Los silencios infinitos
eBook - ePub

Los silencios infinitos

  1. 495 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Los silencios infinitos

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

El hombre comprendería al final que no serían los grandes cataclismos, los tsunamis, las guerras entre los últimos países, la ambición o la codicia de algunos elegidos, los desastres ecológicos, las calamidades, la oscuridad o las armas nucleares las que destruirían este mundo, sino simplemente la soledad. Los silencios infinitos son el vacío aterrador que queda en la tierra de los muertos

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a Los silencios infinitos de Carlos Bonilla en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Historia y Historia militar y marítima. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2019
ISBN
9789878700649
Edición
1
Categoría
Historia
Artículos relacionados
con la presente novela
LA LEYENDA DE LOS CABALLOS BLANCOS
La leyenda araucaria que ha sido reconocida en el oeste de la Patagonia. Explica que cuando Nguenechen hizo el mundo con su gente y animales, se dijo: “Hay muchos secretos que el hombre no debe aprender para no desordenar su vida. El conocimiento de su fin, de su exterminio sería terrible. Pero entre los animales, a los que voy a dar el habla, pondré al caballo y el perro (Trewa). Y a solo a ellos confiare mi secreto, ya que les daré otro lenguaje como para que nadie los entienda jamás.” Así fue que el caballo y el perro conocían los secretos designios del dios y veían muchas cosas tristes, especialmente de noche. De sus ojos brotaban así muchas lágrimas, y a la mañana siguiente aparecían por ello cubiertos de lagañas.
Un indio muy sabio y anciano, llamado Leuque-Leuque hacía tiempo que venía observando todo. Tenía muchos caballos y perros, y se le ocurrió que alguno de ellos podría hablar y revelarle secretos que su alma presentía. Así fue que una noche de luna clara, que salió cabalgando en su caballo blanco y acompañado de su perro negro, a los que les dijo: “Díganme, es cierto que por las mañanas tienen lagañas en los ojos porque durante las noches ven espíritus de seres, o las almas de los difuntos? Porque no creo que sea de haragán que ello te ocurra, y te aseguro que muchos deseos tendría yo de ver a mis antepasados y hacerles no pocas preguntas. Habla, pues, mi querido Trewa “Pero el animal no contesto, sino que se escondió detrás del caballo blanco. Entonces el indio, comprendiendo que no quería hablarle, se dirigió a su caballo en los mismos términos agregándole: “Iníciame en estos misterios que yo te prometo guardar el secreto. Jamás alma viviente escuchara lo que tú me confíes.” Y ya desesperado concluyo. “Habla, o te mato, pues para ello soy tu amo. El caballo blanco se asustó, y muy triste dijo: “Nosotros los caballos y los Trewas negros tenemos la gracia de que hablas. La recibimos como un gran secreto de Nguenechen, quien confió más en nosotros que en los humanos, pues no sabéis guardar los secretos, y podrías llenar el alma de vuestros enemigos de terror anunciándoles con seguridad su próxima muerte. Nuestras lagañas, óyelo bien, no las produce la haraganería, sino que las produce la irritación de nuestros ojos, ya que lloramos al ver las almas de tantos seres conocidos. En el mundo de abajo hay poca luz y es muy triste, ya que deben buscar ellas penosamente su alimento en medio de oscuras humaredas que produce la quemazón de leña verde... Y me apena pensar que debo acompañarte a ese mundo de dolor y que mi fin no estará muy lejos.” Mucho se asustó el buen indio, y con voz trémula le dijo: “Dime cuanto tiempo quedare aún con vida, y yo para agradecerte, buscare otro acompañante, pues espero que así podrás vivir mucho más teniendo yo otro caballo. Pero, por favor dime como haré para divisar tantas cosas sagradas.” Y el caballo contesto: “úntate algo de mis lagañas o de las de Trewa sobre tus ojos, y vas a ver lo que vive alrededor tuyo lo que dejo de vivir y lo que ha de vivir. Yo, por desgracia, he visto demasiado, y paso a ti mi don de Nguenechen.” Entonces el indio se unto sus ojos con las lagañas del caballo blanco y enseguida fue vidente. Veía los espectros de las almas de sus queridos difuntos bajo el aspecto de animales y formas diferentes, especialmente de aves y animales feroces. Espantoso le parecía el mundo de abajo con sus pobres habitantes, y hasta se padecía por los acompañantes, los caballos y los perros de los que iban adelantados a Él, vivo todavía. Los caballos tenían de todos los colores, pero uno de ellos tenía siete y era allí el Dios. Todos sufrían y se quejaban, ansiando volver al mundo de los humanos, o al menos como los nobles y los guerreros en las nubes, luchando y combatiendo siempre. Leuque-Leuque, el araucano se impresiono tanto que no podía dormir más.
En todas partes, donde otros no veían más que piedras, agua, animales u otras cosas, divisaba Él almas en pena, errantes, casi siempre tristes, buscando sus seres queridos, para hacerse ver y querer. Que aflicción para el pobre corazón del indio! Ahora todo le daba miedo; por donde miraba veía los ya muertos como seres vivos que se acercaban a Él, que le hacían cariños y le hacían llorar en vez de dormir, llenando sus ojos de lágrimas ardientes que se secaban y pegaban a los bordes de sus párpados, a tal punto que los integrantes de la tribu decían: “Leuque-Leuque que se pone lagañoso y ya no se levanta para cabalgar en su caballo blanco.” Al fin murió el anciano, y se le daba como acompañante otro caballo, destinado por Él de antemano para el viaje, como también otro querido perro negro, que era el guía y que tenía que defenderlo cuando cruzara el gran lago para la Isla de los Difuntos, ya que había aves de rapiña que sacaban los ojos a los viajeros, llevados por el balsero ingrato y hostil. Era un día de lluvia, de hielo y de nieve, sin embargo cayo de las nubes un terrible rayo verde, que mato al caballo blanco, porque había revelado el secreto al hombre. Desde entonces todos los caballos blancos están en peligro de ser matados por un rayo, mientras nada pasa a los perros negros, porque ellos supieron guardar el secreto de Nguenechen.
Sin embargo, a ellos, como a los caballos, se les quito el habla. Pero pueden ver y sentir como antes, los espíritus y las almas de los muertos, un don que los inquieta, tanto, que los caballos, especialmente en la noche, se quejan y lloran, dan patadas a los aparecidos y relinchan de angustia, mientras los perros aúllan y penan desoladamente, particularmente cuando la luz de Kuyen, la luna, es muy clara, ya que ellos ven las almas a su lado, las temen, y no pueden escapar. Los animales nombrados, entonces, logran saber secretos de los amos de los familiares de estos, la hora de la muerte que los entristece. La visión es tanto más nítida cuanto más fuerte es la luz de la luna. Los caballos blancos siempre sudan, debido a su miedo continuo. Y como llevan su alma en los pelos, se revuelcan con gusto, cuando presienten la lluvia. Y porque tienen miedo al sol como a la luna, buscan guarecerse debajo de un árbol cuando se avecina una tormenta, porque se acuerdan que son malditos por falta de estimación del secreto, siendo que los caballos de otros colores pastan tranquilamente al aire libre y lo mismo que los perros que buscan abrigo alguno.
MASADA
Masada (también escrito) como Massada o Masadá, romanización del hebreo , Metzada, de Metzada, “fortaleza”); es el nombre que recibe un conjunto de palacios y fortificaciones situado en la cumbre mesetada de una montaña aislada en la región oriental del desierto de Judea, próxima a la costa sud occidental del mar Muerto, y dentro de los límites del Consejo Regional de Tamar, en el Distrito Meridional de Israel.
Masada es conocida por su destacada importancia en los compases finales de la Primera Guerra Judeo-Romana (también conocida como la Gran Revuelta Judía), cuando el asedio de la fortaleza por parte de las tropas del Imperio romano condujo finalmente a sus defensores a realizar un suicidio colectivo al advertir que la derrota era inminente. En la actualidad, Masada es un destacado sitio turístico, a la vez que posee una importante carga simbólica para el nacionalismo judío, como uno de los postreros episodios de afirmación y resistencia nacional antes de la definitiva diáspora. La fortaleza de Masada y su entorno fueron declarados Parque Nacional de Israel en 1966, formando parte de la Reserva Natural del Desierto de Judea desde 1983, y del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde el año 2001.

