101 ideas creativas para maestros
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101 ideas creativas para maestros

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101 ideas creativas para maestros

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Difícil sería redactar una mejor definición de este libro y los objetivos que persigue que la proporcionada por los propios autores en su introducción: "En una visita reciente a una de las más grandes librerías no cristianas de Brasil, descubrimos más de tres estanterías dedicadas al tema "didáctica". Ojeando aquellas centenas de libros, nos dimos cuenta que casi todos trataban la enseñanza desde el punto de vista académico, teórico, abstracto y profesional. Había poco o nada de ayuda concreta, simple pero dinámica para profesores en ejercicio como nosotros. Y si no encontramos material didáctico de esa naturaleza en los estantes seculares, ¿qué podemos decir de la enorme necesidad en el medio evangélico? Sin caer en el pragmatismo, nuestro deseo es suplir mediante el presente libro a la Iglesia Evangélica y, (¿por qué no?) a escuelas públicas y privadas de ese material práctico y bíblico. Queremos ofrecer un catálogo de ideas, no como una lista final y exhaustiva, sino como estímulo a la creatividad del lector. Somos soñadores hasta el punto de pensar que nuestra pequeña contribución pueda revolucionar la enseñanza de centenas y, quién sabe, millares de profesores y, por medio de ellos, incontables alumnos. Nuestra visión se extiende del departamento de cuna y del jardín de infancia hasta el seminario bíblico y la universidad; del niño en la escuela dominical hasta el pastor en el púlpito. ¿Nuestro deseo? Una transformación de la enseñanza, de la mediocridad a la excelencia, de lo pasivo a lo activo, de lo aburrido y letárgico a lo energético y genial. Soñamos con profesores que VIVAN lo que enseñan. Que sean facilitadores del aprendizaje y no sólo fuentes de hechos o transmisores de contenido. Que impacten no sólo la mente de sus alumnos, sino también su corazón y su voluntad. Que transformen los oídos de sus alumnos en ojos, para que vean y prueben la verdad. Escribimos este libro no como teóricos en el mundo de la didáctica, sino como profesores.

