Tal vez fue Saint Exupéry
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Tal vez fue Saint Exupéry

  1. 174 páginas
  2. Spanish
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  4. Disponible en iOS y Android
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Tal vez fue Saint Exupéry

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Información del libro

Este sorprendente y valiente libro está escrito desde lo más hondo del corazón, reclamando una perspectiva diferente con la que contemplar la realidad de la reencarnación, su lógica y su sentido más allá de conceptos errados y de prejuicios motivados por falta de información.Puede que sea un delirio, pero un delirio que da paz al alma angustiada por la duda. En realidad, lo menos importante es si el autor escribió hace medio siglo otros libros con otro nombre, otra piel y otras pupilas. Lo esencial, una vez más, es invisible a los ojos. ¿Con qué leerás este libro? Puede que tu respuesta te haga contemplar la vida desde una nueva perspectiva y paz

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Información

Año
2018
ISBN
9788417042295
1
Creer en algo
«Parecerá que estoy muerto, pero no es verdad. Es demasiado lejos y no puedo llevar este cuerpo que pesa demasiado. Será como una corteza vieja que se abandona».
El principito, Antoine de Saint Exupéry
Paz, una inmensa paz junto con una serenidad indescriptible es lo que recuerdo de los momentos previos a morir. En todas las muertes que he podido rememorar sucede igual, una tranquilidad inconmensurable; pero esta última preludiaba además una suerte de perfección que, en contraposición a mi cuerpo cansado y a mi mente saturada de emociones, potenciaba más aquella anhelada tranquilidad.
Miré el horizonte, eterno; y eterno me sentí. Todo era perfecto, en el sentido más profundo que puede entenderse dicho vocablo. Todo estaba en su lugar, sobre todo yo, que ya no formaba parte solo de mí, ni de mi maltrecho cuerpo aprisionado en esa carlinga, ni del metal del avión, ni de mis atormentados pensamientos, ni siquiera del mar palpitante que refulgía abajo.
Observaba el agua brillar como un espejo de plata bajo el sol del mediodía, infinito en su maravilla. Allí abajo, millones de estrellas jugaban sobre las olas hechas espuma y deshaciéndose al descender lentamente desde sus crestas. Desde arriba todo tenía un lento discurrir, suave, delicado y silencioso. Seguramente esta será la perspectiva que de nosotros, los hombres hormiga, tienen desde los cielos. Nos contemplarán, seguro que con extrañeza, inmersos en nuestras ajetreadas e importantísimas tareas rutinarias, y se preguntarán si somos conscientes de que, aunque tengamos prisa y urgencia en hacerlo todo, desde arriba la vida se siente calma y pausada; como debería ser, como es en realidad.
Allí abajo, unos retazos de tierra se sumergían en el mar, como una mano y sus dedos hundiéndose en el agua. En esas costas y algunas islas, en lo hondo de sus corazones, seguro que cientos, miles de mujeres y hombres libres respiraban sin ser conscientes de que yo los observaba desde arriba, como un ángel sobrevolando sus almas, más cerca del cielo que de la tierra.
Había tratado de ser ese ángel guerrero que velara por ellos, que mantuviera intacta su libertad, pero estaba cansado, mis alas desgajadas y raídas requerían un reposo y mis vuelos se hacían cada vez más pesados y tediosos.
Esta es una de mis remembranzas, que en realidad son algo más que eso porque conllevan sensaciones y emociones tan poderosas que en nada se parecen a los recuerdos de mi vida actual. Como todos, a veces no soy capaz de recordar cosas que he hecho en esta misma vida, hace días o meses. Incluso olvido a amigos y sucesos que me llegaron al alma y que no debería olvidar tan fácilmente. Parece que la memoria tiene sus propias leyes para proseguir su camino.
¿Cómo voy a recordar dónde estaba el baño en una casa en la que supuestamente habité en otra vida si no recuerdo dónde estaba el de aquellas en las que viví en esta misma vida? Surgen muchas dudas, ojalá las aclare este libro. Aun así, mi labor es compartir y exponer, nunca convencer.
Cambiamos, evolucionamos y crecemos. No puedo ser la misma persona vida tras vida. Tampoco soy el mismo que hace unos pocos años; cambian mi carácter, mis gustos y mi esencia. ¿Cómo no voy a haber cambiado desde una vida anterior? ¿Para qué seguir siendo el mismo si se puede mutar, si se puede y debe evolucionar?
Este libro no está escrito para llamar la atención, pues es evidente el descrédito y la mofa que significa. Quien piense lo contrario no calibra bien las consecuencias. Sobre todo si sabe que yo no necesitaba reclamo, sino que justo en este momento de mi carrera pretendía lo contrario: comenzar a ser menos mediático por mi otra profesión.
Pero el destino reserva sorpresas y me tocó, o elegí, este papel. Con gusto lo acepto y trataré de estar a la altura compartiendo lo experimentado por si resulta útil. Esta es, sinceramente, mi única meta.
Y merece la pena más allá de todos los éxitos profesionales, económicos y personales.
