La crisis financiera mundial
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La crisis financiera mundial

Perspectiva de México y de América Latina

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La crisis financiera mundial

Perspectiva de México y de América Latina

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Información del libro

La crisis financiera mundial de 2008 iniciada en Estados Unidos es la más severa desde la Gran Depresión y ha tenido costos sociales enormes, tan sólo en el sector formal de la economía hay doscientos millones de desempleados. En 2011 la crisis está entrando en una segunda fase, ahora centrada en Europa. La tesis central de esta obra es que la crisis era evitable y que su propagación se debe a errores de política económica de los funcionarios estadunidenses y europeos. Las intervenciones de las autoridades financieras han estado orientadas por la visión teóricamente equivocada de que los mercados se "autorregulan" y han sido tardías e insuficientes.

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Información

Año
2013
ISBN
9786070304859
1. CRISIS FINANCIERAS Y LA MAGNITUD DE LA CRISIS DE 2008
En este primer capítulo establecemos el marco general de análisis de una crisis financiera y presentamos algunos parámetros de la magnitud de la crisis de 2008. En particular exploramos las etapas básicas de una crisis financiera, explicamos que este tipo de crisis son recurrentes, y sostenemos que la profundidad, propagación y duración de las mismas se deben al arreglo institucional en el cual se desenvuelven.
En nuestra introducción a lo que es una crisis financiera destacamos el papel central que desempeña la incertidumbre sobre el futuro en su desarrollo. Posteriormente pasamos a describir las etapas típicas de una crisis financiera, argumentamos que el ciclo boom-crisis que las caracteriza siempre es similar y describimos brevemente las etapas de la crisis de 2008. Continuamos con una tipología de las crisis financieras y hacemos notar que a pesar de que hay diversos tipos de crisis, todas ellas se ajustan al mismo patrón y transcurren por las mismas etapas. Finalmente comparamos la crisis actual con otras crisis financieras que enfrentó la economía mundial en el siglo XX, incluyendo la gran depresión, para calibrar su magnitud.
¿QUÉ ES UNA CRISIS FINANCIERA?
La incertidumbre sobre el futuro y el deseo de anticiparlo o determinarlo crea en el hombre la necesidad de atesorar, de ahorrar, ya sea para estar protegido ante posibles épocas de escasez o bien para tener los medios para lograr un nivel de vida mejor. La moneda como medio de atesoramiento y de intercambio es muy antigua. Entre las primeras monedas se encuentran el ganado y los granos. Ya en Egipto y Mesopotamia existía un sistema bancario; lo que es sorprendente es que las crisis financieras son casi tan antiguas como la moneda. Los autores Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, quienes han estudiado las crisis financieras desde la antigüedad hasta nuestros días, documentan que ya en el siglo IV a. C. hubo una crisis financiera en las ciudades griegas.
En la medida en que las sociedades se diversifican, se va desarrollando un medio de intercambio y atesoramiento más sofisticado y se acuña la moneda en metales preciosos. Un medio de intercambio generalizado afianzó la posibilidad de atesorar y por ende de otorgar crédito. El crédito permite obtener un rendimiento, un incremento de la moneda que se atesora, para tener una mayor capacidad de intercambio en el futuro. En distintos periodos de la historia fueron frecuentes los préstamos de negociantes a mercaderes, a nobles y al Estado. En cuanto existe el crédito, éste se canaliza a aquellos demandantes que ofrecen un mayor rendimiento, el cual se ajusta en función del riesgo que corre el prestamista de no recuperar lo prestado. Este cálculo siempre estuvo implícito en la historia de los préstamos, sin distingos en cuanto a quién se le prestara. Incluso en culturas donde el interés estaba (o está) prohibido se desarrollaron otras formas de pago al prestamista que lo compensaban por el riesgo adquirido.
La característica esencial de una crisis financiera es que implica un cálculo erróneo sobre el rendimiento/riesgo del préstamo que se otorga o se recibe. Es necesario destacar que el atesoramiento y el crédito conectan dos fases distintas en el tiempo, puesto que se pospone el consumo presente a favor de un consumo futuro (es decir se ahorra): pero entre el presente y el futuro hay incertidumbre, siempre existe el riesgo de que los planes no se realicen como se esperaba. Cuando el demandante de crédito no logra obtener los resultados deseados de la empresa emprendida, es incapaz de pagarle como se comprometió al oferente del crédito. Cuando el riesgo se materializa y no se obtiene el rendimiento esperado se produce una crisis financiera, que puede ser individual, de una empresa, de una sociedad, o bien de escala mundial, como la crisis de 2008. Las crisis financieras llevan a una menor disponibilidad de crédito porque los oferentes se vuelven más adversos al riesgo, y además, por su parte, los demandantes de crédito también se vuelven temerosos de solicitar nuevos préstamos como consecuencia de la frustración sufrida en sus planes anteriores.
