Facundo Quiroga
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Facundo Quiroga

De la leyenda a la historia

Ramón Torres Molina

  1. 304 páginas
  2. Spanish
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  4. Disponible en iOS y Android
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Facundo Quiroga

De la leyenda a la historia

Ramón Torres Molina

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Información del libro

Cuando Sarmiento escribió el Facundo quiso relatar a través de la biografía del caudillo riojano la historia de un pueblo, el que expresaba Juan Facundo Quiroga. Este aspecto valioso del Facundo, al considerar al caudillo como expresión del pueblo, no fue tomado en cuenta por la historiografía argentina. La influencia de Sarmiento proyectó la leyenda del Facundo como historia, a tal punto que muchos investigadores, tomaron como ciertos los datos que Sarmiento incorporaba sin ninguna base documental.

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Información

Año
2020
ISBN
9789507546839

II / La construcción del poder político

En la época posterior a la Revolución de Mayo, las provincias del Noroeste argentino contribuyeron con hombres y apoyo logístico a las guerras por la independencia. Con su aporte combatieron los Ejércitos del Norte y de los Andes; las milicias de las provincias fueron su retaguardia y, en algún caso como en Salta, se transformaron en la verdadera avanzada de las armas de la patria. Esas milicias cumplieron una tarea decisiva en la estrategia de San Martín en el cruce de los Andes.49
Las milicias constituyeron la forma en que las provincias organizaron a la población de las campañas para su política de defensa y para el mantenimiento del orden interno. Cuando las milicias se proyectaron políticamente defendiendo sus propios objetivos fueron llamadas despectivamente montoneras.50 Los cívicos constituían las milicias urbanas que solo en casos excepcionales expresaron objetivos propios como sector social; generalmente, fueron un instrumento militar de los sectores sociales dominantes.
Juan Facundo Quiroga perteneció a las milicias de Los Llanos de La Rioja que en esa época no fueron llamadas montoneras. Desde esas milicias forjó su poder político y militar. La documentación que se encuentra en su Archivo cuyos registros comienzan en 1815 permite reconstruir toda una etapa de nuestra historia más aún si se tiene en cuenta que el Archivo de la Provincia de La Rioja fue destruido por el general Gregorio Aráoz de La Madrid durante su ocupación de La Rioja en 1841.51 Con anterioridad no hay registros que se refieran a la vida pública de Juan Facundo Quiroga. El 25 de febrero de 1816 fue designado capitán de milicias a cargo de la compañía de San Antonio.52 En enero de 1817 quedó a cargo transitoriamente de la jefatura de las milicias de Los Llanos.53 En enero de 1818 fue nombrado comandante interino de las milicias de Los Llanos,54 siendo reconocido en el mismo cargo con el grado de sargento mayor en enero de 1820.55 Las listas sobre la organización de las milicias que se encuentran en el Archivo de Quiroga demuestran que éstas tenían una organización zonal con turnos para entrar en servicio.56 La estructura social de Los Llanos de La Rioja, que puede reconstruirse con la documentación que se conservó, permite afirmar que las milicias estaban integradas por pequeños propietarios, peones y arrieros y en algunos casos con estancieros que tenían cierto poder económico. Esa fue la base del poder político de Quiroga.
Las milicias de Los Llanos cumplieron un papel fundamental en apoyo al Ejército Auxiliar del Perú y al Ejército de los Andes. Colaboraron con tropas,57 ganado58 y en la captura de desertores. Tenían a su cargo sembrados para el abastecimiento de los ejércitos,59 y eran responsables de que los niños asistieran a las escuelas en el ámbito de su jurisdicción.60 Eran el brazo ejecutor de las políticas del gobierno provincial. Coexistían con la legalidad de la época.61
¿De dónde surge la leyenda sobre la deserción de Quiroga del Regimiento de Granaderos a Caballo, o de Arribeños, o de Blandengues con anterioridad a los registros históricos de su Archivo que comienzan en 1815, leyenda que reproducen la mayoría de los historiadores?
Escribió Sarmiento en el Facundo después de relatar anécdotas de la infancia y juventud de Quiroga producto de su imaginación sin ninguna base documental:
Facundo reaparece después en Buenos Aires donde en 1810 es enrolado como recluta en el regimiento de Arribeños que mandaba el Gral. Ocampo, su compatriota, después presidente de Charcas. La carrera gloriosa de las armas se abría para él con los primeros rayos del sol de mayo… Más tarde fue reclutado para el ejército de los Andes, y enrolado en los Granaderos a caballo; un teniente García lo tomó de asistente, y bien pronto la deserción dejó un vacío en aquellas gloriosas filas.62
Esa versión, modificada y con explicaciones, fue tomada por los biógrafos de Quiroga.
