Rut
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Rut

Más que una historia de amor

  1. 176 páginas
  2. Spanish
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Rut

Más que una historia de amor

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Índice
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Información del libro

Este volumen es un estudio sobre el libro de Rut. Describe el poder del amor, el valor de la caballerosidad, la importancia de la amistad, la acción providencial de Dios y la recompensa a la humildad y a la integridad. Es también un desafío a mirar el futuro con madurez, confianza y sentido de esperanza.La perspectiva pastoral del autor nos muestra que, en las diferentes circunstancias de la vida, es mejor permanecer tomados de la mano de Dios, quien nunca dejará de extender su cuidado sobre los que en él confían; igualmente nos muestra cómo Dios usa las situaciones de crisis para sacarnos de la desesperación y poner nuestros pies sobre la peña.

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Información

Año
2020
ISBN
9786124252167
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Rut 1.1–6
Situaciones en dramas familiares I
El libro de Rut nos cuenta la historia trágica de una familia tras una migración forzada. Nos habla sobre lo cotidiano en un escenario que nos es conocido: Belén, una pequeña ciudad al sur de Jerusalén.
Rut es, a pesar de todo lo que ahí sucede, un espacio donde también crece la esperanza. Cada detalle es como el retoño de las flores de un jardín de amor, en tiempos en los que el desamparo parecía marchitar las flores de cualquier jardín.
Esta historia tiene como telón de fondo los tiempos de anarquía y malestar popular entre los hebreos, en el camino hacia la formación del go­bierno que Dios les había instruido. El período de los jueces, en la historia del pueblo hebreo, es rico en relatos sorprendentes. Fue un largo período de más de trescientos años que comenzó después de la muerte de Josué, y que sólo terminó con la concesión divina de un monarca en la persona del rey Saúl.
En ese tiempo, el pueblo de Dios parecía estar en un ascensor, porque vivía de arriba hacia abajo en su relación con Dios. Oscilaba entre su rebeldía a Dios y el regreso a Él. Por lo mismo, la inestabilidad política, el colapso moral y la infidelidad espiritual fueron las marcas distintivas de ese tiempo.
La época de Noemí y de Rut, su nuera, se aseme­ja a la actual en la crisis ética que condujo al hambre de mucha gente. Hoy tenemos un caos ético tal que ha afectado el sistema financiero con estafas, corrup­ción e inversiones que dañan el medio ambiente; este caos está trayendo desastres y más hambre al mundo. La historia de Rut es un relato inspirado por el Señor para hablarnos de realidades como estas, aunque nos cueste aceptarlas, por ser ellas muchas veces tan contradictorias.
El escenario del libro de Rut es Belén, una pe­queña ciudad con un nombre cargado de significado. “Belén” quiere decir ‘casa del pan’. Era la tierra donde abundaba “leche y miel”, pero en aquellos días estaba desolada. Esta ciudad había pasado a ser un lugar de desesperación y hambre. Sus habitantes tuvieron que buscar refugio en otros lugares, en los campos de Moab, por ejemplo, o entre los parientes lejanos de sus padres.
Cuando enfrentamos una crisis financiera y espiritual
Aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra [...] (Rt 1.1a).
La crisis financiera mundial nos ha tomado por sorpresa, algunos economistas la anticipaban, pero los escuchábamos como a falsos profetas. No considerábamos sus advertencias. No era recomen­dable endeudarse para cumplir el sueño de la casa propia, la economía de las familias emergentes aún era débil. Cuando la crisis llegó, no discriminó a nadie, nos golpeó a todos: pobres y ricos, hombres y mujeres, negros y blancos.
