Recursos del subsuelo, siglos XVI al XX
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Recursos del subsuelo, siglos XVI al XX

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Recursos del subsuelo, siglos XVI al XX

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La riqueza mineral del subsuelo mexicano ha constituido la base de su economía por más de 470 años. En este estudio, los autores explican la problemática que ha concretado a dicha industria en México, los aspectos externos que modificaron su desarrollo, así como la capacidad de este sector para conformar y modificar los espacios geoeconómicos de México.

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Información

El ciclo minero expansivo de fines
del siglo XIX y comienzos del XX




EN EL ÚLTIMO TERCIO del siglo XIX, la minería mexicana se transformó y creció a una velocidad acelerada. En estos cambios influyeron, de manera decisiva, aspectos externos: entre ellos, el aumento en la demanda internacional de metales de uso industrial, como el cobre, el plomo, el zinc y el antimonio; el incremento de combustibles como el carbón y el petróleo, y el del oro, como medio de cambio.Por su parte, también la disponibilidad de capitales externos, la nueva tecnología de extracción y beneficio para minerales tradicionales e industriales, así como la baja del precio internacional de la plata tuvieron un papel relevante en esta etapa.61
Sin embargo, la base del auge minero de 1870 a 1910 estuvo en las nuevas condiciones económicas y sociales que estableció la política liberal desde 1857 y que pusieron en práctica los gobiernos, desde el de Benito Juárez hasta el de Porfirio Díaz. Con ellos se suprimieron muchas trabas fiscales; se autorizó la exportación de metales en bruto; se promovió la exploración minera y la inversión extranjera; se creó una red ferroviaria subvencionada por el gobierno; se dictó una nueva legislación minera proclive a los intereses extranjeros, todo esto junto a un estado fuerte, capaz de asegurar el éxito económico de las grandes empresas mineras.
El sector minero registró cambios fundamentales con respecto a los siglos anteriores: de una minería sólo basada en los metales preciosos se pasó a otra en la que sobresalieron los metales industriales, y se inició la de combustibles; las inversiones extranjeras dominaron la gran minería mexicana, reactivaron viejas regiones mineras y dinamizaron nuevas áreas; los viejos sistemas de transporte para la minería fueron remplazados, en su mayoría, por los ferrocarriles que comunicaron, con rapidez y a bajo costo, los centros mineros con los metalúrgicos, y, a ambos, con los puertos de salida de los metales; la mano de minera creció y migró hacia las nuevas regiones; el cambio tecnológico trajo una nueva organización de los procesos productivos y del trabajo.
El ciclo de auge minero de fin del siglo XIX empezó con el crecimiento de la producción de la plata, a partir de 1870, y continuó en 1890, con la de los metales industriales, preciosos y combustibles.


EL CRECIMIENTO DE LA PRODUCCIÓN DE PLATA,
1870 -1890


La producción del metal creció en los años setenta, a pesar de la depreciación de la plata, e impulsada por estas mismas circunstancias (véase gráfica 7 del anexo estadístico).
El descenso en el precio internacional de la plata, a partir de 1870, causó gran inquietud en los productores y el gobierno, que buscaron mecanismos para mantener e incrementar los beneficios de la minería. Las medidas gubernamentales tendieron a facilitar la exportación y a eliminar trabas fiscales.62 Los productores debieron reducir sus costos y aumentar los volúmenes productivos para mantener sus utilidades. Un factor que les favoreció en ese momento fue que la mayoría de los costos de producción se pagaba en pesos plata, y se requerían pocos artículos importados pagados en pesos oro.63
Si consideramos que hasta esa fecha los sistemas de producción de los metales preciosos no habían experimentado cambios esenciales, este auge se basó en una estructura productiva tradicional reformada, de manera paulatina, desde los años posteriores a la Independencia hasta la década de los sesenta. Varios factores habían intervenido en estos cambios: las inversiones inglesas y alemanas de los años veinte; la introducción de la máquina de vapor para el desagüe de algunas minas; la aplicación del sistema de toneles a la refinación; la acumulación de pequeñas mejoras técnicas introducidas a las diferentes etapas del proceso de beneficio por los "prácticos" mineros y por los asesores ingleses y alemanes que permanecieron en el país después de la quiebra de las compañías extranjeras; la continua inversión de pequeños capitales nacionales en las explotaciones mineras de todo el país; así como el empuje de los pequeños mineros que sostuvieron una parte significativa de la producción en esta larga etapa de la reconstrucción de la actividad minera, entre los más importantes.
Uno de los logros esenciales de la etapa de reconstrucción (1821-1870) fue la modificación en el proceso de refinación de la plata. Pequeños cambios en la molienda y en los procesos químicos de la amalgamación perfeccionaron el beneficio y condujeron, a la larga, a una baja de los costos de refinación. La depreciación del precio internacional de la plata coincidió con este logro.
Los productores buscaron aumentar la productividad con todos los medios a su alcance, recibieron el apoyo del gobierno y se beneficiaron con la construcción de un sistema ferroviario. El auge de la plata en los años setenta provino de grandes empresas mineras y de muchas negociaciones menores que aprovecharon la tendencia decreciente de los costos de refinación de la plata; mismos que cayeron en Zacatecas, entre 1840 y 1860, más de 60%.64
Las viejas regiones mineras de metales preciosos: Zacatecas, Guanajuato, Pachuca-Real del Monte y Michoacán mantuvieron y elevaron sus volúmenes productivos, con lo que la curva de producción nacional de plata inició un firme ascenso, acentuado dos décadas después, por otras causas.
En Zacatecas, a fines de los años sesenta, la producción de plata había vuelto a subir, con lo que alcanzó altos niveles entre 1874 y 1887. Esta prosperidad, señala Harry E. Cross, provino ya no de una o dos compañías importantes, sino de numerosas empresas pequeñas que se favorecieron con el aumento de productividad en la refinación. Este auge fue corto porque en los años noventa comenzó, en el distrito, una aguda crisis que se prolongó por varias décadas.65
Los años setenta se iniciaron en Pachuca con una grave crisis de la principal empresa local y con una huelga prolongada de sus trabajadores.66 La baja del precio internacional de la plata y la subida del precio del mercurio habían tenido una severa repercusión en las finanzas de la Compañía Real del Monte y Pachuca, misma que se vio obligada a restructurarse y a disminuir sus actividades. La producción de plata continuó a un ritmo menor que en los años anteriores.
Aunque la Compañía Real del Monte y Pachuca se mantuvo como la principal empresa regional, se agregaron, en estas fechas, otras de gran empuje. En el curso de las dos décadas siguientes estas compañías hicieron algunas inversiones en desagüe e innovaciones en minas y molienda; pero las bases productivas eran frágiles y la brutal caída del precio de la plata, durante los primeros años de la década de los noventa, las colocó otra vez en serios problemas financieros. La Real del Monte que daba el servicio general de desagüe al distrito de Pachuca se vio obligada a interrumpir el bombeo, lo que ocasionó la gran inundación de 1895, la paralización del distrito minero y una fuerte crisis de la que tardaron en recuperarse.67
También en Guanajuato las décadas de los años cincuenta y los sesenta se caracterizaron por importantes iniciativas de los mineros locales para impulsar la minería. La familia Rul y Pérez Gálvez se había mantenido en los negocios mineros locales junto a muchos mineros de la región que buscaron, en forma conjunta, solucionar los problemas técnicos que aquejaban la extracción de mineral.68 En los años setenta, este interés mutuo los llevó a crear la Sociedad Minera Guanajuatense que congregó a ingenieros, técnicos y propietarios de minas locales.
La producción de plata de Michoacán había también aumentado, aunque con lentitud, en la primera mitad del siglo XIX; pero, desde fines de los años cuarenta, el crecimiento se aceleró; y, de 1856 a 1870, se triplicó. A escala nacional, sin embargo Michoacán tenía una importancia relativa menor que la de los otros distritos mineros.69
La tendencia al alza de la producción de plata mexicana se sostuvo bajo estas condiciones durante casi veinte años. En la década de los noventa, el impulso a la producción de plata y oro provino de la modernización de la minería y la metalurgia mexicanas bajo el influjo del capital externo y de la explotación intensiva del plomo, a la que mucho mineral de plata estaba asociada.


