SECCIÓN 1
COLOQUIOS El coloquio de investigación como experiencia de apropiación social en el campo de la discapacidad
ALEIDA FERNÁNDEZ-MORENO1
ISRAEL CRUZ-VELANDIA2
SOLÁNGEL GARCÍA-RUIZ3
CLARA DUARTE-CUERVO4
Introducción
Con el advenimiento de la Modernidad apareció un orden renovado para la organización de la forma y el contenido de la ciencia. Sin embargo, aunque la Modernidad representó para el mundo occidental un progreso significativo en la generación de nuevos conocimientos, también ocasionó una hiperespecialización en las disciplinas5, lo que a la postre acabó desarrollando conocimientos cada vez más dispersos, fragmentados y atomizados. Según Morin (2), las disciplinas se instituyen mediante la demarcación, división y especialización del trabajo, y desde allí responden a las distintas esferas predeterminadas por el paradigma dominante. Las disciplinas tienen autonomía naturalmente, que ejercen a través de la delimitación de sus fronteras, de los códigos lingüísticos y de las teorías que les son propias, además de las técnicas que elaboran y utilizan en sus investigaciones.
No obstante, siguiendo al mismo autor, hablar del conocimiento hoy implica reconocer que en la construcción de la ciencia contemporánea se entremezclan saberes aportados por las diferentes disciplinas en relaciones transdiciplinarias. Esas relaciones desdibujan los estrictos límites de los campos del conocimiento históricamente constituidos y crean nuevos contornos, fomentan el diálogo entre las disciplinas consolidadas y, a su vez, generan otros espacios que dan cuenta de puntos de convergencia entre viejos y nuevos saberes. Justamente el prefijo trans indica las múltiples y posibles relaciones que se pueden establecer entre disciplinas, mediante ellas mismas y más allá de ellas, fruto de lo cual se generan nuevos espacios del saber para el desarrollo de teorías, investigaciones y prácticas.
Según Hernández y López:
fue Piaget quien acuñó la expresión “hibridación” para referirse a la aparición de dominios en los cuales se vinculan consistente y productivamente distintos saberes disciplinarios. En los dominios híbridos se da la integración entre especialidades de las disciplinas y no entre disciplinas completas. La hibridación es un fenómeno que se presenta una vez tiene lugar la especialización científica y la fragmentación de las disciplinas en “sub disciplinas”, y es diferente del encuentro interdisciplinario entre dos disciplinas maduras que unen sus contribuciones para enfrentar un problema que no puede ser cabalmente resuelto por ninguna de las dos aisladamente (3).
Desde este punto de vista, se puede afirmar la existencia de campos del conocimiento y una práctica cuya base constitutiva es la transdisciplinariedad. Según Díaz:
por campo se ha entendido aquella noción que describe un amplio espacio que, inicialmente estructurado por disciplinas, ha ido incorporando otras regiones del conocimiento que en su momento han cobrado autonomía [...] La noción de campo es una categoría organizativa del conocimiento. El campo es una fuente de teoría e investigación. El campo instituye la división y especialización del trabajo y articula las disciplinas y regiones que abarca la ciencia. Cada campo tiene sus propios límites, sus formas de lenguaje, y sus técnicas que elabora o utiliza (4).
Dicho autor resalta que el concepto de campo no es reductivo; no se trata de lograr por encima de cualquier cosa su unidad teórica y metodológica. Por el contrario, lo que se busca es encontrar estructuras subyacentes —por una parte—, y objetos relativamente comunes —por la otra— que puedan, en un momento, constituirse en puntos de enganche, diálogo, encuentro, articulación e intersección. El problema transdisciplinario es un asunto de convergencia, lo cual supone la existencia de disciplinas con su propia identidad.
Entre tanto Bourdieu, en su teoría sobre los campos científicos, sostiene que estos son un espacio social, un microcosmos, un universo, un espacio práctico de la existencia cotidiana, además de ser relativamente autónomos, es decir: “son espacios sociales dinámicos y estructurados, conformados por puestos jerarquizados y reglas de juego propias, en calidad de sistemas integrales de posiciones, donde los agentes sociales se relacionan de manera permanente y dinámica” (5). Esta noción de campo remite a la división y especialización del trabajo, y, por tanto, conlleva la diferenciación y articulación entre las disciplinas y regiones que emergen durante la actividad científica.
Cada campo científico tiene sus propios límites, sus formas de lenguaje y sus técnicas que elabora o utiliza. En un campo es posible identificar disciplinas y regiones que aportan sus conceptos, métodos, procedimientos, epistemologías y términos en la definición de sus discursos y sus prácticas, por lo que es posible decir que el campo es una categoría que permite visualizar el proceso de producción de conocimiento.
Bourdieu define el campo como el locus (viene del latín y significa lugar), en donde convergen un conjunto de relaciones de fuerza entre agentes o instituciones, que luchan por formas específicas de dominio y monopolio de un tipo de capital eficiente (cultural simbólico, como ejemplo del derivado de la generación de conocimiento científico). Los campos constan de productores, consumidores y distribuidores de un bien, y de instancias legitimadoras y reguladoras; sus características, reglas y conformación varían de acuerdo con su historia y su relación con el poder.
En consecuencia, se entiende por campo del saber a un espacio complejo compuesto por productores (generalmente investigadores y académicos), distribuidores (profesores, editoriales, sociedades científicas, organizaciones profesionales, entre otras), consumidores (estudiantes, investigadores, técnicos del gobierno, sociedad civil en general) e instancias legitimadoras y difusoras del bien (universidades, institutos, grupos de investigación).
El capital eficiente puede ser adquirido por los estudiantes y legitimado a través de títulos y certificaciones. Asimismo, afirma Bourdieu (5), este capital cultural puede transformarse en simbólico de reconocimiento cuando se acumula y los grupos en el poder lo reconocen; entonces, los sujetos ascienden a una posición elevada y adquieren el reconocimiento y la capacidad para definir lo que es legítimo y valioso en el círculo en el que se desenvuelven.
En este sentido, la noción de campo admite la confluencia de diversas disciplinas y profesiones bajo un marco de referencia científico relativamente común, lo cual facilita la interrelación entre regiones del conocimiento y la práctica, permite superar los rígidos límites de los campos del conocimiento históricamente constituidos y, principalmente, posibilita la generación y organización de nuevas comunidades y grupos de investigación interesados en el desarrollo de conocimiento e innovación técnica alrededor de problemas complejos que ocupan el núcleo epistémico de los nuevos campos del saber.
Según Díaz (4), la dinámica de innovación y apropiación de la ciencia y la tecnología ha significado una ampliación de las relaciones entre profesiones y disciplinas. “Las nuevas áreas profesionales vinculadas a las disciplinas […] producen no solamente la cientifización de las profesiones sino también la emergencia de espacios de profesionalización de las disciplinas. Los contactos entre unas y otras se hicieron mucho más intensos y aparecieron campos de trabajo en los cuales las clasificaciones tradicionales no seguían manteniendo su validez”.
Los campos del saber científico se constituyen alrededor de problemas complejos que emergen, bien sea por la vía de la producción del conocimiento científico en el seno de las disciplinas, o para la solució...