SINOPSIS
¿Quién fue “María Antonia”? Es la incógnita de la que parte el autor de esta obra singular, Ángel Sody de Rivas. Como primer material, el programa de mano de un recital de poesía ofrecido en Madrid, en el Teatro de la Comedia. ¿Quién fue esta recitadora que presentaba su arte en el Madrid de 1935, avalada por los textos de dos personajes de máxima relevancia: el poeta Juan Ramón Jiménez y el dramaturgo Eduardo Marquina? (Hermosa referencia en la sustancia del retrato como huella fugaz de una órbita olvidada…) Y como tantas veces para el juanramoniano Sody de Rivas, estará el Nobel de Moguer en la génesis de sus estudios y publicaciones. (Sabemos de su pasión vertida durante tantos años, en el Centre d`Estudis i Documentació Zenòbia Camprubí, en Malgrat de Mar, en la revista Ateneu, en la biografía imprescindible de la mujer de Juan Ramón, Aquella flor amarilla…) Y qué lejos en ese principio del abordaje de la incógnita que se le planteaba desde la aparición del mencionado programa entre el vasto material del poeta moguereño, qué lejos todavía, el conocimiento de la relevancia que tendrá el matrimonio Jiménez para la recitadora.
Había, según Juan Ramón, “una razón profunda” para la llegada de María Antonia: Porque “un renacimiento y amor como el de la poesía española contemporánea, (hay que tener en cuenta que el poeta moguereño fue eje de esa poesía, maestro para los poetas del 27, grupo al que describió como nadie: “amorosa congregación de espíritus de oro luciendo en paz sobre la vida”) tenía que traer consigo, al fin, el lujo y el encanto de las intérpretes españolas de esta poesía”. Razón profunda y por lo tanto, en la elegida, “disposición natural, comprensión plena, sensitiva sensualidad, (…) acento y voz propios. Suma de intuiciones artes luego, con calidad general, universal. Oyéndola y viéndola, se ven y oyen, se gozan con la poesía secretos insospechados de sentido, ritmo, lengua…”
El lector encontrará respuestas satisfactorias a la intensa sucesión de interrogantes, y verá surgir ante sus ojos, extraída de las nieblas del tiempo, “frutecida” entre pasajes líricos y crónica exhaustiva, la vida extraordinaria de la actriz y recitadora catalana.
Ángel Sody de Rivas
MYRTIA
DE OSUNA
En el contexto de la
Generación del 27
Hoy es un día azul de primavera,
creo que moriré de poesía,
de esa famosa joven melancólica
no recuerdo ni el nombre que tenía.
Sólo sé que pasó por este mundo
como una paloma fugitiva;
la olvidé sin quererlo, lentamente,
como todas las cosas de la vida.
Nicanor Parra
Versos de su poema “Es Olvido”
AGRADECIMIENTOS
En una investigación como ésta son muchas las deudas contraídas. Para evitar algún olvido quiero dejar constancia de mi agradecimiento a todas aquellas personas y entidades que han colaborado desinteresadamente de una forma u otra con este trabajo, haciendo posible su configuración, pero muy especialmente a Carmen Hernández-Pinzón Moreno, sobrina-nieta de Juan Ramón Jiménez, por facilitarme una correspondencia inédita del poeta moguereño y de su esposa, imprescindible para la investigación; a Antonio Campoamor González, por su colaboración permanente y la búsqueda de datos en la Biblioteca Nacional; a Montserrat Alfaro García, por sus gestiones para conseguir el Certificado de defunción de María Antonia Vilaseca; a Rosario F. Cartes, por su lectura del texto, sus sugerencias y la realización del prólogo; a José Manuel Márquez, por facilitarme una gestión en el Archivo Nacional de Catalunya, a Josep Torres Lobato y Juan José Gallardo, por sus consejos magistrales y a Salvador Valverde Calvo, por su interés en el personaje y sus pesquisas en Buenos Aires.
También debo expresar un especial reconocimiento a mi compañera Ana María, por soportar mis ausencias durante el tiempo que duró la investigación y la escritura de estas líneas.
El autor
PRÓLOGO
¿Quién fue “María Antonia”? Es la incógnita de la que parte el autor de esta obra singular, Ángel Sody de Rivas. Como primer material, el programa de mano de un recital de poesía ofrecido en Madrid, en el Teatro de la Comedia. ¿Quién fue esta recitadora que presentaba su arte en el Madrid de 1935, avalada por los textos de dos personajes de máxima relevancia: el poeta Juan Ramón Jiménez y el dramaturgo Eduardo Marquina? (Hermosa referencia en la sustancia del retrato como huella fugaz de una órbita olvidada…) Y como tantas veces para el juanramoniano Sody de Rivas, estará el Nobel de Moguer en la génesis de sus estudios y publicaciones. (Sabemos de su pasión vertida durante tantos años, en el Centre d`Estudis i Documentació Zenòbia Camprubí, en Malgrat de Mar, en la revista Ateneu, en la biografía imprescindible de la mujer de Juan Ramón, Aquella flor amarilla…) Y qué lejos en ese principio del abordaje de la incógnita que se le planteaba desde la aparición del mencionado programa entre el vasto material del poeta moguereño, qué lejos todavía, el conocimiento de la relevancia que tendrá el matrimonio Jiménez para la recitadora. Allí, en la partida, estaba la nómina de poemas y autores que llevaría en la v...