«Si no aprendemos de la historia, nos vemos obligados a repetirla. Cierto. Pero si no cambiamos el futuro, nos veremos obligados a soportarlo. Y eso podría ser peor.»
ALVIN TOFFLER
En un mundo cuyas fronteras quedaron virtualmente eliminadas por las tecnologías de la información y la comunicación, donde la forma de relacionarse se ha visto fuertemente influenciada por los medios audiovisuales tales como la televisión e Internet y ha hecho que lo que antes parecía distante y lejano hoy se vuelva inmediato y cotidiano, pareciera que no existe tiempo ni lugar para evitar cruzarse permanentemente con todos los lugares y todos los tiempos, los cuales muchas veces predominan sobre las personas y lugares en los que convivimos realmente.
Marshall McLuhan, filósofo canadiense, acuñó para este fenómeno el nombre de «Aldea Global» por primera vez en 1962 en su libro La Galaxia Gutenberg (The Gutenberg Galaxy). McLuhan no opina acerca de si estos cambios son positivos o negativos, simplemente los diagnostica.
Parece increíble, pero a pesar de ser un concepto de hace más de 50 años, hoy, como nunca antes, esta idea no puede ser más real y palpable. Existe un diluvio de información que abruma; los medios permanentemente actualizan sus contenidos haciéndolos cada vez más gráficos, vivenciales, el mundo parece hacerse más pequeño y nuestra sociedad, por lo menos en teoría, mucho más avanzada.
De acuerdo con los gurús de la administración y la gerencia, se está viviendo actualmente en la era de la información, cuya idea central se encuentra mejor explicada por Alvin Toffler en su libro La tercera ola (1979), que de manera magistral, y basándose en la historia, predice cuál será la tendencia social en el futuro, no solo en el impacto de las tecnologías de la información y comunicación, sino que también trasciende al entorno económico, político y social. Para entender la tercera ola, es necesario comprender la primera y la segunda. A continuación, realizaré un resumen simple y práctico:
La primera ola se remonta a la revolución agrícola (desde el 8000 a.C. hasta el siglo XVII). Se supera la época de caza y pesca, dando lugar al nacimiento de la agricultura; como consecuencia de ello, surgen las primeras aldeas, el estilo de vida del ser humano cambia de su condición nómada a sedentaria, se comienza a transformar el medio que lo rodea, nace el trabajo como concepto y empieza el crecimiento demográfico. Esto obliga a tener que crear nuevas estructuras para organizar la nueva sociedad, desarrollando nuevas vías como la navegación, el comercio y la construcción. La dinámica de la comunicación era de «uno a uno», existían mensajeros que iban de un lugar a otro para tomar información y llevarla a otro sitio; la principal fuente de energía era el esfuerzo humano.
La segunda ola se enfoca en la Revolución Industrial (1650-1750); esta revolución no solo cambia la forma de producir bienes, sino también el modo de organizar el mundo. Entre los aspectos más importantes que tuvieron lugar en esta segunda ola cabe destacar la creación de la máquina de vapor y la imprenta; como consecuencia de ello, la máquina entra a reemplazar el esfuerzo humano, nace el concepto de producción en cadena, la producción de bienes e información pasa a ser masiva, nacen las corporaciones como enormes organizaciones con sumas de capital para invertir en diferentes industrias.
En la sociedad nace la interdependencia, el esfuerzo colectivo y la división del trabajo; surgen las escuelas con programas estructurados, guardando similares características con la vida industrial tales como la puntualidad, la obediencia y el trabajo repetitivo; nacen también los estándares, leyes y reglamentos. La dinámica de la comunicación es ya de «uno a varios», surgen los periódicos y por ende la masificación de la información.
Recomiendo mucho un vídeo que se podría conseguir fácilmente a través de YouTube llamado Minds + Machines 2012 y realizado por Andy McAfee, donde se explica el verdadero impacto de la Revolución Industrial en nuestra sociedad moderna.
Por último, surge la tercera ola. En los últimos 50 años se rompen los antiguos paradigmas, caracterizándose esencialmente por la descentralización, la desmasificación y la personalización. En esta ola se amplifica la fuerza mental del ser humano, los sistemas cibernéticos y computacionales, creando programas informáticos, métodos para facilitar procesos y productividad, paradigmas de eficiencia y eficacia, entre otros conceptos gerenciales.
En la sociedad, la familia tradicional (padre, madre e hijos) empieza a perder su validez como eje y da lugar a todo tipo de combinaciones posibles, involucrando la convivencia con tíos, abuelos, amigos, personas del mismo sexo e incluso parejas de la cultura «sin hijos».
El trabajo se vuelve la base de la economía moderna y la brecha de la sociedad entre ricos y pobres empieza a hacerse más notoria; las personas empiezan a desarrollar una dependencia directa de esta estructura validando esta necesidad con la nueva cultura de consumo que enseñó a comprar pseudonecesidades. La dinámica de la comunicación es de «varios a varios» y en consecuencia empieza a darse un manejo personalizado en los medios de comunicación para temas un poco más específicos; ejemplo de ello es la televisión satelital y las revistas especializadas, donde las personas pueden escoger lo que quieren consumir.
Esta tercera ola, que a primera vista parece solo llena de ventajas, trae consigo otros aspectos negativos que se intensifican actualmente cada vez más, como la saturación de información a través de los medios, que de una manera invasiva y con descarados objetivos comerciales han trastornado la conciencia generando confusión en una sociedad cada vez más falta de identidad y propósito.
¿Cómo puede ser posible que después de tantos avances científicos y tecnológicos el ser humano se sienta cada vez más solo y perdido? ¿Será que el egoísmo y el anhelo de poder están acabando con los valores y principios más esenciales de nuestra sociedad? Como lo expresó el filósofo indio Sri Bhagavan:
«El hombre de hoy es un ser confundido. La sociedad ha sido estructurada de tal manera que presenta una variedad de opciones y actitudes en la vida; sin embargo, esto cumple un propósito, que es robarle su libertad. La sociedad no quiere hombres vulnerables, débiles, quiere hombres de poder».
Desafortunadamente, se ha creído que el poder viene dado por las posesiones materiales, un buen cargo, el estatus social…, y se pasa gran tie...