Capítulo 1
La misión liberadora de Jesús
Ejes temáticos clave
Desde que Hans Conzelmann publicó en 1953 su libro Die Mitte der Zeit: Studien zur Theologie des Lukas (El centro del tiempo: Estudio de la teología de Lucas), propuesta teológica que generó un amplio debate en los círculos académicos vinculados a la exégesis del Nuevo Testamento, otros autores le han dado también en los últimos años una atención particular a la teología lucana. Los libros escritos por Lucas, el tercer evangelio y Hechos de los Apóstoles, están actualmente en el fuego cruzado del debate académico (Marshall 1992: 13) y son el foco en el que se centran los estudios de los especialistas en Sagrada Escritura (Senior 1985: 345). ¿Cuáles son los temas clave o los ejes transversales que articulan la teología lucana? ¿Qué desafíos pastorales y qué pautas concretas para la misión cristiana se desprenden de esos temas clave o ejes transversales?
Uno de los temas teológicos clave al que se le ha dedicado especial atención en el campo de los estudios bíblicos es el concepto lucano de la salvación. Lucas utiliza esta palabra para referirse al contenido de la buena noticia del reino de Dios proclamado por Jesús de Nazaret; una buena noticia cuyo correlato es la liberación de todas las opresiones. Desde la óptica lucana, la salvación es una experiencia accesible a todos los seres humanos, subrayándose así el tema de la universalidad de la misión. Lucas puntualiza también que Dios tiene un amor especial por los pobres y los marginados, los seres humanos que la sociedad predominante ha condenado al desván de la historia.
Teniendo en cuenta el debate actual sobre la obra lucana, la propuesta que subyace en este estudio del mensaje del Evangelio de Lucas, es que en el tercer evangelio se presenta la misión liberadora de Jesús de Nazaret como paradigma para el testimonio individual y colectivo de los creyentes en todas las fronteras sociales y culturales. Es una propuesta que parte de un marco temporal concreto en el que millones de seres humanos, de todas las edades son tratados como basura social por aquellos que tienen en sus manos el poder político y económico. La tesis central es que en el Evangelio de Lucas se intersectan y confluyen diversos temas teológicos que en conjunto articulan una comprensión de la misión en términos de liberación integral.
El debate actual sobre el Evangelio de Lucas
A pesar de que el Evangelio de Lucas ha sido ampliamente estudiado desde diferentes marcos teóricos y metodológicos, los expertos en estudios del Nuevo Testamento de las distintas familias confesionales cristianas, no siempre están de acuerdo ni en sus énfasis particulares ni en las líneas misioneras que de esos énfasis se derivarían. La diversidad de opiniones parece tener como punto crítico el carácter peculiar del tercer evangelio, particularmente el concepto lucano de la salvación, que es un concepto inclusivo que no da lugar a dicotomías entre lo espiritual y lo social o entre lo individual y lo comunitario (Green 1997: 24–25).
Uno de los expertos en la obra lucana, sugiere que Lucas hilvana una teología de la pobreza influenciada por los factores sociales, políticos y económicos presentes en su marco histórico específico (Esler 1987: 2, 164–169). Este mismo autor, siguiendo a Peter Berger, señala que ese hecho particular confirma que existe una relación siempre dialéctica entre religión y sociedad (Esler 1987: 2).