David Peña, que dictó sus conferencias sobre Quiroga en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires en 1903, recogidas en un libro en 1906, y que fue la primera reivindicación de Quiroga, sostiene que encontró los primeros datos sobre su vida militar en las obras de dos autores: Zinny y Hudson.63 Dice que Quiroga fue incorporado por el teniente coronel Manuel Corvalán, jefe de la frontera sur de Mendoza, a un contingente que tenía como finalidad integrarse al Regimiento de Granaderos a Caballo en 1812. Que se había incorporado porque su padre lo había enviado con “una tropa de aguardiente” a Buenos Aires, que había jugado en el camino y perdido, y que en esas condiciones no quería presentarse ante su padre. Que llegado a Buenos Aires fue incorporado al Regimiento de Granaderos y destinado a un regimiento de infantería que mandaba el capitán Juan Bautista Morón. Que como consecuencia de una carta enviada por su padre a Corvalán obtuvo su baja.64
David Peña tuvo a su disposición el Archivo de Quiroga facilitado por su familia y como los registros comienzan en 1815 debió recurrir a dos textos de historia. Tomó casi textualmente la versión que incorporó Zinny en su Historia de los Gobernadores de las Provincias Argentinas, que tampoco tenía base documental.
Escribe Zinny:
Hallábase de comandante de la frontera sur de la ciudad de Mendoza el teniente coronel don Manuel Corvalán, en 1812, en el fuerte de San Carlos, cundo éste recibió orden del gobierno para plantar bandera de enganche hasta formar un contingente de 200 hombres. Presentóse entonces un joven como de 16 a 18 años, que se negó a recibir el importe de su enganche. A los pocos días, el ayudante dio parte de que el joven, alistado como recluta, no comía con el resto de la tropa, sino que, sacando del rancho común su parte correspondiente, comía separado con cubierto de plata.
Llamado por el comandante, le pidió este explicaciones sobre tal proceder; Quiroga contestó que, habiéndole enviado su padre, desde La Rioja con una tropa de aguardiente para Buenos Aires, había jugado todo en el camino y viendo bandera de enganche había tomado la resolución de engancharse de soldado antes que presentarse ante su padre, cuya justa indignación temía. Desde aquél momento el comandante Corvalán lo tomó a su servicio inmediato, habiendo emprendido la marcha con destino a Buenos Aires, luego que estuvo lleno el número fijado.
Durante la marcha, le alcanzó en la jurisdicción de Córdoba, un chasque mandado por el padre de Quiroga con una carta para el comandante Corvalán, pidiendo se le devolviese a su hijo, a quién deseaba ver a su lado y en el seno de la familia, sin dar importancia alguna a la pérdida que éste había sufrido.
Luego que este contingente llegara a Buenos Aires, fue destinado a formar el regimiento de Granaderos a Caballo, que, al mando del General San Martín, empezara a instruirse en el Retiro (hoy plaza General San Martín) mientras que el soldado Juan Facundo Quiroga fue alistado a una compañía que mandaba el capitán Juan Bautista Morón, en un regimiento de infantería.
Allí permaneció un mes recibiendo las primeras nociones de la instrucción militar, hasta que el comandante Corvalán, por su influencia con el gobierno, consiguió que se le diera de baja, retirándose Quiroga inmediatamente a su provincia natal –La Rioja– de cuyos destinos fue, pocos años después, único árbitro y terrible azote de la República.65
La versión de Damián Hudson es diferente e incompatible con la de Zinny. Quiroga era un Blandengue en la frontera de Mendoza en la época de formación del Ejército de los Andes, es decir por lo menos dos años después de la fecha en que lo sitúa Zinny y próximo ya a los primeros registros históricos que aparecen en su archivo.
Decía Hudson:
Hemos dicho que el General San Martín en precaución de una tentativa de los españoles por el paso del Portillo, destinó alguna artillería a los fuertes de San Carlos y San Rafael en la frontera de Mendoza. Esto lo hacía completando el mejor estado de defensa de ese punto avanzado de nuestro territorio, limítrofe a Chile y a los salvajes de la Pampa, confiando su mando en jefe al Teniente Coronel don Manuel Corvalán. Una compañía de infantería, otra de artillería y dos de caballería con la denominación de Blandengues, daban guarnición a ambos fuertes.
Entre estos Blandengues formaba como soldado raso (y ateniéndonos a la tradición, enrolado a causas de pendencias y de algunos alardes de bravo) un hombre de regular estatura, delgado pero bien conformado y de muy acentuada musculatura, revelando la fuerza física y la energía de carácter… Su aspecto denunciaba fuerza, voluntariedad indomable, ánimo y atrevido para llegar, saltando toda valla, a donde el impulso de sus fuertes pasiones le arrastraran, sin hacer caso de ley ni rey, tipo en alto relieve del gaucho malo. Había nacido en el distrito de los Llanos, en la Provincia de La Rioja, de una familia oriunda de la ciudad de San Juan, a donde fue enviado en su niñez a aprender primeras letras. Agrégase que a este soldado, tomólo de su ordenanza el Comandante de frontera, Corvalán.
Es este el mismo blandengue de entonces; que treinta años más tarde vino a servir de prototipo al distinguido escritor Sarmiento en su afamado libro: Civilización y barbarie. Es al fin, ya lo habréis adivinado, Juan Facundo Quiroga.
Dejémoslo ahí, por ahora, que a medida que avance nuestra narración, se nos irá presentado de época en época, hasta aquella en que se hizo tan funestamente célebre como caudillo.66
Cuando Quiroga vuelve a aparecer en la obra de Hudson se trata ya del Quiroga histórico, sobre quien existen registros documentales. Hudson no se refiere a ninguna deserción y el único punto de contacto con la versión de Zinny es la mención a Manuel Corvalán.
Elías Ocampo, en sus conferencias pronunciadas ...

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