El caballo de Troya de Descartes
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El caballo de Troya de Descartes

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El caballo de Troya de Descartes

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Este estudio sobre la famosa duda metódica de Descartes presenta una perspectiva diferente sobre el posible origen de la hipótesis del genio maligno. Aunque Descartes siempre rehuyó el enfrentamiento directo con la teología y la filosofía oficiales, como buen conocedor de su tiempo, debió percatarse de la importancia determinante de la "angélica doctrina" de Urbano VIII en el segundo juicio contra Galileo. El autor plantea si los conceptos teológicos incorporados en el sistema de Descartes obedecen a una estrategia para desarmar y liquidar la posición ideológica de aquellos que, en nombre de la omnipotencia divina, se opusieron al realismo científico con objeto de convertir a la nueva física en un mero artificio técnico.La clave para entender su filosofía la anotó Descartes en uno de sus cuadernos juveniles: " En el momento de subir a este escenario mundano, me presento disfrazado". ¿ Qué permanece en secreto detrás de la ficción del genio maligno y la duda metódica. Este libro da claves para iluminar el enigma e interpretar desde otra perspectiva histórica sus intenciones y su pensamiento.

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Información

1. INTRODUCCIÓN:

Recuerdo que en vísperas de la celebración del V Centerario de la llegada de Colón a América se discutía si aquella efemérides fue un descubrimiento o un encuentro entre culturas. En nuestro país se acrecentaba a pasos agigantados el interés por la multiculturalidad y de ello eran un reflejo los cursos organizados por algunas universidades y dirigidos tanto a profesores como a jóvenes recién titulados que se planteaban dedicarse a la docencia.
Visto desde la perspectiva que me permite el paso inexorable de los años, me siento inclinado a hacer una lectura en clave un tanto filosófica de aquél acontecimiento con el que se inauguraban los tiempos modernos para los europeos. Tengo que reconocer que debo algo de inspiración al filósofo argentino Feinmann, pero mis reflexiones me conducen por otros caminos distintos, como espero poder compartir con el lector.
Como digo, me resultó sugerente la asociación entre la gesta colombina y el atrevimiento de la duda metódica cartesiana que condujo a las filosofías del sujeto pensante. Por una razón: porque, en cierta manera, podríamos decir que ambos personajes, Colón y Descartes, fueron los primeros hombres modernos ya que sus dudas abrieron nuevos caminos de exploración para la Europa de su tiempo. En efecto, Colón dudó de los cálculos de los geógrafos helenistas y medievales; Descartes dudó del pensamiento escolástico-aristotélico a partir de las nuevas ideas de lo que hoy llamamos "la revolución copernicana" o "la (primera) revolución científica". ¿ Cómo hubiesen sido posibles la aventura, los grandes viajes de exploración, salir en busca de lo incierto y desconocido, sin haber roto por medio de la duda los límites de certidumbres en los que se hallaba instalada la vida de los hombres durante la Edad Media?. Sólo removiendo con la duda esos límites fue posible aventurarse en la búsqueda de nuevas certezas.
La duda, como posición intelectual ante una tradición instituida, será la precursora de todos los cambios modernos, hasta tal punto que me atrevo a decir que es la manifiesta consecuencia de, al menos, dos grandes fenómenos históricos:
En primer lugar, un nuevo modelo de liderazgo político internacional, por el que las grandes potencias europeas tendrán que ganarse sus derechos y posición prosperando económicamente y ampliando sus mercados. No puede extrañar que desde el S.XVI estas grandes potencias se enrolen en grandes proyectos de descubrimiento, exploración y colonización de nuestro planeta. Pero tal proyecto histórico tuvo un precio para el conjunto de las sociedades europeas: nuevas formas de legitimación social del poder (las racionalistas y las económicas, por ejemplo ) tendrían que ir sustituyendo a la tradición ( moral y teológica). Ahora, bien, tal cosa iría exigiendo la puesta en duda de la visión del mundo heredada del pasado...
En segundo lugar, un nuevo modelo epistémico que instaurará como juez de toda certeza a la razón y, por ende, al sujeto pensante. Sólo aquello que se ajusta al rigor, al cálculo, a la lógica deductiva y previsora, en definitiva, a las medidas de la razón, puede admitirse como verdadero ( teóricamente, primero, y más tarde, con la Ilustración, prácticamente). Un nuevo tipo de racionalidad, metódica, matematizante, científica, se irá enseñoreando culturalmente y, desde la perspectiva universalista de su elevada atalaya, dará la medida de cuanto merezca ser tenido en cuenta como cierto y real.
Unidas a la historia de los sistemas filosóficos van tres tipos de experiencias que están en el origen de la filosofía misma: La filosofía comenzó con la admiración o el asombro frente al ser, cambió su rumbo histórico a partir de la irrupción de la duda racional como fuerza desmitificadora de los prejuicios culturales heredados y, posteriormente, buscó interpretar y comprender mejor el sentido de lo humano desde enfoques diversos e, incluso, en conflicto : me parece muy acertada la distinción que hizo P. Ricoeur entre una hermenéutica de la sospecha ( que deconstruye lo que procede del sujeto individual o colectivo, hasta encontrar las claves del sentido en las estructuras profundas de la cultura, la sociedad o la psique que le determinan: Nietzsche, Marx, Freud ) y una hermenéutica de la escucha ( fenomenología, Heidegger, Gadamer, etc.); ésta última, orientada a desvelar más plenamente los posibles sentidos del ser que se nos revelan a través de signos e intepretaciones múltiples y fragmentarias.
Pues, bien, con el estreno de la modernidad, la fuerza de la duda entra en la escena histórica. A partir de Colón y Descartes ya no se podrá seguir pensando como los griegos, pues la pasión por el saber ( filo-sofía) ya no será despertada por el asombro del hombre que contempla el infinito misterio del ser, sino provocada por una actitud de duda y sospecha ante el mundo cultural legado por la tradición; será una pasión por cambiar el mundo, crear un nuevo orden de ideas, una nueva visión de las cosas ajustada a un nuevo tipo de razón que identifica el conocimiento humano con la previsión y el control de la realidad conocida. Cambiará también por ello el concepto de la relación de los quehaceres vitales con el mundo : en tiempos pretéritos los hombres podían romper sus laboriosas rutinas con la vida contemplativa, con las festividades, con las peregrinaciones o con las reconquistas, en los tiempos modernos el hombre europeo, que ha roto con sus dudas el cordón umbilical que le ataba a las certidumbres heredadas, saldrá a explorar e investigar los confines del mundo con el afán de poseer y dominar los seres ( como medios de producción e intercambio económicos). Y con los beneficios de sus conocimientos e invenciones se pondrán las bases para la formación de sociedades cada vez más laboriosas, productivas y comerciantes.
En relación con la duda, tal y como aparece en la obra de Descartes, hay una cuestión que siempre he considerado un tentador enigma: ¿ conocemos suficientemente la función epistémica que pudo desempeñar el artificio hiperbólico del genio maligno en la tarea reconstructiva de los saberes científicos que acometió el proyecto filosófico cartesiano?. Honestamente, creo que hoy estamos en condiciones de poder arrojar algo más de luz sobre la significación de este aspecto, aun cuando no podamos resolver completamente el enigma. A esto me dedicaré en lo que sigue.

