Estudios patrimoniales
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Estudios patrimoniales

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Estudios patrimoniales

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Estudios Patrimoniales despliega un estado del debate contemporáneo sobre la producción intelectual en el campo multidisciplinar de nuestro patrimonio local. Sus autores comprenden al patrimonio como un fenómeno más complejo que un tema o una disciplina. Un fenómeno relacional que acontece en casos concretos, los que necesitan de prácticas reflexivas para una discusión transversal que movilice la responsabilidad disciplinar del saber universitario. Hoy día, cuando la palabra patrimonio está raptada por el sentido común de lo políticamente correcto, desde el voluntarismo activista y el reclamo de variados sectores, se hace necesaria esta caja de herramientas que permita pensar el patrimonio a partir de la comprensión de su devenir conceptual y de este modo promover nuevas investigaciones, referenciar proyectos de intervención e inspirar políticas públicas, para que la palabra patrimonio abra su significado a lo que merecen nuestras generaciones futuras.

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Información

Editorial
Ediciones UC
Año
2018
ISBN
9789561423664
PATRIMONIO Y PROYECTO
LAS TRANSFORMACIONES URBANAS Y ARQUITECTÓNICAS COMO DETERMINANTES DE LOS VALORES PATRIMONIALES DEL CENTRO HISTÓRICO DE SANTIAGO (1910-2010) Y SU APORTE AL DESARROLLO URBANO SOSTENIBLE EN EL SIGLO XXI
José Rosas Vera
Juan Camilo Pardo de Castro
INTRODUCCIÓN
La identificación y protección del patrimonio arquitectónico y urbano en Chile tuvo su origen y desarrollo específicamente durante todo el siglo XX. En ese período se crearon instituciones gubernamentales e instrumentos normativos y legales para valorar y preservar el legado cultural que se había construido en el país, y generar conciencia de la importancia de preservar para las futuras generaciones dicho patrimonio, como una herramienta que buscaba potenciar nuestra identidad.
Una de las variables que ayudan a comprender los avances en la sostenibilidad del patrimonio construido es, sin duda alguna, el análisis de la evolución de los marcos regulatorios que se han implementado. Como lo describe Lombardi, “el primer aspecto a considerar para verificar si existen las condiciones para ubicar a las partes históricas de la ciudad en el centro de los programas de desarrollo urbano, es la situación del cuadro normativo y operativo en materia urbanística”1. Esto permitiría conocer en qué condiciones compite el área central de Santiago con otras zonas de la ciudad en el desarrollo y consolidación de actividades locales y metropolitanas, y además estructuraría un marco de gestión que, al determinar las competencias y responsabilidades de los distintos niveles de gobierno que intervienen en estas zonas, podría generar un marco institucional adecuado que brinde mecanismos de financiamiento y fortalezca la participación ciudadana, asegurando la permanencia de las acciones y programas a emprender.
Por otra parte, la existencia y puesta en marcha de marcos normativos acordes con la protección del patrimonio en experiencias internacionales han demostrado “que la manera más efectiva de preservar los monumentos, edificios patrimoniales, espacios públicos y edilicia privada que conforman el patrimonio urbano de una comunidad, es poniéndolos en usos compatibles con sus características y capaces de generar los recursos necesarios para mantenerlos”2.
Con la evolución del concepto de patrimonio en los últimos años, la identificación y protección del patrimonio arquitectónico y urbano se ha transformado desde una visión monumentalista3, con una tendencia influida solamente por el valor físico4 e histórico5, hacia una visión integral, que se ha venido consolidando en nuestras ciudades en los últimos años, y que ha incorporado valores sociales, culturales y económicos. Los avances más significativos que se han podido constatar han sido la generación de modificaciones al marco normativo y la incorporación de la protección del patrimonio en la planificación urbana y en el desarrollo de políticas públicas, como es el caso de la Política Nacional de Desarrollo Urbano, recientemente aprobada, y donde el patrimonio, en conjunto con la identidad, se convierten en un eje estratégico de esta6.
