1
LAS GUERRAS CIVILES
ÍNDICE ANALÍTICO DEL LIBRO 1*
LAS GUERRAS CIVILES
I
La inmovilidad, característica distintiva de las tribus de los desiertos de Arabia. El beduino. Su libertad. Verdadera categoría del jefe de tribu. La igualdad en el desierto. La fraternidad. La nobleza de origen y la masa. La azabia, patriotismo terrible y violento: verdadera religión. Inexistencia de toda idea de progreso. Alegría, expansión, despreocupación. Escasa imaginación de los árabes. Toda invención, en su literatura, es persa o india. Diferencias fundamentales entre los árabes y los europeos. Influencia de los pueblos que ellos conquistan. Al invadir a España, son todavía completos hijos del desierto. Sólo piensan en proseguir sus luchas de tribu a tribu. Estas luchas, primer objeto de nuestro estudio
II
La Arabia en tiempos de Mahoma. El valor en los combates, el mejor título. La pobreza de Arabia aleja la ambición de los conquistadores. La conquista, sin embargo, un hombre: Mahoma. El Enviado de Dios. Pueblos e individuos que son religiosos o que no lo son. El árabe no es religioso por naturaleza. Los beduinos, tibios y tolerantes, no rezan nunca. Las tres religiones que predominan en tiempos de Mahoma: la de Moisés, la de Cristo y el politeísmo. El califa Alí y los tablig. Mondhir y el arcángel San Miguel. Los idólatras. Los combates, el vino, el juego y el amor. Tribus sedentarias que, excepcionalmente, eran accesibles al entusiasmo religioso. Dificultades del trabajo que Mahoma se impuso. Burlas e injurias que halló a su paso. Apoyo inesperado. Odio entre los de la Meca y los de Medina. Prejuicios contra los yemenitas y los agricultores. El solemne juramento de la Caaba. Mahoma se establece en Medina. Los refugiados. Los defensores. La conquista de la Meca. Las tribus idólatras y el plazo que piden para separarse de Lat, su ídolo. Acta que empieza a dictar el profeta. Interrupción súbita y destrucción inmediata de Lat. Inconsistencia de las conversiones al islamismo. La muerte de Mahoma, señal de una sublevación formidable. Abu-Becr, sucesor de Mahoma. Su decisión ante el peligro, su inquebrantable fe. División de los rebeldes. Khalid en la Arabia central. Aihala el Negro, en el Hadhramot. Poder irresistible y casi sobrenatural del islamismo. La apostasía es la muerte. Resistencia pasiva de las masas. La nobleza. El derecho de nombrar jeques. La aristocracia de la Meca. Los omeyas
III
El califa Omar muere. Los seis compañeros más antiguos de Mahoma. Elección injustificada de Othman. La aristocracia de su familia, enemiga del profeta. Sospechosa ortodoxia. Los omeyas, jóvenes, inteligentes y ambiciosos. El pueblo contento. Disgusto de los mahometanos sinceros. La devoradora de hígado. El gobernador de Egipto y su idolatría. El gobernador de Cufa, llamado el niño del infierno. Nueva redacción del Corán hecha por orden del califa. Levantamiento contra Othman. Su asesinato. Pasiva actitud de los medineses o defensores. Alí, elevado por ellos al califato. Triunfo de los ortodoxos. División entre éstos. Aixa, la ambiciosa y pérfida viuda del profeta, contra Alí. Lucha entre ambos partidos. Vence Alí en la batalla del camello. Alí, dueño de Arabia, del Irak y de Egipto. Resistencia de Siria a acatarle. El gobernador, Moawia, sobrino del asesinado califa Othman, y su deber de vengarle. Su idea de obtener el califato. Identificación de su causa con la de los sirios. Última conminación de Alí. Levantamiento general de los sirios. Su paganismo, según los viejos camaradas de Mahoma. Los dos ejércitos en las llanuras de Ciffin. El ardid de los sirios, atando ejemplares del Corán a la punta de sus lanzas. Alí ordena la retirada de su ejército. Árbitros para consultar el sagrado libro sobre cuál de los dos, Moawia o Alí, tiene derecho al califato. Los no conformistas. Su semejanza con los independientes ingleses del partido de Cromwell, del siglo XVII. Vuelve a reanudarse la guerra. Moawia le arrebata a Alí el Egipto y Arabia. Alí es víctima de la venganza de una joven no conformista. Hasán, hijo de Alí. El defensor Cais, verdadero jefe de su partido. Cais es vencido en Siria. Hasán concierta la paz con Moawia. Derrotados los defensores, vuelve el poder a los antiguos jefes de tribu, a la primitiva nobleza. La tarea de los guerreros pasa a los poetas. Sangrientas sátiras
IV