2. LA DUDA METÓDICA CARTESIANA Y EL POSIBLE ORIGEN SUARECIANO DE LA HIPÓTESIS DEL GENIO MALIGNO.

Muchos ya saben en qué consiste la duda cartesiana. Se trata de una muy deliberada decisión que toma Descartes de seguir las reglas del método, tan útiles hasta entonces en las matemáticas, también en todas las demás ciencias, a las que veía como partes de una unidad y a la que llamaba la "sabiduría humana" o, sencillamente, la "Filosofía". Así, en la primera de las "Reglas para la dirección de la mente" , Descartes deja sentado el principio de la unidad del método racional como base para construir una ciencia universal :
" El fin de los estudios debe ser dar al espíritu o a la mente una dirección que le permita formular juicios sólidos y verdaderos sobre todo lo que se presenta a él.
...Pues, supuesto que todas las ciencias no son nada más que la sabiduría humana, que permanece siempre una e idéntica, por muy grande que pueda ser la diversidad existente entre los temas a que se aplica, y que no toma de ellos mayor número de diferenciaciones que las que toma la luz del sol de la variedad de cosas que ilumina, no hay necesidad de imponer a las mentes o espíritus ningún límite. Porque el conocimiento de una sola verdad, como ocurre cuando se trata de la práctica de un solo arte, no nos aparta del descubrimiento de otra verdad, sino que más bien nos ayuda a ello...
... Hay que pensar que todas las ciencias están ligadas entre sí de tal manera que es mucho más fácil aprenderlas todas juntas que separar una de ellas de las otras. Si alguien quiere, pues, buscar seriamente la verdad, no debe escoger para ello una ciencia particular; las ciencias están todas unidas entre sí y dependen las unas de las otras. Que piense solamente en acrecentar la luz natural de su razó, no para resolver tal o cual dificultad concreta de la escuela, sino para que, en cada circunstancia concreta de su vida, su entendimiento muestre a su voluntad lo que es preciso escoger." ( Reglas para la dirección de la mente. Ediciones Orbis 1983. Págs. 143-146)
Este método, único y universal para todas las ciencias, no es, como muy bien explicaba Sergio Rábade ( Descartes y la gnoseología moderna. G. del Toro), una imitación del empleado por las matemáticas, sino el modo esencial y apriórico del conocimiento deductivo que caracteriza a la razón humana y, será por esa razón, por la cual Descartes considera a la Filosofía con el derecho a utilizarlo también.
La duda metódica es el primer paso obligado en la utilización del método con el fin de establecer la primera e inconfundible certeza de la que se podría deducir el conocimiento de todas las cosas de las que es capaz la razón humana. Descartes busca el saber a través de la duda; ésta es metódica puesto que cumple una doble función: crítica y útil para conocer. En efecto, como dice Rábade :
"La primera función podemos calificarla con una expresión de que nos hemos valido ya antes: desescombro. ..El aprendiz de crítico se encuentra con que su mente está cargada con un bagaje de verdades y certezas, es decir, con un conjunto de conocimientos que funcionan, vitalmente al menos, para cada uno de nosotros, con valor de verdad y de certeza. Ahora bien, mientras no nos planteemos críticamente el valor de tales verdades y certezas, todas ellas carecen en absoluto de valor "científico". Y el planteamiento crítico que Descartes nos propone es preguntarnos sencillamente: ¿ tenemos motivos de duda, por muy ligeros que sean, para invalidar la pretendida certeza de tales conocimientos?. Como, efectivamente, existen tales motivos de duda, lo mejor que podemos hacer es, al menos provisionalmente, barrer de nuestra mente todas esas certezas. En una palabra, hay que comenzar dudando de todo. ...la segunda función de la duda (es): ser no sólo paso obligado, sino incluso fuente de la certeza... (y)para ser fuente de una certeza absoluta, la duda ha de ser también absoluta. Nada, en principio, ha de sustraerse a tal duda". ( Descartes y la gnoseología moderna. Sergio Rábade. Guillermo del Toro, 1971. Págs. 26-27)
