Inca Garcilaso - Con la espada y con la pluma
eBook - ePub

Inca Garcilaso - Con la espada y con la pluma

Una biografía

  1. 242 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Inca Garcilaso - Con la espada y con la pluma

Una biografía

Detalles del libro
Vista previa del libro
Índice
Citas

Información del libro

Esta obra constituye prácticamente la única biografía del Inca Garcilaso.La obra histórica del Inca Garcilaso puede considerarse al modo de Umberto Eco como una "obra abierta": adquiere todo su sentido del encuentro entre el autor y el lector. Su gran interés y su indudable éxito, que no ha dejado de crecer hasta nuestros días, atestigua la grandeza de su autor, al que se le considera con toda justicia "promotor" de una obra capaz de superar las fronteras, los prejuicios ideológicos o la censura; una obra que ha provocado, provoca, y seguramente seguirá provocando, lecturas en estrecha relación con las ideas o los métodos de estudio de cada época. Nada ha logrado detener su efecto social y eso ha hecho posible una abundante y excelente bibliografía.Más allá de los errores puntuales, sobre todo en los Comentarios Reales (argumento usado en todas las épocas para desacreditar su intrínseco valor), las obras del Inca Garcilaso son cruciales en el estudio de la conquista de América. Por su vasta y veloz difusión desde el mismo año de sus primeras ediciones, se convirtieron en un instrumento de discusión y formación en muchos sentidos relacionado con un florecimiento literario y ensayístico abierto a muchas y contrastantes reflexiones sobre los caracteres europeos y americanos y sobre el valor de la "diversidad".Una obra que profundiza en la condición andina del Inca Garcilaso, en su postura contra la conquista, en su habilidad para sortear la censura en tiempos de Felipe II y, sobre todo, en su decidido interés por profundizar en el sentido de la dignidad humana.

Preguntas frecuentes

Simplemente, dirígete a la sección ajustes de la cuenta y haz clic en «Cancelar suscripción». Así de sencillo. Después de cancelar tu suscripción, esta permanecerá activa el tiempo restante que hayas pagado. Obtén más información aquí.
Por el momento, todos nuestros libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Ambos planes te permiten acceder por completo a la biblioteca y a todas las funciones de Perlego. Las únicas diferencias son el precio y el período de suscripción: con el plan anual ahorrarás en torno a un 30 % en comparación con 12 meses de un plan mensual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
Sí, puedes acceder a Inca Garcilaso - Con la espada y con la pluma de Gabriella Airaldi en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Historia y Biografías históricas. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Año
2018
ISBN
9788494833311
Edición
1
Categoría
Historia