Recomendaciones de Moawia, antes de morir, a su hijo Yezid. Hosain y Abdallah, enemigos de Yezid. Los árabes de Cufa y sus ofrecimientos de rebelión a Hosain y de reconocerlo como califa. Razones que para ello tenía el Irak. Obaidallah, encargado por Yezid de ahogar la conspiración. Hosain, vencido y muerto. Abdallah, nuevo pretendiente. Gran retórico, maestro en disimular sus ideas y fingir sentimientos. Necesidad de atraer a su causa a los emigrados. Yezid no quiere ensangrentar el territorio en que Abdallah se encuentra, porque goza del derecho de asilo. Por última vez, intima Yezid a Abdallah para que lo reconozca. A su negativa, jura Yezid no aceptar su juramento de fidelidad si no lo hace cargado de cadenas. Arrepentido Yezid de lo que ha jurado, envía a Abdallah una cadena de plata y un soberbio manto para que la oculte. Abdallah rehusa el regalo de Yezid. Uno de los enviados lo amenaza con no respetar lo sagrado del territorio. Pero, antes de la hora de Abdallah, había de llegar la de la desgraciada Medina
V
Una caravana de medineses vuelve a visitar a Yezid. Sus murmuraciones sobre el califa. Imprudencia del gobernador de Medina, que los ha enviado. Síntomas de rebelión que dieron lugar a este viaje. Generosidad de Yezid con sus visitantes y disgusto de ellos ante la libertad de costumbres del califa. Relatos exagerados de la impiedad de Yezid y efecto que producen en los austeros y rígidos medineses. Cómo lo rechazan en la mezquita. Arrojan de la ciudad al gobernador, hermano de Yezid, y a todos los omeyas. La discordia está a punto de estallar entre los mismos medineses al querer elegir otro califa. Yezid no quiere malquistarse con los devotos y emplea medios conciliadores. No consiguiendo nada, envía un ejército de diez mil hombres. Órdenes que a Moslin, su general, da el califa. El ejército llega al lugar en que se encuentran los omeyas desterrados. Consejos que da a Moslin, para apoderarse de la ciudad, Abdelmelic, hijo de Merwan. Los medineses salen al encuentro de los impíos y avanzan hacia Harra. El combate. Carnicería espantosa. Saqueo de la ciudad durante tres días. Los caballos dentro de la mezquita. Hasta los niños son asesinados. Las mujeres, violadas, madres después de más de mil niños a quienes se llamó hijos de Harra. Los árabes de Siria vencedores de los hijos de los sectarios fanáticos que asesinaron a sus padres. Yezid vengador de Othman. Reacción cruel del principio pagano contra el principio musulmán. Consuelo de los vencidos en la convicción de que sus tiranos sufrirían las llamas eternas. Los medineses, oprimidos y ultrajados, se alistan en el ejército de África. De allí pasan a España, en la armada con que Muza cruza el Estrecho. Ni aun en España se ven libres del odio de los sirios. Vuelve a empezar la lucha a orillas del Guadalquivir
VI
Los dos pueblos, distintos y enemigos, que componían la nación árabe. Los yemenitas. Los maádditas. Incomprensible antagonismo entre ellos. El islamismo, lejos de disminuir su aversión instintiva, le presta más vigor y vivacidad. Importancia que adquiere esta rivalidad al salir de su territorio e influencia que ejerce sobre los pueblos vencidos y sobre la suerte de todas las naciones románicas o germánicas. Forma en que ambos pueblos se combaten en el mismo imperio musulmán. Los kelbitas y los caisitas, partidarios de Moawia, el padre de Yezid. Muere Yezid dos meses después de la batalla de Harra. Su hijo mayor se llama Moawia, como su abuelo. No tiene derecho a suceder a su padre, por no ser el califato hereditario sino electivo, y por no haber sido jurado heredero en vida de Yezid. Misterio sobre sus sentimientos. Los caisitas no quieren a Moawia, porque el kelbita Zofar, de la tribu de Kilab, alza bandera de rebelión a favor de Abdallah, hijo de Zobair. Moawia sobrevive a su padre muy poco tiempo. La confusión llega a su colmo. En el Irak, todos los días se proclama a un califa y se lo destrona al siguiente. Regresa el ejército de Moslin, después de la toma de Medina, pero sin su general. Ya enfermo cuando la batalla de Harra, muere a tres jornadas de la Meca, entregando el mando a Hosain. Éste pone sitio a la Meca. Hace arrojar una antorcha encendida al pabellón de la Caaba e incendia la mezquita. Los de la Meca se defienden con arrojo. La noticia de la muerte de Yezid cambia de repente el aspecto de la situación. Hosain pide entrevistarse con Abdallah ibn-Zobair. Es imposible la conciliación entre ellos. Hosain regresa con su ejército a Siria. Su encuentro con Merwan y su decisión de reunir en Djabia una especie de dieta. Deliberaciones en ella de los kelbitas. Aceptan por califa a Merwan, pero confiándoles todos los cargos importantes, gobernando según sus consejos y pagándoles anualmente una considerable suma. Damasco se declara en favor de Merwan. Un jefe de la tribu de Gasán se ha apoderado de él y envía a Merwan, además de la noticia, dinero, armas y soldados. Kelbitas y caisitas en la batalla de la Pradera. Los poetas cantan la victoria kelbita
