Querido padre Flye: | [ Exeter, New Hampshire ] Lunes 19 de octubre de 1925 por la noche |
Siento muchísimo no haber respondido antes a su carta. He estado desbordado de trabajo (me he inscrito a más asignaturas que la mayoría de mis compañeros) y sólo ahora empiezo a achicar un poco de agua, tras dos o tres semanas de verdadero agobio. Sí, esto es aún más agotador que nuestras excursiones del verano pasado… Pronto me darán las notas. Si le parece bien, se las enviaré, sean buenas o malas.
Todos mis profesores, salvo uno (o puede que dos), son interesantísimos. No se ciñen al plan de estudios más que en lo indispensable y sus métodos son de lo más curioso. Suponía que iba a toparme con los sistemas educativos modernos sobre los que tanto se ha escrito, pero la mayoría son tipos duros con una actitud levemente hostil hacia los alumnos. La asignatura de literatura inglesa es la más apasionante de todas, y la cantidad auténticamente ciclópea de trabajo que hacer, augura cuatro años universitarios espantosos…
Puede que esto le interese: he conocido a Freeman Lewis, el sobrino de Sinclair. Vive en mi calle y es un tipo encantador. Hace poco recorrió los bajos fondos de Nueva York junto a su tío, que estaba recopilando material para su próximo libro; suena interesante, ¿no es cierto? He tirado la casa por la ventana y he comprado Doctor Arrowsmith y unos cuantos libros más.
¿Ha leído Ariel o la vida de Shelley? Es una especie de biografía novelada, me ha encantado. También tengo ganas de leer Elizabeth y su jardín alemán, que dicen que es una maravilla. Ya veremos.
He escrito alguna que otra cosa para el Monthly y este mes me van a publicar un relato y dos o tres poemas que espero me abran las puertas del Lantern Club. El Lantern es una de las cosas que más valen la pena de aquí: además de ser un club literario, edita el Monthly y cada trimestre invita a varios escitores a dar charlas informales en su sede. Ha venido varias veces Booth Tarkington, que acabó aquí el bachillerato, y es posible que este invierno venga Sinclair Lewis. Disponer de un club así en un college es increíble, ¿no cree?
Acabo de sacar de la fabulosa biblioteca de Exeter Blind Raftery [El ciego Raftery] de Donn Byrne, pero aún no he empezado a leerlo.
Le mando todo mi cariño a usted, padre, y a su señora. Ojalá pudiéramos vernos.
RUFUS
Querido padre Flye: | [ Exeter, New Hampshire ] Miércoles [ 3 de marzo de 1926 ] por la noche |
No sabe la ilusión que me ha hecho su carta…
Se ha declarado aquí una epidemia de escarlatina y otra de sarampión. Con tanta enfermedad, el trimestre académico se nos ha ido al traste: vamos todos retrasadísimos.
Las vacaciones de primavera las pasaré en Cambridge con los padres de Cowley. Estoy impaciente por ir allí a aburrirme como una ostra. La verdad es que ha sido un trimestre muy duro, así que preferiría «desmelenarme» en vez de enclaustrarme en un monasterio, pero sin duda es un buen sitio para pasar la Semana Santa, y sólo tengo esos días libres. No importa que la escuela sea laica: está mal que las vacaciones caigan en Semana Santa.
Le envío un ejemplar del Monthly. Incluye una obra de teatro mía basada a grandes rasgos en los años que pasé en St. Andrew’s.
El otro día vino un tal Wagner, de Harvard, y nos dio una charla interesantísima sobre sus aventuras en China, adonde fue en busca de unos frescos del siglo VI que había en uno de esos monasterios budistas construidos en una cueva. Fue increíble. No sabía que estas cosas pudieran suceder fuera de las novelas de H. Rider Haggard. Se hace tarde y no puedo contarle mucho más, tan sólo que la charla me dejó enormemente intrigado.
