INTRODUCCIÓN
alfredo furlan
i. Desde hace aproximadamente dos décadas, en Europa, en Estados Unidos y en mucho menor grado en Latinoamérica, se ha hablado y escrito bastante sobre la convivencia y la violencia en la escuela. A nadie bien informado le sorprende que el tema se trate en congresos y que aparezcan nuevas publicaciones.
Los jóvenes escolares usan cotidianamente la expresión inglesa Bullying, sin duda el término más conocido relativo al tema, para referirse a distintos aspectos de la violencia entre pares, lo cual testimonia una amplia difusión de la problemática. Ésta, la violencia entre pares, se ha transformado en el acontecimiento escolar más publicitado por los medios de comunicación pues, entre otras razones, es el que permite abordar la cuestión como si la responsabilidad fuera exclusivamente de los alumnos, lo cual es una simplificación de un problema muy complejo. Por otra parte, presenta facetas espectaculares, lo que posibilita a los propios estudiantes videograbar escenas truculentas y luego subir a internet toda suerte de peleas y otras situaciones humillantes. La combinación de estas conductas agresivas con las enormes posibilidades que brindan las tic ha dado lugar a lo que se denomina genéricamente cyberbullying.
En México han surgido Observatorios de la Violencia (o de la Convivencia) en las Escuelas por doquier, que todavía no tienen mucho que mostrar, pero que son nuevos actores que hay que considerar. Reflejan la actualidad política del asunto.
El tema se propaga velozmente, tal vez sin mucho despliegue conceptual, aunque comienzan a hacerse investigaciones que muestran un mayor respaldo teórico que las que se hacían años atrás, y que, por cierto, se siguen haciendo todavía en muchos lugares.
Emergen una multiplicidad de especialistas que van sumando sus voces, creando un coro que va repitiendo las mismas canciones, con diferencias a veces imperceptibles. Entre las letanías, una de las más divulgadas es la existencia de tres tipos de actores en los eventos caracterizados como bullying: los agresores, las víctimas y los espectadores. Se encuentran en una multitud de páginas web, de artículos e incluso libros.
Este libro pretende convocar a hacer un alto en el camino, introducir una serie de posturas reflexivas, que coadyuven a profundizar las letras de las canciones que participan en el concierto, y que posibiliten discusiones con bases teóricas más consistentes. Por eso es difícil encontrar en él un tratamiento que haga la economía de la complejidad del tema.
ii. En el año 2009 se realizó en la ciudad de Veracruz el X Congreso Nacional de Investigación Educativa (xcnie), evento que se organiza bianualmente propulsado por el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (comie). Allí se abrió el Área 17 dedicada a presentar investigaciones sobre los temas definidos como Disciplina, Convivencia y Violencia en las escuelas. A pesar de que en los congresos precedentes había trabajos sobre tal problemática, éstos eran pocos y además se ubicaban en diversas áreas por lo que era muy difícil tener una visión del conjunto. Con la apertura del área 17 tuvimos, por segunda vez –la primera visión de conjunto la tuvimos en el 2002-2003 cuando elaboramos el primer Estado del Conocimiento sobre estos temas–, la posibilidad de reunir la casi totalidad de trabajos sobre disciplina y violencia y pudimos apreciar el grado de desarrollo de las investigaciones que les servían de base. La mayor parte estaba en proceso, es decir, distantes en diversos grados de acabarse o de darse por cerradas. Era notable y comprensible también, que el enfoque predominante era hacer un diagnóstico de la situación, tipo recuento anecdótico de hechos de violencia teñidos de un contundente rechazo moral. También había trabajos preocupados por generar proyectos o discursos dirigidos a los docentes, que son quienes padecen (y a veces provocan) a la par de los estudiantes, los hechos de indisciplina y violencia en las escuelas.
Estos rasgos se mantienen en el xicnie, realizado en la ciudad de México en noviembre del 2011, aunque es de destacar que hay algunas comunicaciones que ostentan bases conceptuales más sólidas.