VII
Merwan va a someter a Egipto. Zofar, jefe de su partido hace de Carkisia el punto de reunión de los caisitas. Doctrinas exóticas y extravagantes en el Irak. Luchan entre sí el principio hereditario y el electivo, el despotismo y la libertad, el derecho divino y la soberanía nacional, el fanatismo y la indiferencia. Abdallah es reconocido como el único capaz de mantener el orden en la provincia de Basora. Ahnaf, jefe de los teminitas. Haritha, tipo representativo de la antigua nobleza pagana. Otros dos partidos de creyentes sinceros y fervorosos: los no conformistas y los xíitas. Los no conformistas, almas nobles y generosas, verdaderos discípulos del Mahoma de la primera época. Predican la igualdad y la fraternidad porque pertenecen más bien a la clase obrera que a la aristocrática. En una sociedad frívola, escéptica y casi pagana, su virtud resulta una herejía que es preciso extirpar. El gobierno y la aristocracia del Irak se dan la mano para exterminar a los no conformistas. Ellos marchan al cadalso resignados, recitando versículos del Corán. Las mujeres rivalizan en valor con los hombres. La secta perseguida se convierte en sociedad secreta. Principio de resistencia a mano armada. Los exaltados y los poetas hacen un llamamiento a las armas, cuando se sabe que el ejército de Moslin va a atacar a las dos ciudades santas. Los no conformistas, luego de hacer prodigios de valor en el asedio de la Meca, vuelven a Basora. Después se establecen en la provincia de Ahwas. Reaccionan cruelmente contra sus perseguidores, interpretando el Corán como ciertas sectas de Inglaterra y Escocia interpretaban la Biblia en el siglo XVII. De mártires se convierten en verdugos. Avanzan hacia Basora, que, después de combatir un mes, es salvada por Haritha. Los habitantes de la ciudad hacen alianza con Abdallah ibn-Zobair. Haritha, en una retirada de sus tropas, atravesando el Pequeño Tigris, perece por salvar a un soldado que llegaba tarde a embarcarse. El Irak ha perdido su último defensor. ¡Sólo Mohallab puede salvarnos! Mohallab los salva. El Cid hubo de admirarlo, cuando en su alcázar de Valencia se hacían leer las hazañas del islamismo. La secta de los xíitas. Complicada personalidad de Mokhtar, su jefe. El califa Abdelmelic, sucesor de su padre Merwan, envía un ejército contra Mokhtar. Batalla a orillas del Khazir. Ardid de los pichones. Triunfo transitorio de Mokhtar. Su derrota y su muerte. Zofar en Carkisia. Sitiado por Abdelmelic, entra en negociaciones con él. Lo sienta a su lado en el trono. Versos que los poetas recitan a Abdelmelic contra Zofar. Excitado el califa por ellos, da un puntapié en el pecho a Zofar y lo arroja del trono. Todo el Irak presta juramento al omeya. Mohallab sigue el ejemplo de sus compatriotas
VIII
A Abdelmelic sólo le falta someter a la Meca. Esto ya no es, para él, un sacrilegio. Tropas que va a enviar y sorprendente nombramiento del general que ha de mandarlas. Éste ha dicho: He soñado que degollaba a Ibn-Zobair. Abdallah siente debilitarse su valor cuando ve cercada a la Meca. Lo que le aconseja su madre. Cae sobre los enemigos y muere. Haddjadj, el general de Abdelmelic, es nombrado gobernador de la Meca. Es caisita, y loskelbitas intentan humillar el orgullo de los príncipes hijos de madre caisita. Ibn-Bahdal va al desierto, simulando la comisión de cobrar el diezmo a los caisitas que no lo han pagado. Su primera víctima, un descendiente de Hodhaifa ibn-Badr. Atacan a cinco familias, también descendientes de Hodhaifa. También lo es la tercera, cuyo caballo se niega a abandonar el sitio del crimen y se deja morir en él de hambre. Los asesinatos se suceden sin interrupción. Los kelbitas cantan esta matanza de caisitas. También se regocijan los príncipes omeyas, hijos de mujeres de kelbitas. Halhala, Said y otros jefes de Fazara van a pedir protección al califa. Abdelmelic les da dinero, cuando ellos piden sangre. Zofar los convence de que lo tomen para emplearlo en armas y caballos. Halhala, ya en su tribu, excita a sus hermanos a vengarse de los kelbitas. Lo hacen así. Un kelbita llega hasta el califa y le refiere lo sucedido. Abdelmelic, furioso, envía a Haddjadj para que pase a cuchillo a todos los adultos de la tribu. Indeciso, Haddjadj, ante el temor a la guerra civil, ve llegar a Halhala y a Said, que se le entregan como únicos culpables a fin de evitar la guerra para su tribu. Los acepta Haddjadj. Halhala y Said ante el califa. Admirable muerte de ambos