En tal caso, la duda metódica es planteada como la más radical crítica a la que debe someterse nuestra natural facultad cognoscitiva ( la razón) para evaluar sus posibilidades y límites y, en definitiva, para poder justificar impecable e inequivocamente la confianza a la que tiene derecho el pensamiento racional y científico ( y, por ende, la Física moderna). Digámoslo de otro modo: la duda metódica será el examen crítico que la razón humana se hace a sí misma para poder reivindicar su plena autonomía y autosuficiencia para investigar la verdad.
El alcance universal de la duda metódica es un primer momento en la explicación de una de las ingeniosas hipótesis que el filósofo racionalista se inventa: la famosa hipótesis del genio maligno. Ni el engaño de los sentidos, ni las falacias del pensamiento, ni la ingeniosa ocurrencia de que pudiésemos estar siempre soñando son razones lo suficientemente universales o absolutas como para cuestionar la natural aptitud de la razón humana para conocer la verdad . Sin embargo, la hipótesis de un genio maligno sumamente poderoso que se divierte "poniéndole zancadillas y trampas" a la inteligencia humana a fin de que se confunda en todo lo que conciba, parece una ficción metodológica para convertir en universalísima, hiperbólica, la duda contra el conocimiento racional. Será increíble tal hipótesis, pero ahora el reto de defender los fueros de la razón es algo considerablemente más complejo.
Pero, ¿ basta esta explicación de los motivos?.
Recientemente se ha visto enriquecido nuestro conocimiento del tema. Hay investigaciones de gran valor histórico que demuestran cierta posible influencia escolástica en la hipótesis cartesiana del "dios engañador" y del genio maligno. Como prueba la investigación histórica de Baciero Ruíz, las reflexiones suarecianas sobre las causas del error, expuestas en la Disputación Metafísica 9, pudieron servir como fuente de inspiración a Descartes. Sabemos con seguiridad que Descartes conocía bien la obra del jesuíta granadino, la cual debió estudiar en el Colegio de La Flèche.
En la Disputación 9, Suárez, tratando sobre las causas del error que se puede dar en nuestros juicios, las divide en intrínsecas y extrínsecas al hombre. En el primer caso el hombre se puede ver inducido al error tanto por su mal razonamiento como por aprender mal de las enseñanzas de cualquier autoridad creada ( no sólo humana sino, incluso, angélica). En el segundo caso, el hombre podría caer en el error obligado por una causa externa al hombre, como el engaño de un ser superior al hombre, ya fuese Dios ya fuese "un ángel malo". Suárez rechazará estas hipótesis, concluyendo que el error radica siempre en la imperfección del hombre y en la falta de un fundamento evidente para nuestros juicios.
El interesante trabajo de Baciero, " El genio maligno de Suárez: Suárez y Descartes", fue editado por la U. P. Comillas en 2007, y puede encontrarse en el Repositorio Documental de la Universidad de Salamanca.
¿Quedaría suficientemente esclarecido el tema que estamos investigando?. Por supuesto, con investigaciones históricas tan bien documentadas como la recién citada, hemos avanzado ya mucho. Pero, sinceramente, creo que todavía no se ha terminado de resolver el enigma del genio maligno. Personalmente, pienso que Descartes pretendía dirimir definitivamente el fuerte debate entre los partidarios de la nueva Física ( como era el caso de Galileo) y los de la física aristotélico-ptolemaica, quienes supieron mover los hilos para provocar el recelo y la virulenta reacción eclesiástica contra los primeros. Descartes quiso elaborar un argumento definitivo en defensa de una Física construida sobre bases estrictamente matemáticas y racionales. Su argumentación tocaba una de las piezas maestras de las objeciones filosóficas que los teólogos presentaban contra los defensores realistas de la astronomía copernicana. Pero la cautela o la falta de atrevimiento del francés podrían explicar por qué nunca llegó a dar a conocer todas sus intenciones...No habría sido la única ocasión en la que D...

