¿Qué es la justicia? Una defensa del bien común desde la teoría económica de la justicia distributiva
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¿Qué es la justicia? Una defensa del bien común desde la teoría económica de la justicia distributiva

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¿Qué es la justicia? Una defensa del bien común desde la teoría económica de la justicia distributiva

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A finales del siglo XVIII el pensador británico Jeremy Bentham planteó que la moralidad de los actos humanos debe juzgarse por su grado de utilidad. Así nació la doctrina del utilitarismo, que tiene como corolario la teoría de la justicia que sostiene que el interés común no es sino la suma de los intereses individuales. El utilitarismo, aunque muy influyente, no ha sido aceptado de manera unánime, entre otras razones por sus consecuencias anti-igualitarias. El filósofo norteamericano John Rawls se propuso formular una teoría alternativa de la justicia. En 1971 planteó que las reglas de convivencia que los seres humanos acordaran en una situación en la cual ellos pudieran desprenderse de sus intereses particulares serían justas. Una de esas reglas sería el principio de la diferencia, que sostiene que una política social no mejora el bienestar social si no mejora a quienes están peor en la sociedad. Esto implica una forma de igualitarismo social. Así se plantea un debate entre la izquierda igualitaria y la derecha utilitaria. Tradicionalmente, se ha creído que la discusión sobre la justicia pertenece al ámbito de la filosofía política y moral. Sin embargo, desde el año 1950, en la economía ha habido algunos progresos que tienen implicaciones sobre esa discusión. El propósito de este texto es mostrar esas implicaciones. Ellas conducen a una formulación muy precisa de la justicia, políticamente intermedia entre las ideas de Bentham y de Rawls. Este libro es un buen ejemplo de cómo la fertilización cruzada entre la filosofía y la economía produce un modo de pensar riguroso y distinto sobre una de las preguntas más apasionantes de las ciencias sociales: ¿qué es una sociedad justa? La respuesta que se da aquí es que una sociedad justa es una sociedad profundamente democrática, en la cual cada individuo tiene el mismo poder de definir el bien común.