De igual manera, dentro de las inversiones públicas enfocadas al patrimonio urbano, el Estado ha realizado compras de inmuebles privados7 para asegurar su conservación y preservación, dado que sus propietarios no estaban en capacidad de asumir los altos costos de su recuperación sin sacrificar los valores arquitectónicos, urbanos, históricos y/o culturales de las edificaciones al momento de buscar la máxima rentabilidad del suelo. Uno de los casos más representativos de esta situación fue el Palacio Pereira. Después de una controversial intervención entre el 2009 y el 2010, el proyecto de recuperación del edificio incluía en el interior del palacio una torre de 23 pisos, la que aportaba muy poco a la pieza y a la manzana. En este contexto, en diciembre de 2011, treinta años después de su declaratoria como Monumento Histórico, cuando el edificio presentaba un avanzado estado de deterioro, el Gobierno concreta la compra del Palacio Pereira, y posteriormente da inicio al Concurso Internacional8 en pos de su restauración.
Este cambio radical ha estado influenciado fuertemente por la importancia que le ha otorgado la comunidad a la valoración y protección de su patrimonio construido, reflejada en la búsqueda de la preservación de sus entornos inmediatos, ante el inminente desarrollo en altura que se ha consolidado en las áreas céntricas de las ciudades chilenas, y que ha convertido a los instrumentos de planificación territorial de nivel local y legislación patrimonial a nivel nacional en la única herramienta capaz de preservar no solo los valores patrimoniales existentes, sino además su calidad de vida.
En ese contexto, la tendencia a hacer declaratorias, específicamente de Monumento Nacional en categoría de Zonas Típicas9, ha tenido un crecimiento importante, debido a que los criterios de protección que otorga se mantienen estables en el tiempo, caso contrario a los Planes Reguladores Comunales, donde existe la flexibilidad de introducir cambios en la normativa urbana en el mediano y corto plazo. De igual manera, la existencia de recursos de cooperación internacional, como el préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que dio origen al Programa de Puesta en Valor del Patrimonio10 liderado por la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (SUBDERE) e iniciado en el año 2008, ha permitido llevar a cabo estudios y proyectos para recuperar y restaurar monumentos históricos, como es el caso de la Casa Colorada y la Catedral Metropolitana en la comuna de Santiago, así como incentivar las propuestas de declaratoria para obtener dichos recursos.
Como se ha descrito, la normativa patrimonial ha adquirido relevancia para consolidar procesos de revitalización y puesta en valor del patrimonio arquitectónico y urbano.
Por lo anterior, este artículo busca, desde una lectura cronológica -en un arco temporal de 100 años- registrar los principales hitos en el desarrollo de este campo, para comprender los desafíos actuales y dar pautas para que dicho patrimonio se convierta en uno de los factores a considerar para conseguir a futuro un desarrollo urbano sostenible en la comuna de Santiago.
Según la I. Municipalidad de Santiago11, la comuna actualmente cuenta con un universo de 90 inmuebles declarados Monumentos Históricos12, 20 Zonas Típicas13, 1.384 Inmuebles de Conservación Histórica14, 16 Zonas de Conservación Histórica15 y 29 sectores especiales.
1910-1929: LOS PRIMEROS PASOS. DEL PRIMER PROYECTO DE LEY Y CREACIÓN DEL CONSEJO DE MONUMENTOS NACIONALES, A LA TRANSFORMACIÓN DE LA MANZANA COMO INTERVENCIÓN URBANA
En el año en que Chile celebrara su Centenario, y en la ciudad de Santiago se impulsaran una serie de reformas y obras urbanas, en que “un siglo de independencia debía poner de manifiesto una ciudad que exhibiera los atributos de una auténtica capital”16, el entonces ministro de Instrucción Pública, Emiliano Figueroa Larraín, presenta ante el Honorable Consejo de Estado un proyecto sobre Conservación de Monumentos Históricos, el cual imponía la necesidad de dictar una ley “que proteja los edificios i monumentos históricos i que conserve a las jeneraciones futuras el patrimonio dejado por las que nos han precedido”17.
