Biocivilización en marcha

Un nuevo paradigma de convivencia planetaria

Sandra Campos

• Editorial: Icaria
• Año: 2018
• ISBN:
  9788498888607
• Categoría: Ciencias biológicas
• Categoría: Ecología

Biocivilización destaca la esencia del floreciente paradigma de convivencia planetaria, en el "cuidado" de la RED DE LA VIDA, de la que hacen parte de manera interrelacionada e interdependiente, todos los seres vivos: humanos, animales, naturaleza, al igual que la Tierra, como ente igualmente vivo y única casa de todas las especies, incluida la humana. Los escritos que conforman este libro, buscan aportar, desde una perspectiva Biocivilizatoria a las preguntas: ese otro paradigma de convivencia planetaria ¿Con que ética? ¿Con que economía? y ¿Con que estructura de poder? planteadas en el marco del taller "Caminos y des caminos para una Biocivilización" (Rio de Janeiro - 2009).Algunos de los participantes del Seminario Internacional de Convivencia Planetaria: Construimos Biocivilización, que se realiza de manera bianual en la ciudad de Barcelona biocivilizacion.org escriben en este libro sus reflexiones con la ilusión de seguir sumando esfuerzos y pasos en la construcción de ese otro nuevo modelo de convivencia planetaria. Ellos son: Francisco "Chico" Whitaquer (FSM), Juan Carlos Monedero (15-M), Pedro Burruezo (Biocultura), Giacomo D'Alisa (Decrecimiento), Sandra Campos (Imago), Pedro Santana Rodríguez (Sur), Josep Puig i Boix Boix (Dia de la Tierra) y Germán Pelayo (Foro Democrático Mundial). #biocivilizacion"

VIII. La crisis y la política: modelo para armar

Pedro Santana Rodríguez41

Cada vez se amplía más el consenso acerca de las características y la naturaleza de la crisis actual, la cual no es vista hoy día como una simple crisis del sistema financiero y del sistema económico. Es verdad que la gravedad y la prolongación en el tiempo de la crisis desatada desde el año 2008 cuyo detonante fue la crisis de las llamadas hipotecas basura o hipotecas subprime que pusieron de manifiesto las enormes fallas en la regulación económica, la enorme cantidad de delitos cometidos por los bancos y la gran crisis crediticia, hipotecaria y la pérdida de confianza en uno de los dogmas neoliberales, según el cual, los mercados además de ser los correctos asignadores de los recursos, se autorregulan eficazmente. Por todo ello, la crisis aparece como una gran crisis económica y en la literatura especializada se le califica como la gran recesión económica que ha golpeado en un primer momento a los Estados Unidos, con la quiebra y posterior rescate de sus más grandes bancos y que se extendió en un primer momento a Europa golpeando de manera drástica a las economías del sur de este continente, principalmente a España, Grecia y Portugal, afectando de manera significativa a la llamada zona euro, pero luego, esta crisis se ha extendido a todo el planeta con la baja de los precios del petróleo y en general de las materias primas. La crisis ya se prolonga por nueve años y según las propias autoridades económicas de las economías centrales está lejos de ser superada. Por todo ello el componente económico de la crisis es el más visible, aunque dista mucho de ser el único.

La crisis es sistémica, de eso ya hay suficiente evidencia. Es una crisis del modelo capitalista que se manifiesta como crisis ambiental, crisis social, crisis energética y en general una crisis de los valores y de la cultura que le ha dado sustento y vida al sistema en su conjunto. También se manifiesta como crisis política, pues el propio manejo dado a la crisis, evidencia las limitaciones de las instituciones y los partidos políticos para hacerle frente. La crisis se ha extendido a todos los continentes y países, incluso a China y su economía socialista de mercado.

Una economía al servicio del uno por ciento de la humanidad

A comienzos de este año la organización oxfam presentó su informe que destaca que la desigualdad existente en el planeta está llegando a límites insoportables. Actualmente —dice el informe— el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el restante 99% de las personas del planeta. El poder y los privilegios se están utilizando para manipular el sistema económico y así ampliar la brecha, dejando sin esperanza a cientos de millones pobres. El entramado mundial de paraísos fiscales permite que una minoría privilegiada oculte en ellos 7.6 billones de dólares. Para combatir con éxito la pobreza es ineludible hacer frente a la crisis de desigualdad.42

El informe de Oxfam señala que recientemente Credit Suisse43 ha revelado que el 1% más rico de la población mundial acumula más riqueza que el 99% restante. Al mismo tiempo, la riqueza en manos de la mitad más pobre de la humanidad se ha reducido en un billón de dólares a lo largo de los últimos cinco años. Esta es solo la última evidencia de que actualmente la desigualdad en el mundo ha alcanzado unos niveles sin precedentes en poco más de un siglo.