Escribir

XI Para comenzar: los diálogos de León Hebreo

Y, desde luego, la muchedumbre de los indios y españoles forman una sola e idéntica comunidad política y no dos entidades políticas entre sí. Todos tienen el mismo rey y están sometidos a las mismas leyes.
José de Acosta, De procuranda Indorum salute
En 1590 aparece La traduzion del Indio de los tres Dialogos de Amor de León Hebreo, hecha del Italiano en Español por Garcilasso Inga de la Vega, natural de la gran Ciudad del Cuzco, cabeça de los Reynos y Provincias del Piru. Es la primera obra de un escritor americano editada en Europa; fue publicada por el impresor madrileño Pedro de Madrigal, estrechamente ligado a los jesuitas.
Escrita en Montilla, fue terminada el 19 de enero de 1586. Lo que va desde que la terminó y la publicó es el laborioso y a menudo laberíntico proceso de editar un libro en la España de Felipe II, que veremos al final de este capítulo. De momento baste con señalar algo que resulta importante en más de un sentido: la primera obra del Inca Garcilaso de la Vega es pues una traducción. Entre las reacciones más relevantes que produjo, cabe señalar la de Francisco de Murillo, maestrescuela de la catedral de Córdoba, en forma de preguntas: «¿Por qué viene en hacerse intérprete entre italianos y españoles un antártico nacido en el Nuevo Mundo, allá debajo de nuestro hemisferio, y quien en la leche mamó la lengua general de los indios del Perú? ¿Qué tiene a ver con hacerse intérprete entre italianos y españoles? Y ya que presumió serlo, por qué no tomó libro cualquiera y no el que los italianos más estimaban y los españoles menos conocían?» A estas preguntas, el Inca Garcilaso respondió con una ocurrencia irónica que dice mucho de su carácter y de su historia: «Yo le respondí que había sido temeridad soldadesca que sus mayores hazañas le acometen así, y si salen con victoria los dan por valientes, y si mueren en ellas los tienen por locos». Después, en 1592, al licenciado Franco escribe a propósito del libro: «Quiérole mucho assí por ser el primogénito como por merescerlo su autor».50
No obstante, la verdadera ambición del Inca Garcilaso era escribir sobre historia; de hecho por esas fechas tiene en mente la obra a la que quiere dedicar su vida pero es consciente de que debe adquirir las herramientas adecuadas para llevarla a cabo. Sobre todo, sabe que ha de adquirir un método y que para ello está obligado a seguir un recorrido preciso. Lo hará durante los treinta años que pasó en Montilla, y precisamente la primera etapa de ese recorrido será una traducción, operación difícil, pero en su caso necesaria.
Para entender bien este paso en la vida del Inca Garcilaso es preciso tener en cuenta dos importantes cuestiones; una especie de díptico con dos hojas, la primera se refiere al complejo legado de la educación jesuítica, la segunda el singular perfil del autor y la obra elegidos para la traducción.
Respecto a la primera hoja de este díptico, primero hay que señalar que la traducción de los Diálogos de León Hebreo es el modo como el Inca Garcilaso se acerca a la historia a través de un verdadero aprendizaje, cuyo punto de partida es el acto de traducir un texto humanista. Para sumergirse en la memoria social de su país, y no solo en la de una reducida élite intelectual, se vale de la lengua que en ese momento de su vida es de uso habitual, el español, que además por esos años era la única lengua que afectaba a dos continentes. La historia que aspira a contar, cuyos detalles conoce quizá mejor que nadie, es la historia del encuentro de su padre con la cultura de su madre y quiere recuperarla a través de los retazos de relatos que ambos le contaron, y hacerlo en español. Por eso, su formación debe empezar por la lengua del país que le acoge, el país de su familia paterna: aprenderlo constituye para él un rito de paso, además de un hito en la formación en el ambiente jesuítico.
Las discusiones sobre la lengua eran en esos años un tema bastante habitual. La exacta interpretación de una palabra permite ser preciso en el punto de vista sobre cualquier argumento. En la educación impulsada por los jesuitas la palabra es clave: un individuo educado en los principios pedagógicos de la Compañía debe ser capaz de cultivar y exaltar sus capacidades de comunicación; por eso, necesita aprender, además de oratoria y dialéctica, el valor de las palabras por medio del conocimiento de las lenguas en uso (latín, español, italiano, quechua o runa simi) las numerosas variedades del quechua. El valor de las palabras es inseparable de los propios recuerdos pues constituyen el instrumento obligado para adaptar los valores ético-religiosos y la cultura humanística a la geografía recién descubierta. Los diccionarios abundan en su biblioteca, aunque a menudo él anota algunos errores en la traducción de su lengua materna.