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Información

Año
2012
ISBN
9789587109306

Capítulo 1

Eficiencia y equidad

1.1. Eficiencia y equidad

En este capítulo me pregunto qué es una buena sociedad. Suponga que queremos decidir cual de dos situaciones sociales es “mejor”. Para hacer esto, requerimos unos criterios que nos permitan categorizar las distintas situaciones sociales. Diversos criterios se han propuesto: libertad, equidad, seguridad, etc. Por ejemplo, uno puede decir que la sociedad estadounidense es mejor que la cubana porque la estadounidense es mas libre. O uno puede decir que la sociedad cubana es mejor que la estadounidense porque en la cubana hay mayor equidad.
De pronto la evaluaciín sobre cual sociedad es mejor depende de un delicado balance entre diversos criterios: un poco de libertad, un poco de equidad, un poco de seguridad, etc. Aquí las preguntas son si hay disyuntivas entre criterios (si, por ejemplo, escoger mías libertad implica tener menos equidad), y, si las hay, cuínto hay que sacrificar del criterio menos deseable para obtener mías del criterio deseable.
Quisiera concentrarme en dos criterios que han sido intensivamente usados por los economistas para evaluar situaciones sociales: eficiencia y equidad. Estos criterios dejan por fuera otros que muchos han considerado como esenciales para una buena sociedad. ¿Que hay de la libertad, por ejemplo? ¿Puede ser una sociedad buena si no es libre?
Al respecto debo hacer dos comentarios, que merecerían un largo tratamiento pero que aquí solamente voy a mencionar brevemente: el primero es que muchos creen que el criterio de eficiencia subsume el criterio de libertad. Segín este punto de vista, uno no podría hablar de eficiencia si primero no supusiera la libertad. Por lo tanto, cuando uno habla de eficiencia y equidad, uno en realidad no estaría excluyendo el criterio de libertad. Un segundo comentario es que criterios adicionales lo ínico que hacen es sobredeterminar la buena sociedad. Para identificar una buena sociedad, es suficiente, como se apreciara mas adelante, contar con solamente dos criterios: la eficiencia y la equidad.
La gente tiene por lo general una idea intuitiva tanto de la eficiencia como de la equidad. Con respecto a la eficiencia, todos sabemos que si debemos invertir muchos recursos en obtener un resultado no estamos siendo eficientes. Por ejemplo, Juan es mís ineficiente que Pedro si a Juan le tomí diez horas estudiar todo el material para el examen, mientras que a Pedro solo le tomo dos.
Esta nociín es correcta, pero trataremos de precisarla un poco mas. Siguiendo al economista y sociologo italiano de finales del siglo xix y principios del xx, Vilfredo Pareto (1906, c. 6, §33, y apendice, §89), diremos que una situación social es eficiente si no es posible mejorar a alguien sin empeorar a alguien mas. Por el contrario, diremos que una situaciín social es ineficiente si es posible mejorar a alguien sin dañar a alguien mas. Llamaremos a este el criterio de eficiencia de Pareto. Muchos lo llaman el criterio de optimalidad de Pareto, nombre que, por razones que dare mas adelante, yo argumentare que es un grave error.
Esta nocion de eficiencia admite una interpretacion relativa y una absoluta. En la interpretacion relativa, una situacion social solamente puede ser eficiente o ineficiente en relacion con otra. Por ejemplo, diremos que una situación social a es eficiente con respecto a una situación social b si en la situación a todos los individuos, de manera unanime, dicen estar mejor o igual que en la situacion b. Por el contrario, si en la situacion a algunos individuos estan mejor que en la situaciín b, pero otros estan peor, yo no puedo categorizar las situaciones a y b en terminos de eficiencia.
Por su parte, en la interpretacion absoluta de la nocion de eficiencia dire que una situacion social a es eficiente si no hay ninguna otra situacion social b en la que todos los individuos digan unanimemente que prefieren b a a. Por el contrario, diríe que una situacioín social b es ineficiente si existe por lo menos una situaciín social a en la que todos los individuos digan unanimemente que prefieren a a b.
Para entender estas definiciones considere un ejemplo. Suponga que hay cuatro situaciones sociales posibles, que voy a llamar a, b, c y d, y que en la sociedad solamente hay dos individuos, 1 y 2. Cada individuo es capaz de ordenar las situaciones sociales de acuerdo con sus preferencias. Suponga que este ordenamiento se hace de la siguiente manera: cada individuo asigna cuatro puntos a su situacion social mís preferida, tres a su segunda opcion mías preferida, dos a su tercera y uno a la que considera la peor. Suponga que el individuo 1 le asigna cuatro puntos a la situaciín a, tres puntos a la situaciín b, dos puntos a la situaciín c y un punto a la situacion d. Por su parte, el individuo 2 le asigna cuatro puntos a la situacion d, tres a la situacion b, dos a la situaciín c y un punto a la situacion a.
Entonces la situacion social a puede caracterizarse por medio del par ordenado (4,1), que quiere decir que el individuo 1 la valora con cuatro puntos y el individuo 2 la valora con uno. De igual manera, la situacion social b puede caracterizarse con el par ordenado (3, 3); la c, con el par ordenado (2,2); y la d, con el par ordenado (1,4). Los pares son ordenados porque el primer nímero siempre describe la utilidad del individuo 1, y el segundo nímero siempre describe la utilidad del individuo 2. Es decir, el orden de los nímeros importa: la situacion (4,1) es distinta de la situacion
(1, 4).
El conjunto de situaciones sociales que pueden ocurrir, valoradas en terminos de utilidad, es frecuentemente denominado el espacio de posibilidades de utilidad.
Usted puede pintar las cuatro situaciones sociales del espacio de posibilidades de utilidad como puntos en un plano cartesiano, que tiene en el eje horizontal la “felicidad” del individuo 1 y en el eje vertical la “felicidad” del individuo 2. Cada situacion social es representada por un par ordenado ilustrado por un punto en el plano cartesiano (cfr. la figura 1.1).
Una pregunta interesante es cuales de esos puntos son eficientes. Compare el punto a con el punto b, por ejemplo. En el punto a el individuo 1 esta mejor que en b, pero el individuo 2 esta mejor en b que en a. Por lo tanto, desde el punto de vista de la eficiencia relativa, los puntos a y b no son categorizables en terminos de eficiencia. Algo similar ocurre si usted compara los puntos a y c o a y d. Pero, si uno compara los puntos b y c, se ve que los dos individuos dicen unanimemente que el punto b es mejor que el punto c. Debo concluir que, desde el punto de vista de la eficiencia relativa, el punto c es ineficiente con respecto al punto b. Sin embargo, desde el punto de vista de la eficiencia relativa, el punto c no es ineficiente con respecto a los puntos a o d: el punto c solamente es ineficiente con respecto al punto b.
Ahora, desde el punto de vista de la eficiencia absoluta, dire que c es un punto ineficiente, porque existe un punto (b en nuestro caso) que la sociedad unanimemente considera mejor que c. El punto c se vuelve absolutamente ineficiente, a pesar de que solamente es relativamente ineficiente con respecto al punto b, porque, en terminos absolutos, basta con que haya un solo punto mas eficiente que otro para condenar a este íltimo a la ineficiencia. Por su parte, en terminos absolutos, dire que los puntos a, b y d son eficientes,
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Figura 1.1: El espacio de posibilidades de utilidad en un dilema de los prisioneros
a pesar de que en terminos relativos los puntos a, b y d no son categorizables entre sí, porque en el conjunto de puntos dado no hay ningín punto que sea Pareto eficiente con respecto a cualquiera de los tres puntos mencionados. En terminos absolutos los tres son eficientes porque ningín punto los bate en terminos de eficiencia.
El criterio de Pareto tiene una virtud y un defecto. La virtud es que evita el espinoso terreno de las comparaciones interpersonales de bienestar o utilidad. Para ver si el criterio se cumple o no se cumple, no es necesario hacer comparaciones de utilidad inter-individuales. Basta con hacer comparaciones para un mismo individuo (intra-individuales). A cada individuo se le pregunta si en cada situacion social esta mejor o peor, pero no se hacen comparaciones interpersonales.
El defecto es que el criterio de Pareto no es suficiente para definir una ínica situacion social como la “m...

Índice

  1. Portada
  2. Portadilla
  3. Prefacio
  4. Capítulo 1
  5. Capítulo 2
  6. Capítulo 3
  7. Capítulo 4
  8. Capítulo 5
  9. Capítulo 6
  10. Cap ítulo 7
  11. Capítulo 8
  12. Capítulo 9
  13. Conclusiones
  14. Apéndice A
  15. Bibliografía