Un abrazo y recuerdos a la señora Flye,
RUFUS
Querido padre Flye: | [ Rockland, Maine ] 22 de julio de 1926 |
Me ha resultado tan sorprendente como descorazonador darme cuenta de que ha transcurrido ya un tercio de mis vacaciones. Estoy pasando un verano espléndido aquí, aunque no tenga ni punto de comparación con el viaje que hicimos el año pasado. Espero que no tardemos mucho en repetir.
¿Ha leído Mantrap, la última novela de Sinclair Lewis? Es tan distinta de las tres anteriores que no sé muy bien qué pensar. Parece uno de los dramones agrestes de James Oliver Curwood, sólo que bien escrito. Se aleja totalmente de la sátira, y la trama posee una frescura que no me esperaba de Lewis (aunque hay también pasajes bastante descuidados). No sé a qué se deberá el cambio pero, por lo que me cuenta su sobrino, parece que la escribió mayormente sobrio. Es muy entretenida y la última parte es buenísima. Los personajes, por cierto, son tan verosímiles como Babbitt o Leora Tozer, así que no se deje espantar por el «un comerciante, un joven imberbe y una muchacha» de la contracubierta. No creo que lo escribiera únicamente para hacer caja: creo que lo hizo para relajarse mientras trabajaba en su obra maestra, que supongo que estará a punto de publicar.
¿Y de Rose Macaulay ha leído algo? Orphan Island [La isla huérfana] es una sátira extraordinaria: una parodia cáustica del gobierno inglés en general y de la reina Victoria en particular. Un libro muy jugoso, la verdad.
He tenido la suerte de ganar dos premios en Exeter: un lote de cuatro libros de Kipling por fomentar el interés por la creación literaria y 30 dólares en un concurso de redacción. Pero lo que de verdad importa es que lo he aprobado todo, hasta latín.
He tratado de hacerme con una copia de Los caballeros las prefieren rubias, el libro que me recomendó. Dice Edith Wharton que es «la gran novela americana», a saber qué querrá decir con eso. Beau Geste está bastante bien, sobre todo como novela de intriga y aventuras.
Tenía ganas de ir a Knoxville a principios de septiembre; desde allí podría haber ido a verlos a St. Andrew’s, pero el pasaje es muy caro y, como mi abuela y el tío Hugh quieren pasar el invierno en Nueva York, voy a tener que esperar y celebrar con ellos las Navidades. Espero que surja pronto otra oportunidad.
Recuerdos de mi madre y del padre Wright,
RUFUS
Querido padre Flye: | [ Exeter, New Hampshire ] Miércoles 20 de octubre de 1926 por la noche |
Hoy hace justo un mes que llegué a Exeter. Parece que haya pasado un año… o un suspiro. A finales de verano la idea de volver me daba pavor: pensaba que no podría volcarme de nuevo en mis estudios, pero sí he podido. De hecho, trabajo con más ahínco que nunca. Creo que tengo la beca casi asegurada, con las mejores calificaciones. Esta mañana he tenido un examen muy importante: de francés. Me esforzé tanto en sacar un diez que al final me quedé con un seis, mi peor nota hasta la fecha. Estaba tan absorto en identificar contorsiones idiomáticas que he pasado por alto los errores más garrafales. El latín lo aprobaré, pero no creo que saque muy buena nota. En el examen de acceso a la universidad saqué un sorprendente ocho y medio, y se supone que debería de ser capaz de mejorar esa calificación.
El álgebra me resulta más fácil que nunca. He tenido tres exámenes y he sacado un diez, un nueve y otro diez, respectivamente. Literatura inglesa me cuesta, pero el tema de la asignatura no podría ser más interesante: Macbeth. También me he matriculado en historia antigua. Dicen que el nivel de esa asignatura es mucho más alto que en muchas otras universidades gracias al doctor Chadwick, el profesor que la imparte, que es también el jefe del departamento. Chadwick despliega una cantidad imponente de fechas, paralelismos temporales y mapas de apariencia absurda, pero al margen de eso tiene una forma de dar clase estupenda y agradabilísima. Como me inscribí tarde, andaba un poco rezagado a la hora del examen y cometí varios errores de bulto en los mapas, pero me puso muy buena nota y magna cum complimentibus en las preguntas argumentativas, las de «soltar una...