Función de alto riesgo

La tarea pedagógica de la supervisión escolar

Oralia Bonilla Pedroza, Cuauhtémoc Guerrero, Héctor Gutiérrez, Pédro Jiménez, Marco Santillán

• Editorial: Ediciones SM
• Año: 2015
• ISBN:
  9786072409729
• Categoría: Education
• Categoría: Education Administration

"Función de alto riesgo" propone una revisión de la situación actual de la supervisión escolar con el fin de recuperar su importancia en la gestión de la mejora educativa. Describe algunos elementos que la han configurado a lo largo del tiempo y se enfoca de manera particular en brindar apoyo a directivos y maestros para fortalecer los procesos de enseñanza y de aprendizaje y la gestión escolar.

CAPÍTULO III
La asesoría a las escuelas para la mejora educativa

La asesoría a las escuelas consiste, básicamente, en el diálogo sistemático entre profesionales de la educación para conocer y analizar las principales problemáticas educativas, identificar sus posibles causas, especialmente las relacionadas con la organización escolar, la dirección y la enseñanza, además de diseñar alternativas de intervención que ayuden a superarlas.

Este diálogo se sustenta en la colaboración y el interés por el aprendizaje de quienes integran la comunidad escolar. Asimismo, permite recuperar los saberes y experiencias de los docentes y propone el desarrollo continuo de sus capacidades profesionales para atender las diversas problemáticas que surgen en el cada vez más complejo proceso de enseñanza y aprendizaje.

La asesoría implica el compromiso, la voluntad, el interés y la participación activa de los involucrados en ella. Sus principales herramientas son el diálogo profesional entre pares, el trabajo en colaboración, la planeación y la evaluación.

Como se señaló en el capítulo II, a la supervisión le corresponde asesorar y acompañar los procesos de mejora de los colectivos escolares, especialmente los relacionados con la enseñanza y el aprendizaje, así como gestionar el apoyo técnico, de otras áreas, necesario para contribuir al logro educativo en los planteles de cada zona escolar.

Una de las principales herramientas de la asesoría educativa es el diálogo.

De parte del equipo de supervisión, la asesoría exige el desarrollo de procesos de acompañamiento a los directores y maestros en su labor, esto implica estar cerca de ellos, observar su práctica, escucharlos para conocer sus necesidades, recuperar sus experiencias y aprendizajes, identificar sus intereses, conocer a fondo las características de los problemas que enfrentan y, sobre todo, potenciar sus capacidades profesionales en favor de la mejora educativa continua:

[Su] razón de ser es apoyarlos para que cumplan con su misión o tarea fundamental: que todos los niños y jóvenes que cursan la educación básica alcancen en el tiempo establecido los propósitos de los planes y programas de estudio nacionales (SEP, 2005).

De acuerdo con el documento “Orientaciones generales para constituir y operar el servicio de asesoría académica a la escuela” (SEP, 2005), los propósitos generales de la asesoría son los siguientes.

• Impulsar y apoyar la mejora continua de los procesos educativos fundamentales que afectan la enseñanza y el aprendizaje de los niños y jóvenes que asisten a las escuelas de educación básica.
• Promover y apoyar los procesos formativos necesarios para el desarrollo profesional de directores y docentes, mediante la reflexión sistemática y científica en torno a sus prácticas educativas y a las consecuencias de éstas.
• Promover acciones para que directores y docentes comprendan los planes y programas de estudio, además de que se apropien críticamente de ellos, dominen el enfoque intercultural y los enfoques de enseñanza, amén de manejar adecuadamente los fundamentos teóricos y metodológicos de los materiales de apoyo a la enseñanza.
• Promover entre directores y docentes la comprensión del contexto social en que se ubica la escuela y el respeto por la filiación cultural de los alumnos y sus comunidades, así como apoyarlos en el diseño de estrategias para atender a la diversidad.
• Ayudar a directores y docentes en el diseño, puesta en marcha y evaluación de propuestas para solucionar los problemas educativos que enfrentan cotidianamente en la escuela y en el aula.
• Impulsar y orientar la coordinación del trabajo colegiado en las escuelas para evaluar su situación, la mejora de su organización y su gestión, promover el intercambio de experiencias educativas y el establecimiento de alianzas con los padres de familia y otros miembros de la comunidad escolar, en favor de la educación de los alumnos.
• Orientar a los directores de los planteles y a los colectivos escolares en la administración y el uso óptimo de sus recursos materiales, tecnológicos, financieros y funcionales (formación, tiempo).

La comprensión de los planes y programas de estudio por parte de directores y docentes es uno de los propósitos de la asesoría.