Índice

  1. Cubierta
  2. Portada
  3. Derechos de autor
  4. Índice
  5. El caballo de Troya de Descartes
  6. Dedicatoria
  7. 1. INTRODUCCIÓN:
  8. 2. LA DUDA METÓDICA CARTESIANA Y EL POSIBLE ORIGEN SUARECIANO DE LA HIPÓTESIS DEL GENIO MALIGNO.
  9. 3. LA RELACIÓN ENTRE DESCARTES Y GALILEO.
  10. 4. EL PRINCIPIO TEOLÓGICO DE LA POTENTIA DEI ABSOLUTA Y SU FUNCIÓN EN LOS DEBATES CIENTÍFICOS TARDOMEDIEVALES.
  11. 5. LAS OBJECIONES AL REALISMO COPERNICANO BASADAS EN LA "ANGÉLICA DOCTRINA" DEL PAPA URBANO VIII.
  12. 6. LA DUDA METODOLÓGICO-HIPERBÓLICA EN LAS MEDITACIONES METAFÍSICAS.
  13. 7. LA SUPERACIÓN RACIONALISTA DE LAS LIMITACIONES IMPUESTAS POR EL TEOLOGISMO MEDIEVAL A LOS AVANCES DE LA FÍSICA MODERNA.
  14. 8. CONCLUSIÓN:
  15. BIBLIOGRAFÍA:
  16. Cubierta trasera