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Información

Año
2015
ISBN
9788482679747

PARTE 1
PRINCIPIOS PARA EL MAESTRO

El maestro sabio: Comunicación con creatividad y carácter

Se cuenta la historia de tres personas que viajaban juntas en avión - un programador de computadores, un joven “boy-scout”, y un pastor. En la mitad del vuelo la voz del piloto rompió el silencio diciendo que el avión estaba cayendo. Desdichadamente, sólo había 3 paracaídas para cuatro personas. Fue en ese momento que el piloto salió de la cabina, cogió el primer paracaídas, y dijo: “Tengo una esposa y 3 niños pequeños en casa, y ellos me necesitan,” y saltó del avión. Enseguida el programador de computadores declaró: “¡Soy la persona más inteligente del mundo, y ellos me necesitan!” Cogió el segundo paracaídas y también saltó. Eso dejó solamente al joven “boy-scout” y al pastor. Entonces el pastor, resuelto pero con voz temblorosa, le dijo al joven, “Tengo una vida buena, y sé para donde voy. Coja usted el último paracaídas, y yo me caeré con el avión.” Pero el joven “boy-scout” miró al pastor y respondió, “¡No se preocupe, pastor. El hombre más inteligente del mundo saltó del avión con mi mochila en la espalda!”
Esta historia ilustra la diferencia entre conocimiento y sabiduría. El conocimiento de los hechos no siempre implica saber cómo usarlos en la vida real. Por eso, hay mucha diferencia entre ser un maestro que tiene información, y un maestro que consigue comunicar este contenido por causa del propio carácter y por la enseñanza creativa.
¿Cuáles son las cualidades que distinguen a un maestro “conocedor” y un maestro “sabio”? Es interesante notar que la propia Biblia hace esta distinción. Con palabras sorprendentemente actuales nos enseña que el maestro sabio se preocupa con la comunicación creativa de un contenido que transforma el carácter.
Hace muchos años, el autor del libro de Eclesiastés, llamado “el maestro” o “predicador” en la Biblia, ejemplificaba las tres cualidades esenciales para todos los que presumen enseñar a otros:
“Y cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; e hizo escuchar, e hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios. Procuró el Predicador hallar palabras agradables, y escribir rectamente palabras de verdad. Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor” (Eclesiastés 12:9-11).
Podemos resumir esas cualidades de la siguiente manera:
1. Contenido
2. Comunicación creativa
3. Carácter consecuente
El Maestro sabio: comunica con creatividad
De acuerdo con el ejemplo del “Maestro” en Eclesiastés, el maestro sabio se preocupa no solamente con lo que enseña, sino también cómo lo enseña. Su uso de “proverbios y dichos” significa un esfuerzo para hacer la información abstracta y aparentemente irrelevante (a veces, que cansaba demasiado) en algo práctico, concreto y vivo. Implica la utilización de analogías, comparaciones, historias, anécdotas, estudios de casos y audiovisuales. El “Maestro” enseñaba “de modo agradable e interesante.” No es coincidencia que el más grande Maestro que haya vivido, el Señor Jesús, también enseñaba de esa manera. La Biblia nos dice que “sin parábolas (historias) Jesús no les enseñaba nada” (Mateo 13:34).
El Maestro sabio comunica a través del carácter
Es probable que usted aún recuerde a un maestro creativo que se preocupaba no sólo con el contenido, sino también con su vida. Probablemente fue el carácter de aquel maestro junto con su preocupación con una clase bien dada, que impactó su vida.
La instrucción hecha en un vacío moral acaba siendo una enseñanza inmoral. El maestro en Eclesiastés reconocía muy bien este hecho, pues termina su libro enfatizando la importancia del carácter en la enseñanza y en la vida: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” (Eclesiastés 12:13,14). En otras palabras, conocimiento y contenido en sí no son suficientes para influenciar positivamente a las personas. Ser maestro no es simplemente otro ministerio más u otra profesión más. Ser maestro significa abrazar una de las responsabilidades más dignas posibles - formar vidas. El maestro sabio tiene una relación con Dios que transforma su propio carácter y acaba formando el carácter de sus alumnos.
El Nuevo Testamento deja en claro que eso solamente sucede cuando el maestro tiene un encuentro personal con Dios por medio del Señor Jesucristo, que dice “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). (Para saber más sobre cómo tener esa relación íntima - y sabia - con Dios por medio de Cristo, vea el Apéndice 1, “Preguntas y Respuestas sobre la Vida Eterna”).
Felicitaciones a los maestros que se preocupan no sólo con el contenido, sino con la comunicación creativa de lo que saben. Graban en la mente de sus alumnos la información que tanto necesitan. Felicitaciones a los maestros que viven lo que enseñan, y enseñan lo que viven. Graban para siempre en el corazón de sus alumnos el carácter que hace tanta falta en nuestros días. Por causa de ellos, no tenemos que saltar del avión de la vida con una mochila en la espalda.
El maestro sabio:
10 Preguntas que todo maestro debe responder3
El Dr. Robert Choun, Jr., sugiere que el maestro sabio debe responder estas preguntas antes de entrar en el salón de clase:
  1. ¿Cuáles son las metas y objetivos de la lección? (¿Qué es lo que usted quiere que sus alumnos conozcan, sientan y hagan como resultado de la clase?)
  2. ¿Cuántos alumnos habrá en su clase? (Un grupo grande tendrá que ser dividido en grupos más pequeños. ¿Quién va a liderar esos grupos? ¿Dónde trabajarán? ¿Por cuánto tiempo?)
  3. ¿Cuál es el tamaño del salón de clase? (¿Puede ser dividido? ¿Todos los alumnos caben con comodidad? ¿Hay limitaciones físicas? ¿Dónde queda el sanitario?)
  4. ¿Cuánto tiempo tendrá para dirigir la clase? (Tiene que descubrir el tiempo REAL de la clase, además de los ejercicios de apertura, lista de asistencia, avisos, etc.)
  5. ¿Cuáles son los recursos y equipos disponibles? (¿Existe un tablero? ¿Retroproyector? ¿Murales? ¿Rotafolio? ¿Crayolas?)
  6. ¿Cuál es el currículo que está siendo usado por los alumnos? (¿Qué fue lo que los alumnos ya estudiaron? ¿Hasta qué punto han asimilado el contenido de las lecciones anteriores?)
  7. ¿Dónde está el salón de clase? (¿Está en un lugar caliente, que le da el sol directo? ¿Es ventilado? ¿Ruidoso? ¿Cómo manejar los imprevistos?)
  8. ¿Cuál es la edad de los alumnos? (¿La clase es apropiada para las características de esa edad?)
  9. ¿Cuál es el “ambiente” del grupo? (Piense en términos de ambiente espiritual, socioeconómico, nivel de compromiso, tiempo junto como “grupo”, etc.)
  10. ¿Cuáles son los maestros de ese grupo? (¿Quién ya le dio clase a estos alumnos? ¿Alguien dará la clase junto con usted? ¿Qué tipo de clase están acostumbrados a tener?)
Preguntas para discusión:
  1. Describa al buen maestro, usando las 3 categorías “Ser”, “Saber” y “Hacer”. (Cuales son las características de su carácter, conocimiento y comportamiento).
  2. ¿Qué es lo más importante: Contenido, comunicación o carácter? ¿Por qué?
  3. ¿Cuál es la diferencia entre conocimiento y sabiduría? ¿Cómo esa diferencia se manifiesta en el maestro sabio?
  4. ¿De qué manera nuestra enseñanza es, a veces, desequilibrada? ¿Nos equivocamos más con respecto al contenido o a la comunicación? ¿Cómo corregir ese desequilibrio?
  5. ¿Cómo podemos mejorar nuestra comunicación de la verdad sin sacrificar el contenido?