La asesoría implica, primeramente, construir una relación de confianza, credibilidad y autoridad profesional entre el equipo de supervisión y los asesorados. Se sustenta en el conocimiento y dominio de los contenidos, enfoque y orientaciones pedagógicas de los planes y programas de estudio, así como en el uso y aprovechamiento de los recursos de apoyo a la enseñanza, el diseño de estrategias didácticas (planeación y metodología) y la evaluación del aprendizaje por parte del equipo de supervisión escolar. Conlleva el conocimiento profundo de las orientaciones de política educativa que definen los propósitos, las características y los enfoques didácticos, organizativos y administrativos de las escuelas de educación básica.

La asesoría sólo es posible en paralelo con el acompañamiento por lo que implica.¹ En nuestro contexto conviene destacar la presencia de los supervisores en la escuela durante las horas en las que el personal efectúa sus labores. Esto les permite reconocer las distintas problemáticas que enfrentan los maestros y contribuir a encontrar soluciones mediante la colaboración.

Los colectivos escolares tienen diferente nivel de desarrollo y aprendizaje. Por ello, la asesoría y acompañamiento es más importante en las escuelas que requieren más atención. En consecuencia, deben encaminarse hacia las escuelas con dificultades académicas, sin desestimarlos en las escuelas con buenos resultados, pero siempre priorizando el servicio en aquellas que es necesario fortalecer para que logren mejores resultados educativos.

Es conveniente que la supervisión escolar brinde un apoyo técnico de manera oportuna, pertinente, relevante y acorde con el contexto de cada escuela. Asimismo, debe considerar las experiencias, condiciones y necesidades específicas de sus destinatarios, así como sus competencias profesionales.

La supervisión escolar no debe ofrecer a todas las escuelas los mismos apoyos que genere la administración educativa y sus áreas técnicas, sino que, con base en un análisis de la situación de los planteles, las necesidades, capacidades y experiencias de sus maestros y directores, y los recursos disponibles, debe determinar, junto con el colectivo docente, los apoyos, contenidos y prioridades de la asesoría y aprovechar los recursos (tiempo, formación, experiencias) con los que ya cuenta la escuela, considerando los intereses del colectivo escolar y las prioridades de la administración educativa.

Si durante la asesoría el equipo de supervisión requiere apoyos para la escuela, deberá gestionarlos ante otros servicios del sistema educativo, para ello es indispensable que existan acuerdos y agendas en coordinación con universidades, instituciones formadoras de docentes, equipos técnicos de los diferentes programas y proyectos², centros de maestros y de educación especial, así como mesas técnicas, centrales y regionales, del nivel y la modalidad educativa de la educación básica³.

Desde esta perspectiva, brindar asesoría y acompañamiento no significa reproducir de manera indiscriminada la información, indicaciones, estrategias, acciones y materiales que proporcionan los diferentes programas y proyectos, sino que debe ser una instancia de mediación, adaptación, reelaboración y recreación de estas iniciativas, de tal manera que efectivamente se atiendan las necesidades reales de las escuelas, en el marco de las prioridades institucionales identificadas por la administración del sistema educativo estatal.

La asesoría y el acompañamiento se ofrecen al colectivo escolar en diferentes espacios y mediante distintas modalidades; por ejemplo, durante las reuniones del consejo técnico y de academia, las juntas de maestros de grado, de ciclo, de zona escolar (como en el caso de las escuelas multigrado) y aquellas que defina cada escuela, ya sea por nivel o modalidad educativa. Las reuniones de consejo técnico de zona son de gran importancia para valorar las acciones impulsadas por los directores, ya que en ellas se consideran las dificultades que éstos enfrentan y se buscan soluciones mediante la retroalimentación con otros directores. Asimismo, el supervisor puede aprovechar todas las oportunidades posibles para ofrecer asesoría para el trabajo en el aula, es decir, procurará asesorar al centro escolar y al aula, en un proceso de “ida y vuelta”. Esto es así porque los cambios a nivel de aula no se pueden mantener de modo continuo a menos que estén sostenidos por un equipo y trabajo a nivel de la escuela (A. Bolívar, 2004). Por ello, se afirma que la asesoría tiene su foco en el aula, en el trabajo del docente en lo individual, sin olvidar que las formas de relación, organización, valores y costumbres establecidos en la escuela pueden posibilitarlo o limitarlo (véase el Esquema 4).

Esquema 4. Asesoría al centro y al aula, ida y vuelta

Asimismo, se reconoce que los problemas de aprendizaje son complejos y su solución no depende de la acción de un solo maestro. Si bien requiere del esfuerzo individual, también precisa de los acuerdos y el trabajo colectivo para construir continuamente la coherencia interna (principios de enseñanza, acuerdos para el trabajo en el aula, prioridades de enseñanza, etc.) que facilite el aprendizaje de los alumnos durante sus estudios, sin importar el grado, la asignatura o el maestro en turno.