Desde un enfoque misiológico, Donald Senior sugiere que la nota clave de la teología de la misión en Lucas es la conexión entre la historia de Jesús y la historia de la iglesia; y resalta, también, tanto el énfasis lucano en la universalidad de la misión y la continuidad con la historia de Israel como la inserción de Jesús en el mundo de los pobres y los marginados (Senior 1985: 345–366). Desde su punto de vista:
Para San Lucas el concepto del Espíritu sella la íntima relación entre la universal voluntad divina de salvar, el ministerio liberador de Jesús y la misión universal de la iglesia. Durante la historia de Israel, ese potencial universal está oculto en la promesa: Dios redimiría un día a su pueblo y daría la vuelta a la situación de opresión en la que vivían los humildes […]. Durante la vida terrena de Jesús, el Espíritu de Dios comienza a cumplir la promesa: los que sufren son liberados, los pobres reciben atenciones, los marginados y rechazados son conducidos de nuevo a casa […]. Por la forma en que narra la historia evangélica, Lucas sabe fundamentar el alcance y el carácter de misión de la iglesia en la persona y en el ministerio de Jesús. (Senior 1985: 366)
Donald Senior señala también que el relato de las apariciones del resucitado en Lucas 24.44–49 y su eco en Hechos 1.3–8 sintetiza la propuesta teológica de Lucas. En este texto altamente significativo, están presentes temas clave como la naturaleza universal de la misión, la muerte y la resurrección de Jesús como el acontecimiento cumbre de la historia de Jesús, el llamado a la conversión, la promesa de perdón y el lugar de la comunidad de discípulos como testigos empoderados por el Espíritu (Senior 1985: 366).
Howard Marshall, por su parte, comparando el Evangelio de Lucas con los otros sinópticos, sostiene que, en contraste con el Evangelio de Marcos, Lucas resalta la naturaleza del mensaje de Jesús sobre el reino de Dios como salvación para los perdidos. Para este autor, mientras Mateo presenta a Jesús de Nazaret como Maestro de la verdadera justicia, Lucas pone más el acento en su acción como salvador, puntualizando el interés particular que tuvo por los pobres y los marginados (Marshall 1991: 829). Según Marshall:
Lucas llama la atención particularmente al interés que el Señor mostró por los marginados. Todos los evangelios testifican de este indudable hecho histórico, pero es Lucas quien se deleita más en ponerlo de manifiesto […]. Otro aspecto de Jesús que Lucas se ocupa de hacer resaltar es su interés por los pobres, y sus advertencias de que los ricos que viven para sí, se excluyen del reino de Dios… (Marshall 1991: 830)
Para Gustavo Gutiérrez, uno de los aspectos más desafiantes del enfoque teológico de Lucas es su especial sensibilidad hacia los sectores sociales menos favorecidos (Gutiérrez 1989: 342). Este autor, analizando la condición de exclusión en la que se encontraban las mujeres en el mundo cultural judío del primer siglo, sostiene que:
El solo hecho de que hubiera mujeres colaborando con Jesús muestra la originalidad de su actitud […] esto no hacía sino alimentar los prejuicios y la hostilidad de quienes se sentían cuestionados por el ministerio del predicador galileo. (Gutiérrez 1989: 317)
Desde otro marco interpretativo, siguiendo la propuesta teológica de Schottroff y Stegemann, David Bosch propone que Lucas no debe ser llamado realmente el evangelista de los pobres. Desde su punto de vista, debe ser llamado el evangelista de los ricos, porque el deseo de Lucas es que sus lectores conozcan que hay esperanza para los ricos en la medida en que estos actúen y sirvan en solidaridad con los pobres y los oprimidos (Bosch 2000: 136). Según Bosch, en su conversión a Dios, ricos y pobres se convierten el uno al otro (Bosch 2000: 136). Afirma, además, que la perspectiva lucana de la salvación tiene seis dimensiones: económica, social, política, física, psicológica y espiritual, precisando que Lucas en su evangelio le presta mayor atención a la primera de ellas (Bosch 2000: 152).
Bosch reconoce también que es un piso común el reconocimiento de que Lucas tiene un interés especial por los pobres y otros grupos marginados, y que todo el evangelio mantiene en alto esa sensibilidad (Bosch 2000: 129–130). Sostiene que la misión de Jesús tiene tres énfasis inseparables e indistinguibles que en conjunto articulan una respuesta multifacética al sufrimiento: a) Potenciar a los débiles y humildes; b) Sanar a los enfermos; c) Salvar a los perdidos (Bosch 1989: 4–5). Bosch afirma que cada uno de estos ministerios presupone los otros dos, no sólo porque los débiles, los enfermos y los perdidos fueron frecuentemente las mismas personas, sino porque —y esto es lo más importante— es imposible, incluso en nuestra misión hoy, involucrarse en uno de estos ministerios, excluyendo totalmente a los otros dos (Bosch 1989: 5).