En economías modernas una crisis financiera significa o conlleva, con frecuencia, una crisis bancaria. En esencia, el negocio de un banco implica por un lado recibir dinero de los inversores o depositantes y, por el otro, prestarlo a los demandantes de crédito. El banco debe garantizar su dinero al depositante y, a la vez, correr el riesgo de crédito del demandante. Para solventar ambas funciones aplica un diferencial entre la tasa del préstamo (que por lógica es mayor) y la tasa del depósito (un spread, en inglés). Podemos apreciar que la institución bancaria, por su doble función, conlleva un riesgo doble: aquel que implica el banco para los depositantes y aquel que representan los receptores de los créditos para el banco. El banco puede tener problemas tanto por una “corrida” de los depositantes que, temerosos, exijan todo su dinero a la vez, como por el fracaso de los planes de los demandantes de crédito. Pero un banco, además, asume un tercer riesgo, el de aceptar depósitos a corto plazo y otorgar préstamos a largo plazo. Esta función bancaria es central para el desarrollo económico pues permite inversiones cuya maduración requiere largos tiempos, que de otro modo no podrían llevarse a cabo. Finalmente, en la banca moderna, los bancos, en su tesorería y a través de su banco de inversión, hacen inversiones en instrumentos financieros y corren riesgos por cuenta propia, lo que significa un cuarto ámbito de riesgo. Una crisis bancaria puede surgir a raíz de problemas en cualquiera de los cuatro frentes de riesgos mencionados.
Los dos tipos de crisis financieras más frecuentes en la historia de la humanidad son las bancarias y las crisis de deuda ligadas al Estado, sucesos que con frecuencia se vinculan entre sí. Los bancos tradicionalmente han sido el punto neurálgico de riesgo de las economías; por ello las crisis bancarias fueron llevando a la regulación de los mismos. Las leyes bancarias datan de cuando menos varios siglos antes de Cristo. En la época reciente las crisis del siglo XIX e inicios del XX llevaron a la creación de bancos centrales poderosos y de otras instituciones de supervisión financiera, encargadas de vigilar a los bancos. La función de estos organismos es regular de distintas maneras a los bancos con el objetivo de que tengan solvencia (esto es, capacidad de pago) y liquidez (que les permita pagar los depósitos bancarios cuando sus dueños así lo requieran). El banco central inglés fue fundado en 1694 como el banco del gobierno, pero no fue sino hasta el siglo XIX que actuó como un verdadero banco central. El banco central estadunidense (la Reserva Federal) fue constituido como una respuesta regulatoria a la crisis de los fideicomisos norteamericanos de principios del siglo XX.
¿Son evitables las crisis financieras? En un sentido estricto no lo son. Son la consecuencia natural de la posibilidad de que nuestros planes con respecto al futuro no se materialicen; es decir, son consecuencia de que el futuro es incierto. La discusión sobre lo que es la incertidumbre ha sido una discusión central en teoría económica (véanse el capítulo 6 y Obregón, 1982; 1989). La incertidumbre del futuro es irreductible a un modelo matemático probabilístico. A pesar de los avances tecnológicos, en un sentido muy fundamental el futuro es tan incierto hoy como lo era en los primeros tiempos de la humanidad: simplemente el futuro no lo conocemos. Insistimos, la característica básica del futuro es que lo desconocemos. Por ello nuestros planes en relación con él siempre pueden fallar. Como veremos, una de las causas que llevaron a subestimar y amplificar a la crisis financiera actual es que prevaleció la arrogancia tecnológica que pretendió reducir el futuro a modelos probabilísticos basados en el conocimiento del presente y del pasado.
Las crisis financieras son muy comparables a una epidemia de salud (véase Obregón, 1982: 43). Así, si nos preguntamos si es posible eliminar totalmente las epidemias de salud, la respuesta es que no; estas calamidades surgen inevitablemente a raíz de nuestra interacción con el medio ambiente. Pero el entorno institucional —al cual nos referiremos de ahora en adelante como el arreglo institucional— es definitivo. Tenemos el ejemplo aún muy reciente de la epidemia de gripe A H1N1 que abatió a México, Estados Unidos y otros países, cuyo surgimiento fue inevitable; sin embargo, debido al buen manejo institucional fue contenida y no se expandió como hubiera podido suceder. De manera muy parecida, las crisis financieras se dan dentro de un arreglo institucional y, aun cuando éste no puede evitarlas, influye decisivamente en su profundidad, propagación y duración. El arreglo institucional del sector financiero comprende tres elementos: el sistema de comercio, monetario y financiero nacional y en su caso mundial; las instituciones encargadas de la regulación del sistema, y las políticas económicas monetarias y fiscales.
