SALOMÓN KALMANOVITZ
El federalismo y la fiscalidad del Estado Soberano de Panamá (1850-1886)*
En Colombia es desconocida la historia económica de Panamá, pese a que fue parte del territorio colonial y republicano hasta 1903, en parte porque era una provincia lejana de la capital, cuyas comunicaciones terrestres estaban, y aún están, interrumpidas por el tapón del Darién. Más importante quizás es que al renegar de la unidad nacional, su historia se convirtió en un tema políticamente incorrecto. La mayor parte de las versiones locales de la pérdida de tan valioso territorio prefieren verla como una anexión violenta del imperio norteamericano, aunque existió una creciente insatisfacción de las élites panameñas por su desigual relación con Colombia. De 1903 en adelante, los colombianos no quisieron recordar que fue una parte muy dinámica de la sociedad política nacional durante el siglo XIX, la más liberal de sus provincias y una de las más prósperas durante la segunda mitad de ese siglo.
Buena parte de la literatura escrita en Colombia se centra en la intervención de Estados Unidos para tomarse una franja de tierra fundamental para sus propósitos geopolíticos y económicos. Hay trabajos sobre la conexión entre el este de Estados Unidos y el oeste que experimentaba una fiebre de oro, primero con un ferrocarril que comenzó a funcionar plenamente en 1855, el cuarto construido en el mundo (Poveda, 2004), y después con el canal, luego del fracaso de la iniciativa francesa. Los efectivos militares norteamericanos intervienen frecuentemente para proteger la ruta frente a levantamientos locales y las guerras civiles que se contagiaban al Istmo, pudiendo arrebatar a Panamá más adelante (Santos, 1903; Lemaitre, 2003). Son pocos los trabajos de colombianos que subrayan la dinámica política para explicar la insatisfacción de Panamá con el centralismo que se impuso desde 1880 (Alarcón, 2010). Hinestrosa (2004) enfatiza la dinámica interna y los errores colombianos que produjeron la separación de Panamá.
La literatura norteamericana se centra en la economía y el costo beneficio del canal para Panamá y para Estados Unidos (Maurer & Yu, 2010, que exponen una visión crítica de Estados Unidos), y en la política de la construcción del ferrocarril y de la vía interoceánica como gesta de un nuevo imperio (McCullough, 1977). Charles Bergquist (1981) hace un análisis que se basa en las razones políticas de Panamá para abandonar la República de Colombia, como el giro de la Regeneración hacia el centralismo, el sectarismo religioso y el proteccionismo. Por su parte, Fischer (1998) considera que la guerra de los Mil Días fue la razón última de la separación de Panamá.
Entre los trabajos escritos por panameños hay buenas aproximaciones a la geografía y a la demografía (Jaén, 1979). La Historia general de Panamá, dirigida y editada por Alfredo Castillero (2004), es una obra exhaustiva que contempla la economía del Istmo en el tiempo donde se demuestra que su separación fue provocada por el autoritarismo de la Regeneración. También se han escrito historias sobre el Panamá colonial y el Panamá colombiano (Araúz & Pizzurno, 1991 y 1993), que utilizamos junto con la obra de Castillero para ubicar el desarrollo de esta especial región del trópico en unas condiciones extremas que dificultaron su ocupación, su explotación económica y la construcción de las vías que terminaron por conectar el Pacífico con el Atlántico. Algunas visiones críticas como la de Díaz Espino (2001) postulan que Panamá fue un país inventado por el capital financiero norteamericano, postulado que cuestionamos pues encontramos una tradición nacionalista entre las élites panameñas (Arosemena, 1982), cuyos intereses contrapuestos y conflictos con la dirigencia colombiana se agudizaron con el proyecto de centralización política a ultranza de la Regeneración.