Cuando prevalece la “intención resolutiva” conlleva una notable tensión en el tratamiento del tema, pues enfoca su visión en la toma de alternativas para la actuación de los agentes institucionales, quienes están fuertemente implicados, por lo que son receptores muy comprometidos y críticos. En este sentido es típica la carga del discurso pedagógico de intervención, pero sobre todo de los discursos impacientes que se generan desde cualquier otro encuadre, más preocupados por establecer vías de acción aparentemente plausibles que por comprender a cabalidad el significado de estos problemas. Y son conocidas, al menos por algunos profesionales de la pedagogía, las enormes dificultades que complican el traslado a la práctica de las “propuestas” surgidas de las investigaciones, que tienen una racionalidad que no empata con el desarrollo del quehacer cotidiano en las escuelas.
Es el caso del esfuerzo que realizan bien intencionados sujetos, sobre todo si están tratando de hacer sus tesis de grado o de posgrado, acercándose por única vez al tema. Es notorio, o al menos lo fue cuando hicimos el primer estado del conocimiento, que la mayoría de los tesistas que se involucran en el tema, luego de obtener el grado, lo abandonan, expresando en sus tesis las limitaciones que se producen al establecer por primera y única vez los modos de tratamiento de estos complejos asuntos.
Por eso, se requiere un tiempo de maduración y de estudio con un uso de teorías que pongan al resguardo de las “buenas intenciones”, de declaraciones grandilocuentes o prematuras.
En una época en la que se trata de facilitar el egreso y la titulación en los posgrados, requisito que exigen las líneas de gestión vigentes, es visible que se producen “daños colaterales” que impactan la calidad de los productos, es decir, de las tesis. Por otra parte, también es sabido lo engorroso y complejo que es el estudio desde cualquier aproximación seria de los temas que preocupan en el campo educativo. La prisa no es buena consejera, así como eternizarse en una temática, tampoco.
Los que estuvimos a cargo de la coordinación del área 17 nos preguntamos cómo podríamos ayudar a fortalecer los insumos teóricos, para la investigación en los temas del campo. Una primera respuesta fue la publicación de un libro que reunía los mejores trabajos presentados en los simposios que se efectuaron durante el xcnie. En los simposios participaron personas especialmente invitadas, por haberse destacado en investigación o en intervenciones. Se trata del libro Violencia en los centros educativos. Conceptos, diagnósticos e intervenciones editado por noveduc en 2010 (Furlan, A.; M.A. Pasillas Valdez; T.C. Spitzer y A. Gomez Nashiki, compiladores).
Una segunda respuesta es la elaboración, bajo el auspicio del comie, del segundo Estado del Conocimiento correspondiente a los años 2002-2011, para lo cual una comisión integrada por un grupo de académicos de diversas instituciones relevaremos lo que se ha investigado en nuestro país, sobre los temas del Área, en los últimos 10 años.
Una tercera respuesta es el presente libro, destinado a reunir las aportaciones de un conjunto notable de colegas mexicanos, argentinos, españoles y franceses, que recibieron la invitación de escribir un texto que ilustrara sobre los usos de ciertas teorías en la investigación a un público amplio, y especialmente a gente que se haya planteado o esté investigando sobre problemas de violencia o de disciplina en las escuelas.
iii. ¿Por qué reunir trabajos sobre la disciplina y sobre la violencia? La reunión se produce porque en la práctica están mezclados y es habitual que los actores no los diferencien. La disciplina tiene que ver sobre todo con el aprendizaje de los contenidos curricularmente delimitados y con el desarrollo de habilidades para aprovechar las situaciones que brinda la escuela en réditos de experiencia. Es una dimensión del aprender a aprender. Para Comenio, en una interpretación libre de su obra Didáctica Magna, es el arte de hacerse discípulo.
Según la Real Academia Española (en su Diccionario de la Lengua Española, vigésima primera edición) disciplina es 1. Doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral. 2. Arte, facultad o ...