Por lo anterior, no debería sorprendernos que surgiera una crisis fi­nanciera como la de 2008; lo que sí resultó sorprendente fue el mal manejo institucional que tuvo. Esto se debió, en parte, a que el arre­glo institucional actual de los países desarrollados se diseñó a partir de la convicción de que las grandes crisis financieras a nivel mundial eran cosa del pasado. Desde Adam Smith los economistas han estado interesados en entender cómo funciona una economía de mercado, y sin duda han sido muy exitosos en establecer un cuerpo de conocimientos sofisticado al respecto, pero a veces el éxito tiene la consecuencia de la arrogancia y nos induce a subestimar la posibilidad de un fracaso significativo. Esto es exactamente lo que ocurrió en 2008.
La historia del porqué de la crisis de 2008 tiene todo tipo de repercusiones para el futuro económico, social y político de la humanidad. Sus costos ya han sido altísimos, y hay un consenso mundial de que el arreglo institucional global no funcionó como debería haberlo hecho y que tiene que ser modificado. Sin embargo, para discutir las modificaciones que se requieren es necesario comprender primero con precisión que pasó. Este análisis debe tener presente que hay distintas explicaciones y que éstas a su vez favorecen la adopción de distintas políticas. El propósito de este libro es aportar un marco lo más general posible para ubicar el peso relativo de los diversos factores que contribuyeron a esta crisis y así poder discutir las soluciones que corresponden.
LAS ETAPAS DE LAS CRISIS FINANCIERAS
Las crisis financieras se dan en arreglos institucionales distintos y tienen causas diversas, pero siempre son el resultado de ciertas etapas, que comprenden en particular un ciclo boom (“auge”, “bonanza”, en inglés). Este ciclo se cumple independientemente del tipo de crisis financiera de que se trate. Todas las crisis financieras se caracterizan por un optimismo inicial (que se justifica dada la incertidumbre del futuro); después, cuando los planes no se realizan (o el riesgo de que no se realicen sube considerablemente) sobreviene la crisis. Posteriormente la crisis se profundiza, se propaga y se alarga en función del arreglo institucional, el cual incluye los errores de política económica de las autoridades financieras y económicas de la entidad en cuestión.
El boom
La primera etapa es el clásico boom inicial; este ambiente se caracteriza por una visión optimista del futuro de la empresa a realizarse. Tanto el prestamista como el demandante del crédito comparten este entusiasmo por el futuro. El boom es la consecuencia de algo que aparece como una gran oportunidad: puede ser una mina, las riquezas de un país, un descubrimiento científico, incrementos generalizados en la productividad del trabajo debidos a nuevas tecnologías, aumentos en el comercio internacional que prometen nuevas mercancías a mejores precios o mayor calidad. El boom atrae a los inversores o prestamistas que quieren sacar ventaja de esta oportunidad.
Abundancia del crédito
La segunda etapa se define por la abundancia del crédito, consecuencia de que todos los inversores y prestamistas quieren aprovechar la nueva oportunidad. Los títulos de propiedad sobre la nueva oportunidad suben de precio debido a la enorme demanda que hay sobre ellos. Pueden ser títulos de propiedad de una mina, derechos de explotación sobre una exploración geográfica (como cuando se descubrió América), acciones de una empresa, el título de propiedad de un bien raíz o cualquier otro título. Los incrementos de precios se aceleran y se da lo que Hyman Minsky llama “la euforia” o lo que Charles Kindleberger denomina “la manía”. En esta etapa todos los agentes económicos quieren participar de alguna manera de la riqueza futura anticipada. El alza de precios se retroalimenta a sí misma; en la medida en que unos ganan otros quieren ganar y cada vez hay más participantes y cada vez los precios suben más.
Postura de las autoridades respecto del boom
En la tercera etapa que caracteriza las crisis financieras entran en acción las autoridades económicas, las cuales pueden ser neutrales al boom, buscar contene...

Índice

  1. PORTADA
  2. ÍNDICE
  3. PREÁMBULO
  4. 1. CRISIS FINANCIERAS Y LA MAGNITUD DE LA CRISIS DE 2008
  5. 2. LECCIONES DE LAS CRISIS FINANCIERAS PREVIAS A 2008
  6. 3. LAS CAUSAS DE LA CRISIS
  7. 4. LOS DOS PRIMEROS ERRORES: ALTERNATIVAS DE LA RESERVA FEDERAL
  8. 5. EL TERCER ERROR: LA CRISIS ERA EVITABLE
  9. 6. LA GLOBALIZACIÓN DE LA CRISIS Y LOS PROBLEMAS DE RECUPERACIÓN DE UNA ECONOMÍA DE CRÉDITO
  10. 7. LA PERSPECTIVA ECONÓMICA MUNDIAL
  11. 8. MÉXICO Y AMéRICA LATINA: PERSPECTIVA ECONÓMICA
  12. ANEXO
  13. BIBLIOGRAFÍA
  14. PÁGINA LEGAL