EL AUGE MINERO DEL PORFIRIATO, 1890-1910


Desde 1890 hasta fines de la primera década del siglo XX, los productos minerales mexicanos registraron un crecimiento acelerado y sin precedente. El cobre y el plomo se ubicaron entre los primeros productos de exportación de México, con lo que desplazaron de esos lugares a la plata y el oro. Se explotó también el carbón mineral y otros combustibles70 (véase gráfica 10 del anexo estadístico).
En el conjunto de la producción minera, la plata, que representaba en el año fiscal 1892-1893 casi 80% del valor total; bajó a 64% entre 1897-1898; a 52% en 1902-1903; y a 39% en 1907-1908. Mientras, la producción de los minerales industriales fue en ascenso durante el mismo periodo: 17, 23, 36 y 42%, respectivamente.71 La importancia relativa del oro registró también un aumento en esos años: 4, 14, 12 y 19%.
Esto no significó un descenso en la producción de plata; por el contrario, a partir de los años noventa, su producción y exportación creció a un ritmo acelerado (véase gráfica 11). Un cambio importante se registró en relación con la forma de exportación de este metal precioso. La plata acuñada, que había sido la forma principal en que se vendió el metal al exterior por más de tres siglos, fue desplazada por plata en barras, piedra mineral y plata combinada con otros metales. Por otra parte, el principal importador cambió de Inglaterra a los Estados Unidos y les siguió Francia y Alemania.
La producción de cobre aumentó a ritmo acelerado desde la década de 1890 hasta 1907, que llegó a su máximo; luego bajó, al igual que su precio internacional. Hacia los mismos años, el plomo creció a un ritmo similar al del cobre. Los precios internacionales también fueron altos, con oscilaciones en la primera década del siglo XX. Un aspecto esencial de este metal es su asociación con metales preciosos, por lo que su refinación favoreció la producción de plata, oro y otros metales.
La producción de oro se mantuvo estable hasta 1894 cuando ascendió, de pronto, y siguió el mismo ritmo hasta la primera década del siglo XX. Con la adopción del patrón oro en 1905 se intensificó la demanda de este metal para acuñación. Hacia 1910 se registraron importantes exportaciones, tal vez a causa de la fuga de capitales, ante la posibilidad de un conflicto bélico interno.
Otros minerales industriales que comenzaron a producirse fueron el zinc y el antimonio, que se obtuvieron como deriv...

Índice

  1. Presentación
  2. La explotación de los recursos del subsuelo, base de la economía mexicana a través de su historia
  3. La minería prehispánica
  4. El comienzo de las explotaciones mineras en la Nueva España y el auge del siglo XVI
  5. La crisis de la minería de la plata en el siglo XVII
  6. El auge minero del siglo XVIII
  7. La crisis minera durante la guerra de Independencia
  8. El repunte minero postindependiente, 1821-1870
  9. El ciclo minero expansivo de fines del siglo XIX y comienzos del XX
  10. Minería del siglo XX: desarrollo y abandono del proyecto nacionalista
  11. El petróleo mexicano de 1901 a 1992: la continuación de la explotación de los recursos del subsuelo
  12. Conclusiones
  13. Anexo estadístico
  14. Bibliografía
  15. Aviso legal