I. Estudio introductorio
1. Evolución, rasgos comunes y tendencias de las políticas y reformas migratorias en América Latina
Natalia Caicedo Camacho Karlos Castilla Juárez
Universidad de Barcelona, España Universidad de Barcelona, España
David Moya Malapeira Alba Alonso Díez
Universidad de Barcelona, España Sicar, Barcelona, España
1.1 El fenómeno migratorio en Latinoamérica. Evolución y antecedentes de la normativa migratoria actual
Podría considerarse que el fenómeno migratorio en América Latina es parte de su propia conformación e historia. Los procesos de colonización convirtieron al continente latinoamericano en una región de migraciones, primero de los colonizadores europeos y posteriormente por la migración forzosa del tráfico de esclavos provenientes de África. Tras los procesos de Independencia, el continente latinoamericano vivió un período de estancamiento de los flujos de entrada, para reanudarse a finales del siglo XIX y durante la primera mitad del XX –con la llegada de inmigrantes de Europa, Medio Oriente, China y Japón–. Los movimientos más contemporáneos datan del inicio del nuevo siglo y están marcados por una amplia movilidad regional.
Hasta finales de la década de 1940, la región vivió una etapa de gran crecimiento demográfico y de incipientes migraciones rurales hacia las ciudades, mientras que los procesos de migración regional o internacional no fueron particularmente significativos. A partir de la década de 1950, y a propuesta de la Cepal, América Latina adoptó un modelo de industrialización por sustitución de importaciones (ISI), especialmente de los bienes industriales, que pasaron a producirse en cada uno de los países en la región, lo cual a su vez promovió una migración masiva campo-ciudad dentro de los distintos países, la cual fue de trascendental importancia tanto para la organización social como para la organización económica de la región. Los resultados de la ISI fueron, no obstante, desiguales en las distintas economías de la región y, del mismo modo, la migración chocó con la realidad efectiva de cada proceso. Por ejemplo, en términos relativos, las economías de Brasil, México y Argentina tuvieron un crecimiento importante en atención a la ISI, cuestión que no sucedió en las de países tales como Colombia, Perú, Ecuador o Costa Rica. Además, una parte significativa de la migración campo-ciudad no se benefició de la ISI, contribuyendo a incrementar los asentamientos informales o precarios en las ciudades industriales de América Latina y dando lugar a las famosas «favelas» de Río de Janeiro, los conocidos como «ranchos» en Venezuela o las «comunas» en Medellín, por mencionar solo algunos.
Por otra parte, los efectos de la aplicación del modelo keynesiano imperante en el mundo occidental desde prácticamente el fin de la Segunda Guerra Mundial permitieron lograr «25 gloriosos» años de crecimiento económico también para América Latina, gracias a una fuerte intervención del Estado en la economía, la cual se iría reduciendo hasta su ocaso a finales de la década de 1970. La conocida como estangflación, es decir, estancamiento económico con inflación, marcó el declive de la política keynesiana en una parte del mundo y la emergencia del neoliberalismo, antítesis del keynesianismo. América Latina, al igual que muchas otras economías, resintió el fenómeno de la estangflación, agravado en su caso por una devaluación galopante. Al mismo tiempo, la Guerra Fría y la dinámica de confrontación ideológica, política e incluso militar entre los Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) (y sus respectivos aliados) se trasladaron a muchos terceros países, algunos de ellos en América Latina, donde se entrelazarán con las tensiones locales, llegando a generar conflictos armados, cambios de régimen y profundas fracturas sociales. Los golpes de Estado y la imposición de dictaduras militares en numerosos países, en especial, en Chile, Argentina o Uruguay, generaron un flujo notable de exiliados y migraciones forzosas hacia otros países de la región, como México y Brasil (donde también se había impuesto una dictadura militar, al igual que en Paraguay, con numerosos exiliados), así como hacia Europa y Estados Unidos. Del mismo modo, las dictaduras, los conflictos armados y la terrible represión desatada en algunos países centroamericanos (Nicaragua, Guatemala, Honduras, El Salvador) provocaron un éxodo de miles de exiliados, pero también la expulsión forzosa de sus casas de poblaciones enteras.
No será hasta la década de 1980 que muchos de los regímenes militares o dictatoriales den paso lentamente a procesos de reforma democrática y de reconciliación de naturaleza y progresión muy distintas. No obstante, la desaparición de la dinámica de bloques dejó el camino expedito para la hegemonía del modelo neoliberal que en los años 1980 condujo a un crecimiento geométrico de la deuda pública y privada (la «década perdida») en Latinoamérica, al aumento del desempleo, a restricciones a los derechos laborales y a la privatización de los activos sociales manejados por el Estado. La década de 1990 y el principio del siglo XXI estuvieron marcados por crisis económicas en la gran mayoría de los países latinoamericanos, las cuales tuvieron como efecto un aumento más que significativo de los flujos migratorios de salida, especialmente hacia Estados Unidos y Europa. Casos como Colombia, Ecuador y Bolivia son paradigmáticos. Y también los países del Cono Sur, aunque su éxodo migratorio fuera proporcionalmente menor.