En el informe Oxfam señala puntualmente:

• En 2015 solo 62 personas poseían la misma riqueza que 3.600 millones (la mitad más pobre de la humanidad); no hace mucho en 2010, eran 388 personas.
• La riqueza en manos de las 62 personas más ricas del mundo se ha incrementado en un 44% en apenas cinco años, algo más de medio billón de dólares (542.000 millones) desde 2010, hasta alcanzar 1,76 billones de dólares.
• Mientras tanto, la riqueza en manos de la mitad más pobre de la población se redujo en más de un billón de dólares en el mismo período, un desplome del 41%.
• Desde el inicio del presente siglo, la mitad más pobre de la población mundial solo recibió el 1% del incremento total de la riqueza mundial, mientras que el 50% de esa «nueva riqueza» ha ido a parar a los bolsillos del 1% más rico.
• Los ingresos medios anuales del 10% más pobre de la población mundial, en quienes se concentra la pobreza, el hambre y la exclusión, han aumentado menos de tres dólares al año en casi un cuarto de siglo. Sus ingresos diarios han aumentado menos de un centavo al año. Entre 1988 y 2011 el 46% del crecimiento acumulado de los ingresos fue a parar a manos del 10% más rico.
• La fortuna de las 62 personas más ricas del mundo sigue aumentando mientras que las que se encuentran en manos de la mitad más pobre de la población mundial se ha estancado. 53 de las 62 personas más ricas del mundo son hombres.

Al examinar las causas por las cuáles se ha llegado a esta situación de verdadero apartheid social en el planeta, el informe señala que una de las principales tendencias que subyacen a esta enorme concentración de la riqueza y los ingresos es el aumento del rendimiento del capital frente al trabajo. En casi todos los países más avanzados, y en la mayoría de los países en desarrollo, la participación de los trabajadores en la renta nacional se ha ido reduciendo, lo cual significa que se benefician cada vez menos del crecimiento económico. Por el contrario, los dueños del capital han visto como este ha ido creciendo de forma constante (a través del pago de intereses, dividendos o reservas) y a un ritmo significativamente más rápido que el crecimiento de la economía.

Mientras que los salarios de los trabajadores se han estancado, los del personal directivo de las compañías se ha multiplicado. Mientras las remuneraciones de los presidentes de las principales empresas estadounidenses han crecido un 54,3% desde 2009, los salarios medios apenas han variado.

Como lo recuerda el informe de Oxfam que venimos comentando, hay un segundo factor que estimula la concentración del ingreso y de la renta en pocas manos. El fundamentalismo del mercado, que es la cosmovisión predominante en la actualidad, ha legitimado intelectualmente la idea de que para estimular el crecimiento económico es necesario que las empresas y las personas más ricas estén sujetas a unos tipos impositivos bajos que, de algún modo, beneficiarán al conjunto de la población. Este sistema florece gracias a un enjambre de profesionales muy bien pagados de la banca privada y de inversión, despachos de abogados y auditorias.

Los impuestos, además de ser bajos, enfrentan el agudo problema de la elusión y la evasión fiscal generalizados que comprometen los presupuestos de los Estados, lo cual se traduce a su vez en recortes en los servicios públicos esenciales como la sanidad o la educación, e implica también que los gobiernos dependen en mayor medida de impuestos indirectos como el Impuesto al Valor Agregado, iva, que afecta desproporcionadamente más a los sectores pobres de la población. El problema de la evasión y elusión fiscal se está agravando con rapidez.

• Oxfam ha analizado 200 empresas, entre ellas las más grandes del mundo y las socias estratégicas del Foro Económico Mundial de Davos, revelando que 9 de cada 10 tienen presencia en paraísos fiscales.
• En 2014. La inversión dirigida a paraísos fiscales fue casi cuatro veces mayor que en 2001. Casi un tercio (30%) de la fortuna de los africanos más ricos, un total de 500.000 millones de dólares, se encuentra en paraísos fiscales. Se estima que esto supone para los países africanos una pérdida de 14 mil millones de dólares anuales por concepto de ingresos fiscales no percibidos, una cantidad que permitiría financiar la atención sanitaria que podría salvar la vida de cuatro millones de niños y niñas, y contratar profesores suficientes para escolarizar a todos los niños y niñas africanos.
• El sector financiero es el que más ha crecido durante las últimas décadas y en la actualidad concentra uno de cada cinco milmillonarios en el mundo.