Desde otro ángulo, Luise Schottroff y Wolfgang Stegemann, cuando se refieren a Jesús de Nazaret como la esperanza de los pobres, precisan que el núcleo de su mensaje social en la versión lucana está constituido por las consignas a los ricos y a los socialmente bien considerados (Schottroff y Stegemann 1981: 219). Ambos sostienen que Lucas tiene presente un objetivo social concreto: el equilibrio económico intracomunitario (Schottroff y Stegemann 1981: 220).
William Barclay y F. F. Bruce, aparte de reconocer como uno de los temas dominantes del tercer evangelio el ministerio de Jesús entre los despreciados y los menesterosos (Barclay 1973: 19–20; Bruce 1975: 76), señalan que Lucas fue el primer autor de los evangelios que situó la historia de Jesús y la historia de la iglesia cristiana en su marco temporal más amplio. Bruce precisa que todo el desarrollo de los orígenes del cristianismo se ubica en el contexto de la historia mundial contemporánea (Bruce 1975: 65). Según Barclay:
Lucas es el primer hombre que ve los eventos cristianos desde la perspectiva de la historia mundial […]. Para Lucas, los eventos del cristianismo no se realizaron en forma aislada sino que él los contempla a la luz de la historia […]. Sólo Lucas comprende el impacto de la historia pasada, presente y futura. (Barclay 1973: 17–18)
David Gooding, por su parte, opina que Lucas presenta la historia de Jesús en dos grandes momentos, señalando que al interior de estos se entrecruzan varios temas teológicos. En la propuesta de Gooding, el primer momento corresponde a la venida del Señor del cielo a la tierra y, el segundo momento, corresponde a su regreso de la tierra al cielo (Gooding 1987: 9). Según este autor, el punto de cambio entre ambos momentos se encuentra en Lucas 9.51, un texto en el que se narra el inicio del ascenso de Jesús a la ciudad de Jerusalén (Gooding 1987: 9).
Quizá por esa razón, Joseph Fitzmyer enfatiza la perspectiva geográfica presente en Lucas, ya que en este evangelio se resalta el lugar de Jerusalén como la ciudad del destino y se describe la actividad de Jesús como un camino o como una carrera que se expresa claramente en el movimiento ascendente de Galilea a Jerusalén (Lc 9.51; 19.28) que en este evangelio se remarca notablemente (Fitzmyer 1981: 165, 169).
Esta breve discusión sobre los diversos enfoques interpretativos del Evangelio de Lucas, conduce a establecer que varios temas se intersectan o entrecruzan para perfilar el horizonte teológico del tercer evangelio, siendo cada uno de ellos sumamente valioso como insumo para la misión de la iglesia en cualquier coyuntura histórica.
En primer lugar, como lo reconoce la mayoría de los expertos, uno de los ejes teológicos dominantes que articula la perspectiva lucana de la misión es el amor especial que Dios tiene por los pobres y los excluidos (publicanos, samaritanos, leprosos, mujeres, niños y enfermos), en un clima cultural en el que se consideraba a las mujeres como menos importantes y a los niños como seres humanos incompletos.
En segundo lugar, se destaca el énfasis en la naturaleza universal del amor de Dios, ya que a lo largo del evangelio se puntualiza que la buena noticia del reino de Dios cruza las fronteras geográficas de Palestina y las barreras religiosas, culturales, sociales, políticas y económicas.
En tercer lugar, se resalta el esfuerzo del autor de este evangelio por conectar los eventos de la historia de Jesús y de la historia de la iglesia, con la historia secular. Según Lucas, Dios es el Señor de la historia y de todas las naciones. En tal sentido, los procesos sociales y los eventos políticos, son canales a través de los cuales su amor y su justicia se manifiestan alcanzando a todas las personas, culturas y pueblos.
En síntesis, el horizonte teológico lucano se caracteriza por el anuncio de la buena noticia del reino de Dios como esp...