Junto al valor de las palabras, la educación de los jesuitas propone el estudio de los clásicos. Se consolida así el principio humanístico que había calado en los ambientes eruditos de Montilla y otros lugares de la Bética. El Inca Garcilaso al fin y al cabo hará lo que por entonces solían hacer la mayor parte de las familias de abolengo: familiarizarse con la Historia Antigua. Injertados de este modo algunos personajes relevantes de aquel remoto pasado en un nuevo modelo de sociedad, la moral, los gestos y las sentencias de los antiguos se convirtieron en valores ejemplares a seguir. No es raro comparar la ciudad de Cuzco con Roma antes de la cristianización y las acciones de los Incas con las virtudes civilizadoras del mundo romano. El influyente escritor jesuita José de Acosta, tan cercano a la sensibilidad del Inca Garcilaso, convierte estas ideas en la clave de sus trabajos. Acosta, Provincial de la Compañía, es hombre de ideas radicales, pero de conducta moderada, promovedor de la reducción de Juli, prototipo de un sistema ampliamente difundido en el Altiplano surandino; debido a eso, y a su perspicaz manera de ver el mundo, escribió sobre la manera de insertar el mundo americano en el Imperio español, que para él era tanto como decir en el sistema europeo de matriz católica. Acosta se encuentra en España entre 1588 y 1592 (años en los que viaja por Andalucía); luego se marcha a Roma pero regresa en 1594, está vez definitivamente.
No tendría ningún interés evocar aquí las obras del padre Acosta si estas no fueran para el Inca Garcilaso ventanas abiertas a la historia del Perú. La primera que leyó fue el tratado pastoral De procuranda Indorum salute, escrito en Lima y publicado por primera vez en Salamanca en 1588; luego, la Historia natural y moral de las Indias en que se tratan las cosas notables del cielo y elementos, metales, plantas y animales della y los ritos y ceremonias, leyes y gobierno y guerra de los indios, publicada en 1590, obra que inicialmente se pensó como una introducción al De procuranda, y que terminó por ser enseguida un auténtico éxito de ventas internacional. En todas ellas, Acosta ofrece una visión providencialista de la historia que él relaciona, con razón o sin ella, con una evolución cultural en tres etapas en las que la esperanza de salvación pasa por una educación donde son partes esenciales el conocimiento y el uso de las lenguas. Una sociedad fundada —según asegura como buen jesuita— en gobernadores justos y fieles a las leyes, encomenderos ajenos a la codicia, la violencia y la opresión, con comunidades bien integradas entre ellas y sujetas a un único e iluminado rey. Pero que en ocasiones necesita recurrir a la dureza de las armas, sobre todo en casos de rebelión o de ataque a la libertad de comercio y de asentamiento. Estos argumentos inducen a creer en su narración histórica sobre los diferentes pasajes de geoantropología del Nuevo Mundo y sus habitantes, también por su estilo conciso, veraz, ya que en el decir del propio padre Acosta la historia «ha de ser seria y verdadera, no como las fábulas que urden los libros de caballerías».
Junto a las obras del padre Acosta, el Inca Garcilaso tuvo otras influencias. Así, en 1598, recibió un paquete del padre Pedro Maldonado de Saavedra que contenía lo que quedaba de la obra de Blas Valera que, en conflicto con la Compañía desde 1583, acababa de morir. De inmediato queda fascinado por ese compatriota suyo, mestizo como él, además de «muy curioso y muy culto»; un hombre que considera de «mucha autoridad» e «insigne varón» y del que por encima de todo admira las «perlas y piedras preciosas» de sus textos. Valera es un personaje controvertido hasta hoy, pues se le relaciona con la creación de un movimiento neoinca cristiano e incluso con el renacimiento de un Imperio Inca conforme a los valores que remontan a los tiempos de Manco Inca o Túpac Amaru; un personaje a quien se vincula además con movimientos andinos como Taqui-Onqoy, que entre 1560 y 1570 terminó en tragedia, la creación de Vilcabamba o el mítico reino de Paititi.
Hasta aquí una de las hojas del díptico. La otra tiene como telón de fondo la naturaleza del autor y la obra que el Inca Garcilaso ha decidido traducir.
Los Diálogos de León Hebreo forma parte de una nutrida serie de tratados de amor editados en la segunda mitad del siglo XVI, fundamentales en la educación humanística: todo hombre cultivado debía conocerlos. Por una parte, porque el arte del diálogo —en tanto que interacción entre dos principios disímiles— es un instrumento capaz de conciliar opiniones contrarias y es utilizado a menudo en la investigación de la verdad; por otra, el diálogo es una fórmula clásica que los jesuitas utilizan en su educación y la proponen en el ambiente teatral. Son suficientes motivos para traducir los Diálogos de León Hebreo a numerosos idiomas, al latín inclusive, y para explicar su amplia difusión en las Indias, aunque formaran parte del Índice de libros prohibidos elaborado por la iglesia de Roma.
En España, donde existía un propio Índice de libros prohibidos y se impide la importación de libros extranjeros (proscripción poco respetada gracias a las estrechas relaciones con Flandes e Italia), también el libro de León Hebreo fue ampliamente difundido en dos traducciones, la de Guedeliah Yahia publicada en Venecia en 1568 y la de Carlos Montesa publicada en Zaragoza en 1584. La del Inca Garcilaso es más completa y perfecta en la forma que estas dos, aunque es prudente en sus comentarios y gracias a eso obtuvo los plácet necesarios en el plano religioso y político. Como dirá el propio Garcilaso «también por aprovechar los años de mi edad y servir a los estudiosos traduje de italiano en romance castellano los diálogos de filosofía entre Filón y Sofía, libro intitulado León Hebreo, que anda traducido en todas lenguas hasta en lenguaje peruano (para que se vea a do llega la curiosidad y estudiosidad de los nuestros), y en latín corre por el orbe latino, con acepción y concepto de los sabios y letrados, que lo precian y estiman por la alteza de su estilo y delicadeza de su materia. Por lo cual con justo acuerdo, la Sancta y general Inquisición destos Reynos, en este último expurgatorio de libros prohibidos, no vedándolo en otras lenguas, lo mandó recoger en nuestra bulgar porque no era para bulgo».51