Evidentemente, los procesos económicos y migratorios descritos afectaron de manera distinta a cada uno de los países de la región. En este sentido, resulta complejo ofrecer una imagen única y estática de las migraciones, pero sí es posible incluir algunas tendencias generales por regiones y períodos que, con sus obvias limitaciones, demuestran ciertos patrones para un mejor entendimiento de esta publicación.
Así, al hablar de la región centroamericana, no podemos sino ubicarla como una zona de origen y de tránsito de migración hacia Estados Unidos. Las guerras civiles surgidas durante los años 1980 provocaron un desplazamiento sin precedentes desde Centroamérica hacia el norte; un movimiento que, si bien es de larga data (como en el caso mexicano), se intensificó desde aquella década en adelante. Las graves situaciones económicas y de violación de derechos humanos que aún hoy aquejan a la región contribuyen a que este flujo –proveniente de todo el continente, pero con especial énfasis desde Mesoamérica y el Caribe– mantenga su fuerza.
La zona andina ha tenido y aún tiene sus propias dinámicas migratorias. Así, mientras que históricamente Colombia se había situado como país de emigración debido al conflicto armado existente desde hace más de 60 años, aunque principalmente a la crisis del sistema financiero de finales de la década de 1990, en los últimos años, los recientes flujos migratorios provenientes de Venezuela han forzado una respuesta por parte del Gobierno colombiano con medidas y políticas a marchas forzosas y muy condicionadas por esta coyuntura. Ecuador, histórico emisor de población a causa de las crisis económicas, ha llegado, no obstante, a convertirse en uno de los países latinoamericanos con mayor número de solicitudes de asilo otorgadas. Aun más, Ecuador se sitúa como el primer país que ha reconocido constitucionalmente la ciudadanía universal y cuenta con un porcentaje no desdeñable de extranjeros residentes en el país. Por otro lado, Venezuela, que durante años acogió a una numerosa población latinoamericana, europea, norteamericana y asiática (en 1980 constituía el 10,8% de su población), ha devenido radicalmente en los últimos años en país expulsor de millones de sus ciudadanos (no solo hacia la región, sino también hacia Estados Unidos y Europa). Perú, que durante el siglo XX había sido destino de migrantes europeos, asiáticos e incluso africanos, desde la década de 1980 se transformó en una sociedad emigrante a causa de la llegada al poder de Gobiernos autoritarios y, muy especialmente, de las crisis económicas de la deuda. En la última década, Perú se ha transformado en país de tránsito para colombianos que migran a Chile e impulsa una política de atracción de capital financiero exterior que tiene como correlato la llegada de migración vinculada a negocios y finanzas. Nuevamente, el impacto del éxodo venezolano representa, en la actualidad, un reto para una política migratoria como la peruana que hasta el momento estuvo muy dirigida a la atracción del migrante altamente cualificado. Muy distinto es el contexto boliviano, que desde hace décadas sigue manteniendo su carácter emisor hacia países de la región (Argentina y Chile), aunque también hacia Europa y Estados Unidos. En el caso de Brasil, este país destaca como receptor de inmigración, primero europea y luego asiática en el siglo XIX; posteriormente, ocurrió el cierre a la inmigración y una nueva apertura a población regional y africana en los últimos 30 años.
Por su parte, el Cono Sur reviste una trayectoria migratoria que coincide en algunos puntos: la amplia afluencia de migración extranjera desde Europa (no solo fruto de la colonización sino también derivada de las guerras mundiales) o los levantamientos militares que asolaron la región en los años 1970 y 1980, seguidos de dictaduras o Gobiernos autoritarios, que inevitablemente abocaron a un éxodo hacia otros países. Hoy en día, por el contrario, los países de esta región han logrado un posicionamiento económico y de estabilidad que les ha conducido a ser el destino de miles de migrantes, especialmente latinoamericanos, y, entre estos, una amplia cantidad de personas que solicitan protección internacional.
Haciendo un repaso por estos contextos, no parece del todo ilógico pensar que históricamente los Gobiernos de los países latinoamericanos no tuvieron profundos incentivos a la creación de normativa o políticas que promovieran los derechos de los migrantes. A lo largo del siglo XX, la tónica general se halla entre la indiferencia y el castigo. En esta franja de amplias contradicciones, los emigrantes nacionales son en general objeto de desentendimiento por parte de los Gobiernos. Este desi...