Todos estos ejemplos explican cómo y porqué nuestro actual sistema económico pone la economía al servicio del 1%. Este sistema no beneficia a la mayoría de la población, y además destruye el planeta.

Al mismo tiempo, el informe señala que la desigualdad no es inevitable. El sistema actual no es fruto de la casualidad, sino el resultado de decisiones políticas deliberadas. En síntesis, es un problema de la política y de los actores políticos y sociales dominantes que representan los intereses del 1% y legislan y ejercen el poder e impulsan políticas públicas para favorecerlos.

El problema no es de falta de riqueza en el mundo. Sencillamente no es razonable ni desde el punto de vista económico, ni desde el punto de vista ético, que haya tanto en manos de tan pocos. El tamaño de la economía mundial se ha duplicado en los últimos 30 años, en 2014 alcanzó un valor de casi 78 billones de dólares. Al mismo tiempo el banco Mundial calcula que en 2015 había 700 millones de personas en situación de pobreza extrema, viviendo con menos de 1,90 dólares al día.

La Organización Mundial del Trabajo, oit, calcula que en 2014 había más de 201 millones de personas desempleadas en todo el mundo. Lo cual supone un incremento de más de 31 millones de personas desde el comienzo de la crisis económica en el año 2008.

En los últimos 25 años se ha promovido el libre mercado por considerar que es el modelo más eficaz para gestionar la economía, con las leyes de la oferta y la demanda fijando los precios óptimos de todos los bienes y servicios. Esta es la perspectiva que ha dominado el pensamiento y la política económica y ha orientado las decisiones de los partidos políticos desde los gobiernos de los Estados, es la ideología económica predominante desde 1989 en el llamado consenso de Washington, que propugna que los gobiernos deben intervenir lo mínimo posible en la economía productiva para así, permitir el crecimiento de los mercados. Sin embargo, en la década de los años noventa ya se habían demostrado las graves deficiencias del modelo impulsado, que provocó más perjuicios que beneficios en los países en desarrollo que aplicaron este tipo de estrategias y principalmente en América latina en donde se llegó a hablar de la década pérdida en materia de desarrollo económico y social.

En su informe del año 2014 «Gobernar para las élites» Oxfam señala que la relación entre el poder económico y el poder político y la desigualdad crea un círculo vicioso que influye en la manera de diseñar las instituciones que rigen nuestras economías. La riqueza puede apropiarse de los procesos de elaboración de las políticas públicas y manipular las leyes en beneficio de los que más tienen, normalmente, en detrimento del resto de la población. Esto tiene consecuencias como, por ejemplo, la erosión de la gobernabilidad democrática, o el debilitamiento tanto de la cohesión social como de la igualdad de oportunidades. En el pasado, el poder de los sindicatos y su influencia sobre las instituciones económicas servían para suavizar algunos de estos excesos, pero el declive del nivel de sindicalización en el sector privado en todo el mundo, ha debilitado este poder, lo cual se asocia estrechamente con el incremento de la desigualdad.

El informe agrega que, en todos los países del mundo, los ingresos fiscales sirven para financiar los servicios públicos, las infraestructuras, el Estado de bienestar, y otros bienes y servicios que mantienen el funcionamiento del Estado. Un sistema fiscal justo es esencial para financiar el correcto y eficaz funcionamiento de los Estados, así como para permitir que los gobiernos cumplan con la obligación de garantizar a sus ciudadanos su derecho a contar con unos servicio...

Índice

• Biocivilización: diálogo y articulación
• I. Laudato Sí y «el otro mundo posible» en clave de Biocivilización
• II. Los enemigos de la democracia: la obscenidad neoliberal
• III. ¿Qué política mundial para la biocivilización?
• IV. Decrecimiento y Biocivilización por la sustentabilidad de la vida
• V. El ecologismo: una nueva concepción del mundo plasmada en la carta de la tierra
• VI. Construyendo biocivilización.Once Claves de repudio y de retorno a lo sagrado
• VII. La Fraternidad, el componente vital del modelo...
• VIII. La crisis y la política: modelo para armar