1. La salida de los obreros de la fábrica Lumière de Lyon (1895)
La sortie de l’usine Lumière à Lyon
[Francia] B/N. Muda
Dirección: Louis Lumière
Producción: Louis Lumière
Fotografía: Louis Lumière
Duración: 46 segundos
Enlace a la película:
<https://www.youtube.com/watch?v=B1TWvzPYDeE>
Sinopsis
El film nos muestra la salida de los obreros y obreras de la fábrica que los hermanos Lumière, pioneros del cinematógrafo, tenían en Lyon. Esta y otras pequeñas películas formaron parte de la histórica primera sesión pública del cinematógrafo en París, el 28 de diciembre de 1895 en el Grand Café de París, concretamente en el Salon Indien. Las imágenes en movimiento ya eran una realidad y se abría una nueva era en la comunicación y en el arte.
Comentario
El francés Antoine Lumière había creado hacia el año 1880, en Lyon, un nuevo tipo de industria, después de haber tenido mucho éxito con su estudio de fotógrafo. Hasta entonces en fotografía se usaban placas de vidrio recubiertas de colodio húmedo como soporte a las imágenes fotográficas. A Antoine Lumière se le ocurrió sustituirlas por placas secas de gelatino-bromuro. El sistema funcionó y esto supuso que estas placas facilitaran el acceso a la fotografía de muchos fotógrafos amateurs. La fábrica comenzó a agrandarse y a producir de manera espectacular, llegando a tener ochocientos obreros, sobre todo obreras, que fabricaban diariamente mil docenas de placas y tres mil metros de papel fotográfico. Antoine pronto cedió la dirección de la fábrica a sus dos hijos mayores, Louis y Auguste, que tenían una buena formación química y científica. Eran inquietos como su padre, conocían los trabajos de Edison, el teatro óptico de Émile Reynaud y la cronofotografía de Marey. Pensaban que el gran problema por resolver para lograr imágenes móviles era el de la proyección y se dedicaron intensamente a buscar una solución. A Louis, en una noche de insomnio, se le ocurrió que podía utilizar un mecanismo similar al de la máquina de coser de su madre para hacer avanzar la tira de celuloide.
Louis y Auguste Lumière rápidamente construyeron un aparato que permitía que la película pasase a intervalos regulares a través del proyector. Cuando el obturador giraba, la luz situada dentro del proyector pasaba a través del fotograma y de las lentes, lo que permitía ver una imagen en la pantalla. Gracias a la persistencia retiniana, el espectador podía guardar la imagen en su memoria en el mismo momento que era reemplazada por otra imagen que llegaba. Esto provocaba la sensación de una sola imagen continua y en movimiento. El cine era una realidad. Se trataba del aparato más simple y perfecto de los construidos hasta entonces, servía para filmar, para proyectar y para hacer copias. Funcionaba con una manivela que arrastraba la película, a la cadencia de 15 imágenes por segundo (no se llegaría a las 24 imágenes por segundo hasta 1920 con la incorporación de motores en las cámaras).
El día que los hermanos Lumière fijaron para la primera proyección cinematográfica fue el día 28 de diciembre de 1895, en plenas fiestas navideñas, en el sótano del Grand Café, número 14 del boulevard des Capucines, en el barrio más de moda del París de la época.
No acababan de fiarse de la acogida del público y por eso alquilaron un local pequeño. Efectivamente, el primer día solo asistieron 35 personas que pagaron, cada una de ellas, un franco. Pero al día siguiente asisten 300 y se realizaron varias sesiones. Al cabo de dos semanas 2.000 personas hacían cola para entrar. ¿Qué había visto el público que le había maravillado tanto? Durante media hora, diez pequeñas películas filmadas en la calle, muy bien encuadradas por Louis Lumière, que era un excelente fotógrafo que sabía dosificar la luz y que utilizaba objetivos de gran profundidad de campo.
Reflexión para el aula
Debido al espectacular éxito, los Lumière enviaron por todo el mundo una legión de operadores, no solo para organizar sesiones de demostración de su cinematógrafo, sino para recoger imágenes, lo que ellos llamaban vistas animadas. Pronto dispondrían de 2.000 títulos. Fueron a lugares como la India, Japón, Rusia, Nueva York, Londres, Berlín o Barcelona. Filmaron eventos como la coronación del zar y se encontraron con sorpresas, como le pasó a Eugène Promio, que, en Venecia, al colocar su cámara dentro de una góndola, inventó el travelling. Los Lumière, sin embargo, no eran hombres de espectáculo, sino científicos. A principios del siglo xx abandonarán el cinematógrafo, persuadidos de que se trataba de un invento con aplicaciones académicas y educativas, de un complemento para la ciencia y la cultura. Se dedicarán a la investigación biológica y médica (Auguste) o la fotografía en color, al relieve cinematográfico y a inventar una prótesis de mano para los heridos de la Primera Guerra Mundial (Louis).
Una escena para el recuerdo
Toda la película es una sola escena, trabajadores y trabajadoras que salen de su trabajo… Junto a ese film, los Lumière proyectaron otras películas de una duración similar, 50 segundos, un minuto…: El bebé que come sopa; El tren entrando en la estación de La Ciotat (ante su proyección, algunos espectadores se levantan creyendo que el tren se les echa encima), El regador regado (una pequeña escena cómica con un mínimo argumento), La destrucción-construcción de un muro, etc.
2. Viaje a la Luna (1902)
Le voyage dans la Lune
[Francia] B/N. Muda
Dirección: Georges Méliès
Producción: Georges Méliès para la Star
Guion: Georges Méliès, basado en las novelas De la Tierra a la Luna de Jules Verne y Los primeros hombres en la Luna de H. G. Wells
Fotografía: Michaut y Lucien Tanguy
Duración: 14 minutos
Intérpretes: Victor André, Bleuette Bernon, Brunnet, Jeanne d'Alcy, Henri Delannoy, Depierre, Farjaut, Kelm, Georges Méliès
Enlace a la película:
<http://www.youtube.com/watch?v=_FrdVdKlxUk>
Sinopsis
La cinta se inicia con un congreso científico en el que el profesor Barbenfoullis (interpretado por el propio Méliès) intenta convencer a sus colegas de que formen parte de un viaje para poder explorar la Luna. Una vez aceptado el plan, se organiza la expedición y los científicos son enviados al satélite en una nave espacial. El vehículo, en forma de misil, aterriza sobre el ojo de la Luna, representada como un ser antropomórfico. Una vez en la superficie lunar, los científicos no tardan en encontrarse con nativos hostiles, los selenitas, que les llevan ante su rey. Después de diversas escaramuzas, los aventureros del espacio logran escapar y regresan a la Tierra. Caen al mar, son rescatados por un barco y llegan a París en un desfile triunfal.
Comentario
La transformación del cine en espectáculo, tiene un nombre: Georges Méliès. Nacido en el seno de una familia de la burguesía industrial, no querrá seguir la actividad del padre (fabricante de zapatos) y en 1888 alcanzará su gran sueño, comprar el teatro Robert Houdini, una pequeña sala de unas doscientas plazas en el centro de París, desde donde creará espectáculos de magia, de autómatas, de hadas y duendes que harán las delicias de los niños y niñas. Las sesiones siempre acababan con fotografías coloreadas proyectadas buscando la impresión de movimiento. Méliès fue una de las treinta y cinco personas que asistió a la primera sesión del cinematógrafo, el día 28 de diciembre de 1895. Se quedó maravillado. Ensegui...