pueblo de Chimalhuacán, y toda aquella marina y orilla de la laguna, no había otra cosa sino arroyos de sangre y hombres muertos, de tal suerte y manera que el agua de la laguna por toda aquella ribera no parecía ser agua, sino pura sangre y laguna de sangre, ...

Índice

  1. PRESENTACIÓN
  2. ORIGEN Y COSTUMBRE DE LOS TLAXCALTECAS
  3. DE LA NATURALEZA Y RECURSOS DE LA PROVINCIA DE TLAXCALA
  4. EL ARRIBO DE HERNÁN CORTÉS Y SU HUESTE. LA CONVERSIÓN DE LOS TLAXCALTECAS
  5. DE LOS NIÑOS MÁRTIRES DE TLAXCALA
  6. CRONOLOGÍA
  7. BIBLIOGRAFÍA
  8. INFORMACIÓN SOBRE LA PUBLICACIÓN