Dentro de los principales aspectos propuestos, se destacan la tutela y financiamiento para la conservación de todos los Monumentos Históricos por parte del Estado; la realización de un catastro a nivel nacional; y la creación de una Comisión de Monumentos Históricos dependiente del Ministerio de Instrucción Pública, la que sería responsable de llevar a cabo todas las acciones descritas en dicho proyecto. De igual manera, en el apéndice del proyecto presentado, se revisa la legislación comparada de países europeos, que según De la Cerda “fue fundamental para que en Chile se planteara la necesidad de dar protección a los Monumentos Históricos, propuesta que si bien no llegó a promulgarse, marca el inicio del proceso para legislar a favor de la protección del patrimonio cultural de nuestro país”.18
Para ese entonces, la ciudad de Santiago ya contaba con la presencia de edificaciones19, como el Palacio de Bellas Artes, el Teatro Municipal, el Mercado Central, la Catedral Metropolitana, el Palacio de La Moneda, entre otros, que hoy en día son inmuebles protegidos y reconocidos como Monumentos Nacionales en categoría de Monumentos Históricos. Paralelamente, la construcción de palacios urbanos (que se inicia a finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX) se consolida con intervenciones que “aunque sigue[n] la tipología del palacio urbano, las arquitecturas modifican la parcela e incluso se independizan de la manzana”20. Algunos ejemplos de lo anterior son los palacios Cousiño, Bruna y Astoreca.
En el contexto urbano, durante la primera y segunda década del siglo XX, específicamente en su trama, Santiago comienza a introducir cambios en la manzana tradicional del damero, con intervenciones de nuevos trazados y urbanizaciones. En dicho proceso se pueden identificar principalmente dos tipologías de trazado.
La primera corresponde a la conversión funcional y morfológica de algunas manzanas clave del tejido urbano, dentro del proceso de secularización de la ciudad, localizadas en los antiguos predios de los conventos de las Agustinas y Franciscano, como es el caso del sector Nueva York -La Bolsa21, y el sector París- Londres22.
En dichos sectores se construyeron edificaciones de grandes arquitectos de la época, como Alberto Cruz Montt, con el Club de la Unión en 1917, y años más tarde (1929) con la construcción del edificio Ariztía (primer rascacielos de la ciudad); Emilio Jéquier, con el edificio de la Bolsa (1917); y Alberto Schade, en conjunto con Rodulfo Oyarzún, con el edificio del Hotel Mundial en 192023. De esta misma forma, se puede destacar la transformación de la manzana de las Clarisas, que permitió la construcción de la Biblioteca y Archivo Nacional.
Bajo esta misma tendencia, aparecen dos intervenciones urbanas, consolidadas en los años 30 y 40, que se derivaban de la transformación de los terrenos de dos edificaciones emblemáticas de ese entonces en la ciudad: el Palacio Concha Cazotte, que da origen al Barrio Concha y Toro24, y la Quinta Meiggs, que origina el conjunto Virginia Opazo25.
La segunda tipología de trazados corresponde a la construcción de poblaciones obreras. Bajo el amparo de la Ley N°1838, que permitió crear los Consejos de Habitaciones Obreras, se da inicio a las primeras iniciativas gubernamentales en esta materia. Es así como en 1914 se inaugura la Población Modelo Huemul26, como un conjunto habitacional localizado en un terreno de 28.294 m2, con una “composición urbana de calidad insólita para la realidad habitacional obrera de la época: abarcó seis manzanas rectangulares, con la calle Bío Bío como principal eje y como centro, en donde se ubicó una plaza contenida por edificios públicos: teatro y biblioteca y dos escuelas; además contempló una sala cuna, una sala de actos, un templo masónico, un policlínico, además de comercio y otros”27.
La creación de la Avenida Matta (Ex Camino de Cintura) en la década de los ...

Índice

  1. Portada
  2. Portadilla
  3. Créditos
  4. Índice
  5. Introducción
  6. Patrimonio e Historia
  7. Patrimonio y Sociedad
  8. Patrimonio y Proyecto
  9. Epílogo