Una de las hipótesis de este trabajo es que los intereses de Panamá se podían defender relativamente bien en una organización política federal, como la que vivió Colombia a partir de 1853. Panamá contaba con un recurso geográfico privilegiado que aspiraba a explotar plenamente y, por tanto, debía recibir el apoyo de Bogotá para facilitar la construcción de sus infraestructuras, crear un orden político consensuado y permitirle una política de libre comercio para aprovechar su corredor entre los dos océanos. Todas estas premisas se cumplieron de manera aproximada durante el auge del federalismo. El Estado Soberano de Panamá disfrutará entonces de autonomía política y fiscal, se construirá el ferrocarril entre Ciudad de Panamá y Colón, se clausurará la aduana y habrá una convivencia entre el centro político de los Estados Unidos de Colombia y Panamá. Pero el debilitamiento del federalismo a partir de 1880 y su liquidación en 1886 van empujando a las élites panameñas hacia su separación de Colombia.
Aunque en el lado colombiano se insiste en que la separación fue resultado del “destino manifiesto” de Estados Unidos (Santos, 1903), el canal se habría podido construir garantizando su neutralidad y el paso abierto a la pujante economía del imperio norteamericano, sin perder del todo la soberanía sobre tan vital territorio. La soberanía colombiana estaba subordinada al mantenimiento de la paz y el orden que las tropas y la armada norteamericanas estuvieron prestas a ejercer en varias ocasiones ante la debilidad del Estado nacional. De hecho, el Estado colombiano no logró consolidar un orden político sólido y consensuado que le permitiera asumir el monopolio de los medios de violencia y ello pesará en el futuro del Istmo; por la misma razón, no podía defender la soberanía sobre todo su territorio. Todo ello permitió que los Estados Unidos ejercieran una soberanía de hecho para defender el ferrocarril construido con sus capitales en situaciones de guerras civiles o de protestas populares contra el ejercicio abusivo de la autoridad por las tropas norteamericanas o sus ciudadanos. La decisión de construir el canal interoceánico por el gobierno de Estados Unidos se tomó intentando lograr primero un acuerdo con Colombia a comienzos del siglo XX; la posición cerrada del gobierno conservador contra el acuerdo lo llevó a rechazarlo tajantemente. Esta fue la gota que rebosó la copa y llevó a la separación del departamento de Panamá para convertirse en nación, más interesada en la construcción del canal interoceánico que la paramuna élite colombiana.
Este trabajo intenta entender cómo se desenvolvieron las relaciones entre el centro político y una periferia lejana, desde el punto de vista de los intereses tanto de las élites panameñas como de las colombianas. Se ocupa de la política en Panamá y de su evolución fiscal cuando era parte integral de los Estados Unidos de Colombia. Sus objetivos son varios: fuera de analizar la evolución económica y fiscal del Istmo en sí misma, explora las tensiones que mantuvo con el gobierno central con el federalismo, que debieron multiplicarse con la centralización conservadora emprendida después de 1880.
El ensayo está ordenado en la forma siguiente: una reseña del nacionalismo panameño derivado del papel que jugaba su élite en el comercio con el Caribe, Ecuador y Perú, y entre el Pacífico y el Atlántico; el análisis de la demografía y la geografía de Panamá muestra sus grandes diferencias con el resto del territorio colombiano; la construcción del ferrocarril que cambió su fisonomía económica es una clave del papel que jugaría en el comercio global; las condiciones políticas de Panamá que reseñamos brevemente, en especial la apertura democrática que produjo la Constitución de Rionegro y permitió la participación popular en la política local; después se examinan las cuentas fiscales del estado soberano –ingresos, gastos, déficit y deuda pública– y las finanzas de la capital, que muestran un aumento del gasto en educación; terminamos con un epílogo que describe la economía y las cuentas públicas del departamento de Panamá.
1. EL NACIONALISMO PANAMEÑO
La lucha de las regiones que conformaron la República de la Nueva Granada por autonomía y recursos fiscales se expresó de la manera más clara en las conflictivas relaciones entre Panamá y Bogotá, aunque portavoces de otras regiones como Bolívar, Antioquía y Tolima también amenazaron con abandonar la Unión en algunas ocasiones.
En teoría, la pugna entre unas regiones y un centro político versa sobre las ventajas que les reporta su participación en una unión política, en términos del poder militar y económico central que garantizan su seguridad, y el desarrollo económico y de las infraestructuras requeridas. Un atractivo adicional es la existencia de un mercado interno para vender la producció...