IX
Situación del Irak. Su exposición a las incursiones de los no conformistas. Popularidad de Mohallab; su lujo principesco y su generosidad sin límites. Es alejado de Basora por el omeya Khalid, primer gobernador de la ciudad después de la restauración, dándole el gobierno de Ahwas. Khalid confiere a su propio hermano Abdalazis el mando del ejército. Desastre que sufre. El califa destituye a Khalid y nombra gobernador a Bichr, ordenándole dar el mando del ejército a Mohallab. Odio de Bichr a Mohallab. Lo priva de los oficiales y soldados más valientes. Sin embargo, Mohallab arroja, a los no conformistas, del Éufrates, de Ahwas y de Ram-Hormos. Muerte de Bichr. Consecuencias desastrosas de su muerte. Abdelmelic nombra gobernador a Haddjadj. Su original presentación en la mezquita de Cufa. Su dominio sobre los habitantes del Irak. La menor vacilación o resistencia se paga con la vida. Reacción colérica de los del Irak y su rebelión. Tres jefes caisitas van en auxilio de Haddjadj. Restablece el orden. Los no conformistas deponen las armas. Haddjadj es nombrado virrey de todas las provincias orientales. Los caisitas suplantan a los kelbitas en el favor del califa. Los poetas reprochan en sus versos la ingratitud de Abdelmelic. Walid sucede a su padre Abdelmelic. Llega a su cumbre el poderío de los caisitas. Las banderas musulmanas sobre las murallas de Samarcanda, conquista de la India hasta el Himalaya, y, por los yemenitas, conquista del norte de África y anexión de España. Los dos hombres más notables del partido yemenita: Yezid, hijo de Mohallab, y Muza, hijo de Nozair. Manera que tenía Yezid de derrochar su fortuna. Muza, el conquistador de España. Su tendencia a usurpar los bienes del califa. Vuelve a hacerlo después de regresar de la conquista de España, colmado de riquezas y en la cumbre de la gloria y del poder. Es acusado y sentenciado a muerte. Se le conmuta la pena por una multa considerable. Muere Walid y lo sucede su hermano Solimán. Caída de los caisitas. Enjambre de leyendas sobre la suerte de Muza. Omar II, sucesor de Solimán, excepción única en la historia de los omeyas. Su santidad y su preocupación por los intereses religiosos y la propagación de la fe. Yezid II, caisita. Hixem favorece a los yemenitas. Cambia de partido, y los caisitas buscan el desquite, sobre todo en África y España. La población árabe de estos países, casi exclusivamente yemenita. Violencias atroces cuando los gobernadores son caisitas. Obaida, caisita, nombrado emir de Cairawan, entra en la capital por sorpresa. El gobernador de España es nombrado por el de África. Obaida envía al caisita Haitam, que, ante la actitud de los yemenitas, hace cortar la cabeza a los jefes. El califa envía a España a un tal Mohammed para castigar a Haitham y conferir el gobierno de la provincia al yemenita Abderramán-elGhafikí. El califa cree haber dado una satisfacción suficiente a los kelbitas. Poema que uno de sus jefes compone para recitárselo a Hixem. Efecto que le produce la amenaza, que los versos envuelven, de una guerra civil
X
Influencia, sobre los pueblos vencidos, de la lucha entre yemenitas y caisitas. El pago de los tributos. Altivez y dureza de los caisitas. Los yemenitas y sus hombres dúctiles. Menos duros y menos odiosos. Predilección que las tribus de África sienten por los yemenitas. Los berberiscos. La dificultad de su conquista por los árabes. Su orgullo. Insurrección provocada en África por Hixem y propagada a España. Obaidallah gobernador de África. Su gran respeto a la familia de su patrono. Su conducta con Ocba. Ocba elige el gobierno de España. Menosprecio de Obaidallah por todo lo que no es árabe. Despoja a los berberiscos, no sólo de sus ganados sino de sus mujeres y su hijas para surtir los harenes de Siria. La ins...