Los “profetas” de Mamón1 nos están anuncian­do que la crisis ya terminó, pero estos desastres financieros no son acontecimientos puntuales y pasajeros, fácilmente eludibles con una inyección de recursos de un sector para salvar a otro sector. Son realidades más estructurales, que necesitan ser modificadas y reevaluadas, para llegar a lo más profundo del problema, o sea, al ser humano como transgresor y provocador de estos males. En nuestro caso, en particular, fuimos testigos del fracaso de las políticas neoliberales que desfallecían y no lograban mantenernos en la superficie de las aguas turbulen­tas de la especulación financiera. Fuimos testigos del Estado haciéndose cargo del juego “privado”. Esto es histórico, y lo hemos vivido, y lo estamos viviendo en tiempo real.
En los días en que gobernaban los jueces se vivía una recesión significativa, había desocupación a causa de la sequía en la región; motivo por el cual, el mercado agrícola de Belén estaba desabastecido. Después del liderazgo de Moisés, Josué, quien fue sucesor de Moisés, procuró, con pocos resultados, continuar con el mismo sistema de justicia, pues el mundo había cambiado. La falta de equidad, la violencia, la inseguridad, instalaron una situación anárquica en la vida del pueblo de Dios. Los ciuda­danos seguían las noticias con intenso interés y eran testigos oculares de un hito importantísimo de la historia de su nación. La crisis había llegado y los ricos veían sus negocios desmoronarse y sus tierras siendo embargadas. Elimelec era uno de ellos. Él era un hombre acomodado, tenía tierras, negocios y bienes. Sin embargo, la crisis lo golpeó, y el hambre también llegó a la casa de su familia.
En ningún caso, la crisis de la economía agrícola y el hambre son una casualidad, ni siquiera el resultado de una tragedia natural. Se trataba de las consecuencias de la desobediencia y era lo que de­bían esperar. Ellos, siendo el pueblo de Dios, habían permitido la injusticia, cada quien hacía lo que que­ría, la palabra divina que los orientaba escaseaba2, la desesperanza se imponía, y las decisiones se realizaban impulsadas más por la necesidad.
Rut, el libro, nos hace saber de las decisiones de una familia hebrea, decisiones que ellos tomaron en medio de aquellas circunstancias. A Elimelec le tocó el manejo de esta crisis. Nos preguntamos, quizá, ¿cómo manejó esta familia la crisis? Algunas reacciones de ellos nos permitirán ver ciertos principios, que tal vez nos puedan ayudar en nuestros propios dramas familiares.
Cuando tomamos malas decisiones
Y un varón de Belén de Judá fue a morar en los campos de Moab, él y su mujer, y dos hijos suyos. El nombre de aquel varón era Elimelec, y el de su mujer, Noemí; y los nombres de sus hijos eran Mahlón y Quelión, efrateos de Belén de Judá. Llegaron, pues, a los campos de Moab, y se queda­ron allí (Rt 1.1–2).
Cuando las comodidades y la abundancia son nuestro estilo de vida, podemos encontrarnos como Elimelec ante la escasez y el hambre. Lo primero que va aparecer es el instinto de sobrevivencia, entonces nos haremos cargo de nuestra responsabilidad frente a la sobrevivencia familiar. Era evidente para los padres y los hijos jóvenes, que se debía tomar una decisión. No podían seguir viviendo con tantas limi­taciones. Huir del problema era el único recurso en ese momento para enfrentar las dificultades, así lo entendieron. Delante de alguna crisis, es inevitable el tener que tomar decisiones. Algunos colocan los pies en las “avenidas de la victoria”, enfrentando la situación para resolverla; otros avanzan por los atajos del escape, de la huida y, a veces, de la irres­ponsabilidad…
El libro de Rut nos llama la atención sobre la forma como Dios cambia las consecuencias de nuestras decisiones equivocadas. Nos muestra que enfrentar nuestros problemas en el lugar donde ocurren puede ser lo más recomendable o saludable y no así huir de ellos. Dios no desea darnos pies rápidos para huir, Él desea darnos coraje para vencer en tiempos difíciles, para asumir nuestros proble­mas con paciencia, voluntad y dedicación; porque tiene un proyecto exitoso para nosotros, pero este sólo se hará realidad luego de un esforzado trabajo. El diccionario es el único lugar donde “éxito” lo encontramos antes que “trabajo”.