Geografía
Masada se localiza en el límite oriental del desierto de Judea con el rift del valle del río Jordán (perteneciente al sistema del Gran Valle del Rift), a unos 5 km de la costa sud occidental del mar Muerto y frente a la antigua península de Lisán, próxima por tanto a la frontera con Jordania. Se trata de un notable ejemplo de horst o macizo tectónico geológicamente joven, poco alterado por la erosión hidrológica y la afección de tipo vegetal debido al árido ambiente circundante. La estratigrafía revela la presencia de capas de dolomía y de caliza de origen marino, que datan de los periodos Cenomaniano y Turoniano.
Su forma, si bien irregular, es similar a la de una pirámide truncada, con un plano superior cuya altura es de unos 450 metros sobre el nivel del mar Muerto, con una cota de 63 metros sobre el nivel del mar Mediterráneo. Las dimensiones máximas de esta meseta son de 645 m de longitud y 315 m de anchura, conformando un espacio romboidal cuya superficie es de 9,3 hectáreas. La meseta se encuentra separada de la planicie por dos ramblas, denominadas actualmente Nahal Masada y Nahal Ben Ya’ir en hebreo (los antiguos uadis Sabbah y Nimrein en árabe), situadas al sur y al norte respectivamente.
Los acantilados del borde oriental miden 400 metros de altura, mientras que los del lado occidental miden 100 metros, lo que origina que los dos únicos accesos naturales a la cima sean muy complicados: en el denominado “Camino de la Serpiente” (así llamado por lo sinuoso de su trazado, restaurado en 1954) en su lado oriental y el “Camino de la Roca Blanca” en su lado occidental, sobre el cual fue construido un agger que utilizó el ejército romano para el asalto a la fortaleza.

Ocupación:
Las primeras evidencias de poblamiento en Masada se remontan a la Edad del Cobre, en torno al IV milenio a. C. La ocupación se centra en las cuevas situadas en el acantilado meridional, en una de las cuales se hallaron restos vegetales, e...

Índice

  1. Prólogo del Autor:
  2. Capítulo I
  3. Capitulo II
  4. Capítulo III
  5. Capítulo IV
  6. Capítulo V
  7. Capítulo VI
  8. Capítulo VII
  9. Capitulo VIII
  10. Capitulo IX
  11. Capitulo X
  12. Capitulo XI
  13. Capítulo XII
  14. Capitulo XIII
  15. Capitulo XIV
  16. Capitulo XV
  17. Capitulo XVI
  18. Capitulo XVII
  19. Capitulo XVIII
  20. Capitulo XIX
  21. Capitulo XX
  22. Capitulo XXI
  23. Capitulo XXII
  24. Capitulo XXIII
  25. Capitulo XXIV
  26. Capitulo XXV
  27. Capitulo XXVI
  28. Capitulo XXVII
  29. Capitulo XXVIII
  30. Artículos relacionadoscon la presente novela
  31. Sobre el Autor