Lo primero que muchos se preguntarán es qué base puedo tener yo para hablar de algo, qué títulos ostento. Son los mismos que tienes tú, que también has vivido mil vidas aunque lo rechaces, aunque no lo recuerdes. Tú que has aprendido de todas esas experiencias y, como a mí, de tan poco te sirven los títulos que hasta los has olvidado. Has heredado solamente lo esencial, e incluso a veces decidiste olvidar parte de lo aprendido, por alguna buena razón que desconozco y sobre la que más adelante reflexionaremos juntos.
Tu vida, como la vida de todos, consiste en tener conciencia de ti mismo, de tus experiencias, tus metas, tus sueños. Es lo que amas y lo que temes, es todo lo que te conforma.
Se tiene miedo a la muerte porque se teme que la conciencia, con todo su contenido, se vacíe y desaparezca como una botella de buen vino que se hace añicos en el suelo tras años de lenta maduración.
No ocurre de ese modo, nunca ha sido ni será así. Algo dentro me impele a decretarlo, algo que no sé explicar. El ser humano ha tratado de explicar su origen y su final de mil formas, anhelando calmar su pánico, su angustiada existencia. Esta es otra más de esas teorías, pero no se basa en el recuerdo o la razón de otros, ni en experiencias ajenas, sino en la mía propia, en mis conclusiones empíricas y en mi propia memoria de quien soy realmente ahora, y lo que hay en mí de otros del pasado.
Como un buen vino, estas letras reposaron en un extenso letargo durante años, empapándose de los más desconocidos sabores ocultos de mi ser interno, sin olvidar las ligeras notas que fueran retazos de quienes antaño fui. Como de una barrica de roble cuyos aromas robara el vino, este libro fue atrapando mi esencia, la que incluso yo desconocía, y fue convirtiéndose, a mi parecer, en un dulce caldo que cosechara lo vivido en esta y otras existencias.
El vino más añejo no tiene por qué ser el mejor, depende de la magia de muchos factores, pero sobre todo del amor y la entrega con que se le trabaja. Durante mucho tiempo he cultivado la vid, podándola, retirando hojas y ramas que puedan hacerle perder el real vigor que potencie la esencia. Pausadamente, estación tras estación, he rehecho estas líneas, he dado forma al resultado, a su sabor, su aroma, su textura, para que sea fácil entrar en él, para que quien lo deguste se deleite y halle belleza y profundidad, equilibrio entre la forma y la sustancia.
Ignoro si lo he logrado, solo sé que es mi mejor cosecha, y que este vino soy yo. Que sea apreciado por unos o rechazado por otros no me importa, más amor y entrega no he podido dedicarle.
Siento una profunda admiración por muchos que exponen de alguna manera algo similar a lo que yo aquí, pero algunos son complejos de entender, o se pierde uno en la poesía, en la matemática, o en un lenguaje lejano y carente de consideración con el no iniciado.
He degustado los vinos de otros. Vinos maravillosos que enamoran, otros que emborrachan, empalagosos o demasiado dulces, avinagrados en exceso o que tomaron demasiada esencia de sus toneles de madera amarga. Hay seguro un vino para cada paladar, para cada sed o necesidad.
Es probable que quien me lea dude de mi relato, que guste de lo que comparto o no lo haga, pero todo esto es lo mejor de mí; hecho con amor y paciencia y ninguna pretensión más allá de ser de utilidad a otros en su búsqueda de paz interna y serenidad profunda. Comprendo la duda de quien me lea, y me sincero ahora diciéndole, con la mano en el corazón, que no pretendo convencerle de nada y que yo mismo, a veces, sigo dudando de algo tan mágico, extraño y complicado de aceptar.
Lo importante es que incluso desde mi mente científica y testaruda, nada me ha dado más paz, y en nada he hallado más lógica y sentido acerca de la vida como en esta particular realidad de la reencarnación que expongo. Una realidad, la mía, pienso, bastante alejada del concepto que muchos tienen, como veremos más adelante.
Sería comprensible que cualquier persona inteligente y madura que leyera este libro rechazara de entrada la idea que expongo y la tildara de locura. Pero igualmente sería constructiva la actitud de abrir la mente, por si de alguna manera se expusiera algo novedoso, útil, o tan siquiera interesante de reflexionar y alimentar la vida de uno. Ya no digo que cambie esa vida, o que acepte toda mi perspectiva, pero puede que le haga contemplar una realidad carente de angustia existencial o halle un sentido en la vida con mayor lógica que otras teorías que no hayan saciado completamente su sed.
Yo he sido desde el comienzo el primer escéptico, y no solo eso, sino incluso negacionista, que no es lo mismo. Quiero ser profundamente sin...

Índice

  1. 1 Creer en algo
  2. 2 Tenía miedo, pero ya no
  3. 3 Evaporando los miedos más profundos
  4. 4 ¿Quién soy en cada vida y quién dejo de ser?
  5. 5 El prólogo de Antoine
  6. 6 Cómo se siente ser otro
  7. 7 Todo encaja
  8. 8 Mi experiencia
  9. 9 No estamos solos pero no necesitamos a nadie
  10. 10 ¿Por qué se cree en el más allá?
  11. 11 De padres a hijos, del pasado al futuro
  12. 12 Período de intervidas y el futuro
  13. 13 Final o principio