YOUTUBER
YOUTUBER
Gabriel Jaraba
© 2015, Gabriel Jaraba
© 2015, Redbook Ediciones, s. l., Barcelona.
Diseño de cubierta: Regina Richling.
Ilustración de cubierta: Shutterstock
Diseño interior: Amanda Martínez.
ISBN:978-84-9917-431-0
«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.»
Dedicado a mis compañeros del Gabinete de Comunicación y Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona. Especialmente a José Manuel Pérez Tornero, Santiago Tejedor, Mireia Sanz, Xavier Ortuño, Geisel García Graña, Marta Portalés, Ricardo Carniel, Judit Calle, Almudena Esteban, Antonio Martire, Danuta Asia-Othmann, Alodia Quesada, Juan Francisco Martínez Cerdà, Laura Cervi, Lidia Peralta, Ling Tang, Bing Zhang, Mireia Pi, Tomás Durán, Fabio Tropea, José María Perceval, Charo Lacalle, Pere O. Costa, Janneth Trejo, María José Recoder, Santiago Giraldo y Lidia Peralta.
A todos los alumnos de Periodismo y escritura periodística multimedia que me han permitido continuar aprendiendo con ellos.
Con mi agradecimiento a Alba Castilla, periodista de televisión y alumna del Grado en Periodismo de la UAB, por la lectura crítica del original de esta obra y sus certeras aportaciones, especialmente en los apartados de producción y edición, que han enriquecido las recomendaciones prácticas del libro.
INTRODUCCIÓN
LA TELEVISIÓN PLANETARIA YA ESTÁ AQUÍ
La cultura de la imagen en la vida móvil, un nuevo modo de expresarse y relacionarse
Ser un youtuber, producir y difundir vídeos en la Red es una actividad divertida y formativa que nos hace crecer y puede llevarnos al éxito.
Actualmente está de moda comunicar. Todos deseamos ser comunicadores y desarrollar nuestras capacidades comunicativas. Eso es bueno, pues la comunicación es una de las cualidades esenciales del ser humano. El bicho humano es un ser social, hecho para vivir en comunidad y relacionarse con sus semejantes. Comprende el mundo en que vive y evoluciona en él gracias a la estructura de su mente, que es lingüística y simbólica; eso quiere decir que las personas pensamos en términos de conceptos y los expresamos con palabras. Además, no solamente pensamos sobre lo que vemos con los ojos sino con lo que construimos con nuestra imaginación. La comunicación es la vida.
No es necesario ser un profesional para comunicar y hacerlo bien. Hoy día, internet nos permite la posibilidad de hacerlo, con muchos medios y para audiencias muy amplias. Gracias a la red, «la comunicación es hoy el centro de nuestras vidas». Todos somos usuarios de la comunicación. Pero además, ahora somos comunicadores en potencia.
La combinación de internet con los dispositivos audiovisuales que nos proporcionan las tecnologías de la comunicación y la información, como teléfonos móviles inteligentes, tabletas y videocámaras digitales, pone en nuestras manos el arte de la comunicación audiovisual. Ello nos permite expresar nuestros sentimientos e ideas, igual que podemos hacerlo con la música, la escritura o el dibujo, y además nos da la oportunidad de relacionarnos con otras personas, de contactar con gente interesante, de hacernos visibles en los entornos digitales y de gozar del placer de aprender unas habilidades que nos hacen tomar más confianza en nosotros mismos. Expresarse mediante la comunicación puede ser un pasatiempo divertido pero también algo más: un modo de estar en el mundo y de vivir, una manera de socializar y de crecer.
La comunicación audiovisual se enseña en las facultades universitarias y en las escuelas técnicas a aquellas personas que desean dedicarse a ello como profesionales. No todas las personas pretenden, sin embargo, convertirse en profesionales del audiovisual cuando toman una cámara o un dispositivo móvil para comunicarse. La popularización de las nuevas tecnologías nos ha liberado incluso de ese imperativo de la profesionalidad, ponen a nuestra disposición las cosas necesarias para hacer algo que nos interesa y nos divierte. Hay voces que censuran esta popularización; parece como si expresarse y comunicarse fuera algo malo o perjudicial, y no es así. Es una buena cosa aprender a grabar vídeos igual que lo es aprender a dibujar o tocar un instrumento.
Lo que pasa es que un instrumento musical se puede tocar bien o desafinar como un gallo a punto de degüello. Se puede dibujar un retrato fiel al rostro de una persona o convertir la imagen de nuestro modelo en una patata. Como todo arte y habilidad, el valor de la comunicación se mide por sus resultados. Si queremos comunicar hemos de aprender a hacerlo exitosamente. Y para eso no hace falta un virtuosismo técnico sino ir dándose cuenta, poco a poco, de lo que la comunicación es y requiere. La medida del valor de lo que comunicamos no la damos nosotros sino aquellos a quienes va dirigida.
La primera regla de oro de la comunicación es saber qué le interesa a la gente.
Toda persona que se dedique a la comunicación debe tener presente la primera regla de oro del arte de saber comunicar: «¿Qué le interesa a la gente? Lo que hace la otra gente». No son las tecnologías las que atraen la atención de las personas sino lo que estas pueden conocer de otras personas gracias a y a través de la tecnología. El éxito de las nuevas tecnologías de la comunicación no es el triunfo de los aparatos que las encarnan sino las posibilidades que ofrecen en términos de relaciones humanas, de conocimiento y encuentro de unos humanos con otros. Es mentira que el teléfono móvil aísle a la gente: nunca las personas habían tenido semejante posibilidad de contacto permanente gracias a este dispositivo.
No ha sido la telefonía móvil la que ha acabado con unas amables tertulias en las que supuestamente unos civilizados ciudadanos conversaban plácidamente con otros; lo ha hecho una organización de la vida económica y una degradación de las condiciones de trabajo que han impulsado a las personas a afanarse muchísimo más para ganarse la vida, y unos horarios tanto de producción como de ocio que son letales tanto para la vida productiva como para la familiar. Al contrario: han s...