La asesoría a los maestros puede ser una actividad estimulante, práctica e interesante.

Además de considerar al aula como núcleo de la mejora educativa, la asesoría dirige sus esfuerzos hacia el profesorado para potenciar su desarrollo, vinculándolo con el de la escuela como organización, por ello es deseable que se lleve a cabo en los planteles.

La asesoría no debe ser rutinaria, superficial ni tan exhaustiva que desaliente, tampoco es conveniente que sea sólo teórica ni que se limite a proporcionar herramientas metodológicas, estrategias o sugerencias concretas. Es necesario no perder de vista que la finalidad de la asesoría es potenciar el desarrollo de quienes la reciben.

Un buen ejemplo de lo que los maestros esperan de la asesoría es el siguiente.

Si usted tuviera un problema legal y hubiera varias alternativas para resolverlo, seguramente elegiría la que considerara más adecuada al tipo de problemática que enfrentara, a la información que tuviera sobre los posibles caminos de solución, a su experiencia y su forma de pensar. En cambio, si solicitara asesoría, posiblemente acudiría a un lugar que se ofrece eficazmente. Si después de exponer su problema, el asesor jurídico le dice que debe leer el código civil y penal, buscar los artículos de la Constitución relacionados con su caso, analizar tres o cuatro juicios similares al suyo, entrevistar a las personas relacionadas con el asunto, analizar una estadística con los resultados y regresar a su despacho una vez hecho lo anterior, es muy probable que usted decida cambiar de asesor.

La asesoría proporciona a los docentes herramientas prácticas que facilitan su labor de manera casi inmediata.

Si se guardan las distancias entre los ámbitos jurídico y educativo, lo mismo podría suceder a un colectivo docente si un asesor lo remite a un sinnúmero de fuentes bibliográficas (ninguna accesible de inmediato), o le pide que investigue por su cuenta los sustentos legales de su práctica, consiga materiales didácticos inasequibles, se entreviste con expertos, etc., y por lo tanto, se olvida de ofrecerle sugerencias concretas y factibles para resolver sus problemáticas o cuando menos para empezar a atenderlas.

Por lo tanto, la asesoría ofrece a los docentes ayuda idónea (análisis de casos, capacitación, soluciones innovadoras, etc.), pero sobre todo les proporciona herramientas prácticas que facilitan su labor de manera casi inmediata, lo cual resulta de gran ayuda porque, debido a la dinámica del trabajo en el aula y la escuela, los profesores cuentan con pocos espacios y tiempo (y a veces con pocos elementos con que analizar una situación desconocida y problemática) para una investigación formal. Tampoco se trata de que los asesores les ofrezcan “recetas” a los docentes, pero sí deben proporcionarles estrategias, procedimientos, materiales que apoyen la reflexión, la experimentación y el aprendizaje, de tal manera que alienten la búsqueda de soluciones en un proceso gradual mediante “pequeños grandes pasos”.

La asesoría ofrece además la posibilidad de trabajar en equipo para sistematizar y difundir las estrategias y experiencias favorables de los docentes, de recrearlas y adaptarlas al contexto de distintas escuelas. Cuando los maestros se dan cuenta de estos beneficios, por mínimos que parezcan, adquieren mayor seguridad, se animan a probar nuevas estrategias en el aula, aprenden a buscar soluciones a sus problemas de enseñanza y advierten que es posible el cambio.

Las estrategias favorables que son resultado del trabajo de asesoría se pueden sistematizar y adaptar al contexto de otras escuelas.

La asesoría puede impulsarse desde el interior del plantel, o bien, desde fuera de éste. En la escuela es posible que la desarrollen grupos de profesores que, por su formación y experiencia profesional, cuentan con conocimientos y habilidades específicas que pueden compartir con sus colegas y además disponen de tiempo suficiente para planear la asesoría, darle seguimiento y evaluarla, como sucede en algunas escuelas secundarias que tienen coordinaciones académicas y cuentan con el respaldo institucional del director y la supervisión escolar.

La asesoría externa debe estar coordinada por la supervisión escolar, esto supone un conocimiento real de las necesidades de las escuelas y de la oferta de asesoría de la administración educativa y de otras instancias. Esta asesoría, como su nombre lo indica, la llevan a cabo agentes educativos ajenos a la planta docente de la escuela: asesores de áreas técnicas, de programas y proyectos, de centros de maestros y de instituciones formadoras de docentes, así como los...

Índice

• Portada
• Portadilla
• Acerca de los autores
• Prólogo
• Introducción
• CAPÍTULO I: La supervisión escolar
• CAPÍTULO II: Las tareas pedagógicas de la supervisión escolar
• CAPÍTULO III: La asesoría a las escuelas para la mejora educativa
• APÉNDICE
• BIBLIOGRAFÍA