La vida, dirigida por Dios, se ha encargado de hacer pedagogía a partir de nuestros problemas familiares. Y nos demuestra que huir de las circuns­tancias desfavorables no ha sido siempre el mejor camino, pues esta segunda opción podría ser la peor. Mientras estemos en este mundo y en su historia, siempre vamos a tener problemas con el entorno. Siempre van a aparecer situaciones que parecen amenazar nuestra integridad. Cuando entramos en conflicto con el vecino, con el marido, con la esposa, con el jefe, con los hijos, con los clientes, con los amigos, lo primero que consideramos es huir, irnos lejos y dejarlo todo. Imaginen lo que le dicen a Elimelec cuando anuncia que se va, que no soporta más la escasez de alimentos. Son muy pocos los que pensarían que lo mejor es dejar a la familia, terminar con el matrimonio o, tal vez, dejar el trabajo. Este relato nos enseña, lo remarcamos, que la segunda opción puede ser peor que la primera.
Elimelec, junto con su esposa e hijos, tomaron una decisión, a nuestro entender, equivocada; y a esta se añadió lo imprevisto. El refugio de Elimelec en Moab era extraño y contradictorio. Los campos de Moab se ubican en un lugar alto, al este del Mar Muerto, al otro lado del mar, enfrente de Belén, rodeando el mar a unos ochenta kilómetros. Era poblada por gente que había abandonado la adoración a Jehová, el único Dios, y que se había perdido en la adoración a imágenes equivocadas de Dios. Esta idolatría era utilizada entre los moabitas como ins­trumento de sometimiento y opresión.
En primera instancia, no se entiende por qué Elimelec toma esa decisión, pero es posible que haya sido la opción más rápida y fácil, pues tenía entre los pobladores de Moab parientes lejanos, de orígenes cuestionables; pero, en fin, parientes, descendientes de Lot, el sobrino de Abraham3.
El atajo más fácil no siempre es la alternativa más ética, segura y sensata. En el momento de cualquier crisis que nos toque vivir, deberíamos mirar hacia Dios, en lugar de mirar sólo las circunstancias. Cuando estamos acorralados por circunstancias ad­versas, necesitamos creer que Dios está por encima de ellas y al control de estas. Enfrentar la crisis es mejor que la fuga. Huir no es la decisión más segura. Por eso, debemos buscar abrigo debajo de las alas del Omnipotente, en lugar de andar descubriendo atajos peligrosos y cuestionables.
Cuando nuestras dificultades empeoran
Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos, los cuales tomaron para sí mujeres moabitas; el nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra, Rut; y habitaron allí unos diez años. Y murieron también los dos, Mahlón y Quelión, quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido (Rt 1.3–5).
Las Sagradas Escrituras nos muestran que el Altísi­mo gobierna todas las cosas, no sólo sus bendiciones y manifestaciones, sino también los sucesos cotidia­nos de la vida, aquellos que nos dan alegría como también los que nos causan tristeza. Son estos los que nos ayudan a crecer y madurar, sobre todo cuando aprendemos a confiar en que Él no está distante. Nos permite ser libres, ser adultos, capaces de corregir lo que está equivocado, aun después de muchos años.
Por otro lado, hombres y mujeres somos respon­sables de nuestras decisiones y acciones, de aquellas que nos involucren y de aquellas que consintamos. El ser humano tiene que hacerse cargo de las consecuencias de sus obras, debe ser responsable y honesto delante de Dios. No tiene que ir buscando a quien echarle la culpa. Y, en el colmo de la soberbia pensar, por último, que puede hacer culpable a Dios de lo que le pasa.
Estas dos verdades bíblicas: la soberanía de Dios sobre todos los...

Índice

  1. Cover
  2. Sinopsis
  3. Portada
  4. Créditos
  5. Dedicatoria
  6. Agradecimientos
  7. Prólogo
  8. Introducción
  9. Rut 1.1–6: Situaciones en dramas familiares I
  10. Rut 1.7–13: Situaciones en dramas familiares II
  11. Rut 1.14–18: Relaciones familiares marcadas por el amor
  12. Rut 1.19–22: Un tiempo para recomenzar
  13. Rut 2.1–7: Un día en nuestras vidas y el cuidado de Dios
  14. Rut 2.8–16: Creyentes que retratan el amor de Dios
  15. Rut 2.17–23: Dando continuidad a una historia que trae bendición
  16. Rut 3.1–5: En busca de un hogar para Rut: sólo para adultos
  17. Rut 3.6–18: La esperanza que nos ayuda a vivir
  18. Rut 4.1–13: La esperanza que se torna una realidad que muestra la gloria de Dios
  19. Rut 4.14–22: La gloriosa obra de Dios en nuestra historia
  20. Conclusión
  21. Apéndice 1: Rut
  22. Apéndice 2: Monólogo: “Soy Rut”
  23. Bibliografía
  24. Acerca del autor