Esta traducción volvió a situar a León Hebreo en el centro de los debates. Y si ahora dedico unas líneas a evocar el efecto de esta obra es porque en los últimos tiempos se ha hablado mucho de las grandes corrientes de pensamiento de la que forma parte. Los Diálogos sirvieron de mediación del neoplatonismo de Marsilio Ficino o Giovanni Pico della Mirandola, y se convirtieron en lectura obligada de relevantes escritores como Cervantes o Spinoza y en un referente indiscutible para los escritores isabelinos o para los románticos alemanes. Situados entre el mundo clásico y el Renacimiento, se convirtieron en una pieza clave en la revelación de los arcana mundi, la imagen de un cosmos y de las potencias secretas que lo animan a través de una novedosa interpretación de la mitología en la que Eros desempeña un papel de fuerza unificadora en la «gran cadena del Ser»; era impensable prescindir de ella gracias a que había conseguido un inusual y creador sincretismo, mezcla de astrología, mitología, racionalismo aristotélico, neoplatonismo, hermetismo, cábala hebraica y mística árabe.
León Hebreo, nacido en Lisboa entre 1460 y 1470 en el seno de una prestigiosa, rica y culta familia ligada a la Corona portuguesa, culminaba con esta obra los trabajos de su padre Isaac ben Jehuda Abravanel, teólogo y tesorero de Alfonso V de Portugal. Pertenecía a una época y a un medio en los que todo era posible. Así, se vio obligado a seguir a su familia cuando se involucró en la conjura de los Braganzas contra Juan II. Lo mismo que aconteció a Cristóbal Colón, que tuvo que dejar Portugal por la misma razón. En 1484 se une a su padre, que un años antes había huido a Sevilla, la patria de sus antepasados, y que ahora trabajaba de intendente de los tributos reales; en Sevilla acepta ejercer de médico, aunque fuera ya un autor muy conocido por su amplia cultura filosófica. Tras el edicto de expulsión de 1492, todos los Abravanel dejaron España y marchan a Italia, encontrando refugio en Nápoles donde Isaac se convierte en consejero del rey Ferrante y León en su médico. Con la invasión francesa, la familia se dispersa. Isaac sigue al nuevo rey Alfonso II a Sicilia y León marcha a Génova, aunque por poco tiempo, ya que regresará entre 1496 y 1497 y se sabe que en 1501 llega a Barletta. Desde ese momento su vida estará ligada al Gran Capitán, de quien es médico personal y queda con él hasta que el virrey cae en desgracia. Evidencias posteriores señalan su presencia en Venecia, Ferrara, Pesaro, Nápoles y Roma. En 1535, cuando se editan sus Diálogos, ya había fallecido.
Ahora es el momento de enfrentarse a la candente cuestión de los motivos que tuvo el Inca Garcilaso de la Vega para traducir esta obra. Se ha señalado a menudo su interés por las temáticas relacionadas con el misticismo hebreo, ampliamente estudiado en esos años, también sus supuestas afinidades de carácter ético y estético o las posibles semejanzas de carácter existencial entre el autor y el traductor, convertido así en un «Inca platónico»; sin olvidar los que proponen que con ello buscaba armonizar culturas diferentes o superar la incomunicabilidad verbal de sus padres, mediante la conjunción de los contenidos cabalísticos y teosóficos de los Diálogos con la mitografía andina.
A León Hebreo se le ve como un hombre entre dos mundos, «fusión de hispano e italiano». La confluencia de la presencia ibérica en el Reino de Nápoles y la expulsión de España de los judíos «permitió la creación de la singular obra, a la vez sefardí e italiana, de Yehuda Abravanel y León Hebreo». Pero pocos han notado que León, médico del Gran Capitán, el héroe de la familia a cuya sombra vive el Inca Garcilaso, pasa mucho tiempo al lado de un hombre de armas muy culto; tampoco se ha insistido demasiado en la posible intervención jesuítica. En todo caso, y sean cuáles fueran los motivos, hay que señalar que traducir es un ritual de paso en muchos sentidos, no solo desde el punto de vista técnico. A través del idioma se puede insertar lo que no forma parte del mundo en el que aquel idioma ha nacido, como acontece a la cultura incaica en el marco de la historia española, europea y mundial. A través del idioma se puede plasmar la memoria realizando de hecho otra traducción, o sea transformando el resultado en algo nuevo. Con el acto de traducir es posible reconstruir todo un mundo. Por tanto, la elección del texto es muy importante; aunque también lo son otros detalles ajenos a él, por ejemplo, los documentos previos al texto.
Comencemos por el título con la que se publicó:
La traduzion del Indio de los tres Dialogos de Amor de León Hebreo, hecha del Italiano en Español por Garcilasso Inga de la Vega, natural de la gran Ciudad del Cuzco, cabeça de los Reynos y Provincias del Piru.
Esta información nos sitúa de inmediato ante cómo era conocido el autor en la corte, empezando por su identidad. El Inca Garcilaso es definido como Indio, concepto vago aunque útil para indicar su procedencia del otro la...

Índice

  1. Cubierta
  2. Portada
  3. Créditos
  4. Índice
  5. Epígrafe
  6. Frontispicio
  7. Introducción
  8. Mirar
  9. Pensar
  10. Escribir
  11. Nota al lector
  12. Lecturas recomendadas
  13. Acerca de la autora
  14. Notas