El libro de los muertos
eBook - ePub

El libro de los muertos

Antología poética

  1. 192 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

El libro de los muertos

Antología poética

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

La poesía de Jaime Manrique se desarrolla dentro de un clima cultural muy diferente al nuestro: el clima de la cultura norteamericana. Y hablo de clima en forma deliberada: no es que su poesía esté influida por la poesía norteamericana, es poesía norteamericana escrita en español. Esto que a primera vista puede parecer un juicio negativo, no lo es. Muy por el contrario: en sus manos el lenguaje poético adquiere una frescura y una originalidad inusuales entre nosotros y su escritura es una de las más interesantes de la poesía colombiana de los últimos años.

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a El libro de los muertos de Jaime Manrique en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Literatura y Poesía. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2017
ISBN
9789587810554
Categoría
Literatura
Categoría
Poesía

EL RETORNO DE LOS MUERTOS VIVIENTES

EDGAR ALLAN POE escribió a principios del siglo XIX dos ensayos sobre el oficio de la poesía: “The Poetic Principle” y “The Rationale of Verse”. En ambos se preguntó sobre temas tan sensibles como la extensión de un texto, las virtudes que tiene la brevedad o de qué manera se expresa el Sentimiento Poético —así, con mayúsculas románticas—, esencial “en la Pintura, la Escultura, la Arquitectura, la Danza, sobre todo en la Música y, de forma muy peculiar, y con gran amplitud en su campo, en la composición de la Jardinería Paisajística”.
Años después, el 15 de abril de 1862, un ángel neurótico, Emily Dickinson, se atrevió a vencer su timidez y le envió una carta, acompañada por cuatro poemas, al profesor Thomas Wentworth Higginson, que vivía en Worcester (Massachusetts). Asombrado por el descubrimiento de un “genio poético totalmente novedoso y original”, Higginson no supo cómo rotular ni comparar los poemas con los de otros autores que le sirvieran de referencia académica. Aún así, “Safe in their Alabaster Chambers”, “I’ll Tell You How the Sun Rose”, “The Nearest Dream Recedes-Unrealized” y “We Play at Paste”, aunque le parecieron notables, incluso extraños, eran “muy delicados, no lo suficientemente vigorosos para publicarlos”.
¿Le habría importado a Dickinson? Recordemos su ironía, felizmente delicada, para burlarse del resplandor fugitivo que pudiera iluminar su obra: “La Fama es una abeja. / Tiene una canción. / Tiene un aguijón. / Ah, también, tiene alas”.
Los 1775 poemas que escribió demostraron que su interés más profundo fue comprender los misterios del ser humano, vistos a través de la experiencia solitaria en la que transcurrió su vida.
La secreta intimidad de Dickinson fue radicalmente distinta al proyecto creativo que animó al poeta de las multitudes, el poeta que se consideraba a sí mismo un cosmos, un autor épico y desmesurado, que a mediados de 1855 decidió que circularan copias impresas de lo que sería Hojas de hierba.
Walt Whitman, con su imagen de patriarca bíblico, se interesó por lo masivo, por la construcción de la nación y los ritmos y melodías del idioma que la definían. Un poeta que trató de abarcar la geografía de Estados Unidos, mientras que Dickinson logró sus prodigios de manera microscópica en el universo de su casa.
Poe —un escritor que alucinó con frecuencia soportando el duelo de la razón y el delirio—; Dickinson —la joven que prefirió el refugio de la discreción para escucharse a sí misma a través de sus poemas—; Whitman —un autor que se propuso alcanzar una dimensión cósmica para hablarle al futuro acerca de su país—: tres personajes de una misma geografía literaria, que heredarían a los poetas del siglo XX sus neurosis, esperanzas y frustraciones.
