1 La vida en los márgenes
1 Pedro 1:1–12
Es fácil que los cristianos se desanimen cuando leen sobre el declive de la asistencia a la iglesia, o cuando ven la creciente secularización de nuestra cultura. Pero nosotros estamos entusiasmados ante el futuro. En muchos sentidos, lo contrario del secularismo era el nominalismo. Por ello el secularismo es una oportunidad para que desarrollemos un testimonio de Cristo no contaminado por la fe nominal. Gran parte del declive de la iglesia en Occidente ha sido el deterioro de los cristianos nominales. Como resultado, puede que lo que ha quedado sea más sano. Ahora tenemos la oportunidad de convertirnos en comunidades centradas en Jesús y en su misión. Puede que el número de verdaderos cristianos no esté disminuyendo de forma tan abrupta, si es que se está reduciendo. Pero lo que sí está desapareciendo rápidamente es la posibilidad de alcanzar a la gente teóricamente religiosa mediante actividades de la iglesia.
Para aprovechar estas oportunidades, primero tenemos que reconocer que el evangelio cristiano ya no está en el centro de nuestra cultura, sino en los márgenes.
La vida en un contexto poscristiano
Cuando nosotros (los Chester) cambiamos de casa por primera vez, nos pusimos a hablar con nuestra nueva vecina, una mujer mayor que vive sola. Durante la conversación le dijimos que nos habíamos mudado allí para ser parte de una nueva iglesia. “Me alegro de que seáis cristianos” nos dijo, antes de añadir que ella también lo era. Sin embargo, resulta que nunca asiste a la iglesia, y desde entonces ha resistido todos nuestros intentos de hablarle de Jesús. Así que, ¿a qué se refería cuando dijo que era cristiana? Tal vez quería decir que es una persona agradable y buena vecina (lo cual es cierto), o que no era musulmana; sus vecinos de enfrente son una familia musulmana de origen pakistaní, como alrededor de un tercio de la gente que vive en nuestra calle. Lo que está claro es que no quería decir que era cristiana según alguna definición bíblica de la palabra. Para ella, “cristiana” es una etiqueta étnica o cultural. No es una declaración de su fe en Jesús como su salvador, ni su lealtad a él como Señor, ni su pertenencia al pueblo redimido.
Pienso en mi vecina cuando oigo que, según el censo del Reino Unido en 2001, el 72% de la población británica se declara cristiana. Según esto, podríamos suponer que el Reino Unido es un país cristiano que no necesita una siembra de iglesias. Pero las estadísticas de asistencia a la iglesia revelan una imagen muy diferente. En 1851, una de cada cuatro personas en el Reino Unido asistía a la iglesia. Ahora es una de cada diez, aunque solo la mitad acuden realmente a la iglesia un domingo. De estos, el 40% asiste a iglesias evangélicas. Si las tendencias actuales continúan, el promedio de asistencia semanal a la iglesia en Inglaterra caerá a un 4,1% en 2020. Eso es una persona de cada veinticinco.
Philip Richter y Leslie Francis categorizan a las personas como “practicantes” (personas que van a la iglesia regularmente o de forma aproximada), “expracticantes” (personas que han asistido a la iglesia regularmente en el pasado, pero ya no lo hacen) o “no practicantes” (personas que nunca han tenido un contacto significativo con la iglesia). En base a sus descubrimientos, el informe de Mission-Shaped Church [Iglesia formada por la misión] concluyó que la población del Reino Unido es 20% practicante, 40% expracticante y 40% no practicante. Un informe de Tearfund en 2007 reveló que el 70% de la población británica no tiene intención de asistir a un culto en el futuro. Y es probable que esta cifra aumente en los próximos años, ya que la afiliación al cristianismo y la asistencia a la iglesia son menores en la gente joven. Solo un tercio de los habitantes entre dieciséis y treinta y cuatro años se hacen llamar cristianos.
El 70% de la población británica no tiene intención de asistir nunca a un servicio religioso. Eso significa que los nuevos estilos de alabanza no van a alcanzarlos. Los cursos de Alpha y de “El corazón del cristianismo” no van a alcanzarlos. Los cultos para invitados no van a alcanzarlos. Las reuniones de la iglesia en bares no van a alcanzarlos. Las iglesias para niños que se reúnen al final de la jornada escolar no van a alcanzarlos. La amplia mayoría de gente no practicante o expracticante no acudirá a la iglesia, ni siquiera cuando se enfrente a circunstancias personales difíciles o en caso de tragedias nacionales. No se trata de “mejorar el producto” de los encuentros de iglesia y los eventos evangelísticos. Se trata de alcanzar a la gente fuera de las reuniones y los eventos.
Pese al declive general en la asistencia a la iglesia, solo una de cada seis personas que acude regularmente cree que la iglesia a la que asiste está disminuyendo en número. Dos quintos de esta gente, de hecho, creen que su iglesia está creciendo. Puede que algunos nieguen la caída de integrantes en la iglesia. Sin embargo, también es posible que muchas congregaciones estén creciendo, pero sobre todo, como vimos en la introducción, mediante el crecimiento por traspaso. Un número cada vez menor de cristianos se está “consolidando” en iglesias cada vez mayores. Todavía es posible que una iglesia crezca si ofrece una mejor experiencia que otras iglesias. Sean cuales sean las causas de esto, es vital que nos demos cuenta de que no es un crecimiento evangelístico. Es posible sembrar una iglesia y verla crecer sin hacer trabajo misionero. “Una iglesia puede atraer a la gente con lo que ofrece”, dice Jim Petersen, “pero […] este tipo de aumento no es crecimiento. Solo se trata de volver a barajar las mismas cincuenta y dos cartas”.
En el resto de Europa la asistencia a la iglesia es mayor que en el Reino Unido, en los países católicos y ortodoxos, pero en Europa la fe cristiana es, en general, nominal. Los diez megapueblos menos receptivos al evangelio se encuentran en Europa, según la World Christian Database [Base de datos cristiana internacional]. Un informe de la organización Greater Europe Mission concluye: “Aunque Europa tiene un alto porcentaje de gente que se considera cristiana, los datos muestran que Europa tiene el menor porcentaje de cristianos que se consideran comprometidos y evangélicos”. Hoy en día, Europa es el continente más secular del mundo.
En Australia puede que el 68% de la población se considere cristiana, pero, al igual que en el Reino Unido, esto es sobre todo nominal. La asistencia a la iglesia era de un 8% en 2001, inferior al 35% de 1966. Como en el Reino Unido, es la generación joven la que está ausente en la iglesia australiana. Un sembrador de iglesias en Perth escribió recientemente: “Muchos de mis compañeros de trabajo son muy desconfiados u hostiles respecto al cristianismo… Creo que en el contexto de mi trabajo debe ser más ‘fácil’ ser abiertamente gay que ser abierta y orgullosamente cristiano”.
La situación es muy distinta en Estados Unidos. El país tiene una cultura mucho más cristianizada que Europa. Una investigación del grupo Barna en 2008 reveló que solo uno de cada cuatro adultos en Estados Unidos no había tenido ningún contacto con la igles...