El Profesor cristiano:
Educación verdaderamente cristiana

En cierta ocasión el maestro de un seminario colocó una cinta magnetofónica para que la oyeran sus alumnos. Juntos escucharon la voz sonora de un predicador cautivante. Cuando la cinta acabó, el maestro pidió que sus alumnos evaluaran el mensaje. Eran unánimes en que era uno de los mejores sermones que habían escuchado. Hasta que el maestro explicó que el predicador era líder de una secta que negaba la divinidad de Jesús. El problema no estaba en lo que el predicador dijo, sino en lo que NO dijo. Su mensaje era anticristiano.
¿Quién necesita de educación cristiana? ¡Todos nosotros! Aun aquellos seminaristas necesitaban educación cristiana. Pastores, maestros de la Escuela Dominical, necesitan educación cristiana para proteger sus ovejas contra los lobos que las devorarían. Los padres necesitan de educación cristiana para preparar a sus hijos para futuros días difíciles. El apóstol Juan, amigo íntimo del Señor Jesús, hizo una advertencia, “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1 Juan 4:1). Pablo dice que esa amenaza alcanzará proporciones gigantescas en el fin de los tiempos: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios… Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias” (1 Timoteo 4:1; 2 Timoteo 4:3).
¿Será que usted y yo ya adquirimos un “radar bíblico” de educación cristiana para detectar falsos profetas? ¿Será que lo que hacemos en el salón de clase es tan sólo educación, o educación verdaderamente cristiana? Al fi n y al cabo, ¿qué es la educación cristiana?
Lo que la educación cristiana NO ES
1. La educación cristiana NO es la memorización de hechos y textos bíblicos..
Ciertamente, la educación cristiana INCLUYE el conocimiento de grandes historias y hechos bíblicos: Cómo David mató a Goliat, a dónde Pablo fue en sus viajes misioneros, los nombres de las 12 tribus de Israel. Saber que la Biblia tiene 66 libros, 1189 capítulos y 31.173 versículos es interesante. Y poder citar tex...

Índice

  1. Cubierta
  2. Título
  3. Créditos
  4. Presentaciones
  5. Sobre los autores
  6. Contenido
  7. INTRODUCCIÓN
  8. CÓMO USAR ESTE LIBRO
  9. PARTE 1 PRINCIPIOS PARA EL MAESTRO
  10. PARTE 2 SUGERENCIAS DIDÁCTICAS Y DINÁMICAS
  11. CONOCIENDO AL GRUPO
  12. CAPTACIONES E INTRODUCCIONES
  13. DINÁMICAS DE ENSEÑANZA
  14. AUDIOVISUALES
  15. REVISIÓN Y RECAPITULACIÓN
  16. IDEAS PARA EL CONTROL (DISCIPLINA) EN CLASE23