Una escritura diversa y contrastante que enseña la vitalidad de una época, prolongada en otro giro de la tradición: los inmigrantes. En su aprendizaje de un legado que matizó el inglés y cifró una manera de observar el mundo entre la geografía y el idioma maternos, deslizándose como criaturas anfibias en una nueva sintaxis.
Jaime Manrique Ardila es un poeta que llevó la memoria del Caribe desde el español al inglés y a su poesía escrita en Estados Unidos, donde comenzó a vivir a finales de los años sesenta. Un encuentro que se puede comprender de manera anecdótica, antes de que hiciera el viaje, cuando leyó Jane Eyre y Cumbres borrascosas en Barranquilla. Las hermanitas Brontë le transformaron el paisaje tropical con la gracia de una fantasía: no es frecuente que un adolescente suponga en el clima de la ciudad “los páramos salvajes y melancólicos de Inglaterra”.
Pero las variables de la imaginación que han hecho de Manrique un escritor múltiple —entre la poesía, la novela, el cuento, la crónica, la crítica de cine y las traducciones— hicieron posible que el cruce de umbrales entre distintas realidades se encontrara en el tiempo.
El libro de los muertos —publicado originalmente por Arte­poética Press en 2016— es una antología que recorre su escritura como un libro de viajes en términos literarios, desde Los adoradores de la luna (1976) hasta Mi cuerpo y otros poemas (1999), aparte de algunos poemas que permanecían inéditos. Un viaje en el que se revela la distancia con el origen —fortuito como el azar, por el que heredamos una lengua, un país, una cultura—, con el que se tiene la perspectiva del telescopio invertido para afianzarse en referencias más allá de las fronteras locales y escribir sin que el himno y la bandera sean camisas de fuerza.
En “El fantasma de mi padre”, un fragmento es elocuente para comprender el tiempo y las coordenadas que sugiere la nostalgia:
Estoy en Nueva Inglaterra,
un paisaje desconocido por mi padre,
un paisaje sin flores con cuellos de jirafas,
ni aves de garras platinadas,
ni felinos vomitando cataratas de sangre,
ni platanales cruzados por ríos claros como el vodka
surcados por flamingos con cuellos sumergidos
y con plumosas colas abiertas como parasoles.
Desde un lugar distinto a la “exaltada pesadilla de Rousseau”, como puede ser el Caribe, Manrique regresa, a través de la escritura, al territorio donde vivió alguna vez su fantasma adolescente.
El “principio poético” que le interesara a Poe —“the essentiality of what we call Poetry”—, en Manrique se resuelve formalmente con el tono narrativo que hizo de la poesía de Whitman una escritura cercana a la oralidad. Autobiográfico y confesional, las narraciones poéticas de Manrique se leen como una versión escrita de su voz cuando evoca su infancia en “El patio de la calle 58”; reflexiona como Dickinson sobre sus “Memorias fantasmas”: “Hoy nada es más sagrado / que ese instante cuando dos seres / se reconocen, sin defensas, y heredan / el fantasma de la memoria”, o sitúa en “El tigre” del Caribe la tradición de otros poetas que han escrito sobre el animal:
No el tigre de Blake
de espantosa simetría
ni el tigre de Bengala
de Borges, terror
de las riberas del Ganges.
Me refiero al tigre
de la finca de mi abuelo
adonde solo los valientes
se atrevían. El tigre
sagrado y sangriento
de los mayas, el tigre
de colmillos como
dagas de alabastro,
devorador de becerros y doncellas.
“Se lo comió el tigre”
era la expresión que se usaba
para explicar la desaparición
de cualquier hombre o bestia.
Una oralidad forjada por su oficio como traductor, útil como espionaje minucioso de los poetas que le han interesado: otro tipo de neuróticos, distintos a los que poblaron el siglo xix, pero semejantes a ellos por la forma como hicieron de la desesperación la base de sus poemas autobiográficos. Seres humanos en equilibrio inestable sobre sus abismos personales, que se manifestaron co...

Índice

  1. PORTADA
  2. PORTADILLA
  3. CRÉDITOS
  4. EL RETORNO DE LOS MUERTOS VIVIENTES